Todo "Sin City" #01 - The Hard Goodbye
De alguna forma hay que comenzar. Pongo mis manos sobre el tomo de Sin City que tengo en el librero. Es un libro enorme, con portada y bordes negros, como si se tratara de un libro prohibido. La verdad es que, hasta cierto punto, Sin City fue una lectura prohibida. Tiene todo con lo que un buen cristiano se debe escandalizar: violencia, mujeres desnudas, criminales de protagonistas, etc.
Frank Miller es alguien que pertenece a la familia Contreras, es decir, le gusta apuntar en direcciones opuestas a los que el resto apunta. Para ser parte de la familia Contreras, al menos la parte exitosa, tienes que saber “leer el cuarto” como dicen los gringos. Si todos dicen que la biblia debería ser lectura obligatoria, una exitoso “contrerista” estaría en contra. Por otro lado, si todos dicen que Hitler era un imbécil, pues tienen razón y no hay forma de llevar la contraria sin volverse un imbécil en el proceso.
Miller supo leer el cuarto cuando empezó la serialización de Sin City. Bastante lleno de la cobardía de las editoriales grandes, o de la censura que se imponían, Miller decidió que su proyecto mimado sobre crimen, sexo y violencia sería publicado por Dark Horse, una editorial pequeña que sobrevivía a base de publicar cómics basados en diferentes licencias de películas.
Miller había crecido leyendo libros de género negro y películas duras, con detectives de concreto en ambientes abrasivos. Siempre le habían interesado estos tipos de relatos, pero tuvo que cambiar las gabardinas y el blanco y negro, por las colorinches mallas ajustadas de los cómics de supers. Pero en pocos años, había cambiado el panorama estadounidense con pequeñas dosis de sus influencias noir en Daredevil y sobre todo en Batman.
Con la industria en la palma de su mano, Miller hizo lo que todo Contreras haría: se alejo lo máximo del cómic. Su energética pluma lo llevo a la escritura de guiones para Hollywood, una experiencia que Miller definiría como traumática. La máquina del entretenimiento lo había tragado, masticado y expulsado rápidamente. Así que cuando volvió al cómic, inspirado por su paso en la corrupta ciudad de las estrellas, creó Sin City a su imagen y semejanza.
Antes de continuar leyendo el tomo, paso por wikipedia para leer un poco del “tras bambalinas” de este cómic. La verdad es que no encuentro nada que ya no sepa. Y es que ríos de tinta se han escrito sobre Sin City y no es para menos. Es una obra impactante y fundamental. Veo que esta historia inicial -ahora apodada The Hard Goodbye- fue serializada en Dark Horse Presents Fifth Anniversary Special (abril de 1991), para luego continuar entre los números 51 al 61 (mayo de 1991-junio de 1992) de la antología Dark Horse Presents.
Eran publicaciones que usaban su carácter de antología como punto de venta. Las extraño la verdad. Tomabas cualquier revista antológica y te abría las puertas a múltiples mundos. Cada historia era diferente, a veces mas provocativas de lo normal, tratando de captar tu atención para destacar sobre el resto, o con un dibujo espectacular, con un autor europeo que no estaba atado a la mensualidad de los superhéroes. Nunca tuve una de estas Dark Horse en mis manos, pero si otras como Cimoc o la Trauko. Nunca propia claro, siempre prestadas o derechamente leídas en una tienda.
Volvamos a Miller y a su Sin City. Como dije, el tomo es pesado y poco práctico. Mentiría si dijera que así fue como leí la primera -y última- aventura de Marv. Nah, mi primera lectura fue completamente “electrónica”. Eran unas imágenes digitales, comprimidas a tal punto que si las letras se juntaban mucho, formaban una mancha gris, como una mancha de aceite justo en donde había información importante. No era la forma mas elegante, pero eran tiempos duros, la economía no estaba de mi lado -nunca lo está la verdad- pero eso no me iba a detener.
The Hard Goodbye abre con Marv, un tipo grotesco, con las proporciones de un coloso y el rostro de una pesadilla grabada en piedra. Le esta haciendo el amor a una hermosa mujer, que a pesar de su aspecto, ha decidido pasar la noche con él. Marv despierta y encuentra que su amada yace muerte a su lado. La policía se escucha a lo lejos, lo que indica que alguien le ha puesto una trampa, pero promete descubrir quien se la ha puesto, y hacer pagar con suma violencia al que ha asesinado a Goldie, la mujer con quien compartía cama.
Marv es un personaje que representa la quintaesencia de Frank Miller. Es un tipo sucio, medio tonto pero no por ello sin recursos. Es casi una fuerza de la naturaleza, su potencia física le abre fácilmente las calles de Basin City, una ciudad con peligros morando en cada sombra que se proyecta. Criminal y violento Marv trata de darle sentido a su vida con un particular código moral que rige sus decisiones, en lo parece ser un intento de redención. Miller nunca nos dice explícitamente que ha hecho, pero lo intuimos fácilmente. Marv parece ser un matón profesional, alguien a quienes los que gobiernan la ciudad han usado en mas de una ocasión. Le tiene miedo a volver a la cárcel y necesita medicamentos para suprimir sus arranque de violencia, además que le cuesta distinguir la realidad y la ficción.
Se podría decir que Marv es un suicida. Pero solo hasta ahora ha encontrado una muerte que valga la pena. Como dije, la quintaesencia de Frank Miller, un tipo dispuesto a perderlo todo por tratar de imponer algo de cordura a su vida y a la ciudad en que vive. Como Batman, o Daredevil.
Este épico golem comienza a abrirse paso por las calles de la ciudad como si se tratara de un glóbulo blanco abriéndose paso a través de nuestras venas en buscar de gérmenes. Marv nos muestra como es la ciudad a la que Miller nunca se detiene para mostrarla de lejos. Es todo desde dentro. Con matones en cada esquina, prostitutas de proporciones candentes y por supuesto una policía corrupta. Marv tiene todo en su contra, o al menos eso cree.
Sus únicas aliadas en esta carrera al paredón son su oficial de libertad condicional Lucille -una lesbiana con la que Marv se cuestiona constantemente el por qué es de esa condición- y Nancy, una bailarina exótica que trabaja en un bar de mala muerte en lo mas recóndito de la ciudad. Miller hace hincapié en ella, incluso da a entender que cuando baila, el tiempo se detiene para los vagos y malhechores que se están tomando una birra. Es el único consuelo que tienen en un bar que mas parece un purgatorio.
Miller ha dicho que crear historias para el género negro le dio otras posibilidades narrativas. Crear personajes cuyos motivos podían ser condenados en otro tipo de aventuras. A Marv lo motiva su sed de venganza o justicia -parecen ser lo mismo para él- para con la única mujer que le dio algo cándido a que aferrarse. “Olía como los ángeles debían oler”, reflexiona el bruto, motivándose antes de quebrar alguna cabezas.
Efectivamente, nada de esto se podía tratar en los cómics de supers que Miller venía haciendo. Tomó la atmósfera espesa y dura de Gotham, y la amplifico con sexo y ríos de sangre colándose por los adoquines. Marv es un monstruo que anda suelto, casi le falta aullarle a la luna antes de salir a cazar, opacando a cualquiera otro personaje que intente ganar cierto protagonismo.
The Hard Goodbye se convertiría en los planos de fundación de los mitos de Sin City como descubriremos a medida que avancemos en la serie. Es un enfoque violento y grotesco, coherente con la historia que relata, pero que adolece de una falta de variedad y mucha, pero mucha repetición de tópicos.
Ejemplo de esto son sus personajes femeninos. Profesionales del sexo o victimas, y como descubrirá Marv a medida que avance su historia, la mayoría de las veces cumplirán ambas funciones. Por ahora, al ser la primera historia, podemos decir que es una exigencia del guion, impuesta por el género en que Sin City se desenvuelve. Lo cierto, es que como descubriremos en el futuro, se trata de la ineficiencia de Miller como autor.
Marv sigue subiendo por la cadena alimenticia, tratando de descubrir quien lo ha puesto en situación de víctima. Marv ha pasado de ser un despojo de criminal a un héroe milenario. Pasó de ser un borracho pendenciero a un avatar de la justicia. O la venganza, a esta altura no tienen diferencia en la obra. Un tipo de clase baja, individualista y de voluntad indomable, que se transformado a sí mismo en depredador número uno de la ciudad. El gran tiburón blanco de la urbe oscura en que navega.
Esta ejecución es impecable por parte de Miller. Su característica voz en primer persona, con diálogos cortantes, diseñados para incomodar y admirar por partes iguales son los fuertes del autor. Aunque a veces se pasa de la raya, poniéndose demasiado melodramático en ciertos pensamientos y textos que se pasean en la historia.
Creo que lo ayuda a pasar estos problemas por alto, son los dibujos de Miller. Optando por un cómic completamente en blanco y negro, sin grises ni efectos de cualquier tipo, el dibujo se torna épico a ratos. Obviamente va evolucionando en medida que Marv avanza por la ciudad, dejando de lado el gran detalle puesto en las primeras páginas, buscando el mayor impacto con enormes zonas de vacío oscuro, dando la idea de que poco a poco, estamos llegando al borde del universo.
Sin City es de luces y sombras absolutos, con viñetas enormes, muchas veces ocupando páginas completas. Esto ha permitido que The Hard Goodbye haya envejecido visualmente mejor que sus pares a color. La brillantez de Miller le permitió usar este estilo gráfico justiciándose en la naturaleza de su historia, pero también creo un estilo visual único e imperecedero que marcó una escuela.
Marv ha descubierto quién esta detrás de todo. Quien lo incriminó por el asesinato de Goldie y lo llevó a ejecutar esta carrera suicida por la ciudad. Tirando del hilo -o tendones- y atando cabos -o extremidades-, descubre que quien está detrás de la conspiración es un cardenal eclesiástico, Roark, perteneciente a una importante familia local, que se sirve de Kevin, un asesino en serie psicópata y caníbal, para lavar sus trapos sucios. Roark defiende a su Kevin, dice que tenia la voz de un ángel al que solo él se dirigía. Marv ha hecho pedazos al tipo, lo ha trozado como si fuera un pollo y le ha traído la cabeza su padre y cómplice como ofrenda. Por años la familia mas poderosa de la ciudad había ocultado el secreto de su más notable integrante. Si me lo pregunta, son un poco mejor que la UDI. Al menos no tocaban niños.
Roark es presentado como un ser deforme, que apenas parece humano. Cualquier respeto por la proporción humana ha sido tirado por la ventana. Si Marv, ahora convertido en un despojo apenas humano, se ve mas grande que la vida, Roark el villano, tiene que verse pequeño o peor: ridículo, extravagante, chocante y hasta burlesco.
Marv cumple su palabra y ejecuta su sangrienta venganza sobre este trasgo religioso, pero no puede evitar que la policía lo atrape y, en un final amargo e impactante, lo ejecuten en la silla eléctrica. La imagen final es el cuerpo sin vida de Marv, que se ha ido a lo grande, como él siempre quiso.
The Hard Goodbye es una lectura que te toma y nunca te suelta. Su ritmo es como el de un tren bala que esta montado en una vías sin terminar. Con contundentes diálogos y su protagonista indestructible, se ha convertido en un clásico del cómic norteamericano. Adolece de la falta de reflexión y de profundidad que si se encontraba en Batman Year One o Daredevil Born Again, pero creo que eso es por diseño.
Miller ha tomado la premisa básica del inocente siendo buscado por un crimen que no cometió y la ha inflado hasta la casi parodia. No hay sutilezas ni subtextos en esta historia. Lo que hay son tripas y corazón. Y muchos otros órganos internos regados por ahí. Es un desfile de tipos duros, de dientes apretados, de mujeres de infarto y violencia que rebosa por los cuatro costados. Como descubriremos mas adelante, a veces puede agotar, pero en esta ocasión, la ejecución es casi perfecta.
Cierro el tomo y huelo el ambiente. El frio hace que todo tome un aroma particular. Como si todo fuera de metal. Sanitizado y sin vida. Así es como las victoria deben oler, no a gasolina ni a napalm. A soledad. Porque los ganadores son solitarios. No te conviertes en el mejor haciendo amigos. Lo haces nadando en contra como Miller lo hizo. Así se supone que son los victoriosos. Son respetados pero están solos. Y ciertamente, con esta historia, Frank Miller es un ganador.
Veremos si conserva el título...