"Spider-Man and Batman" (1995): mentes desordenadas
Nuestro recorrido por la bibliografía que reúne a los crossovers entre los personajes de DC y Marvel Comics no se detiene. En esta oportunidad ponemos el foco sobre dos héroes que utilizan como avatar a criaturas que medran en la noche: arañas y murciélagos. Hablamos de, como no, Spider-Man and Batman, obra de 1995, que repasamos a continuación.
Spider-Man and Batman es uno de los cruces intercompañía más requeridos, debido a la popularidad de sus protagonistas. Escrito por J. M. DeMatteis, y dibujado por Mark Bagley — con Scott Hanna y Mark Farmer en tintas y Electric Crayon en coloreados—, es una de las dos obras que nos muestra la colaboración entre Peter Parker y Bruce Wayne. Si bien sabemos que este tipo de cómics tienen un desmesurado afán comercial, más que uno artístico, esta entrega publicada en 1995 nos da una historia memorable, donde Batman y Spider-Man deben unirse para derrotar a Carnage y The Joker.
En 'Disordered Minds', que es el título de la historia, la premisa es tan sencilla como creíble dentro del escenario de cada héroe. La Dra. Cassandra Briar, psiquiatra, desarrolla un chip cerebral para modular el comportamiento de los maniáticos y psicópatas más peligrosos del planeta. A modo de testeo, decide probar su prototipo en Carnage, dejando a Cletus Kasady aparentemente rehabilitado.
En vista de su éxito, decide viajar a Gotham para probar su invento con otro de los criminales más insanos de esa urbe, el mismísimo Joker. Evidentemente, todo se sale de control, y cuando se forma una alianza entre los villanos, solo sus archienemigos bienhechores podrán salvar el día.
A primera vista, es un cómic típico de los publicados por Marvel de los años noventa. El arte es limpio y fluido, y la narración de panel a panel de Bagley es clara como el cristal. Sin embargo, el cómic también se siente como un mandato editorial, con la historia ambientada en la continuidad de Spider-Man, indicado por el pie de página que explica que los eventos que estás leyendo tienen lugar antes de un número específico de Spectacular Spider-Man.
Sin embargo, sabemos que en realidad acá estamos en presencia de la Crossover Earth, que es el nombre dado a la realidad donde los personajes de DC y Marvel coexisten y comparten aventuras. En Marvel, se la conoce como el Universo-7642.
La narrativa de esta obra está bastante bien lograda, pues además de entretenernos —y darnos escalofríos— con la brutalidad y salvajismo de Carnage y el Joker, nos lleva a bucear en la compleja psicología de Batman y Spider-Man, dos superhéroes que tienen más en común de lo que parece a simple vista. El máximo paralelismo entre ambos está dado por el motivo de su transformación en héroes, pues ambos están marcados por la pérdida de sus seres queridos, tomando ese dolor como una motivación para dedicar su vida a la lucha contra el crimen.
Esto crea a dos héroes atormentados por las penas de su pasado, un elemento que queda perfectamente expuesto en las páginas que muestran las pesadillas que cada noche atormentan a cada uno, aunque de manera invertida: Carnage amenaza los sueños de Bruce, mientras el payaso criminal hace lo propio con los de Peter. Por supuesto, cada uno de los villanos representa el máximo terror del héroe de la vereda contraria. El paralelismo es aún más reforzado por los monólogos internos de ambos, presentes en muchas páginas de la obra.
Como puede suponerse, este es un indicio de lo que veremos hacia el final del cómic, que presenta un desenlace cruzado. En efecto, Batman termina venciendo a Carnage y Spider-Man al Joker, pero de una manera mucho más significativa que una simple derrota. Como mencionaba antes, cada uno de los villanos es la máxima representación del miedo de los héroes, y tal como Batman se da cuenta en cierto momento del desenlace, Carnage es la representación vívida de la muerte, por eso encarna el terror de Bruce; mientras Joker es el caos en persona, la clase de lunático que Spidey juró combatir desde la muerte del Tío Ben.
De cierta forma, cada uno de los héroes termina haciendo frente a un ser que encarna sus miedos más profundos, y de esta manera ambos crecen más que nunca al enfrentar no solo a un villano estándar, sino a su propia oscuridad. Al concluir la lectura, una cosa está clara: este libro es serio. Si eso se debe al mandato editorial, de marketing, o a los autores no podemos saberlo, pero es un título potente, y decidido a que lo tomes en serio.
Hubiera sido fácil para DeMatteis garrapatear el guion y luego simplemente cobrar los cheques, pues después de haber leído muchos de estos crossovers, está claro que eso es lo que hicieron muchos escritores. Sin embargo, acá realmente trata de imprimir su sello, lo que sin duda le tomó dedicación, al no tratarse de un genio natural del estilo de los Moore, Ellis o Morrison. Para ello, teje todos estos elementos que son habituales en los cruces intereditoriales, y nos entrega lo último que esperamos: un estudio de personajes bastante brillante de los dos protagonistas. Como dije, utiliza las similitudes en sus historias de origen —los asesinatos de Thomas y Martha Wayne, y Ben Parker— y explora cómo eso afectó a estos dos y moldeó sus vidas en los héroes que conocemos y amamos, pero también cuán diferentes son como justicieros y personas.
Otro de los factores que aprueban es la caracterización de los personajes. Al margen de eliminar con éxito las cansinas escenas de la clásica lucha entre héroes antes de unirse por un bien común, la historia cobra vida en cómo actúan y sienten los protagonistas. Peter Parker pone a prueba su fe en la humanidad mediante el mal de Kasady y la apatía de los gothamitas para ayudar a alguien cuando están en problemas. Bruce Wayne mantiene a todos a distancia y cree que no necesita la ayuda de nadie, pero al entender a Carnage y el caos que provoca, se da cuenta de que necesita tanto la ayuda de Spider-Man como la voluntad de Batman para salvar su ciudad. Incluso Carnage obtiene cierta caracterización, cuando se revela que en realidad tiene miedo del Joker, mientras que la poca intención de este último para dejar que su colega mate a Batman, habla mucho de su retorcida relación con el murciélago.
En tanto, la elección de los villanos, dos asesinos en masa psicóticos, es bastante lógica. Obviamente, fueron elegidos para atraer a los lectores más sedientos de sangre, amantes del grimm & gritty de los noventa, ya que seguramente entre ambos acumulan un recuento de cuerpos bastante elevado. Esto también aporta elementos al tema del reflejo que pretende ejecutar el libro. El Joker y Cletus Kasady son dos caras de la misma moneda, siendo esta última una reflexión pobre, pero más visceral, de la primera. Mientras que el payaso demente es todo talento e ideas locas —el terror psicológico—, Carnage es solo un tipo con un traje alienígena, no más que un psicópata genérico que recibe un simbionte y se convirtió en una máquina asesina —el terror explícito—. Pero, contra viento y marea, DeMatteis se las arregla para usarlo efectivamente atándolo al tema del miedo, convirtiéndolo en un espectro del miedo que persigue a Batman, siendo la imagen en el espejo de lo que sucede con Spidey y el Joker.
Por supuesto, hay que mencionar que todo está maravillosamente representado por Mark Bagley. Aunque aún le faltaban algunos años para desarrollar todo su potencial, maneja las secuencias de pesadilla y de acción con igual habilidad y dinámica, pero siempre manteniendo todo en un flujo continuo, que no da respiro. Son esos ritmos de la historia y los personajes los que elevan a Spider-Man and Batman por encima de los otros crossovers de Marvel / DC de la época, y hacen de esto algo más que un intercambio económico en dos personajes altamente comercializables.
En resumen, podemos concluir que el tándem creativo salva muy bien la a veces incómoda misión de acometer un cruce entre editoriales, envolviendo el regalo en un paquete ordenado donde los personajes se convierten en una parte integral de la historia y, a su vez, la historia revela algo sobre los personajes. Aunque eso no es una hazaña en sí misma, y es algo que debería ser exigible a cualquier cómic u obra de arte, realmente no es algo que esperamos de un crossover como este. La pasión de los creadores brilla, y hace que Spider-Man and Batman sea, si no una joya olvidada, algo que definitivamente vale la pena leer.