"Children Of The Atom" (2020): legado mutante
La Era de Krakoa ha traído a los X-Men de regreso a la primera línea de atención de la industria comiquera. La etapa iniciada por Jonathan Hickman en House of X / Powers of X, ha permitido desarrollar una gran cantidad de ideas y conceptos nuevos, pero también algunos clásicos, como la relación de los Hombres-X con los mutantes más jóvenes. Eso es lo que a primera vista nos mostrará Children Of The Atom, miniserie publicada el 2020, pero que sin embargo ofrece una vuelta de tuerca a la situación.
Children Of The Atom es una miniserie de 6 entregas, publicada entre abril y agosto de 2020, de la mano de Vita Ayala en guiones, Bernard Chang y Paco Medina en dibujos, y Marcelo Maiolo y David Curiel en coloreado. La obra, como decíamos, forma parte de la era mutante krakoana, específicamente del segmento Reign of X, etapa que comenzó luego del evento X of Swords.
La idea tras la miniserie parece no ser otra que introducir una nueva generación de Hombres-X, algo así como los "Teen X-Men", aunque con un misterio total acerca de sus identidades, la naturaleza de sus poderes, y el porqué de sus aspectos tan similares a mutantes ya conocidos. La Era de Krakoa ha provocado un cambio de paradigma sin precedentes para los mutantes en el universo Marvel, y ahora, más libres para vivir abiertamente sin el miedo a la opresión, jóvenes de todo el mundo están siguiendo los pasos de los Hombres-X y se esfuerzan por hacer del mundo un lugar más seguro, tanto para los mutantes como para los humanos.
La idea surgió del editor Chris Robinson, que también esbozó a cada uno de los personajes, para ceder el testigo a la guionista Vita Ayala, ya conocida en la oficina mutante por sus trabajos en Age of X-Man: Prisoner-X y New Mutants. Esta concepción, tan de laboratorio, como una boy band cualquiera, es importante para conocer la naturaleza de estos Children Of The Atom. A simple vista, todo parece indicar un esquema ya conocido, e incluso el título fue tomado prestado de otra miniserie, publicada a principios de siglo.
Sin embargo, es en el desarrollo en el que encontramos la novedad, más aun desde la óptica de una creativa de cómics diferente: Ayala es una persona no binaria, afrolatina, habitante de una ciudad cosmopolita como New York donde reside junto a su esposa, que siempre ha buscado concentrar sus energías en personajes que escapan a los convencionalismos. Los chicos protagonistas se nos presentan como unos fanáticos de los X-Men, que buscan emular las buenas acciones de sus ídolos.
Ya lo dice la descripción editorial de la obra: ¿Desde cuándo los X-Men consiguieron sidekicks? No te pierdas el debut del mejor equipo de superhéroes adolescentes de todos los tiempos. Han aprendido de los mejores, y ahora están listos para ser puestos a prueba. Pero, ¿quiénes son estos niños y de dónde vienen? ¿Simplemente se inspiran en la alineación original de los estudiantes de Xavier o hay una conexión más profunda? ¿Y cómo reaccionarán los Hombres-X cuando este equipo no probado de jóvenes héroes entren en la escena en su nombre?
La perspectiva es desde la generación joven actual: pegados a una pantalla, sobreestimulados, pero finalmente tan incomprendidos como los adolescentes que les han precedido. "Para mí", explica Ayala en una entrevista para el portal Adventures In Poor Taste, "Children Of The Atom toma la perspectiva de los chicos que contemplan a los X-Men como los héroes definitivos: supergeniales, revolucionarios, casi unas celebridades. Este elenco refleja a muchas personas que conozco, que admiran lo que representan los X-Men, y que se encargan de promover sus ideales. Son los que, en la vida real, tienen posters de Storm o Wolverine en sus habitaciones, que crecieron viéndolos como héroes, y que quieren estar a la altura de su leyenda".
Lamentablemente, por mucho entusiasmo que Ayala imprima a la obra, los resultados son, como mucho, regulares. Introducir unos fanáticos de Cyclops y compañía, que actúen como héroes es un concepto que a priori suena rebuscado y curioso, pero por lo mismo, genera cierto grado de interés. Para decir algo bueno de la obra, es importante hablar de la naturaleza dual de estas paginas, tanto en su apartado superheorico, como en el estudio de personajes.
Si nos vamos al primer aspecto, la trama, como historia de superheroes, es fallida. Se puede entender que haya habitantes del Universo Marvel que vean a los héroes como ídolos, y que en base a eso se inspiren para tratar de hacer del mundo un mejor lugar, pero, ¿necesariamente tienen que tener poderes? Debemos hacer un ejercicio extra de suspensión de la incredulidad para no encontrar ridícula la forma en que los chicos poseen habilidades, o más bien, la forma en que los obtuvieron, y como son capaces de utilizarlos.
Por otra parte, quieren que creamos que estos chicos son adolescentes normales, pero, ¿qué es lo normal para Marvel? Todos los personajes jóvenes que hemos conocido últimamente son de por sí extraordinarios, como Moon Girl, que es una de las personas más inteligentes del planeta; Riri Williams, cuyo genio tecnológico rivaliza nada menos que con el de Tony Stark; o Nadia Van Dyne, que no se cual es su gracia, pero en solo una o dos viñetas se transforma en una Wasp casi más experimentada que su padre Hank o su amiga Janet.
En este caso, los chicos también distan de ser comunes y corrientes: todos tienen una personalidad arrolladora, y entre ellos tenemos estrellas del baloncesto escolar, influencers famosas —o al menos, con los suficientes seguidores como para reunir cantidades de dinero que la mayoría de los adolescentes solo pueden imaginar—, o cosplayers capaces de incorporar avanzada tecnología a sus creaciones. Con personajes así cuesta empatizar, y nos hace preguntarnos donde están esos jóvenes que eluden la ansiedad social gracias a las conversaciones en Whatsapp, con problemas de personalidad que los obligan a estar encerrados el día entero en sus habitaciones, o que realmente tienen problemas para encajar. Quizá estos son ejemplos más extremos, pero lo mismo se puede decir de las características de los protagonistas de la miniserie.
Donde sí acierta Vita es en los motivos de los chicos, y más bien, como a través de ellos hace un interesante análisis de los problemas relacionados a la búsqueda de la identidad de cada adolescente. En la búsqueda de la aceptación de sus pares, la exploración de los sentimientos fraternales, identidad sexual, e integración en la sociedad es donde si podemos reflejarnos. De igual forma, las series-x durante la era krakoana parecen muy interesadas en examinar la apropiación cultural en la relación de las sociedades mutante y humana, así que tiene sentido que haya individuos que deseen fusionarse en una cultura distinta y emular elementos de identidad que encuentren atractivos.
Por lo anterior, no es antojadizo que los villanos de la historia sean los U-Men, facción humana presentada por Grant Morrison en su imprescindible New X-Men, correspondiente a un grupo de fanáticos que siguen un texto llamado La Tercera Especie, pensando que realizándose injertos de órganos mutantes podrían obtener sus poderes y transformarse en los idealizados Homo Perfectus. Así, estos son básicamente el reverso oscuro de nuestros chicos, pues aún con sus métodos retorcidos, buscan lo mismo que los protagonistas: ser, o parecer, mutantes.
Donde si nos sacamos el sombrero es en el apartado gráfico, que se reparte entre Bernard Chang, en las dos primeras entregas, y Paco Medina, quien dibuja los restantes. Ambos artistas tienen estilos parecidos, de dibujos detallados pero limpios y sin excesos por lo que la transición apenas se nota, haciendo que la obra mantenga una solida coherencia estética. Ambos entregan un trabajo dinámico y fresco, con personajes expresivos, logrando también un equilibrio entre los momentos más introspectivos de los personajes con coloridos toques de acción cómica.
En resumen, podemos establecer que Children Of The Atom es una lectura irregular. Aunque su concepto inicial raro no logra convencer, y las circunstancias de los personajes raya en el ridículo, los personajes sí son utilizados para manifestar adecuadamente las inquietudes de Vita Ayala, y de una parte de la juventud de hoy y siempre, como la identidad y la apropiación cultural, tan en boga en una era propia de un mundo hiperglobalizado. El arte, 100% superheroico, brilla por luz propia, entregando una estética agradable y pulcra. Sumando y restando, creo que la lectura no es un completo despropósito, pero tampoco es imprescindible.