RetroReseñas #001 - Días del pasado pisado
Aviso de Spoilers: Las reseñas que siguen a continuación tratan los sucesos más recientes de las series revisadas, por lo que pueden desvelar detalles argumentales importantes para quienes no estén al día. |
El mundo está en jaque. La pandemia del infame Covid-19 ha afectado a todos los aspectos de la vida cotidiana y la industria del entretenimiento, y en específico del cómic, no podía quedar al margen. En esta esquina, una de las muchas consecuencias ha sido que las grandes editoriales estadounidenses han suspendido la publicación de sus títulos, lo que ha hecho que no solamente nos quedemos sin nuestra ración de Batman, X-Men o Spider-Man, sino que eso nos deja sin material para mantener la sección favorita de los primera línea, las MicroReseñas.
Sin embargo, esta excusa sirve de maravillas para usar el formato y volver la vista a números antiguos de nuestras series favoritas, o aquellos episodios que merecen algunas palabras, aunque no tantas como para un articulo individual. Te invitamos a que te subas junto a nosotros a la Tardis y visitemos ese extraño país llamado el pasado, en nuestra nueva sección de relleno que llamaremos RetroReseñas #001.
Marvel Comics
UNCANNY X-MEN 328
Publicación: 01/1996
Guion: Scott Lobdell
Arte: Joe Madureira
Tintas: Tim Townsend
Color: Steve Buccellato, Electric Crayon
Rotulado: Richard Starkings
Reseña: Eduardo
7 / 10
Para nadie es un secreto que a mediados de los años noventa, el cómic de superhéroes había perdido la brújula. Marvel en general, y la franquicia mutante en particular, se encontraba inmersa en historias efectistas, que daban más preponderancia a la imagen y los dibujos espectaculares que a historias importantes. Los X-Men pasaban por una etapa de transición, pues por una parte las tramas venían saliendo del crossover Age of Apocalypse, mientras se dirigían al siguiente evento editorial, que se conocería como Onslaught.
Por tanto, varios de los números sirvieron para cerrar tramas abiertas, muchas de las cuales se arrastraban incluso de tiempos previos a la Age of Apocalypse. En particular, había un hilo que sabíamos que tarde o temprano acabaría mal, como era el de la presencia de Sabretooth en la mansión X. Victor Creed fue mantenido como prisionero en los sótanos de la Escuela de Xavier mientras se recuperaba de brutales heridas causadas por Wolverine en una de las tantas refriegas entre ambos. Por ello, tuvo algunos encontronazos verbales con Gambit —que a su vez sembraron semillas de una historia que eclosionaría mucho después—, tuvo una participación destacada en el crossover Phalanx Covenant, y entabló cierta cercanía con la miembro de X-Force Bum Bum, que es antecedente directo de este Uncanny X-Men #328.
Acá veríamos cómo el anhelo —o pesadilla, según a quién preguntes— de que Creed se pase al bando de los buenos se rompa en mil pedazos. Mediante su verborrea, Sabretooth es capaz de atraer a Bum Bum a una trampa, que le permite salir de su celda. Pero en su huida, le hará frente Betsy Braddock, Psylocke, con quien tendrá una de las luchas más brutales y gráficas que recuerde en algún cómic mutante. En el resultado se mascaría la tragedia, terminando en un cliffhanger que no solo continuaría en Uncanny #329, sino tambien en el especial Sabretooth: In the Red Zone, que serviría de excusa para reunir a los cinco Hombres-X originales.
Aunque frecuentemente vilipendiado, hay que decir que el guion de Scott Lobdell está a gran nivel, con diálogos trascendentes que dejan de lado el vacío reinante de la época y marcando una tensión in crescendo que nos hizo levantarnos de la silla al final. Los personajes son delineados de forma reconocible, lo que consigue que nos identifiquemos con ellos, y nos empapemos aún más del argumento. Creed, por ejemplo, se muestra brutal y despreciable como siempre, mientras que Tabitha se desnuda de su uniforme y estampa de superheroína para mostrarnos la psiquis de una joven valiente, pero dañada. Psylocke, en tanto, actúa como la mujer empoderada y misteriosa que conocíamos por entonces.
Pero si por algo brilla la entrega es por el arte de Joe Madureira. Muchos lectores de cómics de superhéroes aborrecen el estilo amerimanga de Madureira, de sus clones Roger Cruz o Jeff Matsuda, o de su heredero Humberto Ramos. Pero en lo personal, no solo no deja de parecerme un ejercicio interesante el experimento de añadir elementos orientales al cómic estadounidense, sino que además no puedo pensar en un artista que calce mejor con la historia que se contó en este episodio, ni en los que vinieron a continuación. Quizá esto se deba a que cuando leí esta historia por primera vez mis gustos eran más impresionables o adolescentes, pero el hecho es que cada vez que hojeo el número, lo disfruto como la primera vez. Fuck you, Creed.
ARCHANGEL: PHANTOM WINGS
Publicación: 02/1996
Guion: Peter Milligan
Arte: Leonardo Manco
Rotulado: Jonathan Mancock
Reseña: Eduardo
7 / 10
Warren Worthington III, el Hombre-X fundador conocido como Angel, no es solo un héroe, sino también un millonario y filántropo. Si bien su mutación siempre lo hizo ser uno de los mutantes más reconocibles, pocas veces protagonizó historias relevantes ni demostró un gran desarrollo del personaje. Pero después de que Apocalypse alterara su mente y su cuerpo, se convirtió en Archangel, la sombra de la muerte, y uno de sus Cuatro Jinetes. Su cuerpo fue modificado por las consecuencias de sus heridas sufridas en el arco Mutant Massacre, mientras que su transformación a Archangel se vio en las páginas de la primera serie de X-Factor.
Desde entonces, y por casi una década hasta la publicación de este número, el personaje recorrió un sendero de indecisión, aún traumatizado por lo sufrido a manos de Apocalypse, y siempre al borde de volver a convertirse en una máquina de muerte. Algunos meses antes de Age of Apocalypse desarrolló una relación romántica con Betsy Braddock, que traería cierta tranquilidad a su vida. Eso, claro, hasta Uncanny X-Men 328 —sí, el número del que hablamos más arriba— y el especial Sabretooth: In The Red Zone, que pondría otra vez sus prioridades de cabeza.
Archangel: Phantom Wings fue un especial unitario y autoconclusivo, publicado en 1996, con Peter Milligan en guiones y Leonardo Manco en labores artísticas. Milligan, escritor inglés que ahora brilla con una fama muy bien ganada gracias a obras como Shade, X-Statix, Hellblazer, entre muchas otras, por entonces hizo varios trabajos para Marvel, aunque nada continuo. El argentino Leonardo Manco, en tanto, también había colaborado con la Casa de las Ideas, pero tampoco de manera regular.
Después del ataque de Sabretooth, Archangel todavía tiene problemas para aceptar las alas que le dio Apocalypse, pero cuando su novia Psylocke trata de ayudarlo, él la excluye. Más tarde, cuando vuela sobre New York, es atacado psíquicamente, terminando inconsciente y se convierte en el prisionero de una joven mutante llamada Tuesday, que vive presa de un miedo irracional a los pájaros, que de forma constante atacan su fortaleza. Durante su cautiverio, la mujer va curando sus alas metálicas heridas y poco a poco comienzan a compartir sentimientos y traumas. Sin embargo, nada parece verdadero en lo que ambos están viviendo. ¿Será Tuesday real? ¿Y cómo reaccionará Psylocke cuando una mujer desconocida conecte con Warren, de una manera que ella no ha podido?
Milligan y Manco concretan un relato bastante sofisticado, más en la línea de un cómic de la línea Vertigo, más que de uno de superheroes, no por nada Milligan fue uno de los guionistas emblema de ese sello de DC Comics. La historia bebe de elementos oníricos, e incluso de horror, gracias al tono introspectivo del argumento. El escritor es capaz de retratar toda las dudas y la claustrofobia que viven los protagonistas, consiguiendo emocionar.
Por otra parte, el arte de Manco, efectuado completamente en blanco y negro, es ideal para una historia oscura y opresiva como esta. Su trazo realista e intrincado contribuye de forma notable a redondear un producto curioso, tanto por la época en que se publicó como por la franquicia a la que pertenece, pero muy recomendable para profundizar en un personaje al que no siempre se le ha dado la importancia que tiene.
Topps Comics
THE X-FILES #003
Publicación: 03/1995
Guion: Stefan Petrucha
Arte: Charlie Adlard
Color: George Freeman
Rotulado: John Workman
Reseña: Eduardo
8 / 10
Hace poco hablamos de The X-Files, la primera colección regular en cómic basada en la clásica serie televisiva, específicamente de la etapa del escritor Stefan Petrucha en sus guiones. Ya entonces, establecimos que Petrucha hizo un trabajo sofisticado, sorteando con inteligencia las restricciones que Ten Thirteen, la productora a cargo del show, y la misma Fox, le pusieron.
The X-Files #003 fue el primer número de la colección que leí, pues debido a una mala suerte que jamás me ha dado tregua, no encontré las dos primeras entregas en aquella comiquería de Concepción en la que descubrí por casualidad que Mulder y Scully también existían en las viñetas. Y la verdad es que el shock que experimenté luego de la lectura es uno de esos que marcan para siempre la vida como lector.
La historia se titula "A little dream of me", y en ella veremos que Mulder se topa con pistas acerca del paradero de su hermana desaparecida, cuando un agente corrupto del FBI le ofrezca reunirlo con ella a cambio de unos códigos secretos del Pentágono. Scully duda de la veracidad de las pruebas que el traidor le ha mostrado, y aunque Mulder sabe que puede estar cayendo en una trampa, nada es racional cuando se trata de asuntos del corazón. Para colmo, cuando hablamos de tratos ocultos, chantaje y espionaje, nunca puede estar tan lejos el infame Cigarette-Smoking Man.
Aunque no es el mejor número de la serie —en ese lugar pondría al #002, "A dismembrance of things past"—, sí es un gran ejemplo de lo que el tándem de Petrucha y el dibujante Charlie Adlard entregaron. El guion es inteligente, y atrapante, manejando con soltura los tiempos, la tensión y la acción. La historia está bien hilada, y hace un uso adecuado de elementos que podrían perfectamente formar parte de un episodio televisivo, más aun pues cuenta con la presencia de ilustres secundarios, como Skinner, el Fumador, y los Pistoleros Solitarios. Además, Mulder y Scully son escritos de forma fiel al show y en todo momento se comportan como los personajes que tanto queremos.
Por otra parte, el dibujo de Adlard es perfecto para retratar esa atmósfera conspiracional y misteriosa del show. Aunque sus rostros tienen poco parecido a Gillian Anderson y David Duchovny, eso se ve compensado con una gran narración y un manejo de la sombras y grises que prácticamente parecen fotogramas de la pantalla de televisión.
La etapa de Petrucha y Adlard son quizá los mejores cómics basados en The X-Files, y aunque este número no es el mejor, sí tiene suficientes elementos de interés para recomendarlo a cualquier fan o a quienes quieran leer un buen cómic de misterio.
Image Comics / Dark Horse Comics
WILDC.A.T.S / ALIENS
Publicación: 08/1998
Guion: Warren Ellis
Arte: Chris Sprouse
Tintas: Kevin Nowlan
Color: Laura DePuy
Rotulado: Bill Oakley
6 / 10
WildC.A.T.s / Aliens es un crossover unitario publicado por Image Comics junto a Dark Horse Comics en agosto de 1998. Fue escrito por Warren Ellis y dibujado por Chris Sprouse, con coloreado de Laura DePuy. A pesar de que su título implica que es puramente una historia de los WildC.A.T.s, el cómic es en realidad mucho más pertinente a Stormwatch, otra de las series principales del universo superheroico de Image, y de hecho, presenta la muerte de varios personajes de ese equipo.
Cuando un agente de Stormwatch, Flint, aterriza herido en New York a bordo de una cápsula de escape, los WildC.A.T.s deciden involucrarse. Rápidamente se teletransportan a la estación espacial Skywatch, donde descubrirán una verdadera masacre perpetrada por cierta especie xenomorfa que le será muy familiar a los cinéfilos profesionales y amateurs, y que ha infestado a la nave. Porque en el espacio, nadie te escuchará gritar.
Corría el año 1988 y el hoy reputado escritor Warren Ellis hacía que su nombre ganara poco a poco notoriedad en la escena comiquera estadounidense. Luego de hacer algunos pinitos en Marvel, con etapas en Thor y Excalibur, se pasó a Image Comics, donde se hizo cargo de Stormwatch, una de las series emblema del universo superheroico de la editorial. Como otros de sus compañeros, la cabecera languidecía debido a guiones que, con algunas excepciones, eran más bien vacíos y descansaban casi exclusivamente en un dibujo que abusaba de las poses, armas de tamaño XL y medidas anatómicas imposibles.
Stormwatch narraba las aventuras de un equipo superhumano de intervención patrocinado por la Organización de Naciones Unidas, cuya principal característica hasta entonces era un recambio constante de miembros debido a su alta tasa de mortalidad, deserciones, traiciones y destrucción de sus estaciones orbitales. Si bien el equipo pasaba constantemente por eventos terribles y en sus páginas se palpaba la tensión, realmente se enfrentaban solo a problemas superficiales y no habían alcanzado ningún logro importante. La nueva orientación propuesta por Ellis significó historias siniestras y de corte más revolucionario, con elementos de horror, tensión sexual y críticas veladas a la política interna y externa estadounidense.
Respecto de los Aliens, los simpáticos bichejos xenomorfos creador por R. H. Giger no necesitan presentación. Protagonistas de una de las sagas más famosas del cine, esta belicosa especie también se ha prodigado en las viñetas, protagonizando varias miniseries en la editorial Dark Horse, así como enfrentamientos con héroes como Superman y Green Lantern.
WildC.A.T.s / Aliens tiene una serie de elementos que lo separan de un crossover intercompañía habitual. Primero, y como dijimos, aunque en su título se nombra a los WildC.A.T.s, en realidad la trama tiene más que ver con su serie hermana, Stormwatch, de la que Ellis venía haciéndose cargo desde hace una veintena de episodios. Pero aún mas importante, los hechos acá ocurridos servirían de excusa al escritor para transformar el grupo en una nueva serie, la excelente The Authority, que además de ser una de las mejores colecciones de superhéroes de la historia, catapultaría al escritor al olimpo comiquero.
Por tanto, otra de sus características especiales es que es uno de los pocos cruces entre editoriales que serían canónicas en el universo en que ocurren, pues como decíamos, los hechos acá narrados son la verdadera simiente de The Authority.
Respecto del cómic en sí, no es nada del otro mundo. Ellis logra dotar al guion de una adecuada mezcla de intriga, horror y superheroicidades, aunque sin salirse de una historia cortada con la tijera habitual de este tipo de relatos. Tendremos sangre, muertes y sacrificios, mientras los héroes intentar salvar a sus camaradas de un desastre inevitable. El dibujo de Chris Sprouse es efectivo, aunque tampoco brilla de manera especial, con un trazo limpio y consistente que pertenece más a la órbita superheroica que de horror espacial de Aliens.
Sin duda, la obra resalta más por su valía histórica que artística, pues aunque no sea de los mejores trabajos de Ellis, sí es una piedra angular y prólogo perfecto para su magnífica The Authority.
Hasta acá llegamos con las RetroReseñas de hoy. Trataremos de acudir a la cita también el próximo y todos los miércoles, mientras no lleguen las MicroReseñas a ocupar su lugar. Por mientras, seguiremos buceando en nuestra biblioteca en busca de aquellos números que merezcan aparecer por acá. Hasta la próxima.