"Batman: Contagion" (1996) Parte III: contactos indirectos
- Estos sujetos contrajeron una infección de nivel cuatro.
Robin #27
- ¿Qué significa eso?
- Significa que sus culos, y los de todo el resto de este hospital, son actualmente propiedad de la Unidad Armada de Enfermedades Infecciosas de los Estados Unidos.
- ¿Por cuánto tiempo?
- Hasta que se muera, o se mejore, Doc. Disculpe mi falta de tacto.
La historia de "Contagion" sigue y parece estar lejos de terminar. Cuando el equipo del murciélago quería hacer una historia de largo aliento, usaba todas sus publicaciones para una sola gran historia, por lo que si ya vimos Shadow of the Bat y Detective Comics, ahora le toca a la exitosa publicación de Robin tomar el testimonio.
ROBIN #27
Guion: Chuck Dixon
Dibujo: Mike Wieringo
Tintas: Stan Woch
Color: Adrienne Roy
Rotulado: Tim Harkins
Portada: Mike Wieringo
La búsqueda del paciente inmune, Kendall Stuart, lleva a Robin a su casa en donde se encuentra con Catwoman, que está en modo full cazarrecompensas, llevando a esos clásicos momentos de mini-conflicto y luego alianza reticente. En parte se trata de un número muy centrado precisamente en unir lazos con personas indeseables por un bien mayor. Batman también se enfrenta a la misma situación al solicitar el apoyo de Azrael, dado que la Orden de San Dumas tiene relación con el virus.
De momento, ambas alianzas son un secreto para el equipo completo, con Alfred Pennyworth como la excepción, siendo el único que sabe los pactos con el diablo que tanto Batman como Robin han tomado. ¿Qué tipo de alianzas poco comunes o deseadas se pueden crear una situación de crisis? Por supuesto, no estamos libres de problemas similares en estos momentos, pero aunar objetivos en ocasiones permite sumar más que restar y, por supuesto, las alianzas tampoco son tan disímiles, ambos personajes son lo suficientemente héroes como para tener sus propias revistas en ese momento, y ambos han apoyado al murciélago más veces incluso de las que se han opuesto.
El dibujo de Mike Wieringo es un deleite curioso. Siento que la colección de Robin debería tener un tono más juvenil a sus historias, y Wieringo lo logra con un estilo un poco más caricaturesco que los capítulos previos. Eso se siente muy bien en los rostros, que destilan emociones, estados de ánimo y comunicación no verbal. Por momentos, los siento como una expansión con más detalles de los diseños de Batman: The Animated Series, y quizás eso también se deba al color de Adrienne Roy, que logra darle vida a cada viñeta con sus elecciones.
Siguiendo el supuesto enfoque a un público de menor edad, siento que Chuck Dixon simplificó algunos conceptos que se sentían más adultos u oscuros en los capítulos previos. La enfermedad no recibe la exposición terrorífica previa, mientras que los conflictos más adultos como el periodismo centrado en las cifras se presentan de forma más directa, sin dobles lecturas. Lo que destaca son precisamente los conflictos más propios del género de superhéroe, como lo comenté previamente, la acción y peleas físicas, las alianzas inesperadas y la visualidad por sobre la profundidad.
Ejemplo perfecto de eso es el traje a medida de la situación que Catwoman decide vestir, diciendo explícitamente que esperaba tener una excusa para usarlo. Bueno, como ven, clásicos tópicos del género. Así que sí, estamos en un camino más propiamente superheroico que el sombrío y realista tono previo. Y eso a pesar de las habilidades "detectivescas" de Tim Drake, cuyos ejemplos no necesitaban de una inteligencia de deducción superior al que tuviera Selina Kyle, pero están para mostrar su talento. Son ejemplos exagerados que alimentan un relato más típico y tradicional.
Luego de cerrar el capítulo, mantengo mi entretención y sigo interesado en la lectura, aunque puedo constatar que la historia toma un camino más esperable.
El próximo capítulo se aloja en la publicación de Catwoman #31, donde las cosas parece que estarán que arden.