Todo Hellboy 02 - Wake the Devil
En esta segunda historia de Hellboy aglutinada en el primer integral, ya hay un cambio sustancial respecto a la primera. Mike Mignola ahora se encarga de toda la historia, como autor completo. Atrás queda la colaboración –necesaria- de John Byrne y sus diálogos, ahora se puede apreciar más claramente los planes de Mignola en el global. Hablemos de Hellboy: Wake the Devil.
¿Recuerdan que Rasputín, el monje loco, tuvo un grupo cercano que lo ayudó a traer a Hellboy a este mundo cuando trabajaba con los nazis en plena Segunda Guerra Mundial? Al parecer, los nazis nunca se han ido del todo, y este grupito ha sido descubierto por Roderick Zinco, una especie de millonario aventurero el cual ha recibido una visita de Rasputín desde el más allá. Mignola predijo la asociación entre millonarios y nazis cuarenta años antes. ¡Pero qué artista!
La Agencia de Investigación y Defensa Paranormal –desde ahora AIDP, porque no pienso escribir todo eso de nuevo- se prepara para una nueva misión. Parece ser que el cuerpo de Vladimir Giurescu ha desaparecido de un museo de cera en New York. Giurescu no fue un tipo destacado en vida, pero parece que tiene particulares habilidades para lidiar con la muerte, ya que puede ser revivido en su castillo bajo la luz de la luna. ¿Un vampiro? Eso vale la pena de investigar para la agencia, que manda a Hellboy y un grupo de agentes de campo a Rumanía, tres castillos diferentes que pueden ser el posible lugar de resurrección del extraño Giurescu.
A medida que avanzamos en la historia de Wake the Devil, empezamos a entender las ambiciones de Mignola con Hellboy. Resulta que el gran misterio de Giurescu está ligado a la titán Hécate de la mitología griega. Asociada de diversas maneras con encrucijadas, luz, magia, brujería, conocimiento de hierbas y plantas venenosas, fantasmas, necromancia y hechicería, Hécate le ha dado habilidades inmortales a Vladimir Giurescu. En su época, esto fue una movida atrevida, dado que el vampirismo se tiende a asociar con mitos cristianos de origen eslavo, es decir, el de un ser humano convertido después de morir en un cadáver activo o retornado depredador chupador de sangre.
Mignola sigue la idea de un ser humano resucitado pero es cierto que el vampirismo puede rastrearse en numerosas culturas, tanto en la mitología como en el folclore de pueblos muy diferentes entre sí. Culturas como la mesopotámica, la judía, la griega y la romana incluyen dentro de su mitología cuentos acerca de entidades demoníacas y espíritus sedientos de sangre que se consideran precursores de los vampiros modernos. De ahí que Mignola asocia a Hécate con el resucitado Giurescu, que murió ahogado cuando niño y que su padre, a través de un ritual de sangre, vuelve a la vida alabando a la titán de los mitos griegos. Sin duda una aproximación más original.
El autor nunca olvida que esto es un cómic, por lo que a lo largo de la historia, inserta otros elementos que explotara a futuro. Por ejemplo, en el grupito nazi hay disidencia por este proyecto de fin del mundo ¿Por qué destruir el mundo, si pueden ser los amos? Aparece una cabeza parlanchina, aliado antiguo de uno de los miembros del grupo, para dar la cuota de contrariedad necesaria.
Hellboy se enfrenta a nazis cyborgs y a mujeres pájaros –sirvientes de Hécate llamadas mujeres de Tesalia-, hace explotar castillos e incluso tiene un round con la mismísima Hécate. Esto es un cómic y hay que entretener al lector. Mignola nunca abandona al cien por ciento la idea clásica del vampiro europeo, mal que mal, la historia está situada en Rumanía, por lo que también usa la tradición del pueblo adyacente al castillo que son sirvientes del chupasangre principal. Personajes crípticos que dan luz de las monstruosidades que son capaces estos seres.
Rasputín parece que también se niega a morir, y es el que da el puntapié inicial a esta historia, esta vez en forma de fantasma. Interactúa con varios personajes, a los cuales da instrucciones que seguir. El monje loco aun no renuncia a su sueño de liberar a los Ogdru-Jahad y traer el fin del mundo. También vemos que dialoga con Baba Yagá, otro personaje recurrente en el folclore y la mitología eslava.
Baba Yagá es un ser perverso y cruel, pero no totalmente malvado; come personas, generalmente niños. Sus dientes le permiten romper huesos y desgarrar la carne con facilidad. Pese a que consume diariamente grandes cantidades de carne, siempre tiene ese aspecto delgado y huesudo. Parece que conoce a Rasputín de toda la vida y también a Hellboy, a quien hace responsable de perder su ojo.
Es en el Árbol del Mundo, Yggdrasil, donde Baba Yagá le dice a Rasputín que no puede ser un dios y que ha fracasado. Ella le pide a Rasputín que se quede con ella, pero él decide seguir intentando convertirse en un dios. AIDP captura el cuerpo sin vida de Vladimir Giurescu, pero lo pierde en Bucarest, lo que hace probable que el vampiro vuelva a aparecer más adelante. La agencia parece catalogar toda la operación en Rumania como una perdida, pero como lectores, hemos aprendido un montón de cosas del mundo del Hellboy y cómo funciona.
A los ojos del Mignola, todos los mitos son verdades que viven en el mismo plano. Durante la historia ha mezclado mitos griegos, con personajes del folclore eslavo y la mitología nórdica sin despeinarse. Esto da una nueva dimensión a Hellboy como creación, ya que en Seed of Destruction el puntapié inicial lo da homenajeando a los mitos de Lovecraft, escritor que desarrollo su propia mitología a partir de sus ansiedades y miedos, pero también se pueden ver elementos de mitologías más antiguas a su tiempo.
Muy elocuentemente, Alan Moore en el prefacio de esta historia, identifica que la ficción es como una gran correa transportadora. Nos subimos a ella, agregamos carga y esta nos lleva a un sitio más lejano del de donde partimos. Mignola hace eso, se ha subido a dicha correa, es parte de la carga que otros artistas han aportado y ahora está usándola para llegar más lejos. Esta idea de que todos los mitos pueden coexistir en un mismo universo es ingeniosa y también un gran reto. Porque hay que tener un gran conocimiento al respecto. Tienen que parecer que son posibles la coexistencia entre sí.
Aquí es donde se desliza uno de los defectos de esta historia. Mignola en esta época, es un gran conocedor y enciclopedia de las mitologías del mundo. Tiende a poner cada personaje con mucho respeto, pero aún no encuentra el balance entre la exposición y el entretenimiento. Si bien hay muchas escenas entretenidas dentro de Wake the Devil, ninguna es cuando los personajes empiezan a vomitar su conocimiento enciclopédico de estas mitologías.
Las escenas más interesantes son cuando los personajes entran y el lector es quien tiene que imaginarse sus intenciones, como con Baba Yagá por ejemplo. Se nota que los miedos de Mignola como autor completo estaban justificados en Seed of Destruction y la incorporación de Byrne era necesaria. Acá hace falta un poco, sobre todo al principio de la historia, pero ¿saben qué? En parte agradezco que se haya arriesgado a pesar de que el resultado no sea del todo óptimo, porque hay espacio para mejorar.
En el dibujo eso sí, no hay peros. Mignola llena páginas con increíbles diseños que son consistentes entre sí. Por eso funciona toda esta mezcla de diferentes mitologías y folclores. Baba Yagá y Rasputín hablando en la misma escena, con el Árbol del Mundo se siente tan posible como si Clark Kent y Lois Lane estuvieran tomando un café en un pub de Metrópolis. Además que todo el cómic se siente que habita en su propia época. Se supone que la historia se desarrolla a mediados de los noventas, pero a decir verdad, se siente más como si fuera una época única, la época Hellboy por decirlo de alguna forma.
Hellboy: Wake the Devil es un cómic mucho más ambicioso que la historia anterior. Se siente más grande y eso hace no esté tan pulido en todos sus aspectos. Pero con ese sacrificio ganamos al Mignola como autor completo, algo que agradeceremos a futuro, cuando empieza a usar todas las piezas de su tablero. Por ahora, me quedo con la ambición de dar lugar toda la mitología del mundo y la originalidad que le da al origen del vampirismo, algo que es difícil de hacer.
Nos vemos en pocos días.