"Marvel and DC Present - The Uncanny X-Men and The Teen Titans" (1982): Apokolipsis Ahora
Seguimos adelante repasando los crossovers que han ocurrido entre las dos mayores editoriales estadounidenses de cómics de superhéroes, DC y Marvel. Si nuestro recorrido comenzó con Superman vs. The Amazing Spider-Man, y luego pasamos por Batman vs. The Incredible Hulk, ahora toca encontrarnos con la reunión de los que quizá eran los grupos con mayor popularidad de la época en que su publicó, los Hombres-X y los Jovenes Titanes. Por ello, echemos un vistazo a lo que podemos encontrar en este especial, que ostenta el pomposo nombre de Marvel and DC Present - The Uncanny X-Men and The Teen Titans.
Si por alguna razón te encuentras perezoso, o estás apurado y no puedes llegar al final del articulo, aquí va un spoiler: este crossover, publicado en 1982, es el mejor cruce entre DC y Marvel que existe. Puedo conceder que para algunos lo sea JLA / Avengers, pero en mi opinión personal y nada objetiva, nada supera a Marvel and DC Present - The Uncanny X-Men and The New Teen Titans como una comunión perfecta entre historia, personajes, creadores y edición. La obra está escrita por Chris Claremont, con dibujos de Walter Simonson, tintas de Terry Austin y colores de Glynis Wein.
Tengo que reconocer que soy más fanático de los X-Men que de los Titans. Tengo un conocimiento superficial de estos últimos, y me agrada el concepto del equipo, pero mi marco de referencia está más basado en la X. Quienes son como yo estamos de enhorabuena, pues a pesar de todos sus co-encabezados, la obra pertenece más al lore de los mutantes —aunque fuera de continuidad— que a la de la colección de DC. Eso tiene sentido dado que: el gran reparto de personajes contra el número limitado de páginas no permitió un enfoque más marcado en ambas franquicias; que el equipo creativo pertenecía al entorno de los Hombres-X, con una notable excepción, y que Uncanny X-Men era la mejor serie en ese tiempo.
Antes de continuar, veamos en qué estaban ambas franquicias en 1982. Originalmente un equipo de adolescentes de la Edad de Plata, estos "nuevos" Teen Titans estaban terminando su segundo año como el título más popular de DC, combinando a los miembros originales Robin, Wonder Girl y Kid Flash con los recién llegados Cyborg, Starfire, Raven y Changeling, que originalmente era parte de Doom Patrol. Se había introducido a Deathstroke y algo grande se estaba cocinando, aunque su mejor historia, "Judas Contract", todavía estaba un año más o menos en el futuro.
Por otro lado los X-Men, otro equipo de héroes de la Edad de Plata, llevaban siete años en su etapa "all new, all different", que había iniciado con el mítico Giant-Size X-Men #1. En ese tiempo, había evolucionado desde tener algunos miembros originales supervisando a un equipo de recién llegados, hasta vivir una de las aventuras más grandes en la historia de los cómics en la 'Saga de Dark Phoenix'. Por tanto, contaban con más historias en su haber, más tiempo para desarrollarse como personajes y más elementos en sus tramas para construir el tipo de historia acorde con un crossover como este, del cual el escritor Chris Claremont se aprovechó al máximo. En rigor, termina creando un epílogo muy satisfactorio de dicha saga, que fácilmente podría haber sido incluido en la cabecera principal si no fuera por la aparición de Darkseid.
Y sin embargo, la aparición del villano casi no sucedió. La inspiración de Claremont y la editora Louise Jones para la historia fue una splash page en que aparecían Dark Phoenix y Darkseid, pero DC quería que usaran al villano regular de los Titanes, Trigon. Ambos se resistieron con el argumento de que, aparte del beneficio obvio de usar a Darkseid —mucho más popular— sobre Trigon, el diseño de este último era demasiado extraño y desagradable. Fue el escritor habitual de los Titanes, Marv Wolfman, quien sugirió mantener a Darkseid y agregar a Deathstroke como compromiso porque también era un villano de los Titans. El uso de subordinados y representantes era parte del modus operandi de Darkseid desde el principio, y por entonces, Deathstroke era realmente genial. Afortunadamente para los autores, DC estuvo de acuerdo.
Este proyecto llegó a buen puerto debido a que el núcleo creativo de Marvel y DC estaba en la ciudad de New York. Escritores, artistas y otros creadores se conocían, compartían juntos y pasaban todo el tiempo por alto la supuesta rivalidad. Sin duda, había mucho menos que seis grados de separación entre Claremont, Simonson, Wolfman, y los diversos editores y creadores. Todos habían tenido algún nivel de relación entre ellos, y eso se notó en el trabajo final.
La trama que surge de unir aquellas dos entidades cósmicas es bastante sencilla. El plan de turno de dominación universal de Darkseid requiere el poder del Fénix Oscuro, por lo que recluta a Deathstroke para recolectar la energía psíquica residual de los X-Men, y las ubicaciones de sus batallas pasadas para reconstituir su forma física. Esto desencadena pesadillas con el Phoenix en la miembro empática de los Titanes, Raven, y una visita del fantasma de Jean Grey a los X-Men. Los Titanes tomaran el desafío de detener esta amenaza naciente, mientras los pupilos del Profesor-X intentarán descubrir cómo pueden ayudar a su compañera de equipo fallecida.
La razón por la que el crossover funciona tan bien, es que el resultado no solo es mayor que la suma de sus partes, sino que esas partes ya son las mejores que podrían aportar al proyecto. El material de origen no podría haber sido mejor, con ambos equipos luciendo sus alineaciones clásicas, las que ahora están grabadas a fuego en el inconsciente colectivo. El concepto de Darkseid y el Cuarto Mundo de Jack Kirby aún estaba fresco —bueno, sigue así a día de hoy— y subutilizado, aunque la 'Saga de la Gran Oscuridad' de Levitz y Giffen había hecho destacar al villano un tiempo antes. Mientras este nuevo equipo de Titanes todavía se estaban aclimatando como familia, los X-Men ya habían vivido toda una vida juntos, y también varias muertes. El plan de Darkseid es tanto una invasión en su mundo de dolor figurativo por perder a Jean Grey, como un ataque literal, dando a la historia una resonancia que pocos eventos logran.
Claremont maneja ambos lados de la ecuación con igual destreza, lo que sorprende ya que no había escrito ninguno de los personajes de la Distinguida Competencia con anterioridad, y por entonces, era el escritor que tenía a Uncanny X-Men en la cima del estrellato. Su Darkseid se siente en sintonía con el de Kirby en acción y voz, y los demás personajes de DC también están bien representados, pues aunque carecen del cociente emocional de su contraparte, sus escenas los muestran en buena forma. Mientras los X-Men se acomodan lentamente, el grupo de DC es mucho más proactivo en la primera mitad de la obra.
A pesar de que Claremont hace que los Titanes instiguen la obligatoria escena de héroes contra héroes, su acción está muy justificada tanto por la naturaleza impulsiva de Starfire, como por el razonamiento deductivo de Robin y su sólido heroísmo. Este no es un cómic para mostrarle a la masas termocéfalas qué equipo podría derrotar al otro en una pelea, o qué editorial es mejor, y esa es la razón por la que en el encabezado el nombre de ambos equipos estén unidos por un "y" y no un "versus". Claremont y compañía saben que en los cómics, siempre los héroes se unirán para luchar contra los malos, así que pierde poco tiempo en los desacuerdos iniciales.
En cuanto a la trama, este cómic se siente como si tuviera muchas más páginas que las que realmente tiene. Como en sus mejores tiempos, Claremont sabe cómo contar una historia densa, pero la química entre los autores hace que nunca se sienta cansador. El guionista sabe cuánta información necesita realmente el lector, y cuántos textos adicionales puede agregar antes de que las cosas comiencen a fluir, así que la acción es rápida. Por ejemplo, no hay una explicación larga —incluso se queda corta— de cómo estos dos universos ahora coexisten, en un elemento similar al que vimos en los otros dos cruces intercompañía anteriores. Para el escritor, eso no es importante para la historia que quieres desarrollar, así que simplemente lo pasa por alto. Tiene el suficiente garbo para eludir la tentación de cualquier cómic de talla menor de ahondar en ese tema.
Lo anterior no quiere decir que el escritor no aproveche la oportunidad de dejar caer algunos guiños de continuidad de su propio canon para el fanático X que esté atento a la lectura. Uno de los más notorios ocurre durante la confrontación final con Darkseid, cuando Cyborg llama "Un-Ojo" a Cyclops, lo que parece obtener una respuesta desproporcionadamente dura. Hasta que recuerdas que así fue como Thunderbird llamaba a Scott cuando estaba harto del entrenamiento, con una actitud desafiante que lo llevó a ser asesinado en la primera misión de este equipo, por lo que es normal que el líder X todavía está un poco sensible a eso.
Respecto del apartado artístico, The Uncanny X-Men and The Teen Titans cuenta con casi el mismo equipo creativo que efectuó la 'Saga de Dark Phoenix'. El rotulador Tom Orzechowski maneja los cuadros de texto de la prosa claremontiana como la palma de su mano, incorporándola a la perfección en espacios que otros colegas temerían pisar. La colorista Glynis Wein responde al llamado con habilidad y delicadeza. Ya sea en una pesadilla aterradora o un paisaje infernal ardiente, Wein usa la paleta plana de aquel entonces con gran efecto y beneficio del trabajo de lápiz, nunca en detrimento. El entintador Terry Austin funciona como una lupa para destacar cada detalle de los trazos. Aunque no está trabajando con John Byrne, su compañero habitual en dibujos, acá se muestra tan solvente como siempre.
Para entonces, Byrne había terminado de trabajar con Claremont, y estaba ocupado con Fantastic Four, por lo que una reunión completa del equipo creativo de la saga del pájaro de fuego estaba fuera de discusión. Pero al final de día, eso poco importó pues la obra fue escrita a la medida para ser dibujada por un solo hombre: Walter Simonson. El buen Walt, en sus años de circo, había demostrado ser muy hábil en el uso del espacio, requisito básico para realizar un trabajo con tal cantidad de personajes, y tal densidad de historia, diálogos y textos.
Dejando a un lado su habilidad general como artista de cómics, y su afinidad y comprensión de las creaciones de Kirby en general y del Cuarto Mundo en particular —que dibuja aquí por primera vez—, Simonson sabe cómo desplegar una historia en una página, con ritmo y fluidez. En ningún momento sacrifica historia por escala o viceversa, representando a los personajes de manera imponente, dinámica y muy expresiva. El artista ofrece una gran cantidad de impresionantes escenas panorámicas, y su magistral dibujo angular obtiene un toque más completo con las tintas de Austin. Así, Simonson tienen tanto peso específico como Claremont en el logro de convertir este título en el éxito que fue entonces, y es ahora.
Para cerrar, repetimos lo del comienzo: Marvel and DC Present - The Uncanny X-Men and The Teen Titans es el mejor cruce entre DC y Marvel que existe. No sólo por el atractivo y morbo que da apreciar un crossover interempresas, sino que por sí mismo es un excelente cómic, que muestra un punto álgido en la carrera de los autores implicados, y de la popularidad de los equipos protagonistas.
Chris Claremont, Walter Simonson, Terry Austin y compañía firman una verdadera gema, que sentó el canon de la forma clásica de los crossovers, así como de los eventos comiqueros. Y hoy, casi 40 años después, sigue siendo tan genial como cuando fue publicado.