Todo "Sin City" #03 - The Big Fat Kill
Volvemos a encontrarnos a Dwight, ese desagradable personaje de la historia anterior, y esta vez Frank Miller se las ha arreglado para hacerlo parecer heroico. Todo un logro si me lo preguntan.
Abrimos en el departamento de Shellie, una de las camareras del bar al que frecuentaba Dwight y que había tenido una relación pasajera con el personaje. Shellie argumenta a través de la puerta de entrada con lo que parece un grupo de vagos que intentan hacer que los dejen entrar. Uno de ellos parece ser su ex novio, que ya por sus diálogos de “marido abusador” se perfila como un personaje cansino. Entre las sombras, observando todo, se encuentra Dwight con su nueva cara, la que obtuvo al final de A Dame To Kill For.
Para apaciguar la situación Shellie hace pasar a sus ahora belicosos invitados, mientras Dwight se esconde en las sombras. Se revela que son Jackie y sus amigos, un grupo de borrachos que quieren pasarla bien a expensas de la mujer. Tienen planes para toda la noche y que incluso involucran a las más famosas trabajadoras del bar.
Miller perfila otra relación abusiva con Shellie y Jackie. Creo que la única tecla que sabe tocar en este tipo de relato, pero acá es el puntapié inicial para la historia. Jackie golpea a Shellie mientras le dice que la quiere en frente de sus amigos, un grupo de palurdos que parece que lo siguen a donde sea. Cuando Jackie está solo en el baño es cuando Dwight hace su jugada, asustando de muerte al abusador y prometiendo que se cobrara en carne la próxima vez que vea a Shellie golpeada.
Jackie asustado sale corriendo con sus amigos detrás, siguiéndolo muy de cerca, pero es Dwight es el que parece intuir sus intensiones, por lo que decide seguirlo en auto y evitar que cause más problemas en una ciudad que prácticamente vive de eso. Dwight siempre fue un personaje de contradicciones y aquí no es la excepción. Claro que se nota que Miller trata de bajar la mala vibra que daban sus monólogos en la aventura anterior. Aquí está más preocupado, casi como un vigilante, y abiertamente trata de evitar que alguien salga herido por el “road rush” de Jackie y sus amigos.
Dwight salta en alarmas cuando ve que se dirigen a Pueblo Viejo, el barrio rojo de la ciudad y gran responsable de que Dwight aun siga con vida. Como vimos en la historia anterior, Pueblo Viejo tiene un arreglo con la policía, donde las cariñosas ven por su propia seguridad a cambio de un par de bailes gratis al año para la policía. No pasa mucho tiempo hasta que el grupo se encuentra con Miho -Una especie de asesina oriental silenciosa- y son cortados en pedacitos con espadas y armas arrojadizas con forma de esvásticas –no sé que tiene Miller con las esvásticas, pero las coloca cada vez que puede-.
Aquí es cuando explota la bomba. Registrando los cuerpos, Dwight da con la placa del teniente Jack Rafferty –“Iron Jack”- un policía héroe que es bien conocido en la ciudad. Siempre me gusto esta idea que Miller deja con Jackie, un supuesto héroe de la policía que en su vida privada es un adúltero que golpea mujeres y sale a conducir borracho por la ciudad. Un tipo con una doble vida, como muchos que profesan la ley.
A partir de aquí el cómic se transforma en una carrera contra el tiempo. Si la policía se entera que han matado un policía en Pueblo Viejo, todo el acuerdo se desmoronaría, y el curioso estilo de vida de estas prostitutas se vería perjudicado. Dwight decide hacerse cargo a pesar de las quejas de Gail, su supuesto amor no correspondido, y se prepara para atravesar la ciudad con un auto lleno de cadáveres y dejarlos caer en los pozos de alquitrán.
Esta historia es menos ambiciosa que las anteriores, hay menos personajes y casi todos son recurrentes dentro de lo publicado hasta ahora. Pero no por ello deja de tener pasajes buenos, como cuando Dwight y Jackie –a pesar de estar muerto- discuten sobre las probabilidades de que esta misión tenga éxito o el explosivo final lleno de balas.
También vemos que el principal antagonista de esta historia es Manute, que ha sobrevivido a sus heridas de A Dame To Kill For. Al parecer, el ahora tuerto personaje trabaja para la mafia, que se vería beneficiada por una eventual guerra entre las prostitutas de Pueblo Viejo y la policía. Pero la principal motivación de Manute es hacer pagar a Dwight por su caída en desgracia y la pérdida de su ojo. A él y sus amigas del barrio rojo.
Manute contrata a unos desagradables mercenarios irlandeses que son los que dan gran satisfacción al verlos morir uno a uno gracias a Dwight y Miho, pero aun así, nuestros protagonistas parecen tenerlas todas en contra ya que Gail fue secuestrada. En el curriculum de Miller hay una Gail por cada Miho en sus historias, lo que empieza a ser algo frustrante.
De todas formas, Dwight tiene un plan que lo sacará de este embrollo y que es uno de los fetiches de Miller: la batalla de las Termópilas. Supongo que a esta altura, la devoción de Miller por Esparta y en especial por este suceso histórico esta mas que registrado. Incluso él mismo se atrevió a adaptarla en su comic 300, pero acá mete la referencia sin preocuparle la sutileza.
¿Es Dwight un asiduo a la historia griega antigua? ¿Lo habrá hablado con su jefe Agamenón? ¿Quizás es Dwight una personalidad de Frank Miller? Bromas aparte, la historia termina como el título promete: con una gran masacre, donde un montón de prostitutas apostadas en los techos, armadas hasta los dientes, asesinan a Manute y su comitiva.
Como se podrán dar cuenta, The Big Fat Kill es una historia menos ambiciosa que las anteriores. Incluso abandona la idea de la originalidad al convertirse en una secuela directa del trabajo anterior del autor. Pero creo que funciona mejor de lo esperado. El que sale más ganando es Dwight, un personaje de lo más desagradable que cambia a un prototipo mas heroico que vale la pena seguir.
Además, el drama esta mejor construido gracias a su simpleza. No hay mayores vueltas de tuerca, solo un personaje que debe ir desde A hasta B y evitar que lo maten en el proceso. Dwight al fin acepta a Gail como el amor de su vida, una mujer con más iniciativa que la presenta con Shellei al inicio. Dwight nunca da muchos indicios del por qué no está con Gail desde un principio, a pesar de que ella le ha salvado la vida, pero supongo que su estilo de vida como prostituta lo que no deja estar junto a su “valkiria”.
Miller también crea personajes menores para generar un poco de discordia dentro de Pueblo Viejo, este caso es Becky, la que ha traicionado al pueblo con la esperanza de una mejor vida. Hasta ahora, Pueblo Viejo siempre ha sido romantizado por Miller, como una ideal villa donde las dueñas son las damas de compañía. Todas bailan bajos las mismas reglas, pero no es hasta ahora cuando nos muestran a alguien con la ambición de salir de esa vida.
Es en el dibujo donde Miller parece haber descansado más. Hay páginas que simplemente son manchas negras y en muchas viñetas cuesta distinguir ciertas figuras. Creo que la mejor secuencia es la de los pozos de alquitrán, donde se nota que hay un esfuerzo por generar una lectura más clara y darle protagonismo a la ambientación. Desprecio bastante como Miller presenta los vehículos, que trata de darles formas de Cadillacs, pero las proporciones salen disparadas hacían naves especiales de los cincuenta.
Pero a pesar de ciertos altibajos, de la simpleza de su historia, Miller logra vender la épica en esta aventura de Dwight. Sus monólogos son los grandes responsables de esta victoria, con frases que mezclan la desesperación, las bombas atómicas y el amor incondicional. En ese aspecto Frank Miller no pierde su toque. The Big Fat Kill es una lectura ágil, que evita quedarse empantanada, lo que agradezco bastante después de su anterior relato. Veremos que nos prepara.