"Elektra: Glimpse & Echo" (2002): gatos al ritmo del jazz
Bienvenidos a una nueva edición de Caballeros de la Mesa Marvel, sección destinada a reseñar las obras publicadas por el sello Marvel Knights, de la casa de las Ideas. En esta oportunidad, tenemos la visita de una de las féminas más mortales de la editorial, que protagoniza un historia que mezcla ninjas, gatos, fantasmas y esa cadenciosa música llamada jazz, todo condensado en Elektra: Glimpse & Echo, de Scott Morse.
Elektra: Glimpse & Echo es una miniserie de cuatro números, publicada a partir de julio del año 2002, bajo el paraguas Marvel Knights, la línea de la editorial de Stan Lee que buscaba entregar historias algo más adultas y sofisticadas que el común del cómic superheroico. La obra es de autoría de Scott Morse, un polifacético artista estadounidense que además es animador y cineasta. Aunque la mayoría de sus trabajos se encuentran en la vereda del cómic independiente, ha tenido pasos por las editoriales grandes como DC Comics, donde trabajó en algunas entregas de Catwoman y Plastic Man, y Dark Horse, con una colaboración en Hellboy: Weird Tales. Su trabajo más conocido es Soulwind, historia de 1997 que se serializó en un conjunto de novelas gráficas nominadas a los premios Eisner e Ignatz.
Elektra Natchios es un personaje difícil de usar para cualquier autor. Es indiscutiblemente una de las principales heroínas de la Casa de las Ideas, pero su utilización estará eternamente bajo la alargada sombra de su creador Frank Miller, y de su impecable trabajo en Daredevil. Bill Sienkiewicz también ayudó a definirla en su impresionante Elektra: Assassin, también escrita por Miller. Quizá por eso, la ninja griega siempre ha tenido problemas cada vez que se le ha dedicado una serie regular. Los intentos de Marvel de darle popularidad, especialmente en el momento de la película Daredevil y la propia Elektra, terminaron en fracaso, probablemente debido a que el personaje, como buen ninja, funciona mejor en las sombras de un segundo plano. Ser una asesina le convierte en un personaje moralmente muy ambiguo y por tanto, difícil de erigir en héroe.
Probablemente, Elektra: Glimpse & Echo no desatará ese nudo gordiano, ya que no se aborda realmente la psicología del personaje, pero tiene muchos otros puntos altos. La historia arranca en un cementerio, sobre la tumba del padre de nuestra protagonista. Y aquí es donde el elemento más importante de la obra, su aspecto gráfico, nos da una primera bofetada: el viento en la hierba y el pelo de la heroína, y los colores etéreos y misteriosos nos ponen de inmediato en la sintonía que el autor quiere entegar. El arte ultra elegante de Morse hace maravillas, pudiendo ubicarlo en algún punto entre el estilo de Darwyn Cooke, Gendy Tartakovsky y Kyle Baker.
El aspecto gráfico parece sencillo, pero no lo es en absoluto. Los rostros son muy simplificados, pero todos inmediatamente reconocibles; las decoraciones muy geométricas, pero siempre buscadas. De hecho, podemos decir que la aparente sencillez de los trazos son en realidad una fachada que oculta su riqueza y complejidad, formando una hermosa paradoja. Los colores también son magníficos. Nunca realistas pero tampoco del todo fantasiosos, contribuyen constantemente a crear una atmósfera envolvente para la historia, uniéndose a diseños que alternan hábilmente lo muy clásico y lo original. Bajo ese prisma, las secuencias de acción son particularmente exitosas, especialmente la batalla final.
Pero si esta miniserie funciona tan bien no es solo gracias a su toque gráfico. Más bien, es porque dicho toque se adapta perfectamente a la historia que se cuenta, haciendo al conjunto más trascendente que la suma de sus partes. Como dijimos, todo comienza en un cementerio, donde Elektra se encuentra con un gato negro que le permite descubrir la presencia de un ninja de The Hand, clan que por entonces se creía casi desaparecido. El guerrero, además de atacar a la joven, le da el mensaje que debe dirigirse a un bar llamado Moonshine's y encontrarse con un hombre llamado Rick. En el lugar, Elektra se encuentra con una foto del músico de jazz Buddy "Gato Negro" Crawford, que murió en el escenario 10 años antes, y cuyo hijo Lyle, es una estrella en ascenso, un jugador de baloncesto que planea postularse para el Congreso. Esto gracias a sus benefactores, una organización benéfica llamada The Hand. Todas las piezas están en su lugar.
A su pesar, Natchios se verá envuelta en el gran complot de sus antiguos maestros para resucitar a la difunta orden ninja. Afortunadamente recibirá una ayuda francamente inesperada: la del fantasma de Buddy Crawford, que quiere que salve a su hijo de las garras de La Mano, de una forma que puede calificarse de radical. El conjunto da una trama que combina hábilmente una atmósfera de thriller noir —con ese entorno urbano, los contratos firmados en las trastiendas de los bares, etc.—, y misticismo. Este último elemento es esencial, y le da todo el toque a la historia. A medida que la trama avanza, la realidad y la fantasía se mezclan cada vez más. Los gatos, fantasmagóricos, omnipresentes, misteriosos y elegantes, son su símbolo visual recurrente, con un grafismo de Morse, que marca siempre de forma sutil pero perfectamente clara el paso de la realidad a la fantasía. Las últimas páginas de la serie son particularmente exitosas en este sentido.
Finalmente, aunque ya mencionamos que los personajes en general no son muy detallados, y que la historia está claramente más impulsada por los eventos que por sus protagonistas, siguen siendo lo suficientemente interesantes como para captar nuestra atención. Buddy Crawford es la clave emocional de la historia: el fantasma del músico de jazz preocupado por su hijo es particularmente conmovedor, mientras que Elektra es fría y peligrosa, o sea, fiel a sí misma. Estas características, que la hacen difícil de usar como heroína de una serie regular, se convierten en una baza en una miniserie acotada. Sus líneas, como todos los diálogos, están muy bien escritas, lo que contribuye a ese lado oscuro de la atmósfera.
En resumen, Elektra: Glimpse & Echo es una muy buena obra de Scott Morse, con una historia que mezcla hábilmente el thriller, el misticismo ninja, una trama de misterio y acción espectacular. Todo ello servido por un grafismo estilizado, hermoso de contemplar, que se adapta a la perfección al argumento e incluso lo trasciende, creando una atmósfera cautivadora que le otorga un tremendo encanto. Si la idea del sello Marvel Knights era albergar obras sofisticadas y arriesgadas, entonces esta miniserie es un gran ejemplo de ello. Así que pon un buen disco de jazz, sigue al primer gato negro que se te cruce, y acompaña a la señorita Natchios en una aventura entrañable y muy recomendable.