DC Salvat - Superman: Legado
Hoy en la colección Salvat, revisamos la primera parte de Superman: Legado (o conocido originalmente como Superman: Birthright) donde Mark Waid y Leinil Francis Yu nos dan un nuevo origen para el Hombre de Acero en una maxiserie de 12 entregas. ¿Dan un resultado satisfactorio? ¡Vamos a revisar!
SUPERMAN: LEGADO. PARTE 1 y 2
Contenido: Superman: Birthright #001-006, Action Comics #245; Superman: Birthright #007-0012, Action Comics #271;
Guion: Mark Waid
Arte: Leinil Francis Yu
Tintas: Gerry Alanguilan
Color: Dave McCaig
¿Otro origen de Superman? ¿Acaso solo podemos hacer historias de su nacimiento o de su muerte, como si de Cristo se tratara, dejando de lado todo el resto de posibilidades y mensajes del personaje? Bueno, sí. Pero a diferencia del último origen visto en Salvat, con guiones de Geoff Johns, este no es una serie de anécdotas. Mark Waid se tomó a sí mismo la pesada carga de re-escribir el origen canónico que era el de John Byrne, y confieso que me costó entender muchas de sus decisiones por años. Pero, re-leyendo estos primeros números, es como si estuviéramos ante una historia moderna, relevante y a la vez clásica del personaje. Es la buena nueva de Superman una vez más, pero para nuestra generación, o para la de ese momento. Estos 6 números parecieran hablarnos de una pieza maestra, una promesa de algo único e irrepetible. Y, hay un rastro de mi memoria que me dice que esto no es así. Pero por hoy lo ignoraré, porque hay una bella propuesta aquí...y lo que venga después no me lo puede quitar.
Mark Waid entiende lo que hace. Sabe todas y cada una de las blasfemias a las que apunta, y probablemente tenga como justificarla como si de un teólogo se tratara: "Esto se justifica en antiguos textos ya no considerados sagrados". Pero también es osado. La elección de Leinil Francis Yu es única e irrepetible. Leinil no comparte ningún punto en común con los clásicos dibujantes de Superman, pero sí habla a un nuevo tipo de estética, una que se goza en la forma y el color digital para realzar elementos nuevos. Los ojos de Clark son dibujados con la confianza ciega de que McCaig lo llenará de un azul profundo. Y cada secuencia da por sentado que Gerry Alanguilan tomará el festival de líneas de Leinil y centrará lo esencial, lo relevante, para realzar una obra visual que no debiera gustar a los puristas de Superman. Y si lo hace, entonces triunfa. Yo, como algo purista, detesto el cuello de Superman, pero qué bien se ve Krypton y Clark en todo el cómic.
Por otro lado, Waid juega sus armas con poca sutileza, pero efectivamente. No nos engañemos, Waid nunca ha sido sutil. Uno lo lee y sabe de inmediato qué es lo que quiere decirnos. Quiere mostrarnos como la nave de Kal El se transforma en una bala, y saber que inmediatamente nosotros llenaremos el resto. La historia, al contrario que otras veces, no será contada desde los ojos de los humanos alrededor (generalmente, desde el punto de vista de Papá Kent como fuente de empatía), sino precisamente en Clark. Waid quiere que lo entendamos y lo acompañemos en su experiencia más humana posible. Porque, aunque la adolescencia nos permite identificarnos con ciertas novedades de nuestro cuerpo, como hizo Johns y Byrne, Waid nos dice que eso no nos permite conectar con Clark. Es el inicio de su vida adulta la clave de entender por qué sería extraordinario más allá de sus poderes. Ah, y ¡qué poderes por cierto! El brillo de la vida es una habilidad tan linda como poética, y que merece más que una simple aparición en un solo número.
La historia con Kobe está bien contada, pero se siente un poco cliché. Creo que Waid hizo su mejor esfuerzo, pero no dejo de sentirla como turismo blanco, sobretodo porque después la historia será de hecho muy blanca en todo su sentido. Sé que no es como que Clark fue a sacarse fotos con niños desnutridos para mostrar su bondad. Pero sí hay una cierta ingenuidad en plantear un problema muy realista en un continente lejano, uno que acepte la intervención del chico de Kansas, en comparación al conflicto mucho más sci fi que vemos en Metropolis. Pero lo intenta. El conflicto de hecho nace desde la instrumentalización del miedo al terrorismo y se agradece dada la fecha de publicación con un 11-9 relativamente reciente, para un EEUU poco acostumbrado a ser dañados en su territorio. Hay algo de esta historia que me gustaría que de hecho fuera más larga, se tomara más en serio a estos personajes y les diera más que un futuro pie de página a cada uno. Hay una imagen dentro de mi de este cómic, que la mitad de la historia de origen es precisamente esta aventura en África. Pero no es así en la realidad...en mi cabeza, claro, se siente algo mejor.
La vuelta a Smallville tiene sus gracias, principalmente en como papá Kent refleja al lector clásico. ¿Cómo es que Clark está tan obsesionado con su legado kriptoniano? ¿Cómo no se conforma con lo que la humanidad tiene para entregarle? ¿Su crianza humana no bastó? Pero no se trata de eso ciertamente. Y es clave el hecho de que Clark ya había nacido en Krypton y llega más bien como un inmigrante total que siendo incubado y nacido en la Tierra. Ambas ideas tienen sus fortalezas, no las negaré. Pero Legado se trata precisamente de eso, y en ello, los Kent salen perdiendo. Y esto es porque, nuevamente, esta historia no está escrita para ese público, sino para uno que está creciendo y quiere sentirse distinto a sus padres. Y claro, acabo de caer en cuenta que este origen de Superman no fue escrito para niños. Nadie querrá ponerse una capa y a volar con esta historia. ¿Desventaja? En parte sí. Superman es primero un sueño infantil antes que otra cosa. Pero es la decisión de Waid, y por momentos se sostiene. Ya recuerdo que el aspecto infantil tendrá un peso...pero mi memoria me dice que no será su mejor momento.
Todo lo que tiene que ver con el Planet está muy bien hecho, Jimmy, Perry, y por supuesto la excelente Lois Lane, nos presentan un panorama creíble. No una simple aparición de personajes que uno dice "Ah, aquí está Lois ahora, mírenla". No. Está escrito como quien va conociendo a los personajes junto con el protagonista. Nuevamente, estamos empatizando con Clark de una forma que previamente no era posible. ¿Recuerdan el número equivalente en Man of Steel de Byrne? El punto de vista era Lois. Ella era la que se asombraba y nosotros junto a ella. Aquí Waid quiere que nos asombremos de Lois, e inicialmente lo logra. Pero ella rápidamente pierde parte del foco, para centrarse más en Lex. Y en eso estamos cuando termina este tomo, con un primer aletazo de la humanidad a Clark: reconocer que no es uno de nosotros.
Y aquí también queda esta reseña. De momento, vamos muy bien. Una que otra queja, pero es una bella re-lectura.
EDIT: Finalizando el segundo tomo.
La segunda parte de esta historia está centrada en Lex Luthor, lo que Clark conoce de él y cómo este intenta tomarse el prestigio y el amor de Metropolis por sobre el hombre de acero en un plan tan complicado como ridículo. Y sin embargo, la distancia me ha hecho ver con mayor misericordia esta parte de la historia. Donde antes sentía ridiculez, hoy solo lo siento innecesario. Donde antes veía oportunismo editorial, hoy solo veo interesantes intenciones con resultados mixtos, pero no desastrosos.
Y es que Legado en sí misma termina siendo una historia competente y lograda, pero como parte de levantar nuevamente el mito, lo que ocurre en torno a Lex es cuestionable. La amistad entre ambos de juventud no se sostiene. No se sostiene la amistad, ni su influjo o relevancia en el futuro. Si quitas ese aspecto, Lex incluso gana más. Nada en la relación entre ambos gana terreno más allá de una extraña metáfora de que dos personas en Smallville llegarían a tal poder e influencia, sin embargo esa idea no es muy fuerte ni tampoco otorga una vuelta al final de la historia. En definitiva, que Lex haya vivido un tiempo y conocido a Clark en su adolescencia no aporta nada significativo en la experiencia. Superman, al final de la historia, se enfrenta a un villano más, no a un amigo de juventud.
Quitemos ese aspecto, al que Waid le dedica varias páginas del segundo acto de su historia, y solo nos queda el conflicto final: una invasión kriptoniana de mentira, que solo agarra amenaza por el pedazo de kriptonita irrandiando la ilusión. Y es que, la amenaza alienígena es breve, la duda de Clark es cortísima. Se siente que las expectativas y el conflicto es mucho menor como para ser preocupante. La gente que no quiere confiar en Superman no confía en él, los que sí, lo siguen haciendo. Se siente que poco cambia desde el número 5-6, lo que allí se presentó es más menos lo que veremos en el status quo terminando en el número 12.
No se malentienda. Disfruté bastante esta lectura, y la encuentro una obra de origen mucho más desafiante y relevante que la que vendría después con Johns, pero quedé corto para esta segunda parte. Es cuando lo que pudo ser una obra capital del género se vuelve una historia más tradicional, un cómic de aventuras, que no termina de entregar todo lo que promete. Quizás ese es el problema, a lo mejor no era posible. Siento que había una mejor historia si no quisiera ser tan típicamente del género. Algo de eso se vio en los primeros números, y se esperaría algo mejor que ofrecer en su propuesta final, una que sí hable de un legado integrado, o uno que ponga en juego más que las maquinaciones de Lex Luthor, o la poco sabiamente explorada característica extranjera en un país profundamente racista como EEUU. Porque claro, el racismo tiene más sentido verlo en Africa pero no en la blanca Metropolis. Al menos Lois Lane siempre está bien escrita para compensar.
Comparación con otras ediciones
Esta historia está en varias otras ediciones, pero nuevamente la comodidad de la edición Salvat es innegable en calidad/precio. Sin embargo, alguien con suerte puede encontrar la versión argentina de Sticker Design de 12 números a buen precio con alguien intentando liberarse de su colección. Pero nada se lo asegura con certidumbre dado lo antigua ya de esa edición (más de 15 años atrás), que solo cuenta con la ventaja de la masividad de su presencia en kioskos.
Planeta publicó en un tomo rústica esta historia, pero poco probable de encontrar con facilidad. Por su lado, Norma lo publicó en 3 tomos de 4 números, tampoco tan sencillos de encontrar actualmente.
ECC también publicó un tomo hace un tiempo, donde la historia completa toma 29,50 euros. Un monto poco atractivo, pero ciertamente una portada más bonita. Además de que es la otra edición más disponible en estos tiempos.