MR "Batman: Three Jokers" #001: 3 reseñas para 3 Jokers
Después de mucho tiempo de anticipación y atrasos llega finalmente Batman: Three Jokers de Geoff Johns, Jason Fabok y Brad Anderson. ¿Cumple con las expectativas puestas en ella? Reviemos en la vista de 3 reseñadores para esta historia de 3 Jokers.
BATMAN: THREE JOKERS #001
Publicación: 25/08/2020
Guion: Geoff Johns
Arte: Jason Fabok
Tintas: Jason Fabok
Color: Brad Anderson
Rotulado: Rob Leigh
Fantasma Rojo
Como viene siendo la tónica de historias escritas por Geoff Johns, Batman: Three Jokers llega con un retraso considerable que la vuelve prácticamente imposible de compatibilizar con el resto de historias editadas actualmente por DC a pesar que su concepto original nace en la línea ordinaria de publicación. Sin embargo, gracias a la existencia del cajón de sastre que es Black Label, esta historia puede ver la luz y lo hace con un sentido del morbo que la vuelve una lectura imperdible.
Si bien conceptualmente es una idea extraña que haya tres Joker atormentando en simultáneo al murciélago y sus asociados, no lo es más que cualquiera de las otras historias fuera de continuidad protagonizadas por el príncipe payaso del crimen que abundan en el sello Black Label. Esta falta de grilletes que la amarren a la continuidad del DCU es una ventaja que permite a la historia desenvolverse de forma libre, por lo que sus aciertos y errores son todos méritos del equipo creativo.
Antes de hablar sobre el fondo del cómic, debe destacarse que el arte de Jason Fabok es una excelente carta de presentación para esta historia, operando bajo el esquema de nueve viñetas sin que se sienta atrapado en ello. No es especialmente creativo en su uso, pero tampoco necesita serlo, optando por una estética que apuesta a ser moderna, pero atemporal. Considerando que el núcleo de esta historia radica en conocer a tres versiones distintas del mismo personaje, Fabok sale adelante sin problemas.
No es la primera vez que un autor trata de conceptualizar la larga y florida historia del arlequín del odio, tal como lo ejemplifica el subvalorado relato en prosa The Clown at Midnight del run de Grant Morrison en Batman, pero la forma en que lo plantea Johns resulta intrigante porque hace sentido: La versión seria de la Golden Age, el bromista estrambótico de la Silver Age y el psicópata correspondiente a la versión moderna tienen suficientes diferencias entre sí como para entenderlos como personajes separados.
Ciertamente hay un argumento válido cuando se dice que dividir al personaje en tres lo hace perder su mística de archivillano, pero por otro lado esta historia triunfa en recuperar el aura de misterio que lo (o los) rodea, no quedando claro quien es el verdadero Joker o si en realidad existe la idea de un “verdadero Joker”. Que el equipo creativo trate con igual reverencia sus referencias sacadas directamente del show del Batman de Adam West y a las de The Killing Joke no hace sino resaltar que el concepto detrás del personaje es mutable y establecer así una incertidumbre con silueta de payaso en la que no se conoce nada precisamente porque se cree saberlo todo sobre este villano.
Geoff Johns acierta la mayor parte del tiempo en sus caracterizaciones, pero empieza a bambolear cuando sede a la tentación de meter retcons innecesarios respecto de Red Hood, lo cual resalta mucho cuando previamente en una misma secuencia se sintetiza que el núcleo del feudo entre Joker y el segundo Robin se debe a que Jason Todd murió, por lo que el intento de reescribir las circunstancias de dicho encuentro se siente innecesario y que poco aporta a la escena, en especial cuando el resto de la misma está muy bien elaborada.
Batman: Three Jokers es un bicho raro, en cuanto estética y narrativamente se siente como un destilado de elementos icónicos del principal villano del cruzado encapotado, pero lo hace vaciando la caja y sembrando un manto de duda sobre todo, tanto para bien como para mal. Si bien es una idea extraña, no puedo discutir con el resultado, en cuanto entrega una visión bastante fresca sobre un personaje cuyas historias de los últimos años se sienten un tanto repetitivas y lo hace, irónicamente, recorriendo su historia desde sus orígenes. Eso es un buen chiste.
Oscar Cayul
Tres de un par perfecto
Hay varias formas de tomar este cómic, y creo que la mejor es precisamente la más sencilla: Una nueva aventura de Batman, donde nuevamente vuelve a enfrentarse al malvado Guasón. ¿Podrá derrotarlo? Espera el próximo capítulo para descubrirlo. En esa sencillez, se siente como una pequeña joyita, porque es un poco más largo que un cómic regular del personaje, y porque el dibujo de Jason Fabok es un acto de amor a los personajes involucrados.
El problema es que no puedo quitarme de la cabeza que este cómic lleva años armándose, desde ese fatídico día en que la silla Mobius se le ocurrió revelarle a Batman que no había un Joker sino tres. Sabemos que Geoff Johns, el creador de esa idea, era muy cuidadoso con el uso que se le podía dar al Joker en la etapa directamente posterior con Tom King (quien lo dejó en un ceremonioso costado de su historia). Entremedio pasaron muchas cosas la verdad. Pero sí se sentía que esta historia se estaba tomando demasiado tiempo, y también se estaba tomando a sí misma demasiado en serio, como casi todas las últimas historias con el personaje a la cabeza. Quizás es culpa de Alan Moore, pero más bien culpo a Brian Bolland. Un cómic tan lindo como ese, no podía pasar desapercibido. Y en medio de eso, el villano favorito, pasó a ser el némesis absoluto y total del personaje. En maneras que se están volviendo progresivamente más insoportables (para más detalles, solo basta leer Batman actualmente). En ese contexto, celebro la idea de tres Jokers. Resulta que el truco no era tan 1 a 1. Por otro lado, me va pareciendo progresivamente perturbante, porque también podemos interpretar de las distintas iteraciones del murciélago una explicación similar, pero Tres Batman es una premisa bastante idiota.
Todo esto es innecesario para el cómic, evidentemente. Toda esa carga es un lastre para el lector. Si la vemos como otra adorable aventura de nuestros personajes preferidos, de hecho fluye bastante bien. Y bueno, si olvidas también esta fase Moore por la que Johns anda dando vueltas últimamente, y que no ha traído los réditos esperados. Es que a Johns le sale mejor otro tipo de cómics…y Batman tampoco que le sale tan bien. Es por ello que este número funciona bastante bien, porque el protagonista sale poco. Mejor salen parados los verdaderos personajes relevantes: Jason y Barbara. Excelente idea de Johns de usarlos como el primer contacto directo contra la premisa, y con naturalmente Jason haciendo lo suyo, lo esperable. Eso no es sorpresivo, pero sí es darse cuenta de la buena manera en que el (un) Joker juega un poco con su psique, ganando la partida al menos en términos emocionales.
Barbara es más bien la bandejera para los eventos, pero tiendo a recordar que afortunadamente Fabok la dibuja de manera maestra, y que Johns la hizo fallar en las últimas páginas para darle puntos a Jason. Y Batman, bueno, por el momento está bien que sea un secundario. No nos permitió salvarnos de la innecesaria escena de la muerte de sus padres (Geoff, recuerda que no estamos en la televisión/streaming, esto no es necesario mostrarlo). Pero si nos dio una excelente obertura de cicatrices. También agradezco la falta de las frases románticas que tan mal están saliendo de parte del Joker a Batman (“me completas”-style). No es que el diálogo entre los tres Jokers fuera una gran obra, de hecho es bastante exagerada para acentuar los puntos que asumo quiere enfatizar. Y sin embargo, si no le creemos a Johns, ni tampoco al empeño de Fabok, esta no debería ser la historia definitiva de estos personajes. Es otro relato más, una grapa más. De esas que gustan más que otras, y que solo el tiempo dictamina su leyenda. No su formato, no su venta, ni su previa. Simplemente su valor. Léase con esa distancia, y disfrute un ratito, para seguir con otras cosas.
Zombi Rodros
A pesar de no ser un creyente, siempre me ha fascinado la idea de la fábula religiosa sobre el castillo construido en la arena. No necesariamente por la metáfora de la fe, más bien porque nunca entendí cómo alguien podría pensar que construir con cimientos tan débiles era una buena idea. ¡Estas cosas no pasan! Me dije.
Sin embargo, sucede. Geoff Johns nos presenta un cómic sobre cómo, en vez de uno, siempre han existido tres Joker en el Universo DC. Esto fue por primera vez anunciado en el cómic Justice League #42, un tie-in del evento Darseid War, también escrito por Johns.
Era el sueño de muchos que esa historia hubiese quedado en el olvido, pero al parecer, con el resurgimiento del Multiverso Oscuro hecho de malas ideas, los tres Joker encontraron una grieta por la cual salir con la que nos deja este cómic.
Espera un desastre irredimible, sin embargo, sorprendentemente, el resultado no es tan malo como uno podría pensar.
Sí, es una mierda de premisa, con un Johns en el guion que cada vez se siente como una copia de los diálogos de sí mismo. El misterio es completamente plástico, por primera vez los tres actúan al mismo tiempo y todos se dan cuenta que pasa algo extraño, y las habilidades de gran detective de Batman solo funcionan porque parece ser el único detective competente con buena visión en Gotham. Pero, (¿dijiste pero?) está dibujado por Jason Fabok, en un momento el Joker se roba un camión (aunque acá no existe un paro pidiendo leyes fascistas) y lo más importante es que tiene ritmo, lo que caracteriza los cómics de Johns, ese tempo tan bien manejado que tiene para hacer que la tensión crezca de a poco.
Sin embargo, un cómic como este solo podría mantenerse en el shock que provoca. Pocas veces un cómic llega a las noticias regulares y este lo logra, con un final que, tenso y todo, se supone cierra un círculo enorme para uno de sus protagonistas.
En definitiva, Batman: Three Jokers tendrá un impacto en las historias de Batman de aquí al futuro. La única duda es... ¿debería?