Héroes y Villanos - All-Star Squadron: La saga del Ultra-Humanita
Esta semana, aunque ya un poco atrasados, nos toca discutir varios temas interesantes gracias a la colección Héroes y Villanos de DC. Hablamos de All-Star Squadron, de Roy Thomas, de Ultra-Humanite y de como los cómics antes se escribían para que duraran un mes o más. Sin mas preámbulo (que ya hubo bastante), empecemos con la reseña.
ALL-STAR SQUADRON: LA SAGA DEL ULTRA-HUMANITA
Contenido: All-Star Squadron #021–26, Annual #002 USA.
Guion: Roy Thomas
Arte: Jerry Ordway, Rick Hoberg, Mike Machlan
Es bien sabido que a Roy Thomas le gustan los cómics. Desde pequeño participo activamente enviando cartas a editoriales, participando en conversatorios o simplemente compartiendo con otros fans. Esto, en la década de los sesenta, era más de lo que cualquier aficionado promedio hacia por los cómics de superhéroes, pero el fervor de Thomas lo llevo a compartir su pasión con otras personas. Esta pasión también lo llevo a dar su siguiente paso: trabajar en una editorial de comics.
En 1965, Thomas fue a Nueva York para empezar a trabajar en DC Comics como asistente de Mort Weisinger, entonces editor de las series de Superman. Según Thomas, él ya había escrito un guion de Jimmy Olsen algunos meses antes de renunciar como profesor de literatura inglesa en un instituto de enseñanza media. Para su suerte, el trabajo solo duró ocho días, donde una oferta para trabajar para Marvel lo sedujo.
El trabajo de Thomas en Marvel es bien conocido. Thomas se convirtió en el sucesor de Stan Lee, que empezó a delegar responsabilidades editoriales en post de asumir su personalidad pública de "genio". Entre corrección de diálogos para varias colecciones y trabajar guiones de colecciones como Sgt. Fury and his Howling Commandos, Uncanny X-Men hasta llegar a los Avengers, Thomas se convirtió en pieza angular de la Marvel de los setenta, donde aportaría varias idea a los mitos de estos personajes.
Thomas fue ascendido a Redactor en Jefe, cuando Lee salió del cargo pasa asumir su rol de Editor en Jefe. Thomas además aportaría lo que creo que es su mejor legado en Marvel: las adaptaciones de Conan el Bárbaro ilustradas por Barry Windsor-Smith y John Buscema. Dos años después (1974) dejaría su rol de editor y seguiría en los guiones de diferentes colecciones, no sin antes aprobar la compra de los derechos para las adaptaciones de la saga Star Wars al cómic. Algo que salvaría a Marvel de la quiebra en los años posteriores.
El reemplazo de Thomas como redactor fue una serie de escritores veteranos que no daban la talla en el puesto, dejando un halo de incertidumbre dentro de la editorial. No fue hasta la llegada de Jim Shooter -un superdotado en esto de los cómics de superhéroes que había entrado a la industria a la edad de 13- que la rotaciones de editores terminaría. Shooter -ahora en sus veintitantos- era un editor con una idea clara de como debían crearse las historias que se publicaban, lo que a menudo chocaba con los asentados artistas de Marvel, que se topaban con la fuerte personalidad de Shooter. Thomas y Shooter -que también había partido como asistente de Mort Weisinger- tenían diferencia intransables como profesionales, lo que hizo que el buen Roy -y un notorio grupo de veteranos- renunciaran a Marvel.
Así fue como en 1981, Roy Thomas pasó a trabajar en DC Comics, en un contrato de exclusividad que duraría tres años. Como dije, Thomas era un amante de los cómics de superhéroes, particularmente de la edad dorada de DC en lo cuarenta. A pesar de que sus primeros trabajos lo llevaron a Wonder Woman, también creo nuevos personajes, como el Captain Carrot. Pero el objetivo del escritor siempre fue poder trabajar con los personajes con los que había crecido. El verdadero aporte de Thomas a DC empezó cuando escribió su cómic de ensueño: Justice Society of America. Para esta altura, DC había desechado a la Sociedad y la Justice League era el supergrupo emblema de la editorial, pero Thomas se las arregló y trajo a la JSA y de paso explicó ciertas inconsistencias en la continuidad de ambos grupos. Recodemos que todo esto es antes de Crisis on Infinite Earths.
Para estas historias retroactivas, a Thomas se le ocurrió la idea del All-Star Squadron, un gran equipo de superhéroes, compuesto por los miembros de la JSA, el Tío Sam y los Freedom Fighters, así como un pequeño número de héroes en solitario. La excusa para reunir este grupo seria el bombardeo de Pearl Harbor, en donde el Presidente Franklin Roosevelt solicita a los superhéroes disponibles que se reunieran en la Casa Blanca y les pide que trabajaren juntos para sabotear el ataque nazi y alcanzar la paz durante La Segunda Guerra Mundial.
En esta colección se daría luz del por qué lo héroes de esa época no se habían involucrado en La Segunda Guerra Mundial según la continuidad que ahora manejaban post edad de plata. La explicación es muy de cómic clásico, muy en la onda “un hechicero lo hizo” pero que guarda cierta lógica dentro de la fantasía. Hitler era poseedor de la Lanza del Destino, lo que lo hacia dominante de cualquier magia o ser vulnerable a ella.
Ahora hablemos un poco de Ultra-Humanite, el villano de este tomo. La primera aparición de Ultra-Humanite fue en Action Comics #013 en 1939 y fue el primer supervillano que apareció en un cómic. Creado por Jerry Siegel y Joe Shuster, este personaje fue concebido como el opuesto a Superman, es decir, la falta de fuerza física era compensada con un intelecto súper desarrollado. El personaje fue la mente maestra de una serie de crímenes que Superman tuvo que detener, hasta que muere en el Action Comics #019, producto del mal funcionamiento de su propia arma.
El personaje volvería en el siguiente número, gracias a una característica que se volvería definitoria: su capacidad de pasar su mente a otro cuerpo. Superman encuentra a Ultra-Humanite vivo en el cuerpo de una actriz: Dolores Winters, y este le explica que la secuestró y reemplazó su cerebro por el suyo. Probablemente hayan conocido a este personaje en su versión moderna: la de un simio blanco cabezón, con voz afinada que gusta de la música clásica. Una especie de remedo de Gorilla Grodd, pero Ultra-Humanite es mas que eso. Ese cuerpo de gorila es uno de varios que ha tenido el personaje, que ha pasado de ser mujer, a una hormiga gigante, hasta habitar en un tiranosaurio rex.
Ahora es donde unimos a Roy Thomas, All-Star Squadron y a Ultra-Humanite. Thomas usó All-Star Squadron para crear varias aventuras ambientadas en la edad de oro, utilizando elementos de la misma era sin contradecir nada a futuro. La llamada retro continuidad. En el caso de este tomo, el Ultra-Humanite que aparece es el que aún posee el cuerpo de Dolores Winters y el All-Star Squadron debe detener los planes de un villano que quiere hacerse más poderoso.
La aventura esta escrita desde la perspectiva de otra época. Los personajes son sencillos y no tienen mayores deseos que romper o hacer justicia. Thomas abusa de la explicaciones y detalla cada suceso sin apoyarse mucho en el dibujo de un excelente Jerry Ordway. Como resumen, Ultra-Humanite ha decidido hacerse con una serie de objetos mágicos poderosos para destruir a los héroes. Ayudado por sus dos nuevos asistentes -Deathbolt y Amazing-Man- planea tomar posesión de la Gema de Poder recuperada por Superman en Action Comics #047 y Superman #017, el martillo de Thor descubierto por Hawkman (All-Star Comics #003), el cuerpo de Robotman de la Doom Patrol y el casco del Dr. Destiny.
Como empezarán a deducir, el cómic es muy deudor de la continuidad de la edad de oro y es el ver un paseo constante de personajes de segunda línea de DC que tuvieron su momento de gloria en los años cuarenta. Thomas estira el chicle hasta unir las décadas de los cuarenta con su presente -los ochentas- sumando a la aventura a los desaparecidos Infinity Inc. un equipo de superhéroes en su mayoría compuesto por los hijos y herederos de la JSA. Sin duda, lo mas destacable del guion de Thomas es su constante empeño de hacer coincidir ese maldito canon que tanto traspié suele causar a los editores.
A mi gusto, lo mejor del cómic es el excelente dibujo de Jerry Ordway, un autor que siento que nunca fue muy apreciado a pesar de tener una buena época de constantes aportes al universo DC. Como guionista, Ordway revivió exitosamente al Captain Marvel y logró impregnar mucha humanidad al desfile de personajes secundarios que aparecieron en el tramo entre post-crisis y Death of Superman, en la que debe ser la época mas recordada del azuloso.
Aquí como dibujante esta excelente. Su composición es clara y sobrevive a la avalancha de texto que es el guion de Thomas. Su detalle es excelente, sobre todo si nos apoyamos en sus fondos para darnos cuenta que estamos ante una historia ambientada en los años cuarenta. Quizás las tintas de Mike Machlan no sean las mas indicadas para el detalle de Ordway, pero aun así se destaca con los añejos diseños de la edad de oro entre medio. Me gusta que ningún numero se siente descuidado y hay una continuidad grafica constante en la colección -algo que se extraña un poco en tiempos modernos- y el único tramo flojo en la parte grafica es el número dibujando por el reemplazante Rick Hoberg, quien es ayudado por Machlan para disminuir la sensación de cambio de estilo.
¿Vale la pena comprar este tomo de All-Star Squadron? Me es difícil recomendarlo, pero creo que sirve como testigo del ritmo y sustancia que tenían los cómics de hace cuarenta años. El guion de Thomas se siente añejo, pero no dudo que tenga un público que respeta y añora este tipo de historia. Quizás para alguien novicio sirva para satisfacer su curiosidad y supongo que existen admiradores de Jerry Ordway -que yo soy uno de ellos- que también pueda ser tentador este tomo. De todas formas, siempre es mejor leer un cómic que desecharlo sin más. Por mas pretérito que se sienta.