"Luz Negra (Lumière Noire)"(2021): baile oscuro
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La Bande Dessinée, BD, o simplemente cómic europeo para el común de los mortales, es una fuente inagotable de obras que van siempre un paso más allá en términos de estética y temáticas. Y es que al ser una historieta de autor, diferente a la producción mas 'industrial' de su contraparte estadounidense, al menos la de las editoriales grandes, siempre presenta un marcado componente emotivo y personal. Gran ejemplo de esto es lo que encontramos en Luz Negra —o Lumière noire en su idioma original—, obra que comentamos a continuación.
Luz Negra es una novela gráfica de origen franco-belga, realizada por el dueto creativo formado por Claire Fauvel y Thomas Gilbert, con ambos trabajando juntos tanto en guion como en arte. La trama gira en torno a Ava Klein, una estrella de la danza contemporánea cuya carrera atraviesa por un gran momento. Tras el éxito de sus ultimas obras, ha pasado el último año de gira por toda Francia, recibiendo el beneplácito unánime de público y críticos, cosechando aplausos, galardones y premios.
No obstante, en el plano personal no todo es color de rosas, pues no está segura de ser merecedora de todo ese reconocimiento. Llena de dudas y una sensación de vacío, cuestiona su profesión, su vocación, y también su capacidad para crear cosas nuevas y volver a coreografiar, pues el desastroso estado de la sociedad y el arte ya no le inspira. Un día acompaña a su amiga Suzanne a una representación de fin de curso en una escuela de baile en Bruselas, donde queda deslumbrada por Ian, un talentoso joven que le despierta un deseo súbito y arrebatador. Ella le pide que venga a París, para que participe en un papel en su próximo espectáculo. El problema es que Ava aún no tiene ni la más mínima idea de cuál podría ser su futuro trabajo, y que descubrirá que la pasión, así como tiene el poder de inspirar, también puede destruir.
La atracción recíproca entre ambos derivará en un proyecto creativo extremo, inspirado en un cuento que Ava oyó en su infancia de su abuela iraní, y que la marcó para siempre. Mientras tanto, asistiremos a una historia de amor obsesivo, con personajes se mueven en un mundo moderno condicionado por la pandemia, la emergencia sanitaria, el cierre de las fronteras y los desafíos ecológicos que ponen en jaque la eficacia de la sociedad humana. Las crisis personales y las colectivas se entrelazan así para arrastrar al lector a un desenlace impactante.
Los autores son reconocidos nombres de la escena europea. Claire Fauvel estudió Ilustración y Cine de Animación en París. Después de haber trabajado en animación infantil, se lanzó al mundo del cómic para poder contar sus propias historias, siendo además, ilustradora de álbumes infantiles. Entre sus obras destacan La guerra de Catherine y La noche es mi reino. Thomas Gilbert, en tanto, estudió Bellas Artes en París y Bruselas, especializándose en cómic, antes de iniciar su carrera como autor con dos series, Oklahoma Boy y la serie de fantasía heroica Bjorn le Morphir. Sus principales influencias procedían de las publicaciones de la editorial L'Association, que le enseñó la importancia de la perspectiva del autor a la hora de desarrollar una narración. Algunos de sus títulos son Nórdicos, La Tour Des Anges, Vénéneuses, entre otros.
Fauvel y Gilbert combinan el retrato de una generación con la crónica de una pasión romántica y artística, en una novela de cuatro actos que oscilan entre la dulzura y la violencia, la creación y la tensa realidad social, totalmente en sintonía con lo que sucede en el corazón de nuestras sociedades contemporáneas. No obstante el contexto, lo que brilla de sobremanera son los personajes, cuyas pasiones creativas y románticas a veces chocan y a veces se combinan, creando una tensión entre ambos que se traspasa con eficacia al lector, al igual que el largo recorrido del proceso artístico en paralelo al nacimiento de una relación dependiente y exclusiva.
Como podemos suponer en una obra donde el mundo de la danza es tan importante, en Luz Negra el lenguaje cinético y coreográfico está excelentemente logrado, pues la representación de la fluidez de los cuerpos y los movimientos coincide fielmente con el ritmo y el espíritu de cada pasaje de la obra. Ambos autores son conocidos por su enfoque narrativo único y personal, tanto en los temas abordados como en la narración, y en este libro demuestran una notable fusión artística y gráfica, un trabajo de perfecta coherencia y hermosa homogeneidad, aún cuando se toman una no menor cuota de arriesgadas libertades gráficas. Hay que puntualizar que los dibujos no buscan el realismo, sino que abrazan abiertamente un estilo caricaturesco, incluso con toques de manga, y aun así son capaces de transmitir las emociones de los personajes.
Como lector, nos convertimos en testigo de la evolución gradual de este enfoque, aquel que dicta que los movimientos coreográficos se vuelven mas salvajes a medida que las emociones y sentimientos de los protagonistas aumentan en intensidad. La singularidad de la creación, las exigencias y la influencia de la imaginación en nuestras vidas y en nuestro día a día, se encuentran entre las cuestiones planteadas y brillantemente ilustradas en una historia rica y densa.
Thomas Gilbert, en una conversación con el sitio francés Comixtrip, dijo que “queríamos que el escenario fuera como el de hoy, con manifestaciones todos los sábados. Con olas de calor y pájaros muriendo por todas partes. Forzamos un poco las cosas, pero no cambió mucho la vida cotidiana de la gente. Para nosotros, es el mismo problema que hoy”. Fauvel agrega que “cuando hago un cómic, tengo tres objetivos. Hacer algo que me guste, con temas que me conmuevan. Imagino qué gustaría al lector, pensando en el lector que soy. También pienso en algo que le pueda gustar a todo el mundo, a la gente que es diferente a mí. Es complicado, pero el cómic perfecto tiene que ser honesto con nosotros mismos y gustar a los demás”. Y concluye: “tenemos la sensación de que todos los problemas actuales están relacionados. Si queremos combatirlos, tenemos que cambiarlo todo al mismo tiempo”.
En resumen, Luz Negra es una obra muy recomendable, ejecutado por una dupla de autores que se asocian para un álbum realizado a cuatro manos, con una gráfica fluida y ligera; una maquetación y un montaje que no excluyen las libertades gráficas, contribuyendo así a puntuar la historia y a alterar los patrones tradicionales. Como decíamos, una prueba fehaciente de que la novela gráfica no solo puede conjugar ficción y compromiso con el presente, sino que es capaz de hacerlo desde la más alta exigencia gráfica.