"Earth X" (1999): la hora del crepúsculo
En los últimos estertores del siglo pasado, se dio inicio a una trilogía —bueno, ahora cuenta con una precuela, así que técnicamente es una tetralogía—, que nuevamente nos daba una visión de un posible futuro del Universo Marvel. Ya sabemos que una de las tradiciones de los universos superheroicos es dar un vistazo al futuro de sus héroes, mostrando como sería su vida al final de sus carreras, y como sería el estado de la sociedad varias décadas más adelante. Si eres fan de proyectos como Kingdom Come, Days of Future Past, The Last Avengers Story, o muchas otras, acá tienes una obra más que agregar a tu estantería: Earth X, nada menos que de la mano del gran Alex Ross. Porque en un mundo donde todos tienen poderes, ¿Quiénes son los verdaderos héroes?
El Universo Marvel ha cambiado. Ya nadie necesita a los Avengers, a los X-Men, a los 4 Fantásticos o a Spider-Man. Ahora, todos los habitantes de la Tierra poseen habilidades especiales, equivalentes a las de aquellos justicieros del pasado. Pero, ¿qué ha sido de éstos? ¿Cómo han crecido, envejecido, y qué han hecho con sus vidas? Cuando ya no les queda a nadie que salvar, sólo les resta salvarse a ellos mismos.
La anterior es la descripción del futuro del cosmos de la Casa de la Ideas. O al menos, el futuro según lo idearon el artista Alex Ross, el guionista Jim Krueger y el dibujante John Paul Leon, quienes unieron su talento en una alquimia que dio como resultado una de los títulos más especiales de la Marvel de cambio de siglo. Su nombre sería Earth X, obra armada en una estructura un tanto extraña, pues sus episodios estuvieron divididos en los números 0 al 12, un episodio #X, más los especiales Earth X Sketchbook, Earth X Wizard #1/2 y un epílogo que se incluyó solo en el tomo recopilatorio. A la postre, a Earth X lo acompañarían las secuelas Universe X y Paradise X, formando una ambiciosa trilogía que no dejó esquina de su mundo sin explorar. Eso hasta el 2020, en que vio la luz la precuela Marvels X, demostrando que a Ross y Krueger aún le quedan historias por contar.
Esta visión de los días por llegar nacería casi dos años antes de su publicación, cuando la revista especializada Wizard solicitó a Ross que realizase unos bocetos de su versión del futuro de los personajes marvelitas, lo que dio como resultado una serie de diseños que presentaban a unos héroes septuagenarios, en el crepúsculo de sus carreras como justicieros, enmarcados en un futuro distópico del Universo Marvel. Por entonces, el ilustrador ya había dejado boquiabiertos a todo el mundo por su trabajo en Marvels y en Kingdom Come, pero acá además saldrían a relucir sus dotes de argumentista, pues acompañó dichas ilustraciones con unos textos de apoyo que permitieron situar al lector, creando toda una cosmología alrededor de sus diseños.
En un prefacio incluido en Earth X Sketchbook, Ross estableció que "al principio solo se me ocurrió parodiar al típico héroe de disfraz ajustado mostrando el proceso normal de envejecimiento, hacerse viejo y engordar. Un año después de la propuesta de Wizard aún estaba preguntándome qué haría si me tomase la idea en serio, si intentase buscar un acercamiento individual a la naturaleza de los personajes principales. Cada historia personal llevaría a una posible encarnación futura. Así que decidí aplicar este método a todo el Universo Marvel como entidad diferente a la de los héroes de una Distinta Compañía".
Así, Ross intentó plasmar en su mente a cada uno de los personajes, su entorno, y qué les había llevado a la situación en la que se encontraban. Luego, como si fuesen las piezas de un lego, ligaría los diferentes acontecimientos en un tapiz cuidadosamente hilvanado dando forma a este Universo Marvel futuro. Con la mayoría de argumentos abocetados, optó por llamar a su amigo Jim Krueger para explicarle su idea, y de paso que este dotase de un mayor trasfondo a la historia. Jim parecía el candidato perfecto, pues en su cómic The Foot Soldiers trataba temáticas similares. Además, trabajaba en la columna Marvel Universe Timeslip, publicada en la revista Marvel Vision, en la que junto a varios dibujantes de renombre ofrecía versiones de cómo serían dichos personajes si no los hubiesen creado Jack Kirby, Steve Ditko o John Romita.
Trasladando a guion los frutos de la fértil mente de Alex Ross, la relación entre ambos fue muy orgánica, mientras las ideas fluían sin cesar. Así, mientras que Alex concebía la idea de una plaga que había golpeado a la Tierra otorgando poderes mutantes a todos los habitantes, seria aportación de Jim que dicha plaga fuese desatada por Rayo Negro al liberar las nieblas terrígenas —de repente, el argumento deInfinity de Jonathan Hickman ya no parece tan original—. Tal cantidad de ideas por desarrollar terminaron formando una biblia gigante de 100 páginas, en la que se situaba en contexto a la mayoría de personajes que posteriormente aparecerán en Earth X.
"La respuesta de Jim acerca de qué había causado este mundo mutado era mucho más profunda de todo lo que yo había imaginado", reveló Ross. "Eso nos llevó a una sesión creativa que hizo que nos tomáramos Earth X mucho más en serio, como una propuesta real para un cómic y un trabajo digno. Antes incluso de que comenzáramos el artículo para Wizard, que ahora había crecido para convertirse en un cómic, ya nos imaginamos una serie demasiado larga como para que pudiera pintarla".
Por supuesto, sus diseños fueron un éxito rotundo, lo que hizo que fuesen reeditados en un comic-book a modo de libro de bocetos, agotando su tirada inicial. Para cuando desde Marvel Comics le ofrecieron convertir aquellos bocetos acompañados de tan interesante planteamiento en un proyecto a modo de maxiserie, Ross ya tenía en mente quién sería el autor ideal para plasmarla. Su nombre, John Paul Leon, un dibujante que había dejado un muy buen sabor de boca en Challengers of the Unknown para DC Comics con un estilo realista que se ajustaba como un guante a lo que el proyecto pedía.
Todo lo anterior dio como fruto una historia que, como dijimos, es una distopía fatalista sobre el destino final de los superhéroes Marvel en una Tierra condenada desde el momento en que toda la población del planeta adquirió poderes. El destino de la humanidad, predestinada a su fin por los Celestials desde su mismo origen, se presenta a través de los ojos de Aaron Stack, a.k.a. Machine Man a.k.a. X-51, que está siendo entrenado para convertirse en el nuevo Watcher por el mismísimo Uatu. Al mismo tiempo, veremos cómo los superhéroes que quedan afrontan su papel en un mundo que parece no necesitarlos.
Antes que nada, estamos frente a una obra a la que hay que acercarse con concesiones. Acá tenemos un concentrado de muchos elementos que han cruzado la continuidad marveliana desde sus inicios, especialmente conceptos introducidos por Jack Kirby, como los Celestials, los Eternals, y algunos más. Si bien eso siempre es un aliciente a la hora de leer, en general es tan reverencialmente Kirbyano que podría resultar confuso para aquellos lectores que no estén familiarizados con el cosmos de la Casa de las Ideas. E incluso los más conversos deberán estar preparados para el aluvión de información y textos explicativos, que a veces se van más en relatar cómo los personajes han llegado a esta situación, que en hacer avanzar la historia. Como resultado, en muchos pasajes se vuelve lento y farragoso.
El primer número, el #0, es básicamente un repaso a la historia del Universo Marvel con, como dijimos, un fuerte enfoque en los Celestials y su impacto en el mundo. Ya en el número 1, saltamos a la trama real: todos en el planeta ahora han mutado. Reed Richards se culpa a sí mismo, viviendo en el castillo de Doom, vistiendo su armadura. Hay un joven adolescente conocido como Skull que tiene el poder de controlar a las personas con su mente y se está apoderando de Estados Unidos, un país que lucha por alimentarse. El Capitán América es un anciano triste que ya no parece tener el espíritu de lucha en él. Tony Stark vive en una mansión sellada, un anciano paranoico que le teme a los gérmenes y que también mutará. May Parker es Venom, abriendo una brecha entre ella y su padre. Ben Grimm está casado con Alicia Masters y tienen dos hijos gemelos, Buzz y Chuck, que se parecen a su padre. Bruce Banner es un niño pequeño con un monstruo Hulk como compañero. Thor es una mujer. Los Inhumanos han regresado para la boda de Luna y el hijo de Black Bolt y Medusa. Y además, el mundo llegará a su fin pronto.
Al igual que en Kingdom Come, el personaje principal es pasivo, y se activa en un momento conveniente. Es curioso cómo los grandes proyectos de Alex Ross parecen centrarse en personajes que están fuera de los eventos, con una mirada desde el exterior. Aunque es un androide, X-51 representa la voz humana, y sus interacciones con Uatu impulsan la serie, estando bien escritas. Sus debates sobre moralidad, humanidad y el panorama general son las cosas más interesantes del título, haciendo que los eventos reales que presentan a los héroes de Marvel parezcan intrascendentes, a medida que saltamos de un personaje a otro mientras que avanzan en la serie.
Sin embargo, lo más sorprendente de Earth X no es como representa el futuro del Universo Marvel, sino como reescribe su pasado. Ross y Krueger nos revela que el planeta en sí es en realidad un huevo cósmico para un Celestial, y que los superhéroes surgieron en la Tierra para proteger al dios dormido. El propósito de Galactus no es solo comer mundos, sino evitar que los celestiales eclosionen. Aunque tenemos algunos antagonistas en las tramas, la sorpresa de la identidad del villano final de la serie es todo un golpe en la quijada, al tratarse de un personaje muy querido.
Cada número está estructurado de la misma manera: una página inicial de diálogo entre X-51 y Uatu —aunque luego se involucran otros personajes—, cuatro páginas de flashback de algunos personajes que muestran su historia u origen, 18 páginas de historia y seis páginas de texto acompañadas de bocetos de Ross. Es una estructura interesante que enfatiza la importancia de la continuidad y explica la historia de estos personajes. De hecho, las páginas de texto al final están dedicados a decirnos lo que sucedió a los personajes, siendo menos una historia y más una presentación de cómo los personajes son diferentes. Rara vez en la trama del cómic en sí nos enteramos de algo que no esté en el material del cuaderno de bocetos.
La elección de Jean Paul Leon como artista es interesante, porque no se parece en nada a Alex Ross. Ross es un artista realista, creando sus figuras según modelos de la vida real, tratando de capturar la realidad. Los trazos de Leon son mucho más oscuros, angulosos, y de cierta manera, impresionistas. Lo primero que se nos viene a la mente al ver su trabajo es el arte de Alex Maleev o David Aja, aunque solo sea por la cercanía temporal y su impronta oscura de líneas gruesas amplias y simplistas, que no pierden el tiempo en agregar muchos detalles ni líneas innecesarias. Hay algo de superficial en el trabajo, pero no en el mal sentido. Su Ben Grimm, por ejemplo, solo tiene unas pocas líneas de roca en su rostro, lo suficiente para sugerir cuales son sus características definitorias. El dibujo es muy bueno sugiriendo lo que hay, sin dibujarlo por completo.
Aunque la historia es disfrutable —me gusta ver las versiones futuras de estos héroes, y las elecciones que hicieron Ross y Krueger con ellos— creo que se extraña un mayor trabajo de desarrollo de personajes. No parece que los autores tengan mucho más que decir sobre los personajes y su mundo, más allá de imponerles ese futuro, y esta explicación de los superpoderes y Galactus. A diferencia de Kingdom Come, que trataba sobre el concepto de heroísmo y se contaba de una manera más compacta e inmediata, este es un relato sobre la creación de una narrativa cohesiva sobre el Universo Marvel, y como tal, se centra más en una visión mas macro que en el legado intimista y personal de cada protagonista.
El proyecto Earth X tuvo un éxito a la altura de los autores implicados, lo que propició que tras esta primera maxiserie apareciesen dos secuelas destinadas a desvelar más detalles de este apasionante universo, con el nombre de Universe X y Paradise X y, como dije más arriba, una precuela, Marvels X. En ellas, John Paul Leon dejó su lugar al dibujante Doug Braithwaite, pero esas serán histories para otro momento.
En resumen, podemos establecer que Earth X es un ejercicio curioso, nacido en circunstancias igual de peculiares. El trabajo de Ross, Krueger y Leon es sin duda solvente, pero advirtiendo que los lectores mas novatos o menos versados en el Universo Marvel podrían no tolerar esta sobrecarga de información, o no conocer conceptos que les permitan comprender de mejor manera la historia, aunque tampoco es algo que no se explique en las mismas páginas. Para disfrutar de bocados lentos, y muy bien masticados antes de tragar.