"Cara o cruz" (2018): conviviendo con un trastorno mental
En artículos anteriores, hemos dicho que en nuestro país, y muchas partes del mundo, la salud mental es un tema cercano al tabú. Aún en una sociedad que se dice moderna como la actual, las personas que sufren problemas psicológicos muchas veces son estigmatizadas y discriminadas, a pesar que debido a la pandemia, los índices de ese tipo de patologías se han ido a las nubes. Concienciar acerca de ese tipo de patologías es la principal valía de Cara o Cruz, obra en apariencia sencilla pero que expone la realidad de una enfermedad casi desconocida, como es la ciclotimia.
Cara o Cruz, novela gráfica de la artista francesa Lou Lubie, es una obra que aunando autobiografía y divulgación científica, nos narra las vivencias de la autora para conformar en un relato lleno de humor y sensibilidad, un acercamiento a un trastorno mental todavía poco conocido, la ciclotimia. Esta es una alteración del estado de ánimo del espectro de las enfermedades bipolares, de muy difícil diagnostico y tratamiento, que suele manifestarse en la adolescencia y acompañar de por vida a quienes la padecen.
Al igual que Raina Telgemeier, autora de títulos como Agallas, la joven y talentosa artista Lou Lubie ha soportado sobre sus hombros la difícil carga de una enfermedad mental, en este caso la ciclotimia. Lubie es una artista polifacética, pues además de su trabajo como diseñadora web, en su Francia natal ha publicado varias novelas, cómics, y ha colaborado videojuegos y revistas. Así, Cara o Cruz es un emotivo relato autobiográfico en el que la francesa disecciona la relación con su enfermedad a través de una novela gráfica muy especial, que hará florecer toda nuestra sensibilidad.
El cómic arranca cuando Lubie tenia 16 años, donde comenzó una interminable sucesión de visitas a psicólogos y psiquiatras, que se extendió por casi una década de terapias y diagnósticos fallidos. Su padecimiento estaba a medio camino entre la depresión y la euforia, y marcó su día a día, y la relación con familiares y amigos, casi siempre con incomprensión. Por supuesto, su viaje estuvo lleno de dificultades, y solamente luego de un diagnostico definitivo, pudo tomar las riendas de un rumbo que afortunadamente llegó a buen puerto.
Así, siendo una obra tan entrañable como desgarradora, Cara o Cruz sirve como testimonio de ese período de la vida de Lubie, siendo testigo de la adolescencia y juventud de la autora, en plan autobiografía. Dentro de un escenario cotidiano pero con un fondo innovador lleno recursos narrativos eclécticos a la hora presentar la trama, seremos testigos de sus días de escuela, sus relaciones de pareja, el autodescubrimeinto de su ciclotimia, los problemas que conlleva, y como eso afectó a su dinámica familiar.
En una entrevista al medio La Comicteca, Liubie estableció que "Creo que las enfermedades mentales no son un tema tabú, sin embargo a menudo me siento contrariada al ver la forma en que se tratan y se abordan. La consecuencia de ésto, es que una persona que se piense que es «normal» tendrá muchos problemas para considerar si sufre de una enfermedad mental, lo cual puede retrasar el diagnóstico. Es necesario por lo tanto desestigmatizar las enfermedades mentales, son enfermedades como las demás, como el reuma, el asma, pero que afectan al cerebro, no más que si afectaran a la nariz o a los pulmones. Y por supuesto se puede ser «normal» aunque uno esté afectado de una enfermedad mental".
Uno de los elementos que más llama la atención es como la autora simboliza la ciclotimia a través de un pequeño zorro, que como ya nos demostró El Principito, aunque puede ser la mejor de las compañías, no nos podemos fiar completamente de él. "Por más que domestiques a un zorro, puede volverse salvaje en cualquier momento", se lee en un pasaje de la obra, conceptualizando un miedo a la recaída que recorre todas la paginas del álbum. El pequeño mamífero sirve como conexión entre autora y lector, cuya figura sutil exterioriza y pone imagen a sus demonios internos.
El dibujo, de estilo de lineas claras y apariencia inocua, oculta un título de una profundidad emocional pocas veces vista en la escena del noveno arte. El arte amigable, a medio camino entre la caricatura más pura y la sofisticación francobelga, es parte de la intención de Lubie de dar a conocer la ciclotimia con optimismo, como una condición compleja, pero que bien diagnosticada y tratada puede volverse llevadera para los pacientes. De igual forma, la obra aúna narrativas comiqueras clásicas con momentos de introspección, y añade multitud de gráficos con datos y ejemplos explicativos sobre la ciclotimia, agilizando la lectura y dando aire fresco al conjunto.
Esto ultimo también le da un aire documental a la obra, que podríamos ubicarla en el espectro de la medicina gráfica. Sin embargo, lo hace desde una vereda amigable, para no atiborrar al lector con una cantidad abrumadora de datos o jerga técnica que espante a la audiencia, y privilegiando siempre el aspecto narrativo más que el descriptivo.
En la ya nombra entrevista, la autora reafirmó esto diciendo que "No escribí la obra como catarsis personal, sobre todo quería escribir un libro de divulgación científica que fuera más accesible y agradable de leer que las publicaciones académicas al respecto. Dado que no soy ni médico, ni psicóloga, era indispensable presentar el libro bajo mi punto de vista de paciente, pero el hecho de meter en escena mi propia vida, me incomodaba un poco".
En resumen, Cara o Cruz es un álbum equilibrado, que funciona tanto de forma didáctica al ayudar a visibilizar la ciclotimia, pues nadie mejor que alguien que sufre en carne propia la enfermedad para narrar su historia y darla a conocer, como a nivel artístico, donde encontramos una obra con trazos en apariencia sencillos, pero que encierran una gran profundidad. La obra complementa de forma estimulante su valía como novela gráfica y su arista de divulgación científica, y así, se convierte en un bocado de lo más recomendable.