"La Maldición del Petróleo" (2020): tras la huella del oro negro
¿Qué tienen en común personalidades tan distintas como Alfred Nobel, Rockefeller, Henry Ford, Winston Churchill, Stalin o Lawrence de Arabia? Todos estuvieron directamente implicados en un fenómeno que determinaría el devenir del siglo XX, que permitiría a algunos amasar enormes fortunas y desencadenaría, para muchos otros, desgracias todavía mayores: el petróleo. Dicho elemento es el protagonista de La Maldición del Petróleo, obra de Jean-Pierre Pécau y Fred Blanchard, que narra la historia en viñetas de ese oro negro que permitió amasar fortunas, y desencadenó guerras y desastres a lo largo del último siglo.
“El petróleo se esconde en el infierno porque es diabólico”
- Jean-Pierre Pécau
A lo largo del último siglo y medio de la historia, los pozos petrolíferos han bombeado hacia la superficie combustible más que suficiente para impulsar el progreso arrollador que ha transformado a velocidad de vértigo la faz de la Tierra. Durante décadas, el petróleo y sus derivados llenaron el depósito a toda clase de vehículos, transformando distancias insalvables por cielo, mar o tierra en cómodos trayectos de solo un par de horas. Pero el hidrocarburo no solo ha sido fuente de prosperidad, también ha sido el germen de múltiples conflictos que han sembrado el mundo de cadáveres.
El periodista y profesor Jean-Pierre Pécau, auténtico especialista en historieta histórica, se ha asociado al dibujante Fred Blanchard para hacer La Maldición del Petróleo, —2020, La Malédiction du pétrole en el original—, un balance documentado y veraz de las gracias y desgracias asociadas a la industria de los combustibles fósiles, desde mediados del siglo XIX hasta principios del XXI, cuando el dominio de Arabia Saudita sobre el mercado mundial del crudo empieza a mostrar signos de flaqueza.
Aunque el género del cómic histórico o documental tiene gran cantidad de exponentes destacados, pocas veces una historieta ha sido capaz de resumir tan bien una historia tan compleja e inquietante, pero a priori no demasiado interesante, como la del oro negro, que ha determinado el devenir de la humanidad desde 1859, cuando un falso coronel del ejército norteamericano perforase el primer pozo petrolífero en Pensilvania, hasta nuestros días. Jean-Pierre Pécau, guionista conocido por trabajos tan diferentes como Wonderball, Krieg Machine o La Sombra Roja, y un dibujante no menos versátil como Fred Blanchard, autor de La horda de oro y El príncipe de las tinieblas, entre otros títulos, lo han logrado con un resultado asombroso.
Desde los primitivos yacimientos del Cáucaso y el desarrollo de los primeros oleoductos y refinerías, sin olvidar las primeras catástrofes ecológicas y el nacimiento de las poderosísimas compañías petroleras, el célebre combustible fósil ha sido sinónimo de violencia y muerte. Y ése es el recorrido que Pécau y Blanchard llevan a cabo viñeta tras viñeta, a ratos siguiendo los pasos de algunas figuras fundamentales –inventores, ingenieros, magnates, gobernantes– y a ratos abriendo el foco para explicar la madeja de intereses e intrigas que se urdiría a su alrededor.
Entre datos escrupulosamente documentados, episodios y anécdotas, La Maldición del Petróleo permite de un modo accesible conocer, por ejemplo, cómo las llamadas Siete Hermanas –la hidra compuesta por las sociedades petroleras hegemónicas– lograron consolidarse y repartirse el mundo durante décadas. O cómo el motor de explosión fue alumbrado, por así decirlo, tras aquel conflicto atroz que fue la Primera Guerra Mundial, iniciada a caballo. O cómo Francia e Inglaterra se repartieron Oriente Medio, y la diferente suerte que corrió una y otra en función del petróleo hallado bajo las ardientes arenas bajo su tutela. Y cómo los Estados Unidos empezaron a poner y a quitar gobernantes según sus intereses económicos y geoestratégicos.
En ese sentido, los autores firman un escalofriante ejercicio de contabilidad moral, no tratando de calcular en dólares cada barril de crudo, sino en traducir en número de muertes cada litro de gasolina. Y es que allí donde brota el petróleo, florecen y también la desigualdad y la guerra, por lo que al hablar de él, es inevitable hacer un balance de los costos históricos asociados a la industria de los hidrocarburos.
En el área artística, Blanchard logra traducir todos estos hechos en imágenes de enorme fuerza y elocuencia, a menudo entre el hiperrealismo y cierto sesgo onírico que las hace verdaderamente hipnóticas. Sus influencias vienen fuerte desde el mundo de la ilustración, y de hecho, las viñetas se asemejan más a una colección de retratos e imágenes estáticas que una narración secuencial. Así, un arte que no funcionaría a la hora de contar una historia, encaja como un guante en una pieza documental como esta. El color, exclusivamente dado por la tinta, por lo que es en blanco, negro y muchos grises, corona unas ilustraciones saturadas y llenas de elementos del corpus de símbolos satánicos o monstruos mitológicos, que plasma la idea de que este regalo de Dios resulta a veces ser una maldición. Por momentos, parece una especie de álbum gótico, que funciona de maravilla en contrapunto al texto documental.
Fred Blanchard explicó en una entrevista que, para ilustrar los textos evitando un enfoque excesivamente didáctico, "rápidamente, me llené de ideas. Del contenido de cada cuadro de texto imaginé una ilustración, una metáfora, una analogía. Estaba convencido de que era necesario utilizar imágenes simbólicas para reforzar su poder evocador. A falta de luchadores dispuestos a hacerse cargo de este titánico proyecto, terminé resolviendo diseñar yo mismo el La Maldición del Petróleo. Entonces me lancé a la brillante historia escrita por Jean-Pierre, y así fueron convocados monstruos, hidras y quimeras para representar a las multinacionales y demás imperios guerreros que salpican esta tenebrosa trama".
Finalmente, hay que indicar que La Maldición del Petróleo es un álbum impecable. Toma un asunto que en principio no es muy llamativo, y lo convierte en una historieta documental que atrapa de principio a fin. Como lo dice la propia historia que cuentan, la de petróleo es una realidad cruda y en los límites de lo verosímil, como si se tratara de una pesadilla de la que nuestro planeta, a día de hoy, todavía no ha logrado escapar. Ahora, ¿por qué debería llamarte la atención leer un cómic acerca de la historia del oro negro? La verdad es que no lo sé, pero si lo hojeas, no te arrepentirás.