"In.Jvsticia" (2017-2019), de Cristian Docolomansky: operativo de limpieza
Dentro de la actual oferta de cómics hechos en Chile, una de las editoriales más destacadas es Ariete Producciones. Dueña de obras muy diferenciadas entre sí, su variado y siempre creciente catálogo está ocupado principalmente por historietas en un formato de grapa que, gracias su precio ajustado y atractivas cubiertas, se roban gran parte de las miradas en los eventos relacionados al noveno arte. Ahí tenemos, por ejemplo, a Fuego y Acero: Samurai y Berserker, de Claudio Muñoz, las dos entregas de Tierra Maldita de Martín Brush, Kudryavka de Yaritza Aguilera y Gonzalo Oyanedel, o La Senda del Errante, de Germán Valenzuela. Entre ellas, no podemos dejar de nombrar a In.Jvsticia, cuyo poco descriptivo título se envuelve en un atractivo halo de misterio, al que contribuyen sus portadas, que pica la curiosidad de cualquiera.
In.Jvsticia —Injusticia, para los amigos—, es una obra del artista Cristian Docolomansky, quien se desempeña como autor completo en labores de escritura, dibujo y rotulado. Pensada inicialmente como una trilogía, a día de hoy podemos encontrar las dos primeras entregas, que fueron publicadas en los años 2017 y 2019 respectivamente, y cuyo lanzamiento se realizó en el marco de la Feria Internacional del Cómic de Santiago de esos años.
Docolomansky es un artista que cuenta en su portafolios con trabajos en Chile y el extranjero, casi siempre asociado a la parte gráfica. Por ejemplo, efectuó de entintador en El Viudo: El Fin del Luto y El Viudo: La Cueca del Manco, y ya en el terreno internacional, en el space-opera Starburn, de la editorial Markosia Enterprises. Además de lo anterior, fue creador junto a Germán Valenzuela del tristemente inactivo blog Dos Cafés y una Mesa, cuya idea era conocer a autores y editores chilenos a través de entrevistas, pero que luego fue más allá, cubriendo lanzamientos y comentando títulos y otras ñoñerías.
In.Jvsticia narra la historia de Daniel y Victoria, dos hermanos que tratan de hacer su vida en Barcelona, luego de haber emigrado de Chile tras la muerte de sus padres. La vida ya es dura para un chico que odia los estudios, y para su hermana con historial de patologías mentales, que además mantiene a ambos con una carrera que no avanza. Pero pronto las cosas se volverán peor, cuando se crucen con una joven herida por un ataque neonazi, que destapará una trama de racismo y xenofobia en la que incluso están envueltas las autoridades locales.
Como puede suponerse a partir de la descripción, estamos ante una trama de tintes noir y pulp. Aunque no encontramos al clásico detective con gabardina o a la femme fatale en problemas propias del género, el argumento se desarrolla en esas calles sucias, oscuras y decadentes que siempre están presentes en aquellos relatos. De hecho, la historia transcurre en un barrio industrial obrero, en esas zonas olvidadas del progreso y las luces, que existen en cada gran urbe como reverso oscuro del glamour y el lujo. Porque ya se sabe, todas las luces también crean sombras.
Sobra decir que la historia es atrapante. Luego de las obligadas páginas de presentación de los personajes, la trama avanza velozmente, pues vemos que la frágil vida de Daniel y Victoria se van rápidamente al carajo. Lo peor es que eso ni siquiera ocurre por las malas decisiones de los protagonistas, sino por la espiral de eventos en que se ven envueltos, sin que poco y nada puedan hacer frente a ellos. De repente, el epíteto 'injusticia' cobra todo el sentido del mundo.
En ese aspecto, es muy interesante como Docolomansky es capaz de transmitir la sensación de que los personajes son unos outsiders, unos extraños en tierras extranjeras. Sin duda, esto se debe a la propia experiencia personal del autor, que vivió el proceso inverso de la pareja de hermanos: nació en España, y emigró a Chile en el año 1995, el mismo en que transcurre lo acá contado.
Tal y como nos cuenta en el postfacio del número 1, In.Jvsticia ha estado vivo desde 1995, siempre creciendo, cambiando y evolucionando. "Esta es una historia en la que puedes ver a personajes lidiando con los pecados de sus padres", indica el autor en dicho escrito, "o del entorno, luchando por integrarse en un ambiente que no es el suyo, sintiéndose ni de aquí ni de allá. Algunas de esas situaciones las he vivido yo mismo desde que llegué a Chile desde España".
Mucho lo que hace atrayente a la historia viene por cómo está contada. El primer número, de 20 páginas, transcurre como una episodio normal, con una narración lineal. En tanto, la segunda entrega crece hasta las 24 páginas, en las que alberga además del segundo capítulo, dos interludios que exploran de forma más profunda ciertos elementos de la trama. Por cierto, este segundo número se presenta en formato flip-book, con portadas de Gabo Ibarra por un lado, y Danny Jiménez, por el otro, y en él también encontramos un par de planas dedicadas al proceso creativo de dichas cubiertas. El autor nos cuenta que esto es un homenaje a algunos cómics en ese formato publicado durante los noventa, y de hecho, me recuerda a algunas publicaciones flip-book de la editorial mexicana Vid.
Siguiendo con aquella época, lo de los interludios me hizo pensar a los títulos mutantes publicados tras la marcha de Chris Claremont, donde se utilizaba este recurso para introducir tramas paralelas. De todas formas, si en aquel ejemplo muchas veces dichos hilos quedaban en nada, en esta oportunidad los intermedios están bien justificados e insertos en la trama, por lo que se hacen interesantes e imprescindibles. Como todo elemento narrativo bien utilizado, engrandece la lectura y no nos distrae de ella.
Respecto del arte, en general está bien logrado. Docolomansky demuestra ser un maestro de las luces y sombras, requisito indispensable para llevar a buen puerto un material publicado en blanco y negro. Por ejemplo, tenemos páginas de gran belleza, como aquella en que plasma como se ve cierto hecho del primer número a través de la percepción de la esquizofrenia de Victoria, o un pin-up que engalana el número 2. Por encima de todo, logra transmitir de forma certera el ambiente hostil, sucio y opresivo en que se desenvuelven los personajes, pero además es un buen narrador gráfico, haciendo que sus viñetas fluyan de manera orgánica y con fuerza.
De la misma manera, sus rostros son muy expresivos, quedándonos en todo momento muy claro el sentimiento que están atravesando solo con verles la cara. Sus rostros van desde un diseño sencillo, que me recuerda a los de Terry Dodson o Frank Cho, por ejemplo, a otros terriblemente detallados, que se utilizan en los momentos de mayor dramatismo o acción física. Eso sí, si tuviera que mencionar algún pero, sería ciertas fallas en las proporciones corporales en algunas escenas, aunque no ocurren en cantidades suficientes como para lastrar la lectura. Asimismo, no me agrada del todo el diseño de personaje de los protagonistas, pero eso ya es una impresión personal que corresponde enteramente a la subjetividad.
En resumen, In.Jvsticia es una obra que podría recomendarle a cualquiera. Es interesante para aficionados al género negro, para todo aquel que busque algo por fuera de los tópicos del cómic de superhéroes, e incluso para lectores no habituales de historietas, pues no se necesita ningún bagaje previo para disfrutar de la historia. Con una narrativa atrapante, y un arte efectivo a pesar de ciertos detalles menores, desde acá estamos atentos a la publicación de la tercera y última parte. Cristian Docolomansky ha hecho un gran trabajo, y por ello, ya estamos deseando leer más del autor.