Introducción a Los Eternos I - "The Eternals" (1976) de Jack Kirby
La semana pasada vio la luz el último estreno de Marvel Studios, Eternals. Perteneciente a la Fase 4 de lanzamientos en cine y televisión, es una película que no solo nos trae más héroes y villanos que se unen a los Avengers o Spider-Man, sino que apela a la faceta cósmica de unos personajes del Universo Marvel que nacieron en las páginas de unos cómics creados por el talento mágico del Rey de los Cómics, Jack Kirby. Aunque el film dirigido por Chloé Zhao, ganadora del Oscar por Nomadland, ha provocado reacciones mixtas, una cosa es segura: los personajes son apenas conocidos por el gran publico, e incluso, por muchos lectores de Marvel. Por ello, es que hemos querido hacer una breve introducción a ellos, analizando la serie homónima en que debutaron.
¿Quiénes son los Eternals?
Como decíamos más arriba, básicamente, cambios más y cambios menos, el film Eternals recupera los argumentos de los cómics escritos y dibujados por el gran Jack Kirby, creador que a estas alturas no necesita ninguna presentación. En ellos, dos razas alienígenas, los Eternos y los Desviantes, creados por los superpoderosos Celestiales, viven ocultos entre los humanos en la Tierra. Como representantes de las fuerzas del bien y del mal, se han enfrentado entre sí a lo largo de los siglos, creándose a su alrededor toda una mitología cósmica.
Así, los Eternos son una raza de seres inmortales, incapaces de envejecer, que habitaron en la Tierra para proteger a los humanos de los Desviantes, hace siglos. A diferencia de los humanos tradicionales, los Eternos cuentan con una genética modificada por los Celestiales, lo que les ha dotado de unos poderes extraordinarios y unas capacidades únicas para salvar al universo en caso de emergencia. Entre todas sus habilidades, destaca la capacidad de manipular la materia a nivel atómico, la telepatía o la capacidad de levitar.
Su debut se dio en 1976, en una serie regular que duró apenas diecinueve entregas. Aunque los diversos trabajos publicadas años después sobre esta franquicia han pasado con más pena que gloria —con excepción de la miniserie de 2006 de Neil Gaiman y John Romita Jr.—, la historia escrita y dibujada por Kirby es considerada actualmente la Biblia que relata los orígenes cósmicos del Universo Marvel.
The Eternals, de Jack Kirby
A mediados de los años setenta, el Bullpen marveliano se regocijaba con el regreso de Jack Kirby a sus oficinas. Uno de los principales arquitectos de Marvel volvía a casa luego de su periplo en DC Comics, y eso significaba contar nuevamente con uno de los creativos más importantes de la historia del cómic. En esta nueva etapa, El Rey contaría con una libertad absoluta sobre su trabajo, oficiando como editor, guionista y dibujante de todo aquello que realizara. Con este planteamiento, trabajó en personajes que él mismo había creado, como el Captain America y Black Panther, así como acometió trabajos nuevos como la adaptación de la película 2001: Space Odyssey o la serie mensual Machine Man. Pero el Rey parecía incombustible, así que también sorprendió con nuevas ideas.
Una de esas despuntó por méritos propios, debido a que Kirby volcó en ella dos aspectos de su absoluto interés. Por una parte, estaba fascinado por el concepto de las quimeras, pues pensaba que las leyendas heroicas las creaban personas que necesitaban algo que admirar para aliviar su sufrimiento. Además, desde su etapa en The Mighty Thor en los setenta, le gustaba la idea de los alienígenas que eran percibidos como dioses por los humanos. Ahora, de regreso en la Casa de las Ideas, quería seguir explorando esos aspectos.
El momento fue el propicio, ya que por entonces había un libro superventas llamado Chariots of The Gods, que planteaba una idea similar. Escrito por Erik Von Daniken, sus páginas afirmaban que los alienígenas habían estado viniendo a la Tierra desde tiempos primordiales, influyendo directamente en el desarrollo de las civilizaciones. Por tanto, una colección directamente relacionada con todo el fenómeno OVNI y con el convencimiento de que éramos visitados con cierta frecuencia por inteligencias extraterrestres, fácilmente confundibles con dioses del espacio, le pareció una buena idea a las cabezas de la editorial, que se subieron al carro con la publicación de una historia de ese corte en Marvel Preview #1 (1975), que además presentaba comentarios respecto de la obra de Von Daniken.
Así, Kirby recibió luz verde para una serie que se llamaría The Celestials, aunque a poco andar cambió su nombre a The Return of Gods. Eso, hasta que intervino el departamento legal de la editorial, quien creía que el título estaba demasiado cerca de ser una violación de copyright y, por tanto, su título definitivo sería The Eternals. Esto también tuvo lógica debido a la importancia que dicha raza comenzó a ganar en el desarrollo del conflicto, ya que los componentes más importantes como Ikaris, Ajax, Zuras, Sersi y Makkaris jugaron un papel fundamental desde el principio.
En su relato, Kirby postulaba que una raza conocida como los Celestiales había llegado a la Tierra durante los primeros compases de la vida en nuestro mundo. Estas figuras titánicas y blindadas provenían de los confines del cosmos y llegaban a diversos planetas para sopesar y medir el desarrollo de la vida durante su desarrollo. Sus estudios se llevaron a cabo por incontables años, durante cuatro visitas realizadas por diferentes delegaciones que recibieron el nombre de Huestes, cuyo objetivo era evaluar las especies existentes y determinar si eran dignas de seguir existiendo o someterlas a la aniquilación. La Primera Hueste llegó a la Tierra hace un millón de años y empezó sus experimentos con los humanoides que encontraron. Como consecuencia, nacieron dos nuevas especies, los Eternos y los Desviantes. Los primeros recibieron una genética superior, imbuida de energías cósmicas que tardaron siglos en descubrir y dominar. Los segundos, en tanto, recibieron un código genético inestable, que hizo que fueran mutando con el paso de los años.
La Segunda Hueste llegó hace 20.000 años, cuando los desviantes había logrado erigir un gobierno mundial, que aplastó cualquier resistencia humana. En sus soberbia, desafiaron a sus creadores, pero los Celestiales tenían otros planes, por lo que la mayor parte de la civilización desviante fue destruida en el Gran Cataclismo. Los Eternos se encontraban apartados en un retiro polar, convencidos que sus habilidades avanzadas asustarían a los humanos. Eso no evitó una serie de interacciones con los hombres, como la participación de un Eterno que participó en varias batallas, pero que luego fue rechazado por los hombres y sus propios congéneres, recibiendo el nombre del Olvidado; el caso de Ikaris, quien tuvo un hijo con una humana que fue nombrado como Icarus; o las hazañas de Sersi, quien disfrutaba de su contacto con el hombre y su cultura.
El año 1.000 d.C. fue testigo de la Tercera Hueste, denominada por el eterno Ajak como de "inspección y cultivo". Los Incas adoraron a los visitantes como dioses, mientras estos instigaban el miedo alrededor del mundo. Ajak habló directamente con los Celestiales, protegiendo su sede, y luego se puso en animación suspendida hasta la llegada de la Cuarta Hueste. En el siglo XIX, Ikaris sintió que era el momento de preparar a la Tierra para la llegada de los siguientes visitantes, interactuando por primera vez desde la Tercera Hueste, maravillándose con los cambios que encontró.
La Cuarta Hueste llegó al planeta en el pasado reciente, lista para dictar sentencia, y este es el escenario de la etapa Kirby. Son testigos de lo que el hombre había provocado, así como de la reanudación del antiguo conflicto entre eternos y desviantes. Estos últimos buscaban ganarse el favor de la Hueste, o que nadie saliera beneficiado, mientras que los eternos buscaban preservar no sólo su vida, sino que también la de los humanos, en quienes veían gran potencial. Un pequeño grupo, conocido como los Jóvenes Dioses, se entregó a los Celestiales para mostrarles lo bien que había salido el experimento. Los visitantes los aceptaron y dieron su veredicto a la Tierra: pulgar arriba.
Las ventas de la serie fueron sólidas, pero nunca espectaculares. Mientras algunos analistas la consideran muy divertida, otros, como Peter Sanderson, la consideran el último gran logro creativo de Kirby. "Como gran parte del trabajo de Kirby para Marvel y DC en los sesenta y setenta", escribió, "The Eternals es una indagación en la naturaleza de Dios. Kirby, junto a otros autores, había creado al Extraño, a Odín, al Alto Evolucionador, a La Fuente, al Vigilante y Galactus; ahora trabajando por su propia cuenta en The Eternals, nos presenta a los dioses del espacio', los Celestials".
The Eternals es tan memorable tanto por sus personajes como por las épicas hazañas de visualización de Kirby. Estaba la oscura y sombría figura del Olvidado, el eterno que fue conocido en las civilizaciones antiguas como Gilgamesh, Sansón y Hércules. Estaba Kro, el demoníaco líder militar de los desviantes, que a pesar de ser implacable, se seguía sintiendo atrapado por la pasión hacia su antigua amante Thena, la exhaltada hija de Zuras, monarca de los Eternos. Y estaba Sersi, quizá la más interesante de todos, una eterna cuya personalidad tenía muchas facetas. Era conocida por los desviantes como Sersi la Terrible, por su temperamento y capacidad de transformar a voluntad la forma de las personas y objetos.
Como decíamos, a pesar de sus abundantes méritos, la colección no fue un gran éxito comercial, tal vez porque Kirby trató a su amplio reparto de personajes como un verdadero conjunto, cambiando continuamente el punto de vista de un grupo en un número, a otro en el siguiente; no había una figura heroica central que apareciera en todas las entregas. La mayoría de los cómics de la época se enfocaban en uno o dos personajes principales, e incluso series de grupos como Avengers o Uncanny X-Men mantenían la atención sobre un puñado de protagonistas y trasladaban el foco hacia otros paulatinamente, a lo largo de diversos episodios. No pasaba lo mismo con Kirby, cuya dinámica de narración significaba que a los lectores se nos ofrece un torrente de conceptos, dedicando poco tiempo en explorar un personaje o idea en profundidad. Como consecuencia, sus títulos eran más amados por su arte que por su escritura, que abrumaba a algunos lectores.
Porque, si bien la historia estaba escrita de forma fragmentada y confusa, los diseños pseudotecnológicos del Rey eran tan fascinantes como siempre. En efecto, la vuelta de Kirby a Marvel coincidió con una de sus etapas creativas más sobresalientes, tanto en el aspecto narrativo como en el artístico. Acá, el dibujante nos ofrece desde la primera viñeta todo un recital de espectacularidad, con frecuentes splash pages donde demuestra su maestría para crear diseños absolutamente innovadores. Aunque en esta obra no vemos experimentos anteriores como collages fotográficos, sí que está presente lo mejor de Kirby: imaginativos diseños, tanto del vestuario de los personajes como de los escenarios y vehículos; las expresiones de los rostros o los escorzos de brazos y manos, marca de la casa; el dinamismo de las figuras; o el detallismo de los fondos, que convierten cada viñeta en obras de arte.
En la mente del creador, su saga espacial existía en su propia realidad, separada del Universo Marvel. Pero ya desde 1977, los editores querían usar sus conceptos y pensaron que la serie se beneficiaría de la aparición de otros héroes de la casa. Para entonces, Kirby ya estaba en guerra con los editores por la forma en que sus diálogos habían sido modificados sin su autorización en diversos títulos. En un esfuerzo por integrarse, hizo algunos intentos de asimilar al UM en su serie cósmica, aunque siempre con un giro que le daba libertad.
Por ejemplo, en sus páginas comenzaron aparecer agentes de S.H.I.E.L.D., seguidos por uno de sus primeros éxitos, The Thing. Sin embargo, el miembro de los Cuatro Fantásticos no era él, sino una persona normal cuyo aspecto fue transformado por Sersi en un símil del rocoso héroe. Otro intento incluyó a Hulk, pero en este caso tampoco era el alter ego de Bruce Banner, sino que se trataba de un robot dotado de poder cósmico con la imagen del goliat esmeralda.
Llegados 1978, Kirby pondría fin a la serie; con el tiempo, llegaría una siguiente generación de editores, guionistas y dibujantes que quisieron jugar con sus personajes. Pero como ya decíamos, ninguna otra colección protagonizada por estas entidades ha tenido éxito, a excepción de la miniserie de 2006 de Neil Gaiman y John Romita Jr. aunque posiblemente esto se deba más al prestigio de sus autores que a otra cosa. Como sea, el repaso de esas obras posteriores y cómo se relacionaron los personajes con el resto del Universo Marvel, dan para una estupenda guía de lectura que será publicada próximamente.