Los Héroes Más Poderosos de Marvel: Máquina de Guerra
"Amigo es, quién puede ayudarte, a ver la vida más linda. Amigo es, quién puede ayudarte, a empezar optimista, un nuevo día...". Sí tu carnet indica que estas cerca e los cuarenta años de vida, seguramente recordarás la letra de esa cancioncilla, famosa por ser la introducción de una serie de televisión protagonizada por cierto gato gordo y comilón. No obstante, hoy no hablaremos de Garfield, sino de un personaje marveliano que habitualmente está definido como "el amigo de", en este caso, de Tony Stark. Sin embargo, individualmente tiene una historia que reviste cierto cierto interés y por tanto, merece ser descubierta. Hoy, en nuestra revisión semanal de los tomos Salvat, repasaremos Los Héroes Más Poderosos de Marvel: Máquina de Guerra.
LOS HÉROES MÁS PODEROSOS DE MARVEL: MÁQUINA DE GUERRA
Contenido: Iron Man #281-284 (1992) y War Machine Vol. 2 #1-5 (2009)
Guion: Len Kaminski, Greg Pak
Dibujo: Kevin Hapgood, Leonardo Manco
Máquina de Guerra es un héroe marveliano de segunda fila, que con el tiempo se ha convertido en un personaje querido y respetado. Como muestra de ello, o quizá como consecuencia, es que apareció de forma destacada en las primeras películas del MCU, al principio solo con su nombre civil de James Rhodes, en Iron Man, donde ya se hacía algún guiño a una futura importancia, y luego ya como War Machine, en la secuela Iron Man II, continuando como tal en posteriores cintas de Marvel.
Como decíamos en el párrafo introductorio, es complicado definir a Máquina de Guerra por sí solo, pues para hablar de él hay que acudir sí o sí a la historia de Iron Man. Sin embargo, tampoco es completamente adecuado calificarlo sólo como compañero de aventuras de Tony. Asimismo, está tan ligado al gobierno como las películas dicen: sí es un militar con muchos contactos, pero no es un enlace que se dedique a vigilar que a Tony no se le vaya mucho la cabeza, pues aunque esto último sí que lo ha hecho en más de una ocasión, es en calidad de amigo, una amistad que por cierto, es bilateral.
Amistad es la palabra clave, pero quedarse ahí es insuficiente. Rhodes empezó apareciendo puntualmente en la cabecera del Vengador acorazado, luego pasó a secundario recurrente, llegó a ser Iron Man utilizando la armadura de éste, y acabó por tener su propia armadura sobre la que tomará sus propias decisiones, sin que Stark tenga nada que ver. Es decir, acaba adquiriendo una identidad propia, y varias series y miniseries individuales, viviendo aventuras que difieren de las del Hombre de Hierro, con lo bélico adquieriendo fuerza frente a lo tecnológico. Son precisamente esas aventuras en solitario en las que se centra la segunda mitad del tomo, pero es imposible que la primera no pase por su vida previa, para dar un poco de coherencia al conjunto.
La primera aparición del personaje la encontramos en Iron Man #118, donde lo conocimos casi como una simple figura servicial para Stark, como encargado del mantenimiento y piloto de su helicóptero. Quién sabe si en la mente de sus creadores, David Michelinie, John Byrne y Bob Layton, estaba ya la idea que el personaje llegara a donde está ahora, pero lo que sí se puede señalar es que Tony usa un apelativo cariñoso para hablarle, que puede conllevar cierta camaradería, y aunque James siempre lo llama “jefe”, no parece que sea en un tono jerárquico.
Mediante diálogos y datos de su vida, los autores van cimentando cada vez más el compañerismo de ambos. Al fin conoceremos el origen de esta amistad en Iron Man #144, donde nos enteramos de que Rhodes es la primera persona a la que se encuentra Tony tras escapar de sus captores en Vietnam, es decir, lo que ocurre justo después del origen del personaje. Así que se puede decir que Stark lleva tanto tiempo con James, como siendo Iron Man.
Por azares del guion, y de la villanía de Obadiah Stane, finalmente Rhodes terminaría usando la armadura en Iron Man #169, donde veremos un James que se porta como debería un buen amigo. Tony decide dejar de ser un héroe, afirma querer dedicarse a sus aficiones, beber y pasarlo bien de fiesta, con lo que le cede la armadura. Lo primero que hace Rhodes es hablar con los Vengadores para dejar el equipo, por dos motivos: su amigo tiene un evidente problema y necesita de su ayuda, y además no quiere ver su nueva identidad vulnerada, ni exponer a su amigo a ser descubierto.
Luego del regreso de Tony a la armadura, y aventuras más y aventuras menos, en las que incluso tendremos a los dos Iron Man actuando al unísono al mismo tiempo, llegamos a Iron Man #281 —1992—, número que abre este tomo, y que inaugura una saga que se extiende hasta el #284. Aquí ya estamos en la etapa escrita por Len Kaminski, y dibujada por un correcto Kevin Hapgood, que en realidad no fue una era tan memorable, pero sí bastante funcional, a pesar que en esta época los mutantes eran los niños bonitos de Marvel y en los que se invertía todo lo que por aquel entonces se consideraba talento.
Todo empieza con un Tony Stark al que le falla el cuerpo y la tecnología, ya que su sistema nervioso está destrozado. Para enfrentarse a unos nuevos enemigos, los Amos del Silencio, creará una nueva armadura de color gris, a la cual todavía se la consideraba Iron Man, pero que a día de hoy ya la conoceremos como Máquina de Guerra.
Rhodes está presente en la serie, pero como apoyo y sin armadura hasta que el cuerpo de Stark falla del todo, debiendo a estar conectado a una máquina para sobrevivir. A modo de testamento, Tony le pide que siga él como Iron Man, por lo que nuestro protagonista al fin se enfunda la armadura con la que todo el mundo lo conoce. Kaminski es continuista con la personalidad del personaje, no hace que Rhodes acepte de una vez, sino que al principio es reticente debido a su anterior experiencia, y por respeto a Tony. Tras ello, James pasará de nuevo a protagonizar la colección.
Para abocarnos a la segunda mitad del tomo, debemos viajar muchos años en la cronología, para llegar al 2009, en la época de Dark Reign, en que vio la luz War Machine, la segunda serie dedicada en solitario a Rhodes. Reinado Oscuro fue un landscape que nos presentó el status del Universo Marvel bajo el yugo de Norman Osborn, ahora convertido en Jefe de Seguridad estadounidense luego de convertirse en el héroe de Invasión Secreta. Aquí, el también orate villano también utilizaría una armadura tipo Iron Man, pero de colores blanco, azul y rojo, apodandose Iron Patriot, iniciando una cacería de Tony Stark que obligó a Rhodes a pasar a primer plano.
La nueva singladura duraría doce números, de los cuales los primeros cinco encontramos acá, y está escrita por Greg Pak, con dibujos de Leonardo Manco. Pak es bastante continuista con el lore del personaje, contando mucho de su pasado, y haciéndolo encontrarse con parte de su familia. De lo más llamativo son los personajes secundarios que usa, como Suzi Endo, el antiguo villano que le robara su armadura Parnell Jacobs, y su ex, Bethany Cabe, que regresa con unas intenciones algo rocambolescas.
El guion juega con el concepto de si Rodhes es más máquina que hombre, y si en sus acciones predomina su mente humana o el análisis frío de una inteligencia artificial. De hecho, en la trama se muestra muy agresivo, rastreando desde su base a traficantes inmisericordes o asesinos de masas, encargándose de ellos de la manera más expeditiva posible: asesinándolos a sangre fría. En esta historia, el héroe blindado se enfrentará a un virus tecnológico que afecta a los humanos, y a Ares, miembro de los Dark Avengers de Osborn, que acabará por considerarlo su guerrero al ver la violencia con la que se enfrenta a las situaciones.
En general, Los Héroes Más Poderosos de Marvel: Máquina de Guerra es un tomo decente, si lo que queremos es pasar un buen rato y saber más de Rhodey. Los guiones no son especialmente profundos, pero es porque están más interesados en entregar historias frenéticas y llenas de violencia, características naturales de los cómics protagonizados por un tipo enfundado en un traje abarrotado de armas de grueso calibre. O sea, es un tomo correcto tanto en lo literario como en lo artístico, pero le corresponderá al lector decidir si eso es suficiente como para decidir su compra.