"The X-Files / 30 Days of Night" (2008): sangre en el hielo
El 2008, la famosa serie de televisión The X-Files tuvo un pequeño y fugaz revival, gracias al estreno de su segundo film llamado I Want To Believe. Por ello, la editorial Wildstorm, subsidiaria de DC Comics publicó una miniserie de cómics protagonizada por los agentes Mulder y Scully, que incluyó algunos capítulos escritos por el mismísimo Frank Spotnitz, uno de los productores y guionistas más importante del show original. Lamentablemente, los magros resultados de la película hicieron parecer que todo se quedaría en solo eso, pero contra todo pronóstico, en 2010, vería la luz una nueva miniserie con el logo X en portada, aunque esta vez se trataría de algo especial.
En efecto, The X-Files / 30 Days of Night sería una serie limitada de 6 números, que como su nombre indica, nos presentaría un crossover entre el famoso show y los famosos y salvajes vampiros de 30 Days of Night, por entonces una exitosa franquicia publicada por la editorial IDW. La obra fue escrita por Adam Jones —guitarrista de la banda Tool— y Steve Niles —creador de 30 Days—, ilustrada por Tom Mandrake, dibujante de dilatada trayectoria, con impactantes portadas de Andrea Sorrentino.
Cuando la presencia de un posible asesino caníbal en Alaska llama la atención del FBI, los agentes especiales Fox Mulder y Dana Scully tendrán que asumir la tarea tan poco glamorosa de investigar entre el hielo y la tormenta. Pero una vez que se desplieguen sobre el terreno, descubrirán que no todo es lo que parece. No solo ha comenzado a caer la estación de oscuridad permanente, sino que hay algo antinatural en algunos de los lugareños. ¿Y qué tiene que ver con los asesinatos un misterioso y escalofriante barco negro que se encuentra en las costas de la región?
Para los fanáticos de The X-Files, los crossovers no son del todo ajenos. Además de las conexiones obvias con otras series del mismo creador, como Millennium y The Lone Gunmen que es directamente un spin-off, el show también podría ser parte del mismo universo que Homicide: Life on the Street y Law & Order: SVU debido a la presencia del Detective John Munch —Richard Belzer— en el capítulo de la quinta temporada "Unusual Suspects". Asimismo, el episodio de la temporada dos "Red Museum" se relaciona libremente con la serie Picket Fences. Y por supuesto, no podemos olvidar que Mulder y Scully también aparecieron en The Simpsons.
Con posterioridad, ya en la época en que los cómics de la franquicia estaban en manos de IDW Publishing, Expediente-X tuvo una serie compartida nada más y nada menos que con Ghostbusters, Teenage Mutant Ninja Turtles, The Crow y Transformers, en una muy curiosa miniserie llamada The X-Files: Conspiracy. Pero, en la época que nos convoca, fue la primera vez que los agentes compartieron protagonismo con una franquicia externa. Debido a su ubicación cronológica durante la década de 1990, cuando Scully y Mulder trabajaban en el FBI, sirve como una especie de precuela de 30 Days of Night.
Para que no quede duda, la miniserie está estupendamente realizada, ocupando las páginas con casi tanta intriga narrativa como de asesinatos rebosantes de sangre. Al igual que en el episodio de la primera temporada "Ice", y los números 8 y 9 de la antigua serie regular de Topps Comics que incluyen la historia "Silent Cities of mind", la acción se desarrolla en el desierto nevado de Alaska. El triunvirato creativo captura efectivamente el aislamiento de este lugar, abriendo los fuegos con la potente escena de un camionero que se encuentra con un cementerio de camiones estrellados, y un cuadro espeluznante que enorgullecería a Hannibal Lecter: una docena de cadáveres decapitados congelados y dispuestos en un tótem, con las cabezas adosadas en la base.
The X-Files abordó el tema de los vampiros dos veces durante su emisión en TV: en "3", uno de los capítulos menos queridos de la segunda temporada; y en "Bad Blood", por el contrario, quizá uno de los mejores episodios más queridos de su temporada, y del show en general. Pero debido a las características de los chupasangres de 30 Days, acá encontraremos una versión relativamente más seria y detallada de la tradición vampírica. Mulder sospecha desde el primer momento que los vampiros son los culpables de los asesinatos, aunque, al igual que en The Walking Dead nunca se usa la palabra zombie, en realidad nunca dice "vampiro".
Afortunadamente, la trama de Niles y Jones no se trata de un repaso por las nociones básicas del vampirismo, los que se dan por sabidos. Más bien, aprendemos sobre detalles importantes y específicos de la mitología de 30 Days, averiguando datos que la complementan, como aquel ex-capitán de mar sin extremidades que las criaturas han maldecido con vida eterna; nativos inuit que saben que deben luchar contra las bestias y sobrevivir hasta que vuelva la luz del sol; y agentes rusos estacionados justo al otro lado de la línea fronteriza que están cazando a los monstruos.
Similar a The Strain, aunque con un poco menos de mitología antigua, vemos que en 30 Days las reglas tradicionales se aplican libremente: la luz solar es mala para las criaturas, y una bala en la cabeza no es suficiente para matar a una. Pero estos no son vampiros sexys al estilo Drácula. Aunque se comunican en su propio idioma y tienen una especie de cultura, su principal característica es el sadismo, pues atacan con salvajismo y sin piedad, tal como sugiere la escena inicial.
Con lo anterior, es fácil darse cuenta que el mayor peso específico se lo lleva la franquicia 30 Days, puesto que la obra es trabajo de un equipo creativo mucho más asociado con ésta que con The X-Files. Pero eso no significa que los agentes están ahí solo reclamo comercial, sino que el guion es capaz de aunar de buena manera ambos mundos. Hay guiños al lore de la serie, como cuando Frenchie molesta a Mulder acerca de su apodo, y los protagonistas son dotados de diálogos y comportamientos que captan bien la particular química que muestran en pantalla.
Ya en el terreno de la lectura, la obra ofrece una gran experiencia de inmersión. Sumándose a un guion certero y frenético, Tom Mandrake ofrece imágenes muy bien ambientadas y sugerentes, como un barco rompehielos atrapado en el hielo durante décadas, el campamento improvisado del FBI y la pequeña ciudad en sí: Wainwright, una ciudad de la vida real de unas 500 personas no muy lejos —en términos de Alaska— de Barrow, donde tiene lugar la saga inicial de 30 Days.
Aunque su estilo feísta no es santo de mi devoción, se presta adecuadamente para plasma un guion truculento como este. Pletórico de líneas gruesas y entintado abundante, la ambientación es suficientemente convincente como para sentir el terror y la desolación de los páramos en que transcurre la historia, y la opresión de la oscuridad permanente. Como los protagonistas, no siempre tenemos claro que es lo que está sucediendo, lo que contribuye a la sensación de incertidumbre que cruza la trama.
Para concluir The X-Files / 30 Days of Night no es una pieza fundamental para ninguna de las dos franquicias, pero sí presenta suficientes puntos de interés tanto para fans de una, otra, o mayor aún, ambas. El arte de Tom Mandrake tiene sus limitaciones, pero se ajusta bien al tono de la historia, mientras que la escritura y la historia de Adam Jones y Steve Niles son excelentes. Así que si te gustan los misterios paranormales o los vampiros, ya sabes donde hincar los colmillos. Literalmente.