"ReGenesis" (2004): ¿hemos ido demasiado lejos?
El conocimiento científico siempre ha sido un arma de doble filo. Los descubrimientos que nos han permitido avanzar como civilización también frecuentemente se ha utilizado para crear armas y técnicas que ponen en jaque el bienestar como especie. En ese aspecto, una de las áreas más rodeadas de polémica es la de las especialidades biomédicas o genéticas, pues el estudio y descifrado del código genético ha puesto al hombre, como nunca antes en la historia, en la posición de jugar a ser Dios. Como no puede ser de otra manera, el entretenimiento de ficción ha capitalizado esa paranoia de muchas maneras, encontrando en el lado gris de la ciencia una fuente inagotable de ideas, tanto en cine, TV o videojuegos. Una de estas ficciones es la serie de televisión ReGenesis, un espécimen bastante inusual que repasamos a continuación.
ReGenesis es una serie de televisión canadiense creada por Christina Jennings, y producida por The Movie Network, Movie Central y Shaftesbury Films. El show, que se desarrolló durante cuatro temporadas y 52 episodios, gira en torno a los científicos de NorBAC (Comisión Asesora de Biotecnología de América del Norte), una organización ficticia cuyo laboratorio central está en Toronto. La organización investiga problemas de naturaleza científica, como el bioterrorismo, amenazas de salud pública, contagios mortales o cambios radicales en el medio ambiente en Canadá, Estados Unidos y México. La serie sigue al biólogo molecular David Sandström (Peter Outerbridge), científico jefe de NorBAC, y a su experto equipo de virólogos y microbiólogos de varias partes del mundo, a menudo abordando a través de sus historias temas sociales, políticos y éticos relacionados con los avances de la ciencia.
Lo anterior se plasma en tramas que además de la ciencia ¿ficción?, juguetean con los thrillers, suspenso, e incluso toques de horror, dependiendo del tono de cada episodio. Los capítulos pocas veces son autoconclusivos, con tramas continuas que se entremezclan a lo largo de la correspondiente temporada. Su publicidad la promociona como un título de "investigación de crímenes genéticos".
Por tanto, en el show asistimos a una especie de compendio de todas aquellas películas, videojuegos u obras en general que han enfrentado a la humanidad a epidemias (Outbreak), manejos genéticos que podrían desarrollar consecuencias nefastas (Bioshock, Resident Evil) o seres de diseño (Gattaca), aunque tomando mas que nada conceptos, pues las tramas siempre están ancladas en una realidad perfectamente plausible o probable. Por ejemplo, ahí tenemos a Sandström y su pandilla enfrentándose a las consecuencias de los experimentos y la guerra biológica de la infame Unidad 731 del ejército japonés en la Segunda Guerra Mundial, las posibles consecuencias del derretimiento del permafrost siberiano, y los patógenos olvidados que podrían resurgir, o el peligro de las consecuencias de la creación de especies transgénicas.
Otro punto característico del título es que, aún transitando el terreno de la ficción, maneja de gran manera la jerga y terminología científica, empleando un vocabulario que en oportunidades se hace difícil de seguir para quienes no estén familiarizados o no tengan conocimientos atingentes. No obstante lo anterior, en varios pasajes se utilizan los diálogos de los personajes como breves paréntesis pedagógicos para explicar de lo que están hablando, o lo que está sucediendo. Puede que aún así no lleguen a todo el mundo, pero al menos tienen la intención.
Cierta fantasía aflora cuando llega la resolución de los casos, pues muchas veces los enigmas son resueltos en un periodo de tiempo corto, cuando en la vida real serían materias de largas tesis o trabajos de investigación prolongados. Pero ese rasgo es obvio si consideramos que la serie debe mantener un ritmo televisivo acorde, utilizando una licencia temporal ya conocida por otras producciones televisivas como CSI o House M.D.
Por otra parte, y ya que hacemos la comparación con otros shows, los científicos y operarios de NorBAC, si bien son muy capaces, son ante todo, humanos. Los personajes no son representados como enciclopedias ambulantes, y si bien son de lo mejor en cada uno de sus campos, como genética, biología molecular, bioquímica, entre otros, a menudo los vemos tomándose su tiempo para pensar, informarse o estudiar la literatura, pues no son como aquel brillante médico cojo al que le cae la genialidad del cielo, o los chicos de CSI que parecen tener memorizadas las fórmulas químicas de cada compuesto o sustancia de la Tierra.
De hecho, gran parte de las razones del actuar de los miembros del equipo de Sandström están dadas por sus imperfecciones como seres humanos. Ahí tenemos al mismo David, por ejemplo, arrogante y siempre al borde del alcoholismo y las adicciones, al que le cuesta menos encontrar una cura para la peste bubónica que entablar una relación sana con su hija Lilith, interpretada por una jovencísima Ellen Page (Juno, X-Men, The Umbrella Academy), actuación que la hizo merecedora del Gemini Award por Mejor Actriz Secundaria en 2004. O Bob Melnikov (Dmitry Chepovetsky), un brillante técnico de laboratorio marcado por el Síndrome de Asperger.
El resto del reparto –que es bastante estereotipado a la hora de representar una variedad racial y de nacionalidades, pues ahí tenemos a la asiática, la árabe, el ruso y el latino, por ejemplo– está conformado por miembros con trastornos obsesivo-compulsivos, ataques de pánico, personajes que podrían o no tener lazos con redes terroristas paquistaníes, o administrativas que no dudan en utilizar su sensualidad como vía para obtener información o permisos para NorBAC. Eso sí, todos tienen su momento para brillar, y la dimensión humana que le otorgan los guionistas a través de sus historias de vida, permite que sean muy queribles y podamos empatizar con ellos.
Con todo, también podríamos decir que ReGenesis es una serie muy vanguardista. Sus guionistas están al tanto de las últimas teorías en microbiología o genética, evitando errores comunes en otras obras de la misma temática. Así mismo, son muy críticos con las aristas más visibles del ámbito científico, como los intereses económicos de las farmacéuticas —aunque sin caer en la paranoia—, o movimientos sociales y corrientes de opinión no fundamentadas con evidencia, como los fanáticos religiosos o los grupos anticientíficos. Abstenerse si usted es antivacunas.
Con respecto a las aristas negativas, podríamos nombrar algunas poco acertadas elecciones estéticas y musicales. Por alguna razón, se me hace desagradable el efecto que se utiliza para "rebobinar" el tiempo y narrar hechos cuando alguna escena inicia in media res, y así mismo, los acordes electrónicos que se utilizan como melodías incidentales tiende a sacar un poco del ambiente serio que quiere transmitir.
Aunque el tema de "ciencia versus virus mortales" puede ser bastante limitado, hay que agradecer la habilidad de los guionistas para ofrecer tramas atractivas al menos en las 3 primeras temporadas. La cuarta, sin embargo, amenaza con zozobrar, pues en su recta final ofrece una resolución para la serie que ya se acerca peligrosamente a una película de ciencia ficción clase B cualquiera. En realidad no es para tanto, pero sí rompe con la intención a la serie de mantenerse con los pies lo más en la tierra posible.
En resumen, ReGenesis es una serie inteligente y entretenida, manteniendo un adecuado equilibrio entre el misterio basado en la ciencia y el drama basado en personajes, aderezado con patógenos mortales, intrigas gubernamentales, bioterrorismo y el eterno dilema entre la evolución de la investigación genética y sus límites éticos. Es protagonizada por un brillante pero disfuncional científico, apoyado por un reparto se completa con una mezcla ecléctica de actores de varias razas y naciones, cada uno con sus propios problemas y traumas.
La caja de Pandora de la biotecnología está abierta de par en par, y todos están involucrados: gobiernos, multinacionales farmacéuticas, estados corruptos y terroristas. Pero las ideas no pueden ocultarse, y una vez dadas a conocer, habrá muchos facciones interesadas en conseguirlas. Porque en definitiva, solo el tiempo dirá si el progreso nos llevará a dar el siguiente paso como especie, o significará nuestra perdición.