DC Salvat - Catwoman: El rastro de Catwoman
Esta semana volvemos a tener a Catwoman y a Darwyn Cooke o al menos en parte. Catwoman regresa a Gotham con el ánimo de renovación cansada de tener una vida sin aparentes aspiraciones más que robar, por lo da una vuelta en dirección a la justicia, pero es sabido que este camino es más difícil de recorrer. Esta semana en el coleccionable DC de Salvat, conoceremos que tal le va a Selina Kyle en su etapa como vigilante de Gotham.
CATWOMAN: EL RASTRO DE CATWOMAN
Contenido: Catwoman #001-004, 006-009 USA, Batman #062 USA
Guion: Bill Finger, Ed Brubaker
Dibujo: Bob Kane, Brad Bader, Darwyn Cooke
Tinta: Cameron Stewart
Color: Matt Hollingsworth
El Rastro de Catwoman corresponde a los primeros nueve números de la serie regular de Catwoman –menos el número cinco-, y que siguió después de que Darwyn Cooke sacara esa gran historia que es Selina’s Big Score. Como dije en la reseña de dicho tomo, Greg Rucka y Ed Brubaker llegaron en el momento preciso para renovar la mitología del hombre murciélago. Con ambos escritores Batman abrasaba su lado “noire”, dando historias alejadas del espectáculo pirotécnico que los superhéroes tienden a usar para sus aventuras, y en vez de eso, Batman reflexionaba sobre sus casos a resolver, buscando pistas y culpables.
Para tener más elementos con los que interactuar y hacer que las investigaciones del murciélago fueran más dinámicas, ambos escritores empezaron a llenar los bajos mundos de Gotham de personajes que se ajustaban a esta línea de historias de cine negro. Así llegarían personajes como Romy Chandler, Eric Cohen, los rescatados Renee Montoya o Slam Bradley y varios más que trataban de combatir el crimen del lado de ley. La máxima expresión de estas historias está en la serie de cuarenta números Gotham Central, escrita por ambos escritores que exponía las vivencias del departamento de policía de Gotham.
Este estilo de historias más aterrizadas a la realidad salpicó a todos los personajes que eran secundarios en Batman, siendo Catwoman también aterrizada y ajustada a estos elementos noire que tanto gustan a Rucka y Brubaker. Catwoman ha fingido su muerte y tras los hechos acontecidos en Selina’s Big Score, ahora toca volver a Gotham y tratar de dar un vuelco a su vida.
Selina deja atrás la vida de robos y ahora se dedicará a hacer de vigilante en los barrios más bajos de Gotham. La idea de que hay sectores de la ciudad donde Batman aun no puede llegar funciona perfectamente para crear un ambiente hostil para el personaje. Para ayudarla en su nueva vida estará Holly Robinson, una ex-drogadicta que es amiga de Selina y funciona como el personaje que hace los trabajos más tediosos del detective: vigilancia y recolección de datos. La doctora Leslie Thompkins, otro personaje rescatado por Brubaker, será su guía para mejorar su salud mental aparte de dar apoyo médico cuando se le necesite.
“Anodyne” es una historia de cuatro partes donde el asesinato en serie de varias prostitutas hará que Catwoman y su grupo se lance en la búsqueda de este asesino en serie. La falta de preocupación de la policía respecto a la seguridad de estas prostitutas o derechamente su trato degradante hará que esta aventura tenga una nota un poco más personal para la reformada criminal.
La historia tiene un par de elementos más de ficción que hace que su resolución se vuelva más tradicional, restando puntos en su conjunto. Donde más brilla Brubaker –que asume labores de escritor en solitario- es en la caracterización de Selina y su pandilla de mujeres que quieren hacer la diferencia. Son seres capaces a la vez de tener una sensibilidad completamente diferente a otros personajes, lo que las hace atractivas para el lector.
La historia del asesino de prostitutas ocupa cuatro de los ocho números que posee este tomo. Lamentablemente Salvat no ha recuperado el número cinco, asumiendo que es para no incrementar el precio del tomo. Este número cinco es una historia unitaria que sirve como preludio para los siguientes cuatro números, donde se implica que los problemas de las drogas en los barrios bajos que vigila Catwoman se están acrecentando. Catwoman deberá investigar un trafico de ovoides de droga que sale mal.
De vuelta al tomo de Salvat, “Disguises” es otra historia de cuatro partes. Holly Robinson vigila las calles de su barrio buscando pistas sobre el tráfico de drogas cuando se encuentra con un policía encubierto que es asesinado por un par de colegas. Holly huye pero es alcanzada por el dúo de policías corruptos y es salvada a dura penas por Catwoman.
Con su mejor amiga y ayudante fuera del juego de forma temporal, Catwoman deberá desbaratar el misterio de la droga y los policías corruptos, con ayuda de la doctora Leslie Thompkins y en mayor medida con la asistencia de un personaje ya fijo en esta etapa de Batman: Slam Bradley. La historia tiene los típicos apuntes de las historias de misterio clásicas con las que Brubaker juega sin reservar muchas sorpresas. No por ello deja de entretener y nuevamente la caracterización de sus protagonistas es el punto alto del conjunto.
En el dibujo tenemos al mencionado Darwyn Cooke acompañado por Brad Bader y Cameron Stewart. La primera historia es dibujada por Cooke y entintada por Stewart. Nos podemos dedicar el resto de la reseña en alabanzas al trabajo de Cooke y quedaríamos cortos. A pesar de su estilo “simple”, Cooke es maestro en ejecución de escenas, dando siempre páginas claras que son fáciles de seguir para el lector. El entintado de Stewart le quitar cierta fuerza al trazo de Cooke, pero gana más orden en ese sacrificio.
La segunda historia esta dibujada por Bader y entintada nuevamente por Stewart. Bader posee un estilo un poco más complejo que Cooke, pero se nota que ambos dibujantes están embarcados en el objetivo de darle a la colección completa una línea gráfica única. Si bien Bader no es tan bueno como Cooke para plantear sus páginas y disposición de viñetas, el guion lo ayuda para plantear un similar número de viñetas por página en ambas historias. Ayuda también el que ambos dibujantes tengan el mismo entintador para mantener la uniformidad entre ambos. Otros tiempos corrían y los editores tenían otras prioridades.
El rastro de Catwoman en un tomo entretenido. Si bien a mi gusto no llega a las alturas de Selina’s Big Score, el guion de Brubaker es entretenido y no se enreda en subtramas innecesarias, lo que da todo el peso a los personajes principales y sus personalidades. Un tomo recomendado y el antecedente de que todos los personajes pueden rendir con la aproximación adecuada.
Comparación con otras ediciones
La colección regular de Catwoman de Ed Brubaker fue editada parcialmente por Norma editorial en cuatro tomos que llegaban hasta el numero 19 USA. Planeta DeAgostini tomaría el relevo a partir del numero 20, para después sacar los primeros 19 números en un tomazo de mas de 400 páginas. ¿Dónde obtenerlo? no lo sé, pero al menos tienen el numero cinco que Salvat no editó. El tomo Salvat tiene los primeros nueve y le falta en cinco, pero como extra tiene el Batman #062 con fecha de diciembre de 1950, una clásica aventura de Batman y Robin donde Catwoman ¿se retira? El mundo de las historietas es complicado.