Héroes y Villanos - Maldad Eterna
“Te estarás preguntando qué hacemos aquí. Somos Cuarto Mundo, una página que le gusta hablar de cómics hace ya varios años. Sin embargo, llevamos un tiempo amarrados a las publicaciones que semanalmente ha lanzando Salvat en conjunto a El Mercurio.
No me malentiendas, ha sido un esfuerzo, pero ha valido la pena. Sin embargo tener reseñas y opiniones semana a semana ha sido un desafío para todo el equipo. Pero, hey es lo que hacemos. Somos Cuarto Mundo. De eso se trata, ¿no?
Recuerdo hace muchos años…cuando partimos. Antes de Salvat. En los tiempos de Unlimited. Todo parecía más sencillo, pero tampoco lo era necesariamente. Y quizás en esos tiempos, un tapa dura semanal en kioskos con contenidos valiosos era una necesidad que nunca pensamos venir. Actualmente ya llevamos varias colecciones acostumbradas a ellas, entre Marvel y DC. Pero eso era lo que queríamos, o eso pensamos.
Maldad Eterna es el tomo de esta semana. Recuerdo cuando mi padre cuando pequeño me retaba por usar palabras feas y hablar de cómo el mal podría ser eterno, o la muerte podría vencer a todos. Él me regañaba diciéndome que no era así. El mal no podía ni debía ser eterno. Pero, entonces, ¿Qué hacemos aquí?”
MALDAD ETERNA
Contenido: Forever Evil #1-7, Justice League Vol.2 #23.4
Guion: Geoff Johns
Arte: David Finch, Szymon Kudranski
¡Ya! Me detengo. Y es que con los años me he ido lentamente dando cuenta de algo. No soporto los rectángulos de pensamiento o narraciones internas de Geoff Johns. Hace poco releí su etapa con Booster Gold, que siempre me ha parecido muy divertida, y me tenía que saltar esas introducciones eternas. La semana pasada tuvimos Flash Rebirth, que está lleno pero lleno de esos cuadritos. Maldad Eterna es más acotado, generalmente al inicio solamente, con Lex Luthor como el protagonista de la acción. Pero, entendiendo que ya Johns llevaba años echandose a la espalda el Universo DC evento tras evento, podíamos empezar a ver un desgaste o las grietas de algo que siempre estuvo allí.
Aún así, sigue siendo Johns en una etapa activa y consciente de tener que estar rindiendo el primer gran evento de los New 52. Por lo que hay harto para querer, hay harto para disfrutar.
Maldad Eterna es un evento que relata la toma del mundo por parte del Sindicato del Crimen, el equivalente a la Liga de la Justicia de una tierra paralela malvada. Con la Liga de la Justicia totalmente desaparecida o presumiblemente muerta, no existe una resistencia de héroes que pueda hacerle fuerza a un grupo tan poderoso. Excepto, claro, por los villanos de la tierra, y es aquí donde Lex Luthor hace acto de presencia como protagonista y héroe de este evento.
Maldad Eterna es el resultado de otro evento-preludio de las Ligas de Justicia, la Guerra de la Trinidad. Ese evento es largo, poco interesante, un desastre. Pero Johns toma la maravillosa decisión de hacer que nos centremos en el hombre común, no el que estuvo entre superheroes, Pandora y los eventos que lograron gestar la llegada del Sindicato a nuestro mundo. Todo eso que es central en La Guerra de la Trinidad es irrelevante acá, la mejor alternativa. El primer número de Maldad Eterna nos presenta a un Luthor que sabe lo mismo que nosotros si no leímos ese evento nefasto, y nos hace bien. Hace parecer la llegada del Sindicato como una fuerza de la naturaleza, una presencia de maldad cataclismica que cambia todo, y para la que no había preparación previa.
David Finch es el dibujante encargado de esta saga, quien con sus gruesas líneas negras, calza bastante bien en el estilo y demandas que propone la historia. Siento su esfuerzo en las escenas de acción pero también en lo demandado que ciertos rostros el guión le ofrece tener. No siendo fan de Finch, creo que es una buena opción en tanto los rostros de Ultraman por ejemplo, que debieran recordarnos a Superman, efectivamente lo logra aunque quizás no del todo intencionadamente. Es decir, creo que los rostros de Finch son un punto débil que en esta historia se sienten una fortaleza en tanto nos ofrece un mundo oscuro donde las principales emociones nos la otorgan precisamente villanos.
Ahora, Maldad Eterna fluye como una máquina bien aceitada. Es un blockbuster, una película taquillera, que se sabe palomitera, y no busca engañarnos al respecto. En ese sentido, los primeros números son sumamente ágiles, sumando conflictos y volteretas, así como relevantes personajes secundarios, donde naturalmente destacan los clásicos villanos de Flash. En ese sentido, es un tomo bastante recomendable y de fácil digestión. Ideal para quienes quieren una historia entretenida pero no centrada en los clásicos personajes, menos romántica sino más cínica.
Pero eso implica, a su vez, sus propias limitaciones. Hace un mes volví a leer esta historia para ver qué podía decir de fresco para esta reseña. Por cosas de la vida, la semana pasada intenté acordarme del cierre, de cómo terminan los conflictos. Y la verdad es que, fuera de unos pocos momentos, no me quedó en la memoria el cómo cerraba la historia. No importaba mucho, si de todas maneras disfruté la lectura. Pero si me dejó pensando en la falta de relevancia de la segunda parte de la historia (spoiler: los buenos ganan). No es mala, no se malentienda. Simplemente no es memorable. Si la vuelvo a leer, la pasaré bien de nuevo, como un buen snack, pero no me sentiré particularmente motivado a encontrar mucha sustancia.
El Geoff Johns de hoy parece más preocupado de darle sustancia a sus obras, y quedan grandilocuentes, poco sutiles, y francamente aburridas. Este Johns aún no llega a ese momento, le falta poco pero aún no llega. Es ligero pero veloz, sin sustancia pero inmediato, certero pero superficial, entretenido aunque algo olvidable, memorable a veces pero efectivo en lo principal: hacerte sentir que estás leyendo algo mejor de lo que es. No hay engaño, por ende, no hay maldad.
Una buena historia para pasar el ratito, quizás una buena puerta de entrada a quienes han leído un poco de DC y quieren leer algo menos típico, y sobretodo, quizás un buen tomo para regalar a algún familiar adolescente. No lo digo despectivamente. Es el tipo de historia que hubiera amado en ese tiempo. Ideal para ir creciendo en el género, pero ya de viejo, no creces mucho leyendolo.