"Xain´D Sleena" (1986): el llanero solitario galáctico
Mientras el Doc Brown repara nuestro Delorean, seguimos atrapados en la época de oro de los videojuegos arcade, y por ello continuamos revisando algunos de los títulos que disfrutamos durante nuestra niñez en los salones de máquinas recreativas. Ya hemos hablado de clásicos como Aero Fighters o Samurai Shodown, pero hoy miramos más al pasado para ver no uno de los mejores, ni de los más recordados o siquiera uno fácil de nombrar. Repasemos Xain´D Sleena, un rústico pero atrapante juego de disparos en un ambiente espacial.
Xain´D Sleena es un arcade de disparos de avance horizontal desarrollado por los japoneses de Technos Japan Corp. en el año 1986. En sus versiones occidentales, lanzadas al año siguiente, fue conocido como Soldier of Light en Estados Unidos, y Solar Warrior en Inglaterra, pero sólo en el mueble que montaba la placa, ya que en la pantalla se seguía leyendo su nombre original. Al verlo en el local, destacaba por su ambientación, y estilo visual, sin embargo palidecía un poco en su jugabilidad debido a un control algo torpe y a una dificultad alta, similar a muchos títulos de la época.
El juego, que muestra influencias de otros clásicos como Contra o R-Type, recibe el mismo nombre de su protagonista, Xain. Este es un cazarrecompensas intergaláctico que debe liberar a un sistema planetario de la invasión de un ejército imperial malvado, en una premisa que no es demasiado original. Lo que sí era algo novedoso era la opción que teníamos de elegir el planeta en que queríamos comenzar el periplo, para luego de superar los cinco niveles iniciales, aventurarnos en la misión final en la base enemiga.
Cada uno de los cinco planetas (Cleemalt Soa, Lagto Soa, Cleedos Soa, Kworal Soa y Guwld Soa) tiene sus características definidas, especialmente geográficas, ya que uno presenta un ambiente desértico, otro un planeta volcánico, una jungla, uno acuático y otro con un paisaje lunar. La fase final es en realidad una nave espacial gigante, similar a la Estrella de la Muerte, en un signo que denuncia la influencia de Star Wars, que también veremos en otros elementos del juego. Considerando la época, los escenarios están muy bien diseñados, pues en muchos casos están construidos como plataformas que se pueden recorrer por diversos niveles y mapeados, lo que nos permite un cierto grado de exploración.
Así mismo, el cartucho nos ofrece una curiosa mezcla entre shooter de plataformas y de naves, pues una vez superado un planeta, antes de elegir el siguiente tendremos que superar un pequeño nivel en que pilotearemos nuestra nave, combatiendo a la flota enemiga que quiere destruirnos. Por tanto, en la aventura no tendremos respiro, pues además para superar las fases terrestres tendremos solo un minuto antes de morir por falta de tiempo. Incomprensible.
El protagonista comienza su tarea con un sencillo rifle láser, el que puede ser potenciado gracias a recolectar diversos power-ups que se liberan al eliminar a ciertos enemigos. Así, podemos obtener un lanzagranadas, un arma que aumenta el rango de alcance en abanico, y otra que dispara tres proyectiles en paralelo. Los movimientos del personaje incluyen avanzar hacia la derecha o izquierda, un salto doble, o agacharse para disparar cuerpo en tierra o esquivar balas, pero se echa en falta algún dash o esquiva rápida, o disparar hacia arriba o en diagonal, como en Contra.
Por supuesto, poseemos una barra de energía que va disminuyendo a medida que nuestra armadura es golpeada por los disparos enemigos, aunque el choque con algunos vehículos o armas pueden eliminarnos al mero contacto. Y es aquí donde se evidencia la primera falencia del juego, su poco inspirado movimiento. Ya de por si la falta de un disparo multidireccional es una tara, pero si además Xian es lento, los enemigos nos rodean con facilidad y el framerate cae notoriamente cuando hay muchos elementos móviles en pantalla, la frustración puede ser importante. A todo lo anterior hay que sumar que los controles no siempre responden como queremos, con fallas frecuentes en el botón de salto y la dirección diagonal superior.
Otra de las características del juego son sus gráficos. Los escenarios son coloridos y llenos de calidad en lo que respecta a fondos, pero tristemente los personajes son demasiado pequeños en relación al tamaño de la pantalla. Esto es especialmente lamentable puesto que el diseño de personajes es multifacético e interesante, con enemigos variados en armamento, equipamiento y ataques. Una vez más debemos nombrar la influencia de Star Wars, pues hay ciertos tipos de villanos que tripulan robots similares a los AT-ST, o portan sables de luz. En algunos planetas además debemos enfrentarnos a la flora y fauna nativa, y es así que en nuestro camino se cruzaran criaturas similares a tiburones, trilobites, plantas carnívoras, e incluso un dinosaurio en el planeta Lagto Soa.
Al final de cada nivel debemos enfrentarnos a los típicos jefes, cada uno con sus características físicas y patrones de ataque, pero con el agregado de tener que lidiar con olas de enemigos comunes mientras peleamos contra ellos. Eso sí, no estamos hablando de naves o enormes vehículos de combate, sino más bien de soldados apenas más grandes que los comunes, aunque muy resistentes y peligrosos. No se nos exige exprimir las neuronas para derrotarlos más allá de dispararles y esquivar sus proyectiles, pero como el juego está estructurado en base al sistema de checkpoints, debemos enfrentarnos desde cero con ellos cada vez que perdemos una vida.
La música y el sonido no son nada demasiado destacable, con una calidad similar a sus contemporáneos. Cada planeta tiene su propia música, pero no sobresale ya que queda un poco oculta tras unos efectos de sonido bastante comunes, pero no por ello menos acertados. Desde disparar tu arma para derrotar a un enemigo, a los sonidos que escuchas en las escenas que manejas tu nave en el espacio, todo encaja y suena muy bien.
Condensando lo anteriormente dicho, podemos resumir que este este un título con un gameplay bastante común para su época. Es divertido y está lleno de acción, aunque esta se ve lastrada por un control algo torpe y una dificultad poco balanceada. Los escenarios son detallados, y los personajes son muy variados, aunque hubiésemos queridos que el tamaño de los sprites fuese mayor, para apreciar mejor su interesante diseño.
Oh, no. El Doc me dice que aún tiene para rato reparando nuestra máquina del tiempo, así que para matar el rato nada mejor que jugar un par de partidas de Xian´D Sleena, y quizá hablar de algún otro videojuego de la época. Stay tuned.