"The X-Men" (1968) de Arnold Drake: déjà vu
Continuamos con nuestra revisión cronológica de las distintas etapas que conformaron a The X-Men, la primera serie mutante con la que nació la hoy inconmensurable franquicia mutante. Luego de visitar las eras de Stan Lee y Jack Kirby, la de Roy Thomas y Werner Roth, y la de Gary Friedrich, hoy toca dar un vistazo a la que les siguió, a cargo de un escritor recién llegado nada menos que desde DC Comics, y que nos hará recordar una sabrosa polémica acerca de la creación de los Hombres-X. Con ustedes, The X-Men de Arnold Drake.
En el fondo del barro
Como ya dijimos en un articulo anterior, el efímero trabajo del guionista Gary Friedrich no logró sacar a The X-Men de todos los problemas que arrastraba tras ella, nacidos básicamente de ser una de las colecciones peor vendidas de Marvel, que tras cinco años de vida, no lograba el favor del gran público. En esta etapa de su recorrido, la cabecera estaba luchando por encontrar su propia voz, pero en ella no había sentido de propósito o impulso común. No se vislumbraba qué clase de colección quería ser y cómo podía evolucionar hacia esa dirección. En cambio, parecía vagar casi sin rumbo de una historia a otra, interrumpiéndose a sí misma ocasionalmente, o incluso repitiéndose. Es difícil mirar sus números previos y ver alguna esperanza de recuperación.
Con esa difícil misión es que apareció el veterano guionista Arnold Drake. Habiendo sido en DC Comics el creador de Doom Patrol, una serie que en muchos aspectos era similar a X-Men y que había aparecido solo unos pocos meses antes de esta, Drake estaba curtido en ocuparse de grupos de inadaptados unidos por un genio en silla de ruedas. Así que cuando entró a la redacción de Marvel como freelancer, encargarse de los Hijos del Átomo pareció lo más natural, ya que Gary Friedrich tenía muchos más trabajos que realizar. Arnold coguionizó The X-Men #47, y se convirtió en guionista habitual desde el #48 al #54. Otra vez, la serie recibía un autor que duraría poco, pero que sin embargo introduciría algunos elementos interesantes y duraderos.
Plagio di plagio
Antes de continuar, hay que hacer eco de una de las circunstancias más controvertidas de la creación de los X-Men, que no traté en la nota del nacimiento del grupo, justamente para guardarla para este momento. Hablamos de, como no, las acusaciones de que Stan Lee plagió a la Doom Patrol de Arnold Drake para crear a los alegres mutantes marvelianos.
Para explicar la polémica hay que remontarse a junio de 1963, momento en el que se publica My Greatest Adventure #80, una cabecera antológica de historietas de ciencia ficción, cuya línea editorial empezaba a mirar hacia los superhéroes. Como parte de este cambio, Arnold Drake creó una serie de personajes conocidos como la Doom Patrol, que desarrolló junto al escritor Bob Haney y al dibujante Bruno Premiani. Los integrantes de ésta eran un grupo de personajes con habilidades sobrehumanas a los que lideraba un personaje en silla de ruedas, quien hacía de jefe del grupo y de figura paterna ante los problemas personales de cada uno de los integrantes.
Sus similitudes conceptuales —inadaptados sobrehumanos, dirigidos por un parapléjico, dedicados a proteger un mundo que los rechaza—, sus eslóganes casi idénticos y los nombres de sus archienemigos, hicieron que rápidamente se señalara que los Hombres-X no eran más que meras copias de aquel grupo.
Sin embargo, varios estudiosos coinciden en que la diferencia de sólo tres meses entre My Greatest Adventure #80 y The X-Men #1, sumado a los tiempos de producción de la época, hace que sea muy poco probable que la Doom Patrol haya influido en la creación de los X-Men. Para ello, Stan Lee debió haber sido informado sobre el concepto mucho antes de que el debut de Niles Caulder y los suyos llegaran a las estanterías.
Respecto a los lemas de la portada, estos serían: "The World's Strangest Heroes!" de la Doom, versus "The Strangest Super-Heroes of All!" de los X. El primero fue el lema en desde My Greatest Adventure #80 al 85 —febrero de 1964— antes de que la serie fuera renombrada como The Doom Patrol al siguiente número, con fecha de marzo de 1964. Hubo algunas variaciones de la frase que aparecieron de manera menos prominente en esos primeros números, antes de convertirse en una pancarta completa en The Doom Patrol #86. Respecto del segundo, solo apareció en la parte superior del primer número de The X-Men, con fecha de septiembre de 1963.
También hay una similitud evidente en los archienemigos de los héroes: la Brotherhood of Evil de la Doom Patrol versus la Brotherhood of Evil Mutants de los Hombres-X. Aunque esta parece ser la coincidencia más clarificadora de todas, piensa de nuevo: ambos equipos de villanos vieron la luz al mismo tiempo, en marzo de 1964, en The Doom Patrol #86 y The X-Men #4, y por tanto, es imposible que uno sea copia del otro. A menos, una vez más, que Lee haya tenido un espía en las oficinas de Drake, cosa que por otra parte tampoco se puede descartar.
Según recordaba Jack Kirby, y su palabra es ley, a los mutantes se les dio un profesor que les tutelara porque “¿Qué harías con mutantes que eran simplemente niños y niñas, y que no eran peligrosos? Llevarles al colegio. Hacer que desarrollaran sus habilidades. Así que les dimos al Profesor-X. Era algo natural. En lugar de desorientar o alienar a gente diferente a ellos, lo que hicimos fue tratar a los X-Men como miembros de la raza humana, que es lo que eran”.
Aunque ni las explicaciones de El Rey Kirby, ni las aclaraciones de Lee durante décadas acerca del momento en que se le ocurrió la idea, han servido de mucho para aplacar las acusaciones de plagio a la Casa de las Ideas, lo cierto es que ni el mismo Drake lo tenía claro. Por ejemplo, en una entrevista diría que el parecido "es una coincidencia. Entre ambos grupos sólo hubo un mes de diferencia. Los X-Men eran prácticamente una fotocopia de la Doom Patrol, pero el cómic salió demasiado seguido del mío como para poder afirmar que me plagiaron. Estas cosas suelen pasar".
Sin embargo, con posterioridad cambió su postura, y se refirió a Lee de la siguiente manera: “Con los años cada vez veo más claro que nos robaron para hacer a los X-Men. Había muchos guionistas y dibujantes que trabajaban al mismo tiempo en DC y Marvel, y está bastante claro que cuando presenté mi idea a Murray Boltinoff —editor en jefe de DC Comics—, alguien escuchó mi idea de un grupo de héroes con problemas, y a los que lidera un paralítico”.
Sea como fuere, si hubo algo oscuro detrás, Stan Lee se lo llevó a la tumba. Y Drake no estaría tan convencido de la copia si es que accedió a trabajar en la serie con el mismísimo Lee, a menos que se sintiera cómodo viviendo un déjà vu. Así que por ahora, es mejor no darle más vueltas a un asunto que está fuera de nuestro alcance.
The X-Men de Arnold Drake
Como dijimos, el primer número en solitario de Drake fue el #48, una entretenida historia en que descubrimos que Cyclops y Jean Grey siguieron juntos tras la separación del equipo en el #46, en la que la pareja se enfrentaría a Cómputo y su Colmena Robot. A continuación, Angel volvía a ser protagonista de la portada de The X-Men #49, donde dábamos la bienvenida a los Demi-Men. Curiosamente, al final del número de anterior se había anunciado que en la próxima aventura Iceman y Beast se enfrentarían a Metoxo, el Hombre de Lava, pero el guionista había escrito eso sin saber que Marvel ya tenía un villano llamado así, de modo que hubo que buscar otra cosa.
Sin embargo, el asunto se puso interesante a partir del #49, donde hacía su primera aparición Lorna Dane, alias Polaris, cuyo pelo verde denotaba que era otra mutante latente, y Mesmero. Probablemente, Drake le dió el nombre en honor a Lorna Doone, heroína de la novela homónima publicada en 1869. Como sea, Stan Lee aún estaba interesado en remontar las ventas de la serie, así que habló con el célebre artista Jim Steranko, reconocido por su etapa en Nick Fury, Agent of S.H.I.E.L.D., para que dibujara la portada del #49, y los interiores de los #50 y 51, en cuyo final se presentaba otro personaje que tendría recorrido con posterioridad, Erik el Rojo.
Y aún habrian otras cosas que harían historia en la colección, como la idea de Drake de que Scott Summers tenía un hermano, que haría su debut como Havok en el #54, donde además tendría lugar la primera aparición del Living Monolith. Con la aparición de Polaris y Alex Summers los Hombres-X pasan a ser siete, lo que por fin rompe el pentagrama inicial de Lee y Kirby, y deja abierta la puerta a que allá afuera no solo esté la verdad, sino que también hayan muchos más mutantes que hasta ahora aparecían a cuentagotas.
Como seña de identidad, el guionista sí sería capaz de hacerse cargo de las consecuencias de lo sucedido al final de la etapa de Roy Thomas. Acá veremos a unos mutantes más adultos, sin la tutela de un Profesor-X que había muerto, lo que propició la disolución del grupo. Estamos frente a unos personajes que se enfrentan al mundo exterior con valentía y algo cambiados, sin la protección de una Escuela. Como reflejo de una personalidad más desarrollada, eso de utilizar todos el mismo uniforme ya ha quedado muy lejos.
Durante esta era, sucedieron un par de curiosidades que vale la pena mencionar, aunque para la primera habría que retroceder hasta 1967, que es el año en que Jerry Siegel, el guionista original y nada menos que co-creador de Superman, apareció en Marvel. Recientemente había cortado lazos con DC por segunda vez, y arribaba a la editorial buscando trabajo en redacción. Por supuesto, Stan Lee no podría rechazar tal petición, y es así que Siegel formaría parte de la Casa de las Ideas por un período corto, de poco más de seis meses.
Una de las obras acometidas en la editorial sería una historia de tres partes protagonizada por Warren Worthington, junto a los dibujantes George Tuska y Dick Ayers. Siegel quiso firmar la obra con el pseudónimo de Jerry Ess, que había utilizado cuando escribía The Mighty Crusaders para la editorial Archie, pero Lee insistió que usara su nombre real, ya que además todo el mundo sabía quien era Jerry Ess. Finalmente el guionista accedió, aunque de todos modos su nombre acabó mal escrito en la casilla de créditos de la primera página. Por razones no del todo claras, la historia quedó archivada por un buen tiempo, hasta que finalmente vió la luz en Marvel Tales #30, en 1971.
Las otras rarezas se dieron en el apartado gráfico, que repasaremos a continuación.
Grafismo de lujo
El equipo artístico más frecuente durante esta etapa fue el formado por Don Heck en bocetos y Werner Roth en acabados, que entregaron un trabajo "Kirbyano", muy habitual para la época. Pero la verdadera pulpa la encontraríamos en las ya nombradas colaboraciones de Jim Steranko. El artista no se encontraba muy interesado por los personajes, así que simplemente realizó un trabajo correcto, con un par de breves chispas de ingenio. Primero, se encargó de una magnífica portada para The X-Men #49, para después ocuparse del dibujo y portadas de los dos siguientes números, apoyado por las tintas de John Tartaglione.
Lamentablemente, estos dos números no tienen apenas parecido con su trabajo en Nick Fury. Aunque en algunos momentos le vemos brillar como dibujante —las páginas dobles iniciales con los títulos que forman parte del decorado, las maravillosas portadas, la composición de algunas viñetas o el espectacular diseño de Polaris y Erik el Rojo—, Steranko actuó simplemente como un mercenario que dispara donde su guionista le ordena. El dibujante se sintió tan poco orgulloso de su trabajo que no quería firmarlo, aunque Marvel acabaría poniendo su nombre en los créditos. De todos modos, las portadas sí estaban firmadas por Steranko, y no iba a servir de nada ocultar lo evidente.
Del breve trabajo de Steranko, quedarían por comentar tres detalles. El primero: Chris Claremont y Dave Cockrum tuvieron el buen ojo de reciclar un diseño tan excelente como el de Erik el Rojo para The X-Men #97. En segundo lugar, Steranko aprovechó el número 50 de la colección para diseñar un logo mucho más moderno que el que tenía hasta entonces. La nueva etiqueta, con 3 puntos fuga, se ha convertido en una de las más icónicas del mundo del cómic, siendo el logo por antonomasia que conocemos hasta el día de hoy, que además eliminaba el pronombre 'The' para renombrar la colección solo como X-Men.
Por último, es interesante comentar otra relación entre Jim Steranko y los Hijos del Átomo. Por aquel entonces, el artista Neal Adams trabajaba en DC con el personaje Deadman. Adams, interesado también en la experimentación pop y lisérgica, en una ocasión dibujó una viñeta con un mensaje oculto imitando el tipo de efectos visuales que Steranko incluía en Nick Fury, que decía “Hey! A Jim Steranko Effect!”. Cuando Jim leyó el cómic se puso en contacto con Neal, y juntos comentaron las diferencias que había entre trabajar para una editorial u otra. Este último se sintió tan intrigado por el método Marvel que habló con Stan Lee, el cuál le ofreció dibujar cualquier serie que quisiese. La respuesta que obtuvo fue la que peor ventas tenga, es decir, X-Men, lo que a la postre que sería la simiente de la soberbia etapa Thomas - Adams en la colección, y de la que hablaremos en un articulo futuro.
Además de lo anterior, más o menos cuando Drake iniciaba su etapa, Stan Lee recibió unas páginas de muestra enviadas desde Londres por un joven llamado Barry Windsor-Smith, y como le gustó lo que vió, le respondió que si alguna vez estaba en New York le diera una visita al Bullpen. Para sorpresa de todos, BWS sí llegó a Marvel, y fue tarea de Roy Thomas buscarle algún encargo, para ver si servía como artista. Para ello, le pidió a Drake que escribiera una historia autoconclusiva, que dió como resultado The X-Men #53. Eso haría que Smith se convirtiera en artista de Daredevil, y que apenas un año y medio más tarde saltara al olimpo comiquero por Conan The Barbarian.
Para concluir, debemos establecer que el guionista no consiguió el objetivo de que la colección despegara definitivamente, pero sí le insufló aire fresco e ideas nuevas, que con posterioridad arraigarían dentro de la franquicia. The X-Men de Arnold Drake sirvió como antesala al regreso de Roy Thomas, que junto a Neal Adams acometerían la última etapa de la serie, antes de ser cancelada. De eso y más hablaremos en una próxima oportunidad.
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