Los Héroes Más Poderosos de Marvel: Blade
Si eres un engendro de la noche, te gusta vagar enfundado en cuero, beber sangre humana y odias el ajo, el tomo de hoy de la colección roja de Salvat / El Mercurio no es para ti. Porque si eres un vil chupasangre, la sola mención del protagonista de este volumen, te hará entrar en pavor y huir lo más rápido posible. Con ustedes Los Héroes Más Poderosos de Marvel: Blade, o lo que es lo mismo, las alegres aventuras del cazavampiros más famoso de la Casa de las Ideas.
LOS HÉROES MÁS PODEROSOS DE MARVEL: BLADE
Contenido: Tomb of Dracula Vol.1 #10 y Blade Vol.5 #1 al 6
Guion: Marv Wolfman, Marc Guggenheim
Dibujo: Gene Colan, Howard Chaykin
Uno de los personajes más conocidos por el público en general, aquel poco acostumbrado a la lectura de cómics de superhéroes, es Blade. Como con otras de sus propiedades, a fines de la década de los 90 Marvel vendió los derechos cinematográficos del personaje a una productora que lanzó tres películas —una de ellas dirigida incluso por el gran Guillermo Del Toro—, con Wesley Snipes como actor encargado de dar vida en la gran pantalla al cazador de vampiros marvelita por excelencia. Aunque los films cosecharon cierto éxito, no se puede afirmar lo mismo de sus cómics, que nunca han sido pródigos en ventas. Eso no significa que la editorial no lo intente, pues a lo largo de los años ha publicado un puñado de series limitadas y especiales protagonizados por el Caminante Diurno.
Siguiendo el esquema de sus congéneres, Los Héroes Más Poderosos de Marvel: Blade, aúna material clásico y moderno del alias de Eric Brooks. El primer apartado está representado por Tomb of Dracula #10 —1973—, su primera aparición. En efecto, Blade fue presentado por sus creadores, el escritor Marv Wolfman y el dibujante Gene Colan, como un personaje secundario de la colección de su archienemigo, pero luego pasó a protagonizar sus propias historias. Siendo un vampiro capaz de moverse a la luz del día, Blade dedicaría su vida a librar al mundo de todos los de su especie, utilizando su fisiología única para convertirse en el mejor cazador de chupasangres. Con permiso de Buffy, claro.
Para su creación, los autores se basaron en un conjunto de actores negros de la época como el jugador de fútbol americano reconvertido en intérprete, Jim Brown. Blade se sumaba a la galería de personajes de Marvel nacidos a la estela del por aquel entonces pujante movimiento cinematográfico blaxploitation, como Luke Cage. Con un peinado afro, chaqueta rodeada por una bandolera repleta de estacas, y haciendo uso de una jerga a día de hoy un tanto anticuada, Blade se convirtió desde ese mismo momento en un secundario recurrente en la primera etapa editorial de Tomb of Dracula participando en muchas de sus entregas, y colaborando con un grupo de cazadores de vampiros formado por Frank Drake, Rachel Van Helsing y Quincy Harker.
Marv Wolfman, que había llegado a la serie algunos números antes, llevaba a la colección de Drácula por una vía de aventuras y suspenso, pero sin abandonar, obviamente, el terror, que siempre estaría presente a un nivel estilístico y argumental. Aunque este instauró las bases características de Blade, incluyendo su cinturón de estacas, fue Gene Colan quien lo definió en la parte gráfica.
En una entrevista en Comic Book Artist en 2001, Colan recuerda que "Mi aporte fue la estética. Marv me dijo que Blade era un hombre negro, y hablamos sobre cómo debería vestirse y cómo debería verse, con un aspecto muy heroico. Esa fue mi colaboración. Quizá Marv dijo 'pónle botas', no lo sé. La bandolera de cuchillas sí fue su idea. Pero yo lo vestí, le puse la chaqueta de cuero y todo el resto."
En la vereda del frente, el material actual está representado por las seis primeras entregas de Blade, maxiserie del 2007, escrita por Marc Guggenheim y dibujado por la leyenda Howard Chaykin, con portadas de Marko Djurdjevic. En su momento, esta serie supuso la recuperación del personaje luego de años de ausencia, aprovechando la coyuntura del evento Civil War. Si bien se le había visto como invitado especial en otras colecciones, no protagonizaba su propia cabecera hace años—con la excepción de Blade MAX en 2002— por lo que no hubo mejor momento para su recuperación que mezclarlo con todos los juguetes de Marvel en la guerra civil superheroica y más aún si el estreno en cines de Blade: Trinity había sido apenas un año antes.
Guionista de la etapa de Wolverine contemporánea a dicho evento, Mark Guggenheim es un escritor cumplidor y amplio conocedor del mundo Marvel, así como un reputado creador televisivo. Si bien nunca ha sido descoyante, siempre sabe sacar lo mejor de los personajes, entregando obras sin más pretensiones que divertir y evadir, como tan bien hizo en la serie ya citada del mutante canadiense. Howard Chaykin, en tanto, es un veteranísimo dibujante, dueño de un estilo muy personal, con grandes obras a sus espaldas, como Black Kiss y American Flagg!. El artista se mueve como pez en el agua en encargos de este tipo: cortos, al grano y palomiteros, con predilección de personajes oscuros, ambiguos e imperfectos, de claro trasfondo noir.
En este caso, se trata de una serie que mezcla aventuras autoconclusivas, con una subtrama de fondo que se irá desarrollando poco a poco. El argumento en el presente se alternará con momentos del pasado del protagonista, que por un lado nos permitirá conocer más en profundidad al antihéroe, y por otro le dará más sustancia a la trama de fondo. Los flashbacks se convertirán en lo mejor de la obra, pues Chaykin plasma con solvencia la sordidez de los rincones más oscuros de las grandes urbes, al igual que el mobiliario, vestuario y atmósfera de tiempos pasados. Además, el manejo del color de Edgar Delgado consigue transportarnos a esas distintas épocas, distinguiendo el presente del pasado gracias a una estética que recuerda a fotografías o películas de la época.
Jugando con los propios orígenes del protagonista, el guionista aúna con acierto aventuras puntuales pero muy conseguidas, con con una nueva mitología que explorará la ascendencia de Blade y su relación el Drácula marvelita de toda la vida. Y esas aventuras unitarias parecen querer demostrar como Blade encaja en el resto del UM, pues vienen aderezados con invitados de la talla de Spider-Man, Dr. Doom, Wolverine, el involucramiento de agencias como S.H.I.E.L.D., y, por supuesto, la participación del personaje en un tie-in de Civil War. Eso sí, siempre con la caza de los vampiros como núcleo central.
Sin calificarse como obras maestras ni mucho menos, las historias autoconclusivas se leen estupendamente. El dramatismo y la acción están bien alternadas y administradas, partiendo de la base de una premisa potente y desenfadada, sin más intención de que lo pasemos bien mientras el protagonista destripa chupasangres a diestra y siniestra usando frases para el bronce, cual héroe de acción del cine de los 80. Y nada más que diversión es lo que pedimos al ver una horda de agentes de S.H.I.E.L.D. vampirizada, un equipo con el Dr. Doom, o un duelo a muerte contra el mismísimo Santa Claus. En el fondo, es un cómic totalmente recomendable y disfrutable para el que quiera desconectarse del trajín del día, o de lecturas más pesadas.
En definitiva, Los Héroes Más Poderosos de Marvel: Blade es una grata sorpresa, de un tomo y un personaje del que no se espera mucho. No es nada especialmente innovador, pero la mezcla de acción y sangre, de guion y arte, hace que sea una obra muy divertida, cumpliendo el deber básico de cualquier cómic, que es entretener. Si a lo anterior le sumamos que en sus páginas podemos apreciar el arte de monstruos del noveno arte como Colan y Chaykin, este volumen es una de las joyas de la colección.