"Punisher: Soviet" (2020): castigo con sabor a vodka
A Frank Castle le gusta trabajar solo, siguiendo una férrea rutina y códigos a la hora de acometer su vocación, que no es otra que una limpieza a fondo del mundo de crimen y el hampa. Por lo mismo, el hallazgo de un puñado de mafiosos rusos muertos a manos de alguien con sus mismo modus operandi, plantea varias e inquietantes preguntas. ¿Quién apretó el gatillo? ¿Cómo y por qué se adelantó a Frank? Y sobre todo, ¿qué ocurrirá cuando estos dos justicieros y verdugos se encuentren cara a cara? Eso y más encontraremos en Punisher: Soviet, obra que significó el reencuentro del vigilante de la calavera con el escritor que más lo entiende: Garth Ennis.
Hay autores que parecen destinados para cierto personaje. Es el caso de Garth Ennis, guionista irlandés que, sin ocultar su poco amor por el género de los superhéroes, no ha perdido la oportunidad de verter su mala baba e ironía al acometer títulos de esta temática. Quizá por eso, un personaje como Frank, un justiciero implacable dispuesto a todo por vengar a su familia, logró una conexión única con la forma de abordar la temática de este enfant terrible.
La primera vez que encontraron fue a mediados de los noventa, en el especial Punisher Kills The Marvel Universe, donde el Castigador se dedicaba a eliminar a todos los héroes de la editorial. El experimento, aunque pasó muy de bajo perfil, fue satisfactorio, por lo que se requirió de nuevo sus servicios, esta vez en el relanzamiento del personaje bajo la línea Marvel Knights. Posteriormente, otra larga colaboración en la línea MAX Comics corona a Ennis como el guionista definitivo de Castle, en uno de los raros ejemplos en que un guionista es capaz de reinventar dos veces a un personaje, de una forma brillante. Acá, una Guía de Lectura de lo hecho por el guionista con Punisher.
Si bien creador y personaje volvieron a encontrarse en 2017 en la miniserie Punisher: The Platoon, en 2019, los fans del Punisher estuvimos de enhorabuena, pues Marvel anunciaba que Ennis volvería a la editorial, para retomar al personaje al que ha entregado las mejores etapas de su bibliografía. Aunque en ese anuncio se hablaba de más de un proyecto, el primero que vio la luz, en 2020, fue Punisher: Soviet, miniserie de 6 números que llevaría a Frank a trabajar codo con codo con una especie de contraparte suya venida desde Rusia, fogueado en la Guerra de Afganistán.
Al comenzar la lectura, es fácil notar que Ennis no le ha perdido el pulso al personaje, y que tenemos de regreso al Punisher más frío, calculador y despiadado, del que hemos podido disfrutar los lectores en su etapa MAX. De hecho, esta miniserie fue publicado bajo aquel sello MAX Comics, aunque por su argumento cuesta enmarcarla en algún punto de la línea de tiempo formada por las sesenta entregas de Punisher MAX, la miniserie Platoon, e incluso Fury: My My War Gone By, del mismo escritor, entre las que se conforma lo que yo llamo una especie de "Ennis-verso". Soviet es más bien un relato, muy circunscrito y autoconclusivo, que puede encajar perfectamente en cualquier punto de la cronología antes descrita.
En esta nueva serie limitada, el de Belfast utiliza varios de sus ingredientes habituales a la hora de escribir a Frank obteniendo, como siempre, un resultado más que recomendable. Eso sí, en esta oportunidad Castle cede algo del protagonismo a su "colega" Valery Stepanovich, un ex-militar que tiene una tonelada de cadáveres a su paso, y al que acabamos viendo como la versión de Frank del otro lado del charco. Como en toda buena historia del Punisher, aquí juegan un papel fundamental las mafias organizadas, hampones de todo tipo de ralea, y también la guerra, tanto para demostrarnos la experticia con que Ennis maneja los relatos bélicos, como porque es su elemento deshumanizador favorito, el catalizador de los personajes trastornados y rotos que encontramos acá.
De hecho, es la guerra, en este caso la de Afganistán, la que podríamos definir como el motor de la historia, siendo el origen y la razón del actuar de Stepanovic. Castle es, es muchas oportunidades, un mero sidekick, una comparsa en la campaña de un hombre en busca de su venganza. Sin embargo, al mismo tiempo poco importa cuál guerra sea la referenciada acá, pues el mensaje de Ennis es que en cualquier conflicto bélico la carne de cañón es deshumanizada y utilizada, independientemente del bando en que estén los soldados. En el fondo, ese es otro de los tópicos que tanto gustan al guionista: las historias de viejos soldados.
Por tanto, acá nos encontraremos con un relato frenético en acción, plomo y desmembramientos, pero todo con un telón de fondo que le confiere un trasfondo emotivo y humano. Y aunque a diferencia de otros autores Ennis no busca humanizar al Punisher, ni quiere que empaticemos con él o que estemos de acuerdo con sus métodos, es inevitable no empatizar con el dolor de Stepanovic, y del mismo Frank. Porque el villano, que a fin de cuentas es una persona como cualquiera, no representa otra cosa que el dolor y la impotencia que día a día sufren millones de seres humanos que viven bajo el yugo de un sistema que solo es justo para quienes pueden pagar por ello.
En el arte, nos encontramos con Jacen Burrows, dibujante que ya había colaborado con el buen Garth en títulos como Crossed, Chronicles of Wormwood, 303 e incluso algún numero de The Boys. Acá, Burrows demuestra lo mucho que ha mejorado con los años, haciendo gala de un trazo simple, pero a la vez lleno de detalles, acercándose a los estilos del añorado Steve Dillon —viejo conocido de los lectores de Punisher y también compañero de mil batallas de Ennis—, y de Juan Jose Ryp, aunque sin llegar al extremo de su gore exagerado que roza el mal gusto. El resultado son dibujos que entregan gran expresividad en sus personajes, aunque a coste de parecer algo estáticos, y descuidar los fondos. No obstante, hay que reconocer que el apartado gráfico es bastante atractivo y solvente, que calza perfectamente con estos personajes, y el tipo de relato.
Con la suma de todos los elementos anteriormente descritos, sin duda que Punisher: Soviet es otra muestra de la magia que surge cada vez que Garth se encuentra con Frank. Aunque no es la obra definitiva de lo creado por el guionista con el personaje, y que el conjunto está medio peldaño más abajo que otras aventuras del vigilante, es un cómic obligado para fans del Punisher, de Ennis, y para todo aquel que quiera recrearse con viñetas cargadas de acción y diversión. Porque ya se sabe: la venganza sabe mejor si es acompañada de un buen vodka.