"Phoenix" (2024) #1: al infinito y más allá
From The Ashes, el relanzamiento de la franquicia mutante luego la finalización de la Era de Krakoa, sigue adelante. Luego de que la semana pasada todo partiera con la serie principal X-Men, ahora le corresponde el turno a una de las colecciones satélite. En efecto, ahora asistimos al debut de Phoenix, serie regular de la guionista Stephanie Phillips el artista Alessandro Miracolo, con Yasmine Putri en portadas.
Jean Grey, la poderosa telépata/telequinética, fue una de las primeras estudiantes de Xavier, y como la primera mujer del equipo, es el alma y corazón de los X-Men. Aunque tiene una trayectoria más que dilatada, es conocida principalmente por desmayarse en la serie de TV morir y revivir de forma más o menos constante desde que Chris Claremont la asociara con la Fuerza Phoenix, esa entidad cósmica que es la encarnación de la fuerza primordial de la vida y la creación, y que por lo tanto, está destinada a resurgir siempre desde sus cenizas.
Aunque Jean es una piedra angular de la historia mutante, pocas veces ha protagonizado series en solitario, más allá de algunas limitadas, e incluso una enfocada en su yo adolescente venida del pasado. En la época inmediatamente anterior a Krakoa todos recordamos con cariño a X-Men: Red, de Tom Taylor, en que nuestra pelirroja favorita asumió un liderazgo y empoderamiento definitivo. En Fall of X volvió a abrazar a la Fuerza Phoenix, llegando a un consenso de que ella es Fénix, y el Fénix es ella. En ese escenario es que se encuentra el número que repasamos ahora.
La solicit de la editorial reza lo siguiente: Vida. Fuego. Poder. Posibilidad. Ella es Jean Grey. Ella es Phoenix. Ella salva al mundo. Ella trae la muerte. Ahora es una mujer sola en el espacio, que no solo debe hacer lo que nadie más puede, sino que anhela hacerlo. Una llamada de socorro desesperada de Nova lleva a Jean al borde de un agujero negro, donde cientos de vidas penden de un hilo, y cualquier cosa que haga, o deje de hacer, traerá oscuridad al universo y la perseguirá de maneras que apenas puede imaginar.
Así, la serie se nos vendió como la colección cómica de la franquicia, pues el editor Tom Brevoort diría que "El Phoenix es una entidad cósmica, y tiene cosas que hacer. Esta es Jean en el espacio, lidiando con amenazas a nivel galáctico y grandes cosas cósmicas en una escala en la que normalmente no hemos visto involucrado al personaje. Veremos muchas piezas de ese entorno como personajes invitados, villanos, y cosas más allá de lo que normalmente pensarías para los X-Men. Así que habrá Starjammers, Guardia Imperial, Nova, cosas de los Guardianes de la Galaxia, y cosas de los dioses. Pero sin olvidar que el foco es Jean, que será grande e increíble".
Phillips y Miracolo asumen con entusiasmo la tarea de hacer que Jean y el Phoenix vuelvan a estar juntos, y de ordenar la casa acerca de un concepto que a estas alturas necesita una redefinición. Desde su presentación en 1976, el Phoenix y la pelirroja se han entrelazado intrínsecamente, pues incluso cuando el Fénix tuvo otros anfitriones, siempre es Jean con quien los fans asociaban el concepto. La Phoenix Force, por desgracia, ha sido muy manoseada por algunos escritores que no parecían comprender de lo que se supone que se trata la entidad, y la han convertido en una tontería, como eso de tener pistolas con su energía, atrapar una parte de ella en una espada, o hacer un torneo para elegir su siguiente receptáculo.
Por ello, es que Phillips no se viene con pequeñeces. Ya en las primeras páginas, hace que Jean salve a un mundo entero de ser destruido por un sol en explosión. La gente de este mundo pertenece a la Iglesia Universal de la Verdad, la iglesia que Magus, el lado oscuro de Adam Warlock, trajo a la vida. Los habitantes de este planeta tienen miedo del nombre Phoenix, debido a su pasado, que es mítico en este punto. A partir de ahí, Jean es alertada de una llamada de socorro de Nova, que está en una prisión intergaláctica a punto de ser succionada por un agujero negro. En la confusión, resurgirá Perrikus, un Dios Oscuro que no se ha visto desde la etapa de Jurgens y Romita Jr. en Thor.
Este número de apertura tiene un fantástico sentido de aventura. La misión es simple: aunque al Phoenix pueda no importarle las vidas individuales, Jean quiere salvar todo y a todos los que pueda. Escribir sobre un personaje de un poder tan inmenso es complejo. Al ser solo una entidad, es difícil identificarse con el Fénix, pero con Jean es bastante fácil, y por eso, Phillips juega con ambas. De hecho, la trama aúna de gran manera aspectos grandilocuentes como el manejo de agujeros negros y soles, y otros más hogareños, como las conversaciones telepáticas con Cyclops. Jean es tan cariñosa y considerada como siempre, y su interacción conmovedora y cómplice con Scott la mantiene atada a la Tierra.
Phillips hace un excelente trabajo contando tanto lo que está sucediendo en tiempo real, como explicando la leyenda del Phoenix, especialmente cuando el número llega a su parte más abstracta. El cómic consolida la conexión entre la entidad y Jean, una asociación que data de hace siglos, y en la que ahora parecen estar en completa sintonía, con la mutante con todo el control.
Y hablando de asociaciones, y ya que estamos enmarcados en el espacio profundo, no es raro encontrar otros jugadores de la parcela cósmica marveliana, como Nova, y referencias a elementos de los Guardianes de la Galaxia. La guionista establece rápidamente una relación estupenda entre Jean Grey y Richard Rider, que espero que continúe en futuros números.
El arte de Alessandro Miracolo es, por su parte, fascinante. Es difícil no quedarse mirando con asombro casi viñeta, pues la representación del enorme poder que posee Jean es asombrosa, pues aunque maneje la llama cósmica de la Fuerza Phoenix, todavía conserva su telequinesis y telepatía. De hecho, las imágenes de Jean deleitándose con su poder, y los milagros que está realizando, parecen una danza casi poética en las páginas.
Al igual que la trama, el arte humaniza al personaje en sentido inverso: en su primera aparición está ardiendo, adoptando una forma física hecha de la llama. Pero a medida que avanza el número, su yo humano resurge y se vuelve más reconocible. En esas primeras páginas, Jean es más una diosa antes que su humana, y es esa dualidad que la que logra se plasmada de forma perfecta.
También es de destacar el color que aporta David Curiel, con un curioso brillo etéreo en ese rojizo-anaranjado que le da forma al Phoenix, lo que da como resultado un efecto muy interesante. Con esos tonos dorados, resplandecientes, que irradian realeza, Jean parece haber ascendido genuinamente a la divinidad. Cuando regresa a su atuendo verde y amarillo, con ese icónico cabello rojo, ya es imponente, pero cuando Phoenix se desata, los colores son tan brillantes que es imposible apartar la mirada.
En resumen, no podemos calificar a Phoenix #1 como otra cosa que no sea un hit. Desde el comienzo de su promoción, parece ser que From The Ashes no ha logrado gran entusiasmo entre los fans, y el lanzamiento de X-Men no cambió esos prejuicios. Sin embargo, la esperanza retorna con estas páginas, pues Phillips entrega una historia llena del sentido de la maravilla, a la par que una brillante representación de todo lo que es Jean, con o sin el Fénix. El arte de Alessandro Miracolo, arropado por el color de David Curiel es el envoltorio perfecto, entregando un fondo profundo y logrado, en una forma resplandeciente e imponente.
Ojalá todo siga así, pero al menos hasta ahora, parece que el futuro de Jean/Phoenix será tan resplandeciente como sus llamas.