"Inhumans: By Right of Birth" (1988): contra natura
Marvel tiene a los Inhumans en el congelador. Luego de un intento fallido de introducirlos como eje central de la editorial, y de una serie de imagen real que fracasó en critica y ratings, los personajes se encuentran desaparecidos en el limbo. Mientras esperamos que alguien tenga una idea que valga la pena para recuperarlos, nada mejor que repasar material antiguo protagonizado por Black Bolt y compañía. Por ejemplo, Inhumans: By Right of Birth, obra publicada en 1988.
Inhumans: By Right of Birth es una novela gráfica escrita por Ann Nocenti, ilustrada por Bret Blevins, tintas de Al Williamson y colores de Michael Higgins. Se publicó por primera vez en 1988, en Inhumans - A Marvel Graphic Novel, recibiendo su subtitulo en la reedición del 2013.
Para los lectores relativamente nuevos en el rincón inhumano, los personajes que se encuentran en la historia pueden parecer bastante diferentes a los que vimos hace poco tiempo poblando masivamente el Universo Marvel, cuando la editorial trató de imponernos a la fuerza que se trataban de los nuevos X-Men. Sin embargo, la sensación general, esa elegancia y sofisticación, está muy presente. Es una de las historias inhumanas esenciales, con todo el potencial de ser un cómic que puede enganchar para siempre con estos héroes salvajes y extraños.
Cronológicamente, la historia tiene lugar poco después de que los protagonistas hubieran trasladado su hogar de Attilan desde las montañas del Himalaya al área azul de la luna. Vivir en reclusión por generaciones había dejado a los pueblos inhumanos especialmente vulnerables a los crecientes niveles de contaminación en la atmósfera terrestre, como resultado de la industrialización del mundo humano. Con la ayuda de Reed Richards y los Cuatro Fantásticos, toda la ciudad de Attilan fue transportada a la zona rica en oxígeno de la luna.
Ahí, los attilanos disfrutaban de un período de paz y seguridad sin precedentes. Ya no vivían con el miedo constante de ser descubiertos e invadidos por el mundo humano, y como tal, no se sentían tan dependientes de la Familia Real Inhumana para obtener protección. Esto permitió al Consejo Genético obtener una influencia mucho más significativa sobre el gobierno de la ciudad-estado.
El Consejo Genético eran los guardianes de la cultura y el ritual en Attilan. Controlaban los derechos de la Terrigénesis y aplicaban una política estricta de eugenesia, formando linajes y arreglando matrimonios, todo en un esfuerzo por controlar la reproducción y producir Inhumanos que recibirían dones favorables de las propiedades mutagénicas de las Nieblas Terrígenas. Su control sobre los ciudadanos, y muchos se sentían constreñidos por los inflexibles lineamientos de su cultura. De hecho, el comienzo de la historia nos presenta a una joven inhumana que se suicida, por la angustia provocada al verse obligada a casarse con un compañero a quien no amaba.
Esta sensación de conflicto se extiende también a la Familia Real. Karnak sostiene que las reglas del Consejo Genético están estrangulando a Attilan con sus reglas firmes y demandas inquebrantables. Él siente que la sociedad inhumana debe progresar más allá de las viejas costumbres, para que no degeneren en innumerables e insensatos apegos a la cultura y la tradición. Gorgon no está de acuerdo, esgrime que el Consejo ha sido sabio, y que ha guiado bien a los pueblos inhumanos. Las opiniones cruzadas de Karnak y Gorgon representan la creciente división en Attilan: el cisma entre aquellos que se adhieren inquebrantablemente a los modismos de su cultura, y aquellos que desean liberarse de las viejas costumbres.
La ley es algo curioso, convierte a hombres en reyes y a reyes en dioses. Puede proteger el pueblo al que representa, o puede convertirse en el peor de sus yugos. Para Medusa, Reina de los Inhumanos, ha llegado la hora de elegir entre tradición y cordura. ¿Dejará que las normas del Consejo Genético acaben con la vida de su hijo nonato, o se rebelará contra la opresión de aquellos que dictaminan desde un púlpito lo que debe hacer con su cuerpo? Cuando se trata de hacer lo correcto, no hay reyes ni sirvientes. Solo personas.
Esas son las preguntas que nos deja Nocenti con esta obra. La escritora, por entonces en plena lucidez escribiendo algunos de los mejores pasajes de Daredevil, siempre ha sido muy confrontacional, pues no entró a la industria del cómic solo para mostrar peleas de malos contra buenos. Sus obras suelen abordar temas políticos y sociales que plantean debates incómodos, que remueven conciencias, que suscitan preguntas, y ya sea a favor o en contra, dejando a nadie indiferente. Comprometida socialmente, las ideas de Nocenti sobre la religión, el feminismo, el capitalismo, y muchos otros "ismos" siempre han estado presentes en su bibliografía, como el ya nombrado Daredevil o en Longshot.
La diferencia es que ella no incoporó estos antecedentes ahora, en un mundo que clama indignación, pero que muchas veces utiliza las reivindicaciones como moda pasajera o para obtener likes. Nocenti lleva en esta vereda desde hace cerca de cuarenta años, más de los que muchos de nosotros llevamos leyendo cómics o cualquier otra cosa. El caso es que la historia que encontramos en estas páginas, escrita hace más de treinta años, venía a revolver asuntos que eran tema desde la década de los sesenta, con todas sus revoluciones, y siguen vigentes hasta el día de hoy, pues los tópicos que tratan están a la orden del día en los debates televisivos y columnas de opinión. Los Inhumanos se alzan en armas, más dialécticas que concretas, y lo hacen poniendo el dedo en la llaga de muchos sistemas de gobierno e ideologías políticas pasadas y actuales.
Eso sí, el Consejo Genético tiene raíces mucho más profundas, que vienen de muy lejos en el tiempo. Un poco de totalitarismo, algo de limpieza genética, el siempre socorrido nazismo, una pizca de Esparta, su ración de 1984, su aderezo de Un Mundo Feliz, etc. Sin embargo, aunque sería fácil caer en clichés condenatorios, Nocenti pone el debate en nosotros, a través del choque de posturas de los personajes: el que sus reacciones estén tan cuidadas y sean tan diversas es quizá uno de los mayores aciertos de esta novela gráfica, que no conduce ni señala, sino que se limita a exponer, haciendo un estudio objetivo a través de los actores.
Ese equilibrio es al que deberían apuntar toda obra de corte social, ya que ideologías aparte, normalmente los lectores no queremos que nos den la razón de forma evidente o que nos dirijan hacia una conclusión artificial. Alcanzar una conclusión propia al cerrar un libro es uno de los mayores premios de la experiencia lectora en sí, y junto a la libertad de pensamiento, es un don que a nadie se le puede negar
Según mi interpretación, que no necesariamente debe coincidir con la nadie, es que By Right of Birth es en gran medida una historia a favor del derecho absoluto de la mujer a hacer elecciones sobre su propio cuerpo. Podría decirse que los villanos, quienes buscan la muerte del hijo nonato de Medusa, abogan por el aborto, mientras que el héroe luchando por los derechos de su hijo por nacer podría encasillarse como pro-vida, pero eso sería simplista. El derecho de elección de una mujer, después de todo, es un proceso muy complejo, y más allá de la decisión, lo imperativo es el derecho a elegir, y un órgano de gobierno no debería tener nada que ver con las decisiones que toman las mujeres con sus familias.
Finales de los 80 y principios de los 90 fueron también épocas en las que la cuestión del peligro ecológico estaba germinando en la conciencia colectiva, pues muchos se estaban dando cuenta más claramente de que la humanidad podría tener un efecto perjudicial duradero en la salud del planeta. La narrativa también aborda esta temática, una vez más desde una dirección interesante e inusual.
En un pasaje, Crystal utiliza sus poderes para tratar de reparar el daño causado al medioambiente, pero su intromisión revive alguna presencia sobrenatural, una personificación retorcida de la naturaleza que se ha vuelto del revés. Ha ocurrido algún tipo de 'nacimiento' y solo puede significar un desastre para los Inhumanos. Pareciera como si los esfuerzos de Crystal por una solución rápida produjeran más daño que bien, y no es por accidente que la narrativa describa al monstruo elemental como parecido a un recién nacido. Se relaciona con el tema general del potencial de destrucción inherente a nuestro prodigio, ya sea que ese prodigio sea un niño real o los efectos provocados por la rápida industrialización. Es similar al Frankenstein de Mary Shelley: cuando jugamos a ser dios, nos arriesgamos a que nuestra creación acabe destruyéndonos.
No obstante estos puntos altos, no podemos soslayar ciertos fallos. Nocenti no parece haber dejado completamente atrás la tendencia de la narrativa de antaño, pues aunque los modos de la época dictaban un estilo poblado de verborrea expositiva, el ruido generado no ayuda en exceso para desarrollar correctamente la idea tan potente de la premisa. En el fondo, el exceso de locuacidad empaña un poco el resultado final.
Nocenti se encuentra acompañada de Bret Blevins, dibujante cuyo estilo destaca sobre todo en las expresiones faciales, además de entregar una imagen exótica y majestuosa de Atiilan, y una versión de Medusa que puede ser la mejor en más de 50 años. Impagables son, por ejemplo, las expresiones las de los viejos decrépitos del Consejo Genético, el vivo cabello de Medusa y la expresividad facial de Black Bolt. Lamentablemente, esa dramatización de la gestualidad de los personajes en momentos rebasa el límite, tomando estéticas semejantes a la caricatura. Del mismo modo que el exceso de verborrea se convierte en un lastre, el exceso de expresividad de los protagonistas genera un ruido que distrae en ciertos parajes.
En resumen, Inhumans: By Right Of Birth es una lectura muy interesante. Sabemos que la sola presencia del nombre Ann Nocenti en portada ya es suficiente aviso que tendremos una obra sobre la media, pero si además le agregamos ideas profundas, bien desarrolladas y un llamado de atención a la inteligencia del lector, entonces se convierte en una parada obligatoria si se trata de recorrer la cronología inhumana, o como prueba palpable de que a veces los cómics de supers sirven para más que solo ver peleas y músculos. Aún con algunos fallos que no le permiten alcanzar el grado de obra maestra, estas páginas son una lectura que se le puede recomendar a cualquiera.