"The Psycho" (1991) de Hundall y Brereton: Pax Superamericana
Las consecuencias de la guerra fría lidiada entre Estados Unidos y la Unión Soviética había permeado a la cultura popular por décadas. DC Comics no se quedaría fuera de ola, a la cual Watchmen le sacaría el mayor provecho, pero eso no detendría a otras obras de la editorial el aprovechar el conflicto latente de estas dos superpotencias para explorar realidades alternativas donde las naciones seguían empeñadas en imponerse como ganadoras. Así es como llegamos a The Psycho.
A mi juicio personal, James D. Hundall fue un guionista poco apreciado en su momento. Nacido en Santa Rosa, California, Hundall paso por un par de carreras que no tenían nada que ver con lo de escribir, uniéndose al ejército en 1976 para después saltar a la universidad de San Diego y estudiar ciencias computacionales.
Al final, serían los cómics los que lo acogerían, siendo la editorial Eclipse quien publicaría su primer trabajo en 1986, el cómic protagonizado por un grupo de personas con poderes psíquicos llamado Espers. Espers muestra la fascinación de Hundall por el potenciamiento y la carrera armamentística de la psiquis humana y las constantes manipulaciones políticas para iniciar guerras, destruir economías y gobernar de forma oculta el mundo.
Este tipo de tópicos le vinieron de perillas a una DC Cómics que había descubierto una nueva veta con las obras de autores como Frank Miller y Alan Moore. De hecho, las emblemáticas creaciones de ambos autores tenían una fuerte carga política, que criticaba administraciones como la de Nixon y Reagan, fuertes intervencionistas en las políticas de diferentes países extranjeros.
Hundall supo hacerse un hueco en DC con dos obras que recuerdo con gran cariño: Lex Luthor: The Unauthorized Biography –que exploraba la inquietante búsqueda de poder del empresario de los ochentas, personificado por Lex Luthor- y la obra que nos convoca el día de hoy, The Psycho, un thriller político con elemento de fantasía superheroica que recuerdo haberla vista en quioscos chilenos con mucha abundancia a finales de los noventa.
The Psycho parte como una realidad alterna a inicio de los años noventa. El mundo está gobernado por Estados Unidos, que debe mantener a raya a cualquiera que amenace su seguridad nacional. La Unión Soviética es una constante amenaza para la seguridad del país, haciéndonos preguntar por qué todo se siente tan diferente y a la vez tan familiar. Aquí es donde entre el elemento fantástico en la miniserie.
Durante la segunda guerra mundial, Estados Unidos decidió desarrollar un suero que expandiría las capacidad físicas y psíquicas del ser humano. Lo que en un principio parece un simple homenaje al Capitán América de Jack Kirby y Joe Simon, Hundall se lo toma mucho más en serio. La creación de un súper soldado hace que Estados Unidos gane directamente la guerra, sin utilizar las bombas atómicas, abandonando la búsqueda de la energía nuclear.
Conforme seguimos leyendo la historia, el guionista nos empieza a dar diferentes pistas de como la proliferación de estos súper soldados –o simplemente FCO: Freelance Costumed Operatives- ha desviado la historia en múltiples formas. Fidel Castro fue asesinado por uno de estos operativos y por lo tanto Cuba nunca pasó a ser un país comunista y aquí en Chile, para el año 1991, el presidente ha sido designado por CIA –reminiscencias del Golpe Militar de 1973- para venderles cobre a precio más barato. Todo el mundo presenta este tipo de diferencias, pero el conflicto entre Estados Unidos y la Unión Soviética se mantiene, ya que en poco tiempo los soviéticos también desarrollaron una versión del suero del supersoldado.
La historia es relatada a través de los ojos de Jake Riley, un agente de la CIA que es un simple humano y carece cualquier habilidad sobrehumana, lo que lo ha relegado a trabajo de espionaje de poca monta en lugares poco agraciados. Jake comete un error y es despachado de la CIA a una agencia llamada SIN –Super Intelligence Network- que está dedicada al completo del catastro y censo de los FCO, que se han convertido en un símil de carrera nuclear: la nación con más supersoldados gana.
A Jake se le asigna una misión de vigilancia en Aldaria, una pequeña nación situada en el mar negro que parece estar atrayendo gran cantidad de FCO, por lo que necesita ser vigilada e intervenida de ser necesario. Pronto Jake se verá envuelto en una trama política llena de traiciones y persecuciones que lo llevaran a tomar el dichoso suero a pesar de su constante desprecio por estos superhumanos.
Si bien los diálogos no son el fuerte de Hundall, la creación y ambientación de la historia es excelente. El guionista decide mostrarnos ciertas consecuencias directas de esta historia alterna que ha decido crear. Hay varias conversaciones dedicadas a hacernos ver como el clima político, a pesar de desarrollarse en un universo alternativo, sigue siendo igual de paranoico entre ambas superpotencias.
Otro elemento que creo que hace interesante la historia es el suero mismo, que posee diferentes resultados dependiendo del sujeto. Esto hace que cada FCO que vemos en las páginas donde se desarrolla la obra sea completamente diferente, tanto en diseño como en capacidades, dando cierto elemento de terror al conjunto al tener que ver ante que amenaza el protagonista se enfrenta.
Acompañando esta decisión de guion está Dan Brereton, un artista que a mi gusto nunca ha sido aprovechado a plena capacidad. En el caso de esta obra, Brereton calza perfecto en su estilo gráfico, el cual está compuesto de una mezcla de acuarelas y lápices que dan un cierto aire de caos al conjunto.
Brereton hace suya la propuesta grafica de los FCO, dando unas rarezas visuales, incluido el diseño del renovado protagonista a mitad de la historia. Hay un cierto grado de foto realismo en el trabajo del artista que destaca en algunas viñetas, dejando ciertas expresiones faciales muy cuidadas y que ayudan para dar el sentir de la escena. Hay un par de viñetas que se sienten descuidadas, pero parece ser normal en una historia que ha sido pintada al completo, por lo que es de esperar cierto desgaste visual.
The Psycho es un buen cómic que mezcla el thriller político y elementos súper heroicos que nos sumergen en un mundo muy atractivo. Si les gusta la temática de la guerra fría y las historias de espías, Hundall y Brereton hacen un buen trabajo a la hora de ejecutar esta historia. Tiene ciertos elementos que podrían pulirse mejor, pero, aun así, el guionista lleva sus ideas hasta el final, dejando ver sus inquietudes políticas, la crítica a su nación y a los superhéroes. Por que como dice el título, hay que estar medio psicótico para salir a trabajar vestido con una máscara.