"Archie meets The Punisher" (1994): crimen y castigo en Riverdale
Frank Castle es un personaje peculiar. Su cruenta cruzada en contra de los criminales ha hecho que buena parte de la comunidad superheroica de Marvel lo aborrezca. Pero este leitmotiv claro y concreto llega a ser tan característico y hasta caricaturesco, que es fácil utilizarlo como símil, y también como contrapunto, de otros personajes. Así, es uno de los habitantes del cosmos marvelita que más crossovers con personajes de otras editoriales tiene, por ejemplo, con Painkiller Jane o Batman. Archie meets The Punisher
Sin embargo, el más extraño de todos, al punto de parecer casi ridículo, es The Punisher Meets Archie, el simpático personaje de la Editorial Archie Comics, pues a decir verdad, no se ve por donde tengan algo en común. En 1994, el Castigador y su fiel colaborador Microchip irrumpieron en Riverdale, creyendo que una ciudad tan impecablemente limpia debía estar ocultando su propia raza especial de infierno. Pero nada los prepararía para una dosis concentrada de romance adolescente, aventuras de instituto y malos entendidos varios.
Los cómics donde los personajes publicados por una compañía se encuentran con los de las otras editoriales siempre han tenido un atractivo especial. En el primer gran cruce de superhéroes entre compañías, Superman conoció a Spider-Man. Desde ese evento histórico en 1976, los lectores de cómics han sido testigos de reuniones imposibles en las viñetas.
Por ejemplo, los X-Men se han encontrado con Kirk y Spock, Savage Dragon luchó contra el crimen aliado con ciertas Tortugas Ninjas Mutantes Adolescentes, o Batman se las ha visto con un Predator. Ver personajes en entornos desconocidos, e interactuar con otros personajes que nunca deberían conocer, sigue siendo una excusa cautivadora para contar historias.
Asumiendo que la naturaleza de estas historias es más bien anecdótica, es apropiado que el mejor crossover en la historia de los cruces editoriales, también sea el más absurdo. The Punisher Meets Archie es una obra con guiones de Batton Lash, y dibujos de John Buscema y Stan Goldberg. Nunca mejor dicho, dos universos contrastantes se fusionaron para una experiencia única e inolvidable, cuando el Castigador ocupó Riverdale durante 48 páginas. Seguramente este el cruce más extraño en cualquier medio, pero sobresale en todos los aspectos.
Podríamos especular largo sobre quién rayos podría ser el público objetivo para el cómic, pero el atractivo es ciertamente infinito. En su extravagancia, lo que podría haber sido un mal boceto de Saturday Night Live, resultó ser una notable historia de Punisher y una apropiada historia de Archie. De alguna manera, Lash consigue que todo en el número tenga sentido.
Como se indica en los textos introductorios de los Editores, la idea comenzó como una broma total. Durante la era en que lo que primaba era el mercado de los especuladores, el vicepresidente de Archie, Victor Gorelick, pensó con razón que la idea de juntar estos íconos vendería muchos libros. El solo valor de ver al Punisher en la portada, pistola en mano, asistiendo al High Sock Hop de Riverdale sin duda valdría la pena el dinero invertido y, a su vez, enviaría las ventas hasta las nubes.
Con la portada presentando un tentador #1, y proclamándose a sí mismo como "el equipo que creías que nunca sucedería", en un primer vistazo sería fácil descartar el libro como una novedad olvidable hecha enteramente para obtener dólares del mercado de coleccionistas. Sin embargo, dado que las compañías recurrieron a Lash para la historia, un reconocido autor humorístico, en las manos tenemos una historia agradable y jocosa, que vale la pena leer y releer.
Como si reunir a este binomio no desafiara suficientemente las probabilidades, hagámoslo más extraño. En lugar de que la obra tenga un estilo de arte dominante del universo de un personaje sobre el otro, lo cual es típico para los crossovers, la obra defiende por igual ambas estéticas. Las ilustraciones de Archie fueron dibujadas por el notable Stan Goldberg, mientras los elementos de Punisher estuvieron a cargo del famoso John Buscema, incluso cuando los personajes interactúan dentro de la misma viñeta. Esto da como resultado una excelente y prestigiosa fiesta de contrastes. Los dibujos yuxtapuestos solo mejoran el reflejo de las diferentes sensibilidades, y los temas en conflicto en la historia.
El número comienza con Frank Castle persiguiendo a su último objetivo, Red Fever, quien a pesar de una sonrisa siniestra tiene un parecido sorprendente con el adolescente favorito de Estados Unidos. Las primeras páginas reflejan visualmente cualquier título de Punisher que hayas leído, incluyendo un montón de disparos y una imagen inquietante del 'Archie oscuro', que realiza su escapada. Arreglándoselas para evadir a Frank, se dirigirá a Riverdale, haciéndose pasar por un socio comercial de Hiram Lodge. Para empeorar las cosas, cuando ya no es confundido con Archie, Red logra acompañar a la encantadora Verónica al baile de Riverdale High. Su llegada cambia el estilo artístico del número hacia el arte pop, más simple y retro del pueblo típicamente alegre de Goldberg.
Hay una secuencia maravillosa al principio de la visita de Frank a Riverdale, donde vemos los suburbios a través de los ojos de Punisher, y los impresionantes lápices de Buscema. Pronto, Castle ve a Riverdale como lo que pudo haber sido, vislumbrando la vida encantadora que podría haber llevado si su familia no hubiera sido asesinada a tiros, y se la hubieran quitado. Así, al principio la trama se mueve de una manera que no se espera, pero luego transita derroteros más predecibles, pues como es de suponer, el vigilante confunde a Archie Andrews con su presa y lo sigue con ahínco. Tendremos, por tanto hilaridad y tensión dramática a partes iguales.
Al final, todo transcurre en línea recta, pero no sin un montón de equivocaciones y malentendidos. Con todo, ambos mundos se representan sin tapujos, ni sin que Archie o el vigilante de la calavera se desvíen de sus caracterizaciones tradicionales. Obviamente, el retoño de los Castaglione no pertenece a Riverdale, y el diálogo conflictivo, el estilo artístico y el tono refuerzan constantemente eso. Frank está un poco descafeinado en esta misión, dado que la sangre y las tripas no funcionarían bien acá, pero esa una queja que no tiene mucho asidero dado el tipo de producto del que estamos hablando. Los personajes principales estiran la visión del mundo del otro, pero en realidad nunca se salen de sus caracteres habituales. Frank Castle es hosco y melancólico, mientras Archie es inocente y un poco tonto.
Como beneficio adicional, la reflexión acerca del medio del cómic que encontramos es maravillosa. Hay todo tipo de chistes para los fanáticos de cualquiera de las series, y todo, desde el comportamiento impulsivo y endurecido de Punisher hasta las reacciones adorables y torpes de Archie, se entrega con absoluto respeto, y la suficiente ligereza como para no tomarse demasiado en serio a sí mismo.
Casi todo el universo Archie tiene un cameo o recibe una mención, incluso Sonic the Hedgehog. Josie y las Pussycats aparecen como la banda en el baile. Millie la Modelo de Marvel y Katy Keene de Archie intercambian consejos de moda. Sabrina la bruja adolescente insinúa que se encontró con el misterioso Doctor Strange. The Shield, un superhéroe patriótico propiedad de Archie anterior al Capitán América, hace un cameo como una decoración vital para el clímax lleno de acción, al igual que Patsy Walker. El hecho de que un crossover Jughead / Wolverine se insinúe en broma, es como la guinda de uno de los batidos de la fuente de soda Pop's.
En resumen, lo que comenzó como una broma, y como un proyecto meramente comercial con fines de lucro, resultó ser uno de los cómics más divertidos que encontrarás, tanto entre los crossovers, como en general. Si tienes la oportunidad de hojearlo, no la pierdas, pues ya seas o no fan de los personajes, la improbable mezcla ya de por sí genera el suficiente interés como para ponerle atención. El resto, el oficio con que Archie meets The Punisher está hecho, y la entretención que te entrega, es un añadido gratis.