"El Último Detective" (2020) de Borges y Álvarez: Pax Latinoamericana
Nueva Amazonia. Ese es el nombre de la una Latinoamérica completamente unida que nos presentan el brasileño Geraldo Borges, dibujante de Marvel (Wolverine and the X-Men) y el editor chileno Claudio Álvarez, guionista de El Gran Guarén, en su historieta cuasi policial El Último Detective. Una lectura interesante en su apronte y dibujo.
La obra nos presenta en esta primera parte —la segunda tendrá fecha de publicación en el primer trimestre de este año— la región latinoamericana unida en una distópica república a través de un particular protagonista, el detective Joe Santos, quien después de 20 años de inactividad, es obligado a volver al servicio para ser el principal investigador de una serie de muertes que están vinculadas a una droga cuya base es un mineral fantástico de propiedades extravagantes.
El Último Detective tiene la intención de contar tanto el desarrollo de la investigación de los decesos, como también la de explicar qué pasó hace 20 años, fecha en que ocurrió un hecho que provocó el fin de la carrera del viejo detective.
En general, el guion es atrayente, considerando que intenta no caer en los típicos clichés de historias policiales, trabajando con un tono bastante sugestivo pero sencillo a la hora de considerar investigaciones de muertes en las que se desenvuelve el protagonista. En ese sentido, plantea las bases de la trama principal, como lo es el regreso de Santos a la actividad detectivesca, dejando a un lado el contexto histórico que tiene por base la trama policial, como lo es el hecho de la república unificada de Nueva Amazonia.
Sin embargo, el cómic tiene la preocupación de llenar estos vacíos mediante el uso de un simple elemento informativo, pero eficiente, como lo es un diario. Es así como las últimas páginas se transforman en la última edición del diario noticioso de la república, y con este inteligente recurso, se muestran conceptos y elementos claves para entender este futuro distópico en el que se desarrolla la historia, como lo es, entre otras cosas, el país mapuche que no quiere sumarse a la nueva república.
Mi esperanza es que estos elementos se hagan parte integral y ganen protagonismo en la segunda parte de El Último Detective, lo que sin duda le darían un punto a favor a un ya entretenido guion. Quizás el hecho de que sean solo dos números pueda jugar en contra a la hora de plasmar lo que se quiere contar, pero considerando el trabajo que debe tener Geraldo Borges con DC y Marvel, el largo es lo justo y necesario.
Aún así, y considerando el punto anterior, hay algo que me llama la atención de la historia y que me gustaría haber visto. Me refiero a la falta de mezcla de culturas y cómo se podrían haber visto reflejados en el lenguaje del guion de Claudio Álvarez, enriqueciendo su universo y trasfondo.
Me explico con un ejemplo. Considerando las proporciones, en Firefly de Joss Whedon, la carrera espacial es ganada por dos superpotencias, Estados Unidos y China, siendo estas dos civilizaciones las que predominan en el espacio, entrelazándose para ser la base de la cultura en el espacio. Esta unión se ve en todo ámbito de la serie, pero principalmente, en el lenguaje. Independiente de que el inglés sea el idioma predominante, en cada capítulo de la serie podemos ver que los guiones están bañados en modismos y jergas chinas y americanas, que potencian la personalidad de los personajes al hablar y, asimismo, complementan el contexto de la historia, reflejando la fusión cultural.
Eso eché de menos en el guion de El Último Detective, sobre todo porque la acción sucede en Manaos, la que actualmente es la capital del Estado de Amazonas en Brasil, y donde en el cómic, los personajes hablan perfecto español. Esperaba palabras en portugués, expresiones inventadas juntando ambos lenguaje, o uno que otro garabato o una exacerbación de los protagonistas uniendo lenguajes. Mal que mal, Nueva Amazonia es eso, la unión de la región latinoamericana, y debería reflejarse por lo menos en su lenguaje.
Por otra parte, el dibujo es impecable, profesional e inteligente a la hora de integrar elementos claros de la selva y parte de la Amazonia brasileña en los cuadros y, en general, el entorno espacial en el que se desarrolla la historia. Son escenarios claros que solo un dibujante brasileño como Borges podría plasmar en una historieta de su autoría. Los colores de Arthur Hesli solo potencian esta relación y son un actor más ya que ayudan a integrar mucho más la cultura de la Amazonia, permitiendo que estos elementos se puedan reconocer.
Lamentablemente, no puedo tener los mismos comentarios positivos para el trabajo del rotulado. Aunque los textos en las burbujas de texto se ven bien, mi problema principal es con el flojo trabajo de rotulado a la hora de realizar onomatopeyas de los efectos de sonido en el cómic. No hay interjecciones entre personajes, y las palabras que existen que imitan el sonido de lo que se representa, tienen una fuente de texto plana y blanca que no ayuda a expresar matices en el dibujo.
Dejando esto de lado, y rayando para la suma, podemos ver una historia entretenida y directa, con una inspiración visual principal en la Amazonia, pero también con estética steampunk y ciencia ficción con personajes muy distintos, como lo son Joe Santos y C-Cilia, lo que genera dinámicas divertidas y escenas bastante buenas.
Con un futuro en el que Latinoamérica está unida, esta primera parte de El Último Detective logra generar interés por este futuro distópico y el protagonista que lucha por resolver el gran caso que dejó escapar y que lo llevó a estar 20 años prófugo, regresando a la acción para resolver las muertes asociadas a la droga misteriosa.