"Classic X-Men" (1986): reedición con esteroides
Hace un tiempo que comenzamos la revisión de las diferentes etapas que conforman el monumental trabajo de Chris Claremont en Uncanny X-Men. Pero haremos un alto en el camino para referirnos a Classic X-Men, una reedición de los números de patriarca mutante, partiendo desde Giant-Size X-Men #1, pero con algunas características y material adicional que la convierten en un companion ideal para esa era de Uncanny.
En los albores de Marvel Comics, la compañía no tenía mucha experticia al ofrecer reimpresiones de sus historias anteriores, para mantener a los nuevos lectores informados. Después de todo, la idea de las tiendas de cómics, los contenedores de números atrasados y la noción de un coleccionismo más acérrimo estaba a años de distancia en el futuro. Por ello, es que durante la década de los setenta se probaron muchas fórmulas que les permitieran ofrecer a los nuevos aficionados esas historias antiguas, aquellas en que se habían iniciado las aventuras de sus personajes favoritos.
En un comienzo, los editores estaban supeditados al formato imperante de 17 páginas, lo que significaba que las historias que fuesen de 20 o 22 planas, debían ser "retocadas", mediante la eliminación de viñetas o páginas completas, para hacerlas encajar en la extensión de que disponían. Además de eso, esos comics antiguos eran publicados en revistas con nombres diversos, lo que llevaba a confusión. Ahí tenemos por ejemplo a Marvel Triple Action, y posteriormente verían la luz Amazing Adventures y Marvel Fanfare, entre otras.
La situación comenzó a cambiar a fines de los 70 con la llegada de Jim Shooter al puesto de Director Editorial de Marvel. A los pocos meses de ocupar su cargo, decidió acabar con las reediciones mencionadas, ya que además de no ser muy rentables comercialmente, ocupaban tiempo valioso de los profesionales de la Casa de las Ideas. Además, alterar el producto original mediante la eliminación, no parecía la mejor idea. Mientras, al tiempo que se buscaban nuevos formatos para las reimpresiones, cada vez era más evidente que los mutantes se estaban volviendo los grandes protagonistas de la escena estadounidense, y por tanto se hacía necesaria una reedición de sus primeras aventuras.
Como hacerlo a la antigua quedaba descartado, la solución fue dividir las historias en dos partes, de ahí que las primeras 12 páginas de The X-Men #1 fuesen publicadas en Amazing Adventures Vol.3 #1, mientras que el resto apareció en la siguiente entrega. Para ello, se creó una nueva página con una viñeta de créditos, un proceder que no era nuevo, pues ya se utilizaba en las reediciones destinadas al mercado británico a través de Marvel UK.
Finalmente, y tras algunos experimentos que no prosperaron, como la publicación de reediciones en un formato llamado Special Edition, o tres números de X-Men Classics que reimprimían números de la etapa de Roy Thomas y Neal Adams, se tomó la decisión de lanzar una reedición completa de los primeros años de la Segunda Génesis mutante, desde el Giant-Size X-Men #1 y The X-Men #94 en adelante, o sea, el trabajo del patriarca mutante Chris Claremont. Pero esta vez, la compañía ofreció algo audaz y diferente, creando una serie de reimpresiones con tanto material nuevo y esencial, que tuvo un gran éxito de ventas. El bebé sería bautizado de forma sencilla: Classic X-Men, y sería lanzado a mediados de la década de los ochenta.
El planteamiento que finalmente llegó a los kioscos se basó en 5 elementos. Primero, cada entrega tendría nuevas portadas, obras de Arthur Adams. Segundo, en el reverso de la portada incluirían una ilustración nueva, en una página que además serviría para presentar los créditos. Tercero, se incluirían nuevas páginas dentro del material original, para revelar escenas que en su momento debieron quedar fuera, debido a la limitación presentada por las 17 páginas de antaño. Cuarto, también se agregarían historias de complemento, escritas por el mismo Claremont, y dibujadas por John Bolton. Y quinto, una ilustración en la contraportada que serviría como cubierta para dicha historia de complemento.
Por tanto, podemos afirmar que Classic X-Men fue más que una reedición corregida y aumentada del material original. Para hacer un símil con el mundo cinematográfico, esta sería una especie de Director´s Cut de aquellas que se lanzan de cualquier película de moda, con sus correspondientes "escenas eliminadas", y nuevas "escenas post-créditos". Este nuevo material, intersticial, sirvió para expandir elementos o hilos argumentales, mientras que las nuevas historias de Claremont y Bolton, sirvieron para enfatizar, presagiar o profundizar lo que estaba sucediendo en la historia principal.
En 1986, cuando se lanzó esta serie, Papá Claremont ya había desarrollado el mito mutante en una forma tan compleja y atrayente que todo este material agregado se sentía de forma natural, encajando perfectamente entre los mimbres con que había construido Uncanny X-Men. No era simplemente que cualquier guionista inventara una aventura ambientada en esos años, sino que plausiblemente eran notas que habían quedado apartadas en el cuaderno del guionista, que en su momento no pudo usar. Por eso, porque era el complemento perfecto para Uncanny y porque el precio de USD $1,25 no tenía rival, es que resultó increíblemente popular entre los fanáticos.
Al final, aunque la serie se extendió por 110 números, lo jugoso está en la primera mitad. En Classic X-Men #1 al 27 se incluyó material y páginas extra de nueva creación para complementar el material reeditado, y en Classic X-Men #2 al 44 se agregaron historias nuevas de complemento ambientadas en las historias originales. Chris Claremont se encargó de escribir todas las páginas nuevas y más de la mitad de las historias de complemento, mientras que Dave Cockrum, el artista original de la serie, dibujó la mayor parte del material adicional, contribuyendo a una gran sensación de continuidad. Cuando no, fue secundado por artistas como Chuck Patton y Kieron Dwyer. Asi mismo, y como dijimos, inicialmente las portadas fueron de Arthur Adams, para posteriormente pasar a manos de Steve Lightle, Tom Grummett, e incluso Mike Mignola o Jae Lee.
Si bien estos elementos fueron interesantes y bienvenidos, lo que realmente hacía que valiera la pena adquirir la reedición fueron las historias cortas de complemento. En general, eran narraciones más tranquilas e introspectivas, impulsadas y enfocadas principalmente en los personajes, más que en aventuras llenas de acción y explosiones. Por supuesto, esto vino a corroborar en un 200% que una de las grandes valías del trabajo de Claremont en Uncanny fue el desarrollo de personajes, y tratarlos como personas cercanas y reales, más que como grandes superhéroes.
Si bien Claremont y Bolton crearon más de la mitad de estas historias, hubo otros creadores que recibieron una oportunidad cuando los plazos obligaron al patriarca a perderse algunas entregas, y posteriormente cuando dejó los guiones. Mary Jo Duffy fue la primera en el #20, con una historia de Storm, mientras que en el #25 Ann Nocenti asumió efectivamente el papel de escritora principal. En ese entonces, Nocenti era una editora convertida en guionista, mejor conocida por su trabajo en Daredevil, pero aquí muestra algunos buenos acercamientos a los personajes. En esas lides también tendríamos a los escritores Tom Orzechowski, Fabian Nicieza, y Daryl Edelman. En arte, Bolton fue ayudado por June Brigman, Rick Leonardi, Mark Bright e incluso el gran Kyle Baker.
Aunque en la actualidad contamos con algunos ómnibus que recopilan estas historias, se recolectaron por primera por primera vez en tomos llamados X-Men: Vignettes. En palabras de Claremont para esos volúmenes, el patriarca escribió que “Estas fueron historias cortas, casi viñetas, centradas en un solo personaje. Como tal, rápidamente se convirtieron en sorprendentes e intensamente personales para. Estaba entrando en las cabezas y las almas de los personajes con un enfoque que a menudo no estaba disponible en la colección normal, y lo hacía con una perspectiva de más de una década de trabajo en el título".
"Con John [Bolton] tuve un artista que podía manejar casi todo lo que la historia exigía en términos de escenario, en términos de caracterización, en términos de estilo visual. Con él pude contar historias que simplemente no encajarían en el conjunto de aventuras de acción rápida, pantalla ancha y mega-acción de la serie principal. Podría tomar un ritmo más lento. Podría concentrarme. Podría ampliar algunos límites, incluso si solo fueran internos, y tal vez romper algunas reglas ".
Como decíamos, este material e historias extra solo llegó hasta el #44, aunque la colección siguió adelante hasta el #101, pero desde acá acogiendo estrictamente reimpresiones y cambiando su nombre a X-Men Classic. En el tintero quedó una última historia corta, de Ann Nocenti, Dave Ross y Joe Rubinstein, que finalmente fue publicada en el último número de Marvel Fanfare.
Para redondear, podemos decir que Classic X-Men fue una reedición de material clásico como nunca se había visto, y como nunca se vió desde entonces. Con un montón de material extra que ahondaba en aspectos dejados de lado en los guiones originales, ilustraciones adicionales e incluso con historias nuevas, el mismo Chris Claremont se dedicó a complementar su trabajo en Uncanny X-Men desde la Segunda Génesis, que ahora asoma como la mejor de las etapas de la bibliografía mutante.
Así que no puedo hacer más que recomendarte estos agregados, si es que estás en la tarea de releer esa era de Uncanny, o si ya lo hiciste, pero quieres una experiencia nueva y expandida.
Si quieres saber un poco más, pasa por este video que repasa el tomo Marvel Gold. Las Historias Jamás Contadas de la Patrulla-X, que recopila de los números 1 a 19 de esta colección: