"Batman: Contagion" (1996) Parte V: infección masiva
- Tú conoces a la Orden mejor que yo… de seguro sus líderes no serían tan locos de esparcir una enfermedad por el mundo a menos que tuvieran un antídoto.
Azrael #015
- Debería ser, Azrael. Pero no es así. Los que están al mando están locos. Hay poco o quizás nada que no se atrevan a hacer.
- Entonces, no perseguiré un antídoto que puede que no exista.
- Es lo más sabio.
- Lilhy, quizás no debería preguntar, pero...¿has visto a Nightwing últimamente?
- Tú dices, ¿desde que me besó?
Nos vamos acercando al punto medio de la historia, pero lejos de tomar el drama de los primeros números, la historia se diluye y toma pasajes predecibles y hasta chistosos. Si esta reseña ha tomado más tiempo en salir no es por negligencia —bueno, un poco sí—, sino porque este número —y el anterior— han matado el buen interés que los primeros tres números otorgaron.
AZRAEL #015
Nótese que sale como parte 4 cuando es la parte 5...hasta para eso salió malo este número.
Guion: Dennis O'Neil
Arte: Barry Kitson
Tintas: James Pascoe
Color: Demetrius Bassoukos
Rotulado: Ken Bruzenak
Portada: Barry Kitson y James Pascoe
Qué pena por Denny O'Neil, porque el tipo es una leyenda, y también responsable de todo lo bueno —y todo lo malo— de las memorables sagas que acompañaron al Murciélago durante los noventa, dado su rol de editor de la línea Batman en DC Comics. Por supuesto se puede dar algunos gustos, como por ejemplo, que Azrael cuente con su propia cabecera y personajes secundarios en torno a su lucha contra la Orden de San Dumas. Y la verdad es que tiene buenos méritos. Mi pena solo se centra en la calidad de este número, o su carácter de número de relleno, que verdaderamente me quitó el interés de seguir leyendo la historia por… bueno, por ridícula.
Parte bien, innegable. El muerto del capítulo anterior deja un diario con su experiencia y la de los otros dos sobrevivientes en el pueblo consumido por la peste. Uno de ellos es Fong, un mafioso genérico que muestra su maldad al querer escapar del pueblo contagiado y llevar el virus a otro lugar. Ese es el mejor momento del cómic, pero luego se vuelve formulaico. Seguimos el camino de Azrael y Catwoman en búsqueda de este tipo Fong, sin embargo es muy divertido ver el aparatoso traje de Azrael en el contexto de manejar una camioneta, o incluso imaginármelo tomando una siesta. Para seguir en el cliché, nuestro viejo cazarrecompensas genérico vuelve en busca de venganza, pero termina uniéndose al extraño equipo con la espera de dividirse las ganancias de una hipotética cura.
El traje de Azrael se ve aún más ridículo cuando tiene que enfrentarse a su mayor desafío de este episodio: los celos. Habla con su apoyo, Lilhy, quien acusa que Azrael no la besó… y que, bueno, el siempre dispuesto Dick Grayson, sí. El rostro de pena del protagonista es graciosísimo y todo es exacerbado por una oportuna "sensibilidad femenina" de Selina Kyle, que lo pudo leer por encima de esos kilos de armadura. Para seguir con lo ridículo, este sujeto Fong resulta que piensa ser inmortal solo por no contagiarse o enfermarse con la plaga. Pasa parte del número rogando que le disparen y cierra el número acuchillándose en el corazón pensando que eso es prueba de su inmortalidad.
Sus patéticas últimas palabras —"Puede que me haya equivo…"— solo rematan un número que no tiene sentido. Dios mío, sentí una pérdida de tiempo leerlo, además debo estar aquí escribiendo sobre éste —lo que implicó que lo tuviera que leer más de una vez—. Ah, sí. Hay secuencias de acción entremedio, sin ninguna interesante premisa o dibujo destacable. Solo me quedan risas incómodas de un número perdido. Y sí, las risas con Azrael emocional fueron sinceras y alegres. Nunca olvidaré su cara de pena.
La historia continúa, ahora sí, en una revista con Batman de protagonista, en Batman #529. Veamos si hace sentido.