Héroes y Villanos - Crisis Infinita: Sacrificio
Volvemos a nuestro camino a la Crisis Infinita, esta vez con la historia que se contó entre medio del tomo anterior de El Proyecto OMAC en esta colección Héroes y Villanos.
CRISIS INFINITA: SACRIFICIO
Contenido: Superman (Vol. 2) 219, Action Comics 829, Adventures of Superman 442-443 y Wonder Woman (Vol. 2) 219 al 221
Guion: Greg Rucka, Gail Simone, Mark Verheiden
Arte: Ed Benes, John Byrne, Karl Kerschl, Rags Morales, David Lopez, Ron Randall, Derec Donovan, Georges Jeanty, Tom Derenick, Tony Daniel (Dibujo); Alex Lei, Rob Lea, Mariah Benes, Nelson, Karl Kerschl, Bit, Mark Propst, Dexter Vines Rob Petrecca, Cam Smith, Sean Parsons, Marlo Alquiza (Tinta); Rod Reis, Guy Major, Tanya & Richard Horie, Wildstrom FX (color); Todd Klein, Rob Leigh, Nick Napolitano, Jared K. Fletcher (letristas).
Sacrificio es la pieza central del Camino a la Crisis Infinita, al menos temporalmente. Se ubica en medio de los eventos que la inician (que en tomos Salvat estuvieron en El Proyecto OMAC), y la Crisis misma. Y como evento en sí mismo, tiene varios elementos para el triunfo, a la vez que también se decanta, disminuye y pierde tracción por su propio formato dentro del proyecto que se buscó transmitir.
Quizás debamos explicarnos. Sacrificio es una historia que se cuenta principalmente en las revistas de Superman (la homónima, Adventures of Superman y Action Comics) en conjunto con la publicación titular de Wonder Woman. Cada una cuenta con sus propias aventuras, artistas, personajes, y dilemas propios. Sacrificio como historia busca, así como la vida misma, plantear esta situación externa en las vidas cotidianas de ambos personajes y cómo se entrelaza con sus propias narrativas internas. ¿Ventajas de esto? Permitir a los artistas de cada publicación mantener más menos su propia coherencia interna, y permitir a los recién llegados sentirse inmersos en otros arcos, aventuras y quizás continuar con esos relatos. ¿Contras? Que una vez terminado el evento específico, poco interés tiene seguir viendo las consecuencias en relatos e historias que desprovistas de contexto, no parecen tener mayor interés, sin contar además el constante cambio entre dibujantes y coloristas.
La cosa parte en Superman (vol.2) #218, con guiones de Mark Veheiden, y lápices de Ed Benes. Si recuerdan El Proyecto OMAC, ya se tenía un pequeño toque de este equipo, donde Superman se siente perdido después de su desastrosa instalación de la Fortaleza de la Soledad en Sudamérica. Lois Lane es un escaso apoyo, más interesada (tanto guion como dibujo) en ser una pin up girl sexualizada que no es capaz de entender las emociones de un frágil Clark. Quizás en otras manos esto pudo ser llevado mejor, pero se hace irrelevante en tanto aparece un villano de la semana que a su vez es también irrelevante. Es solo una excusa para remarcar el tema del capítulo, ¿qué tan peligroso es Superman y qué tanto debemos temerle? En inicios de los 2000s supongo que esa idea debiera darle vueltas al símbolo de la cultura estadounidense, que de hecho, estaba bombardeando al otro lado del mundo en una guerra de acción afirmativa. La pregunta de Superman, es también la pregunta de un país que se empieza a percibir como letal ante el mundo. Una interesante propuesta que por supuesta es vista aquí en su expresión más simple. Rod Reis eso sí coloriza con agrado, y hace que siempre se sienta brillante leer esta historia.
Es así que llegamos a Superman vol.2 #219, con el mismo equipo planteando el misterio central de esta primera parte, ¿a quién Superman le sacó sangre en un ataque de locura? Y el número plantea una divertida historia donde Brainiac seduce a Lois Lane y luego realiza un enredado pero sumamente inteligente plan en donde Superman no tiene opción de ganar. Este número va rápido y sienta con éxito la temática del número previo: efectivamente Superman puede ser un peligro, al punto que toda la Liga de la Justicia lo detiene al final del número. Un número redondito, que aumenta la presión.
Todo eso nos debiera motivar para el siguiente capítulo donde avanzaremos en el relato, ¿no? Y es que Action Comics #829 tiene varios elementos para disfrutar. Con la siempre efectiva Gail Simone (que se despacha quizás la mejor serie previa a Crisis Infinita, Villanos Unidos), pero sobre todo con John Byrne al dibujo, es ideal para los nostálgicos. Casi como si Simone supiera que los más viejitos gozamos con ese arco de Superman manipulado mentalmente a fines de los 80s por Darkseid, hace básicamente el mismo número que el capítulo anterior, otra visión de Superman peleando y llegando al límite, buscando despedazar a su enemigo (que por supuesto, en verdad era un importante aliado). Nótese la disposición mucho más aventurosa de las viñetas. Es que el viejo sabe, claramente. También la calidad de algunas expresiones. ¿Será verdad que Nelson, el entintador, metió harta mano en el producto final? Parte de los entretelones de esta etapa. Un número muy adorable, sin lugar a dudas, pero notablemente intrascendente con el número previo. Es como dos versiones de la misma historia. Quizás es práctico si había gente solo comprando Superman u otros solo comprando Action Comics, entonces tienen acceso a casi la misma información.
Y vamos ahora a Adventures of Superman #642, donde por fin el azuloso tiene claras las consecuencias de sus actos. Rucka al guion aprovecha su nexo con el Proyecto OMAC, con una chirriada de artistas (acaso la debilidad principal del relato) para revelar por fin al maligno Maxwell Lord, la sorpresa y estupor. Es más bien un número de la Liga de la Justicia, y como tal, funciona bastante bien. El rostro de fondo de Lord mientras Superman entra en nuevos procesos de dominaciones mentales es un punto alto. La historia va bien.
Y por fin, a diferencia de 3 números distintos de Superman, Wonder Woman, en uno solo concluirá el grueso de este relato. El número #219 de la amazona, con Rucka nuevamente al guion, y otro ejercito de dibujantes donde destaca Rags Morales (históricamente lento, pero efectivo). Es quizás el pináculo de la saga, el mejor momento en términos de acción y desarrollo. Un conflicto rápido y efectivo, para el que Diana se ve enfrentada a una importante decisión. Si bien, el país se identifica con Superman, es probable que sea más cercano en términos de guerra a Diana, que analiza la situación con rapidez y actúa cerrando el relato en una excelente últimas tres páginas. Ciertamente, los que leemos cómics, sabemos que hay varias formas de tomar decisiones no ejecutivas, pero supongo que sirve que la mujer se lleve las consecuencias de las peleas de Toby, pasa todo el tiempo. Hasta aquí llegó el reinado del que parecía ser el gran villano de la Crisis. Excelente manejo de expectativas.
Y sin embargo, quedan 4 números más en el tomo para ver las consecuencias. Créanme que solo es necesario uno, el Wonder Woman #220, que nos muestra los primeros momentos de Diana volviendo a sus aventuras regulares luego de lo sucedido. En una buena estrategia narrativa, el número toma forma de un relato a un colega, con un buen final, para cerrar el relato y dejar en claro lo que sucedió. Sin embargo, hay hartas tramas secundarias solo relevantes para quienes siguen el relato principal. Lo mismo se puede decir de Adventures of Superman #643, que busca contar los eventos posteriores desde la perspectiva de Superman. Nuevamente, para el lector de este evento aislado, se siente repetitivo. Para los lectores de los personajes de forma individual, hace sentido ver los efectos en ambos personajes. Y aquí, sí que sí, estamos ante un cierre elegante, anti-climático pero elegante.
Entonces, ¿por qué está Superman #220 y Wonder Woman #221? Ambos números aportan muy poco al relato, sobre todo el de Superman, que como habrá quedado claro, su equipo me resulta poco interesante. Ahora, si es por cantidad de páginas, claro, pongan los números que quieran. Más relato, más historia por el mismo precio no está mal. Pero no suma profundamente más a la historia y uno siente como se desinfla la motivación del tomo. El número final de Wonder Woman es un poco distinto, en cierta manera es un mejor relato de consecuencias que el #220, en tanto nos prepara para la destrucción de imagen de Wonder Woman que ya habíamos visto en Proyecto OMAC, entonces, aunque relevante, no del todo necesario. Yo, con mi vieja copia de Sticker Design ahora despotrico, porque quizás prefería haber tenido el #221 de WW que el desabrido e insoportablemente genérico del de Superman.
Y ahí tenemos. Un tomo eventoso, que la verdad no es de gran calidad, pero funciona. Cumple bastante bien en la historia que quiere contar. Y a la vez demuestra que el relato que cuenta por algo no es la historia central de la crisis inminente. ¿Daba para un buen evento? Sí. Y lo logró. En su momento, esto fue un disfrute. Ahora de viejo, me siento algo menos entusiasta. Los OMACs seguirán dando material, y por supuesto, la división en la Liga y en específico su “trinidad” es ya inevitable. ¿Cómo la pasaron ustedes leyéndola?