"Bishop" (1994), de Ostrander y Pacheco: huida del mañana
Ah, los locos años 90. Aunque muchas veces los cómics producidos en esa era son mirados con desdén por una buena parte de los lectores, principalmente por aquellos que sólo hacen caso a lo que alguien les dijo por ahí y que jamás han leído algo de eso en su vida, lo cierto es que, como los de todas las épocas, tienen cosas buenas y malas. Es verdad que narrativamente hablando muchas de las obras dejan mucho que desear, creando tramas engorrosas y dejando espacio para un arte excesivo y algo vacío, pero sin embargo, hay otras cosas que se dejan leer, aún a día de hoy. Bishop
En el terreno más comercial, hay que establecer que durante la primera mitad de la década, los X-Men eran los reyes indiscutidos de los rankings de ventas, pese a que en la vereda del frente la muerte del azuloso y la espalda rota del murciélago hacían lo propio. Es por ello, que ya desde los 80 se hacía evidente que las páginas de Uncanny X-Men, New Mutants, X-Factor y cualquier otra serie regular mutante no eran suficientes para exprimir los bolsillos de los fans contar las historias de tantos personajes, por lo que franquicia se expandió de forma violenta.
Esto llegó al paroxismo en los 90, donde además de hasta nueve series abiertas, podíamos encontrar mes a mes especiales unitarios, anuales, miniseries y spin-offs de todo tipo. Uno de ellos fue Bishop, serie limitada de 4 números, publicada en 1994, de la mano de John Ostrander en guiones, y Carlos Pacheco en dibujo, y que hoy en día es conocida como Bishop: The Mountjoy Crisis, o Bishop: Huida del Mañana en su versión en español.
Desde la segunda génesis, los Hombres-X tienen miembros de una amplia variedad de lugares, pero ninguno más llamativo que el futuro, el hogar del temperamental y monolítico Lucas Bishop, un superpolicía mutante, manipulador de energía, que cayó en nuestro mundo desde un futuro alternativo distópico.
Él y sus compañeros de los Xavier Security Enforces, aparecieron por primera vez en Uncanny X-Men #282, para erradicar una banda de mutantes malvados que saltaban en el tiempo dirigidos por el maníaco Trevor Fitzroy. En un cataclísmico choque final, sus camaradas se sacrificaron para detener a los malosos y ahora solo queda Bishop, varado en el pasado, traumatizado y cuestionando continuamente su estado actual como miembro de los X-Men, para él un mítico equipo de héroes que inspiró a los XSE de su tiempo.
Al arranque de esta miniserie, Bishop está desesperado por encajar, pero tiene una carga de implacable equipaje encima. Está particularmente obsesionado con su incapacidad para salvar a sus compañeros de la XSE Malcolm y Randall, atormentado por la muerte de su hermana Shard y en conflicto sobre el conocimiento de un hecho histórico que no puede compartir: de como los pupilos de Xavier están destinados a ser traicionados y asesinados por uno de los suyos.
John Ostrander, guionista más conocido por sus trabajos en DC Comics, se anota un thriller de acción apasionante y vertiginoso, cuyo primer capítulo, 'Escape from Tomorrow', nos muestra a Bishop repitiendo de forma obsesiva simulaciones de la Danger Room, buscando constantemente el error que cometió y que le costó la vida de sus amigos.
Eventualmente, será convencido por el Profesor X de tomarse una noche libre, acompañando a Storm en un paseo a la ciudad. Obviamente, las cosas nunca salen como están planeadas y es así que es emboscado por el único sobreviviente de la batalla contra Fitzroy, el letal parásito mutante Mountjoy. Este es un psicótico depredador que se fusiona con sus víctimas, las que primero absorbe y finalmente consume. Ahora Mountjoy está suelto e interesado en atar cabos sueltos de su escape al pasado, al tiempo que pone los ojos sobre ciertos mutantes poderosos que usan uniformes con un emblema de X.
Hasta entonces, Lucas Bishop solo había sido un personaje tosco, una especie de tabula rasa de la que sólo sabíamos que procedía de aquel futuro ya nombrado en que los pupilos de Xavier fueron víctimas de una traición, que reverenciaba a los Hombres-X como seres mitológicos, y que tenía problemas para asimilar que eran personas falibles, alejados de la imagen endiosada que tenía de ellos.
Aunque no es lo que podríamos señalar como una historia profunda, la trama nos ofrece una acción épica, furiosa y trepidante, entremezclado con destellos tentadores de la historia secreta del carismático protagonista, y la exploración más en profundidad de su personalidad, y el contexto del que procede. De la misma manera, entrega una evolución del mutante, pues aunque sea en aspectos totalmente predecibles, no es el mismo personaje al principio que al final de la serie.
Pero si hay algo que destacar en estas páginas, es el excelente arte del español Carlos Pacheco, hoy una verdadera superestrella del dibujo, en el que fue su primer encargo para Marvel luego de su paso por obras menores de Marvel UK. El artista entrega planchas inmersas por completo en la historia, en las que maneja a su gusto las exigencias del guionista, llenando las viñetas con espectaculares escenas de acción, y jugosos guiños a la rica historia de la franquicia.
Por entonces, el artista tenía un estilo muy influenciado por el amerimanga de la época –tipo Joe Madureira–, pero eso mismo es lo que lo hizo perfecto para un guión de ritmo trepidante como éste. Sus enfoques y trazos son muy dinámicos, siempre apuntando a acabados angulosos que transmiten vértigo y velocidad.
Finalmente, podemos concluir que en estas páginas Ostrander ejecuta un guión frenético y cargado de acción, y aunque no es una lectura imprescindible bajo ningún punto de vista, cumple su función de dar más información y enmarcar a un personaje que fue muy popular en su época, aunque con el tiempo no alcanzó a encontrar su lugar. Lo mejor es el dibujo, pues aunque es de un Pacheco a medio camino de lo que es hoy, su trabajo da como resultado escenas de acción y persecuciones espectaculares.
Recomendado para cualquier fan de los mutantes, especialmente los de aquella hipertrofiada época.