"Marvel Treasury Edition #28: Superman and Spider-Man" (1981): los héroes y el holocausto
En nuestra revisión cronológica de todos los crossovers entre Marvel y DC, seguimos anclados en la década de los ochenta. Luego de que la ahora larga tradición de cruces intercompañía se iniciara con Superman vs. The Amazing Spider-Man, y continuara con Batman vs. The Incredible Hulk, la tercera obra en común reuniría nuevamente al Hombre de Acero y al Amistoso Vecino arácnido, pues dado el éxito de su primera aventura juntos, nadie quería perder la oportunidad de seguir generando su buena cantidad de dólares. Esta vez titulada Superman and Spider-Man, la historia vio la luz en Marvel Treasury Edition #28, de 1981. A continuación, veremos que encontramos en ella.
Tras el éxito del cómic publicado en 1976, en el que Superman se enfrentaba a Spider-Man para después unir sus esfuerzos para combatir a Lex Luthor y Otto Octavius, las compañías Marvel y DC Comics no tardarían en repetir tan rentable encuentro. En 1981, presentado también en formato Treasury, se publicaba el segundo team-up entre los dos iconos del cómic, que en esta ocasión se llamaría Superman and Spider-Man, y cuya historia se tituló ´Los héroes y el Holocausto'.
La obra consta de 64 páginas más portadas, y fue concebida por Jim Shooter en guiones, con alguna ayuda de Marv Wolfman, y dibujo de John Buscema, con entintado de Joe Sinnott. Lo anterior fue en los personajes, pues en el entintado de los fondos participaron una pléyade de artistas, como Terry Austin, Klaus Janson, Bob McCleod y Al Milgrom, entre otros. La hermosa portada fue diseñada por John Romita, y ejecutada por Bob Larkin.
Sin embargo, estas páginas ocultan algo más que lo que su portada sugiere, pues esta vez ambos héroes trajeron amigos a la fiesta, llegando desde los rincones oscuros de Manhattan, hasta las brillantes calles de la ciudad de Metrópolis. Cuando el clásico y megalómano enemigo de los Cuatro Fantásticos, el Dr. Doom, se embarca en un nuevo intento de conquistar el mundo, desata el arma de destrucción masiva conocida como como el Increíble Hulk contra la gente desprevenida de Metrópolis. Cuando Superman derrota al goliat verde destruyendo el dron que había provocado el frenesí de Hulk, no se percata de que la destrucción resultante liberó a su antiguo enemigo The Parasite de su celda subterránea.
Clark Kent pronto deduce que el Doctor Doom intervino en el ataque de Hulk, y se instala temporalmente en Nueva York en busca de él, mientras Spider-Man, con su identidad de Peter Parker, se dirige a Metrópolis por una asignación del Daily Bugle. Esto es aprovechado por Doom, quien engaña a Wonder Woman para que creyera que él y arácnido estaban trabajando juntos. El encontronazo será inevitable.
Además de sus batallas a gran escala y los primeros enfrentamientos entre Superman / Hulk, y Spider-Man / Wonder Woman, este cruce es medianamente interesante por el manejo inventivo de Clark Kent y Peter Parker, y sus vidas como periodistas en los extremos opuestos del espectro del éxito. Lamentablemente, aunque cuenta con trabajos que sin duda valen la pena, Jim Shooter —y si no, pregúntenle a Secret Wars—no es un guionista que siempre se muestre sólido, lo que se nota. El problema se acentúa cuando los editores y departamento de marketing se involucran, y casi se puede ver el lenguaje contractual en los globos de diálogo, que garantizan que un héroe no va a ganar una pelea entre ellos, o que uno podrá eclipsar al otro.
A decir verdad, todo esto es algo más o menos característico en un cómic de principios de los 80, donde muchas veces ni siquiera hay intentos de acercamiento a la realidad en sus giros y vueltas, pero al final de día, tampoco es tan horrible. En realidad, hay algunas cosas buenas, como la representación llena de pompa y grandilocuencia del siempre turbio Victor Von Doom, presa de un narcisismo que llega al extremo de grabar todos sus monólogos, para luego leer sus propias transcripciones en busca de inspiración. También Spider-Man está bien escrito, con unos pensamientos que sacan alguna sonrisa mientras se lamenta por su poder de escalar paredes, que parece inútil al lado del Hombre de Acero.
Si bien ese desequilibrio de poder evita que Supes y Spidey tengan una de esas sosas peleas por malos entendidos para luego unirse en causa común —de ahí que esta obra se llame Superman and Spider-Man, y no Superman vs. Spiderman, como la anterior—, hay un par de batallas entre Hulk contra Superman y Wonder Woman contra Spider-Man que, por supuesto, terminan sin un claro ganador, sin una razón real. Por cierto, esto parece potenciado por el hecho que esta historia transcurre en la Crossover Earth, un universo en que los personajes de DC y Marvel conviven, y lentamente comienzan a conocerse.
Lo que sí parece una oportunidad perdida es que, al igual que en su primera aventura juntos, Clark Kent y Peter Parker nunca se conocen en sus roles de civil. Si bien Superman y Spider-Man están en una escala de poder completamente diferente y realmente no tienen mucho que decirse, cualquiera puede ver que Clark y Peter sí tienen algunas cosas en común. Por motivos muy convenientes para la comodidad del escritor, la trama hace que Clark se mude a Nueva York para a trabajar en el Bugle justo cuando Peter va a Metrópolis, para terminar como freelance en el Daily Planet. Así, ambos interactúan con el elenco de apoyo del otro, pero nunca se encuentran cara a cara. Es una decisión extraña que hace que la historia sea un poco insatisfactoria, en el sentido de que especialmente para estos personajes, su alter ego es casi más importante que su rol de héroes.
Donde sí vamos a la segura, es en el apartado artístico. John Buscema, de sobra está decirlo, es una verdadera leyenda del Noveno Arte. Sus dibujos están llenos de fuerza y dinamismo, y un nivel de detalle en personajes y fondos casi obsesivo. Aunque su diseño de viñetas es más bien convencional, la prolijidad con que cada una está diseñada, la habilidad con la que transfiere la narrativa, y el lenguaje corporal y facial de los personajes, hacen que en ningún momento la lectura y dibujos se sientan aburridas.
El entintado de Joe Sinnott no hace más que mejorar el resultado final, contribuyendo a la sensación de dramatismo en los momentos que se necesitan, a transmitir el vértigo de las escenas de acción. Seguramente, esta excelencia artística también se debe a que ambos tuvieron mayor tiempo del habitual, ya que para fondos contaron con el entintado de un ejército de artistas: Terry Austin, Klaus Janson, Bob McCleod, Al Milgrom, Steve Leialoha, Walt Simonson, Bob Layton, Joe Rubinstein y Bob Wiacek. En tanto, el coloreado de Glynis Oliver es el habitual para las técnicas algo limitadas de su época, utilizando una paleta de colores fuertes y alegres. No calza bien en todos los pasajes de la obra, pero en general, su aporte contribuye a un resultado visual excelente, y a falta de otra palabra, eminentemente clásico.
En resumen, Superman and Spider-Man es un cómic hijo de su época. En aquella, los guiones eran más inocentes, y la técnica literaria distinta, más expositiva y con abundantes diálogos, cuadros de texto y bocadillos de pensamiento que podría resultar empalagoso para el lector actual. Eso no es necesariamente malo, pero tampoco le hace ningún favor a este tipo de obras que tienen un carácter más bien comercial que otra cosa. Aún así, es un exponente curioso en el listado de team-ups entre personajes de ambas compañías, y que además de presentar algunas batallas más que lo que su portada indica, cuenta con un arte espléndido. De todas maneras, recomiendo darle un vistazo.