"Batman/Punisher: Lake of Fire" - "Punisher/Batman: Deadly Knights" (1994): el murciélago y la calavera
Seguimos avanzando en la bibliografía que une a las dos mayores editoriales de cómics de empijamados del mundo, DC y Marvel. Luego de revisar los crossovers ocurridos en los setenta y ochenta, llegamos a la década de los noventa. En la que para muchos fue la época negra de los cómics, fuimos testigos de una explosión descomunal de la cantidad de cruces intercompañía, que habían sido más bien escasas en los decenios anteriores. De hecho, las obras de ese estilo se acercan a la treintena, si consideramos one-shots, los Amalgam Comics y el evento Marvel vs. DC. Batman/Punisher
Y en una época que llevó el grimm & gritty hasta el exceso, era cosa de tiempo que dos de los personajes que mejor representan esa corriente se encontraran: Batman y Punisher. Porque nada representa mejor a los cómics de los noventa que la oscuridad, y las armas de fuego tamaño XL.
En este caso, Frank Castle hizo frente al encapotado orejón en dos oportunidades, aunque bajo el manto habían dos personas diferentes. El primer encuentro se dió en Batman/Punisher: Lake of Fire, de Dennis O´Neil y Barry Kitson, y en el encontramos a Jean Paul Valley como Batman; mientras que el segundo enfrentamiento se dio en Punisher/Batman: Deadly Knights, de Chuck Dixon y John Romita Jr., ya con Bruce Wayne de regreso en el traje.
La colaboración entre ambos se dio en un momento muy especial de sus carreras. Batman, por ejemplo, atravesaba por una de las sagas más importante de su historia, 'Knightfall', en que Bruce fue brutalmente derrotado por Bane, a tal punto que fue Jean Paul Valley, también conocido como Azrael, quien tomó el manto del murciélago. La historia también narra la recuperación de Wayne, y el regreso a su actividad heroica para detener a un Jean Paul que había sucumbido a la locura.
Punisher, en tanto, también pasaba por una racha particular. Como nunca en su historia, gozaba de una altísima popularidad, que le permitió tener nada menos que tres series regulares en paralelo: Punisher, Punisher War Journal, y Punisher War Zone, además de ser el predilecto para protagonizar especiales compartidos con otros héroes de la casa, como con Spider-Man o Black Widow.
Aunque las diferencias de popularidad e impacto en la cultura popular los posicionan en lugares muy distintos del olimpo comiquero, la verdad es que los personajes son el perfecto opuesto uno del otro. Tanto Bruce como Frank se dedican a barrer el crimen de las calles sin superpoderes, solo con una especialización otorgada por un acabado entrenamiento, y algunos gadgets ocasionales. Pero mientras el primero ha jurado no matar a sus adversario, Punisher no tiene miramientos en asesinar a cuanta escoria se le cruce por delante, en búsqueda de justicia para su familia.
Por tanto, al ver que ambos comparten páginas, se hace también muy interesante el choque de filosofías entre ellos, lo que podría dar mayor luz y análisis acerca de las psiquis de los personajes. Pero la verdad, poco de eso encontramos en estos especiales. Mal que mal, estamos en una época en que lo único que importaba en los cómics era la acción y la pirotecnia y, para qué nos vamos a engañar, un crossover siempre será solo un trabajo 'alimenticio', interesado más en vender que entregar un producto artístico de mayor profundidad.
No obstante, el primero de los títulos Batman/Punisher: Lake of Fire echa por tierra lo que estipulé un par de párrafos más arriba, pues como dijimos, Frank Castle se enfrenta al Batman de la época de Jean Paul Valley. En él, veremos que Jigsaw, uno de los archienemigos de Punisher, tiene un plan para destruir el suministro de agua de Gotham y luego manejar el mercado de las ofertas de reconstrucción. En un esfuerzo por evitar esto, el Castigador viaja a Gotham City, pues recordemos que todos los crossovers publicados hasta ahora transcurren en un universo —Crossover Earth—donde conviven los elementos de ambos universos, aunque no se conozcan.
Valley es un personaje que nació bajo seudónimo de Azrael —el caballero cruzado y brazo armado de la Orden de San Dumas—, y es creación del guionista de esta obra, Dennis O'Neil, y ha tomado el manto del Murciélago a la luz de los eventos de 'Knightfall'. Debido a su obsesión con la religión y el peso del traje de Bats, poco a poco se está volviendo loco, sucumbiendo a una espiral de violencia, y sufriendo alucinaciones con San Dumas. Obviamente, su Batman es más violento que el de Wayne, estando espiritualmente más cerca del Punisher, y como reflejo de esto, ha modificado su disfraz y equipamiento, adosándole una garras, un casco más intimidante, y una armadura.
De todas maneras, cualquier paralelo que podría haberse hecho entre la filosofía violenta de los dos vigilantes es ignorada en pos de un guion en extremo simple. En muchos pasajes parece artificialmente alargado para rellenar las páginas, recurriendo a diálogos y/o monólogos que a veces carecen de sentido, o no aportan nada. También hay cierta simbología religiosa en el plan de Jigsaw, que se relaciona con las creencias de la Orden de San Dumas, pero adivinen: carece de importancia.
Exceptuando el inicio, el resto de la historia es bastante predecible. Debido a la naturaleza violenta de los dos, subvierten el protocolo de los crossovers formando equipo de inmediato, pero luego, como es inevitable, tendrán su encontronazo, aunque por razones que nunca se definen. Para ser justos, no creo que Frank tenga muchas posibilidades contra Bruce en un enfrentamiento mano a mano, pero contra Jean Paul es un combate más equilibrado. Los enemigos son Jigsaw, por el lado de Marvel, y un mafioso de poca monta por el de DC. Por supuesto, también tenemos por ahí al Joker, aunque en esta oportunidad solo tiene una pequeña participación que plantará la semilla para el siguiente cruce entre los personajes.
El arte de Barry Kitson es el típico del aspecto de los noventa, con mucho musculo y oscuridad. Y aunque alguien podría tener prejuicios al respecto, la realidad es que no está mal, y es bastante efectivo para una historia así. Eso sí, en comparación con los grandes artistas de antaño y los más modernos, los dibujos de Kitson, apoyado por las tintas de James Pascoe, carecen de seriedad. Hay una pereza que es evidente por la ausencia de detalles, los rostros no son nada para recordar, y los disfraces y diseños parecen ser mediocres. Y si no, solo basta con ver el aspecto de Jigsaw.
El segundo de los crossovers, Punisher/Batman: Deadly Knights, fue publicado apenas un par de meses luego de Lake of Fire. En esta oportunidad, el equipo creativo estaría formado por Chuck Dixon en guiones, y John Romita Jr. en dibujos. La historia es una secuela más o menos directa del anterior, y en esta oportunidad ya tenemos a Bruce Wayne bajo la capucha, ya recuperado de las heridas infringidas por Bane.
La historia arranca con Punisher regresando a Gotham, para buscar a Jigsaw. Al final de Lake of Fire, Joker libera al villano y ambos planean hacerse cargo de las pandillas de Gotham. El encuentro entre el murciélago y la calavera se daría en un tiroteo entre Frank y un grupo de matones locales, mientras Bats mira desde la distancia. Finalmente, decide actuar antes de que Punisher los asesine a todos. A pesar del reconocimiento a regañadientes de que ambos están en busca de los mismos objetivos, Batman no desea el vigilantismo asesino de Punisher en su ciudad, por lo que se compromete a expulsarlo de Gotham para siempre.
Escrito y dibujado en el estilo clásico de los cómics de la serie Punisher War Zone, lo más destacado es el arte de John Romita Jr., por entonces en estado de gracia, antes de caer en el dibujo rectangular que utiliza en la actualidad. El suyo es un estilo artístico que fue muy popular, confiriendo a esta historia un toque familiar. Chuck Dixon, sin embargo, hace un trabajo muy superior al de O'Neil. Su historia está mejor escrita, y se aprecia mejor el contraste entre las psiquis de Punisher y Batman. Frank tiende a ser alimentado por la ira, mientras que Batman es retratado como un luchador frío y calculador. Esta historia responde ampliamente a la pregunta de cuánto duraría un combate mano a mano entre ambos vigilantes.
También es interesante ver la interacción Joker / Punisher. Si bien las variaciones más recientes del payaso criminal han jugado con su psicosis, esta versión de mediados de los 90, aunque loca, no estaba tan alterada como la actual. Por lo tanto, hay una interacción en la que Joker parece sorprendido de que Punisher realmente quiera matarlo. Como prueba de que acá estamos en presencia de una secuela, Dixon hace un guiño a Lake of Fire, al relatar la historia de Joker y Jigsaw, y que Punisher se pregunte por qué Batman no solo se ve diferente, sino que lucha en un estilo más eficaz y eficiente, en contraste al agresivo Valley.
Sin duda, este es el mejor de los dos especiales. Tampoco es que sea tremendamente superior, pues sigue siendo una obra destinada solo a satisfacer la sed de fanfics de los fanáticos, pero sus elementos están mejor construidos. Si bien el arte de Romita Jr. no atraerá a todos, su estilo funciona a la hora de retratar esta oscura y sombría Gotham, siendo más brutal que Lake of Fire, en la ya nombrada onda de Punisher War Zone.
Para finalizar, sobra decir que recomiendo esta lectura para fanáticos de Bats o Punisher, y aunque el segundo cómic es mejor, ambos son necesarios para ver el cuadro completo. También es de interés para quienes quieran satisfacer sus sueños húmedos de un encuentro entre ambos, o disfruten de los cruces intercompañías, pero el resto, pueden pasarlos por alto sin ningún problema. Mal que mal, hay material de mucha mejor calidad en las colecciones propias de cada uno de los personajes.