"Morlocks" (2002), de Geoff Johns: mutantes sub-terra
En el pasado, hubo un momento en que Marvel usó su línea mutante como una alegoría para la lucha de minorías en el mundo. En realidad, la editorial siempre ha destacado por retratar en sus cómics temas del mundo real, y desde que los X-Men cayeron e n las manos de Chris Claremont, estos fueron los niños símbolo de la segregación racial. Acá hablamos de la segunda mitad de la década de los noventa, y los primeros años de la del 2000, cuando el tema recurrente era la aceptación y superación de las normas sociales establecidas, en una era previa a que el tema favorito fuera el de la supervivencia, cuando los mutantes casi se extinguieron en el Día M.
Más concretamente, entre 2001 y 2002, la editorial se embarcó en una extraña cruzada de publicar series que mostraran el lado real de ser mutante, eso de ser verdaderamente odiado y segregado cuando no tienes un poder omega o perteneces a los X-Men. En ese tiempo vió la luz The Brotherhood, Muties, una nueva iteración de X-Factor, y Morlocks, obra que repasamos ahora, y que se enfoca en aquellos mutantes que por sentirse parias, han abandonado la sociedad.
Morlocks es una serie limitada de 4 entregas, escrita por un entonces desconocido Geoff Johns, hoy estrella de la Distinguida Competencia, con un muy personal arte de Shawn Martinborough.
Su premisa reza lo siguiente: solo el diez por ciento de los mutantes nacidos en Estados Unidos viven para cumplir los veinte años. Algunos son atacados por turbas furibundas, y otros son asesinados en confrontaciones con otros mutantes, pero la mayoría han sido ejecutados por los androides de exterminio homo-superiores del gobierno de los Estados Unidos: los Sentinels. En todo el país, mutantes desesperados y temerosos se han unido en pequeños grupos, viviendo bajo las calles de nuestras ciudades más grandes, donde permanecen ocultos para la detección de centinelas. No quieren ser héroes o villanos, solo esperan sobrevivir.
El título tomó el nombre de unos célebres secundarios / villanos de los X-Men, que su vez fueron bautizados por la raza subterránea del mismo nombre en la novela La Máquina del Tiempo de H. G. Wells. Los Morlocks aparecieron por primera vez como grupo en Uncanny X-Men #169, en mayo de 1983, y fueron representados como una sociedad subterránea —tanto literal como figurativamente— de mutantes marginados que viven en túneles, alcantarillas y líneas de metro abandonadas debajo de la ciudad de Nueva York. La comunidad estaba conformada por inadaptados, especialmente aquellos que debido a malformaciones físicas u otras manifestaciones notorias de su genética mutante, no podían pasar como humanos en la sociedad normal.
Sometidos al odio, el miedo y el rechazo de la sociedad humana debido a sus apariencias deformes, mutaciones peligrosas o estados de inadaptación, la mayoría de los Morlocks vieron a los humanos, e incluso a los mutantes de apariencia normal como los X-Men, con desconfianza y enojo, y ocasionalmente cometieron actos criminales o antisociales hacia la gente de la superficie. Sus miembros más destacados eran Callisto, Caliban, Masque, entre otros.
Sin embargo, la obra de Johns presentó siete personajes completamente nuevos, todos mutantes que vivían en Chicago durante un punto indefinido en la cronología de los Hijos del Átomo, cuando los Sentinels aún eran los villanos más peligrosos de la franquicia, y todavía los conocíamos en la forma de robots gigantes que estaban controlados por inescrupulosos humanos.
Entrar en detalles explícitos del trasfondo de todos estos personajes no vale la pena, especialmente porque solo Angel Dust y Litterbug han aparecido, muy escasamente, en algun comic posterior de la línea. Además, el foco de la narración no son los personajes individuales, sus habilidades, e incluso ni siquiera sus historias de fondo, sino que el punto de la historia era la supervivencia y el compañerismo,
La premisa era simple. Siete personas, todas diferentes en sus atributos físicos y estilos de vida, se unen contra una amenaza común que trata de eliminarlos debido solo a un gen adicional con el que nacieron, algo no demasiado original en el mundo real. Sin embargo, a diferencia de los Magnetos del mundo que quieren venganza contra aquellos que los rechazan, o los Profesores X que buscan la paz y un futuro unido en la convivencia, estos individuos solo quieren que los dejen en paz para seguir sus vidas, tal como era antes de que se manifestaran sus poderes. Sin embargo, el mundo nos es gentil con quienes buscan la paz, y se verán obligados a confiar el uno en el otro para sobrevivir y ayudarse mutuamente a completar sus propios deseos finales.
Ya sea que esos deseos involucren venganza, cierre, reunificación o simple destrucción, el grupo logra reunirse antes de lanzarse hacia un destino incierto. De esa forma, en solo cuatro números, Geoff Johns logró resumir perfectamente la sensación de esa era de la historia X, de una manera que pocos escritores lograron comprender. Si bien todos muchos guionistas han escrito una historia sobre mutantes uniéndose contra un mundo que los odia y teme, muy pocos han analizado la naturaleza del 'por qué' se unen.
Es relativamente sencillo juntar un montón de personajes en un equipo, un poco más complicado hacer que esos personajes conecten, pero muy difícil transmitir adecuadamente la empatía, supuestamente inherente a nuestra naturaleza como seres humanos, que nos une en primer lugar, pero Johns lo hizo con entusiasmo. Logró no solo elaborar una trama sobre mutantes que huyen de robots gigantes, sino que también escribió una historia sobre acoso, perseverancia, unidad y la fuerza de superación frente a la adversidad del espíritu humano.
Johns nos presenta un conjunto peculiar e interesante de personajes. No todos acaparan mucho tiempo en páginas, pero cada uno tiene al menos algunas buenas líneas de diálogo. Como dije más arriba, solo Litterbug y Angel Dust son personajes que se han visto fuera de esta serie limitada —el primero se unió a los morlocks de New York, mientras que la segunda fue mencionada en un número de New Avengers, y se le vió en la película de Deadpool—, pero muchos de los protagonistas podrían ser buenas adiciones al lore de los X-Men, pues algunos tienen poderes bastante originales.
Postman, por ejemplo, puede borrar partes específicas de la memoria de sus víctimas, mientras que Electric Eve es una generadora de electricidad más genérica. Angel Dust puede aumentar su velocidad y fuerza. El cuerpo de Shatter está compuesto de un material cristalino que puede regenerar partes de su cuerpo, y también cristalizar líquidos al contacto. Aunque muchos de ellos perdieron sus poderes e Día M, ahora tenemos el Crisol en Krakoa para solucionar ese problema.
Shawn Martinborough es un artista que no se ha prodigado demasiado en el cómic de superhéroes, aunque su estilo nos gana desde el principio. Sus ilustraciones mezclan las figuras cuadradas de Charlie Adlard con la sencillez pop de Mike Allred, pero con un poco más de volumen. Se destaca en retratar la tecnología y de hecho, sus Sentinels se ven fantásticos. Por cierto, el mismo Martinborough se encarga de las tintas y el coloreado, en que también llama la atención su gran manejo de las luces y sombras, lo que confiere al título una ambientación que calza perfecto con el tono de la historia.
Para concluir, podemos establecer que Morlocks es una historia hecha con oficio. El guion de Johns y el arte de Martinborough conforman una miniserie interesante, que muestra un nuevo ángulo del mundo de los Hombres-X. Tampoco es la panacea, y tal vez por eso es que no ha superado la barrera de ser un título desapercibido. Pero como digo, si quieres ver una óptica distinta a las aventuras de los mutantes, y tu intención es pasar un buen rato, entonces no saldrás decepcionado.