Superman en los tiempos de Brian Michael Bendis
Bendis is Coming decía las promociones de varias publicaciones de DC de la época, junto a un dibujo de Superman de Jim Lee que después sería la portada (lamentablemente) del Action Comics #1000. La movida publicitaria buscaba imitar la llegada de John Byrne a fines de los 80s después de una aplaudida carrera en Marvel Comics, y de hecho, Byrne llegaría precisamente a cambiar al kriptoniano en lo que ha sido su reboot más célebre y recordado. Así como Byrne, Brian Michael Bendis tomaría el control del personaje en sus dos revistas titulares, Superman (reemplazando a la dupla de Peter Tomasi y Patrick Gleason) y Action Comics (reemplazando al ya clásico Dan Jurgens), además de partir con una miniserie de 6 números llamada The Man Of Steel, tal cual como lo hizo Byrne cerca de tres décadas antes.
Sin embargo, a diferencia del canadiense, Bendis no llegaba a DC con una buena racha particular. A pesar de haber redefinido a variados personajes, y haberse paseado por cuanta propiedad titular ha tenido la Casa de las Ideas, la verdad es que la opinión popular no estaba muy feliz con los últimos años de trabajo del escritor, reclamando fallas en caracterización y cambios innecesarios. Los lectores de Superman estaban con ciertas dudas porque el personaje ya ha tenido solo en esta década varios cambios (que incluyen muerte, viajes entre dimensiones reemplazando su versión previa, el nacimiento de un hijo, un romance ya no canon con Wonder Woman, revelación de su identidad a todo el mundo, descubrir que su padre biológico está vivo y algo loco, y más de algún problema con la Quinta Dimensión). Quizás el cambio más importante y más positivo es la llegada del hijo de Superman, Jon, a la vida del matrimonio Kent-Lane, que surgió de un pésimo evento (Convergence) y fue ganando vida propia en la cabecera Superman, y que luego daría luz a una fabulosa miniserie, Supersons (y una bastante inferior continuación, Adventures of the Supersons). Las aventuras del niño Jon y su familia fueron de los mejores momentos que nos dejó el Superman Rebirth, y habían motivos para preocuparse de su bienestar. Es bien sabido que las editoriales parecen no gustar demasiado de héroes casados con hijos, y Bendis ya era famoso por hacer cambios innecesarios. La suerte ya estaba echada, el camino ya estaba listo. El año es 2018, y Bendis tiene la oportunidad de darnos preocupación y esperanza al mismo tiempo.
Primeras Apariciones
Action Comics #1000 tiene una tonelada de autores participando con historias breves. Bendis se une a Jim Lee en una historia que nos entrega un vistazo relevante al futuro gran villano, Rogol Zaar, en lo que no es más que una pelea a puño limpio en Metropolis. Como primer vistazo a la propuesta de Bendis, deja harto que desear, y en el mejor de los casos, es un pequeño enganche o teaser para la historia que un relato breve consistente. Por otro lado, el villano propuesto se ve genérico a más no poder, y fuera de sus declaraciones (que él tuvo participación en la destrucción de Kriptón y que conocía a Jor- El), no hay motivos para dejarnos interesados en la historia.
El otro “teaser” apareció en el especial DC Nation #0, con el dibujo del histórico José Luis García López. Si el número anterior se centraba en la faceta más sci fi del personaje, este episodio introduce nuevos personajes al lado más humano de la vida de Clark Kent. Este sí que introduce un conflicto de mucha mejor forma. No solo nos presenta a una nueva periodista, agradable y simpática, que descubrimos rápidamente que está infiltrada por una oscura organización, sino que además nos entrega la información de golpe que Lois Lane ya no trabaja en el Planet, y todos, incluido Clark, se sienten incómodos con la situación.
En estos dos relatos cortos, Bendis establece las dos principales líneas que seguirá tanto Superman como Action Comics. Mientras Superman tomará todo el relato espacial, Action se centrará más en la vida de Clark Kent. Sin embargo, estos son solo aperitivos para lo que sería el verdadero puntapié inicial de su etapa, la miniserie The Man Of Steel.
The Man Of Steel (Oct-Nov 2018)
Bendis tomó algunos de los mejores dibujantes del medio para apoyarlos en cada número, con resultados visualmente sorprendentes. Reitero, esta miniserie tiene una calidad de dibujo fascinante, y como tal es también una lección de estilo de cómo representar al kriptoniano en diversas formas y mantener una coherencia de relato. Los artistas convocados fueron Ivan Reis y Joe Prado (en el #1), Evan “Doc” Shaner (en el #2), Ryan Sook (en el #3), Kevin Maguire (en el #4), Adam Hughes (en el #5) y Jason Fabok (en el #6 y fragmentos en todos los números previos). De todos, son Maguire y Hughes los que se diferencian más del estilo más clásico, ya sea por las expresiones algo exageradas para esta serie de Maguire, o el juego de contrastes novedoso de Hughes.
La trama no busca, al contrario de lo que parecían mostrar las portadas, re-escribir al hombre de acero para una nueva generación. Es simplemente una historia nueva, que sienta las bases para las publicaciones del año siguiente. Y en ese sentido se siente algo sorpresiva en lo limitado de su alcance, ya que una historia con este nivel de expectativa pareciera tener que ofrecer más bien una declaración de principios del status quo del personaje. Quitando eso de en medio, Bendis introduce a sus personajes nuevos con buenos resultados. Si Rogol Zaar parecía un tipo fuerte y grande, al menos aquí le damos un contexto en donde hace sentido su presencia, una trama corrupta y genocida entre grandes poderes cósmicos, los cuales parecen tener influencia en la destrucción de Kripton. Por otro lado tenemos a Robinson Goode, la nueva y misteriosa reportera del Daily Planet, haciendo pequeños cameos y mostrando que parece ser un personaje más relevante de lo que parece. Y otro personaje femenino fuerte viene de la mano de Melody Moore, la jefa de bomberos que muestra llevarse bien con Superman (acaso con uno que otro coqueteo involuntario) en medio de una seguidilla misteriosa de incendios.
Con nuevos personajes y todo, el conflicto se centra en una lucha cuerpo a cuerpo contra Rogol Zaar, quien busca terminar con la existencia de todo kriptoniano de la galaxia. El momento en que llega a la vida de Superman es difícil, ya que este se encuentra sin su esposa y su hijo. El por qué se va explicando muy lentamente a lo largo del relato y es la historia secundaria, aunque psicológicamente, pareciera ser la principal. De hecho, las secuencias se repiten innecesariamente, como un mal recuerdo en la mente del protagonista. Y sí, entiendo que ese pudo ser el sentido de la propuesta, pero también hace que la resolución al final de los 6 números se sienta demasiado apresurada, teniendo tanto tiempo para desarrollarla.
Las consecuencias en la vida de Superman no son menores, aunque sean algo exageradas. Rogol destruye la ciudad embotellada de Kandor (y sus habitantes por supuesto), a la vez que el único medio de comunicación con Lois y Jon. Y estos se van en un viaje inter-estelar con su padre, Jor-El, quien la última vez que vimos, actuaba como villano gracias a la intervención de un trozo de kriptonita, la depresión y… ¿Doctor Manhattan? Aunque parecía recuperarse, vuelve con la intención de llevarse a su nieto en un viaje de aprendizaje. Aunque ambos padres se niegan, es Jon quien da vuelta la mesa con miedos y quejas atendibles, pero no tan creíbles. Es allí cuando Lois decide acompañarle, en una decisión que claramente no fue del agrado de Clark.
La pelea con Rogol Zaar es larga, y no muy interesante, aunque muy bien dibujada. Supergirl es quien salva la situación relegándole a la Zona Fantasma, y en ella el interés de saber más respecto a este personaje (eventos que tendría que hacerse cargo el equipo de Supergirl).
Al finalizar la serie se despejaron algunas dudas importantes. La primera, y quizás la principal es la caracterización de Superman: ¿Es el Superman de Bendis el personaje de siempre, con su clásico corazón de oro y valores incorruptibles? Y la verdad es que sí. La voz de Clark es clara y concisa, se nota que cuando él habla, está hablando el protagonista de incontables aventuras, batallas diversas y la experiencia de ser el campeón de la humanidad. En muchas ocasiones, especialmente en contexto de batallas, tenemos acceso a los pensamientos de Superman, y aprendemos un poco más del personaje y de los aprendizajes que ha tenido que sortear en combate. Nótese por ejemplo las reflexiones mientras intenta entender, junto a nosotros, el estilo de pelea y potenciales intenciones o expectativas de Rogol Zaar.
Sobre los diálogos repetitivos y con algún tipo de humor innecesario, la verdad no vemos mucho de eso. Cuando aparece eso sí, se siente muy mal y saca de la lectura. El único ejemplo que recuerdo, honestamente, es en la escena de la llegada de Jor-El. Cuando hablan de Jon como “boy”, es un intercambio que da vergüenza. En general toda esa secuencia está mal estructurada, apurada y donde el peso de la trama parece pesar más que la calidad del diálogo y el realismo de la situación.
Con todo, The Man Of Steel es una mini serie competente, bellamente ilustrada, y entretenida de leer, aunque ligeramente anti-climática. Es evidente que solo estamos sentando bases para futuras historias, y no cerrando ningún cabo suelto. Por lo mismo, todas las tramas terminan abiertas: la motivación y explicación de Rogol Zaar y su relación con Jor-El y Kriptón, el destino de Lois y Jon, los incendios en Metropolis y la sorpresiva acusación hacia Superman. Sin embargo, la llegada de Bendis a Superman no terminó en un desastre, sino en una propuesta que merecía una oportunidad, aunque sea por la gran calidad visual.
Superman y Action Comics: Primeros Arcos
The Unity Saga (Superman #1-#6)
The Unity Saga es la primera gran historia de Bendis en la serie, que continua lo planteado en The Man Of Steel, y que tomará más de un arco para resolverse. Aquí nos centraremos en lo que es claramente el cierre de su primer acto, cuyo evento central es que la Tierra acaba en la Zona Fantasma. Bueno, sí, la premisa es algo exagerada y casi sacada de la silver age, sin embargo es la excusa perfecta para de inmediato volver a ver un enfrentamiento entre Superman y Rogol Zaar.
La totalidad de los números está dibujada por el buen Ivan Reis, y creo que está haciendo de los mejores trabajos de su vida. La secuencia de la guerra en Tamaran con la llegada de Rogol Zaar es alucinante, y parece sacada de algún album europeo de cienca ficción, o la seguidilla de splash pages que otorga la sexta parte, en plena batalla física en la Zona Fantasma, hace que releer esta historia sea un agrado a la vista.
Debo reconocer que la historia también se beneficia de la re-lectura. Recuerdo que seguir la lectura número a número era una experiencia no muy satisfactoria, en cambio ya con todos los capítulos, la velocidad de lectura permite reducir las frustraciones y hacer de la lectura algo menos agotadora. Y es que sí, este arco tiene algunos problemas que se maquillan si se leen rápido. En primera instancia, hay algunos momentos interesantes en el primer número que no se vuelven a ver, los recuerdos familiares de Clark que ahora vive solo. Nunca más vuelven, pero al final del arco vuelve su hijo, dandole poco y nada de tiempo para desarrollar esa "soltería temporal" del protagonista (misma resolución apresurada acentuada en Action Comics). Así también hay elementos interesantes que no se vuelven a tocar, tenemos también momentos raros como la muy extraña conversación con Martian Manhunter se siente muy fuera de personaje, y que todavía no termina de resolverse a pesar de que no se vuelve a ella explicitamente aún varios números después.
La trama es bastante sencilla en términos generales. Superman sigue pensando en encontrar a su familia luego de perder la comunicación, además que Jor-El debe tener respuestas respecto al genocida que quedó encerrado en la Zona Fantasma. Rogol Zaar se aclimata en la Zona, y después de batallas en donde queda claro su poder, busca alianzas dentro de los criminales de allí para enfrentarse a Superman, en una batalla inminente cuando se descubre que la Tierra quedó dentro de la Zona. ¿El por qué la Tierra quedó allí? Experimento genérico de STARS Laboratory, que la verdad no tiene mucho sentido, y solo hace más graciosa la llegada de Adam Strange buscando un planeta que ya no existe. No intentemos entender cómo pasa lo que pasa, es solo fantasía de cómic. SI aceptamos eso, podremos aceptar que el plan consiste en achicar el planeta en un trabajo coordinado entre Atom y Flash, para finalmente usar el proyector y salir de la zona, para luego devolverlo a su tamaño normal. Sí. Es algo ridículo. Y quizás lo aceptaría más siendo más joven e impresionable. Quizás Ivan Reis hace que hasta lo más ridiculo parezca épico. Pero con todo, no mejora nuestro entendimiento de Rogol Zaar, sus motivaciones siguen siendo básicas, y cómo se relaciona Superman con él es la mayor parte de la historia decepcionante.
La situación mejora cerca del final, donde la rabia de Superman de quedar atrapado con los villanos muestra las posibilidades de su verdadero poder, que sin embargo solo queda en sus reflexiones personales gracias al recuerdo y apoyo de sus padres terrícolas. La llegada de Zod ciertamente cambia el panorama para mejor, entregando un contrapunto interesante a los intereses de Kal El, hasta que... literalmente Superman es sacado del combate, de la Zona, y de regreso a sus actividades normales del día a día. Por supuesto que esto resultamente ampliamente anticlimático, más aún al darnos cuenta que el poder de Zod resultó ser insuficiente para lidiar con el asesino intergaláctico. En la práctica Bendis dice "hasta aquí llegaremos por ahora, ah, y mira, llegó tu hijo y ya no es niño sino que un jovencito, ¡Nuevo Arco!". La trama de Rogol Zaar volverá a resurgir menos tarde de lo pensado, pero sí se siente algo forzado.
Esta primera presentación de The Unity Saga es una historia competente, que se beneficia de una lectura rápida, aunque también una bastante irreflexiva. ¿Es una buena historia? No particularmente. Es simplemente una historia más del personaje, dibujada hermosamente eso sí. A pesar de durar 6 números, no se siente tan larga, y esto quizás nuevamente por Ivan Reis y su efectividad al momento de mostrar visualmente imagenes grandilocuentes. Sin embargo no considero que la historia se sienta recomendable ni memorable, y está lejos de la calidad de guión que Tomasi nos tuvo acostumbrado en Rebirth. Sí diría que está ligeramente por arriba de lo que hizo Jurgens en el mismo espacio de tiempo. En resumidas cuentas, el personaje parecería seguir estando en un estado de ligera mediocridad que no se merece. Y eso es lamentable, especialmente porque Bendis pareciera entender como funciona la voz de Superman, cómo piensa y cómo siente. Por suerte, no es la única publicación con el azuloso dando vuelta en las tiendas.
The Invisible Mafia (Action Comics #1001-1007)
El primer arco de Action Comics es para mi de lo mejor que ha dado recientemente el personaje en términos de desafíos concretos a sus habilidades, en una lectura entretenida, con buen desarrollo de personajes y un misterio creciente. Aunque también hay momentos ligeramente cuestionables, la re-lectura de este arco me dejó con un gran y positivo sabor de boca y la considero recomendable.
Dibujada principalmente por Gleason y Sook, la trama se centra en el día a día del Daily Planet, en donde las nuevas contrataciones se roban el protagonismo. Trish Q quiere saber todo acerca de Lois Lane "dejando" a Clark, y Robinson Goode que sabemos que oculta algo, intenta hacer tanto sus negocios oscuros como periodismo de calidad. Esta última se va ganando el cariño progresivo del lector porque claramente lo intenta. Está buscando ángulos, asi como metiendose en peligros, como cuando consigue kriptonita. Me detendré en este evento, porque al llegar al Planet, sin saberlo intoxica a Kent, tirandolo al suelo y desorientandolo. Las viñetas también se alteran, en un gran momento visual de la mano del dibujante invitado Yanick Paquette. Toda ese relato funciona muy bien, así como su resolución. Así también vemos que Goode presencia en primera persona el ataque de la Nube Roja (personaje que genera muy buenas discusiones periodísticas dentro de la redacción), y que luego se une a Clark en un reporte en conjunto.
Cuando la Nube Roja ataca a Superman y lo deja atontado, el maravilloso trazo de Ryan Sook nos muestra a una Robinson celebrando la hazaña desde una azotea, en una revelación no del todo sorpresiva, pero sí muy satisfactoria. Sabremos que un segundo enfrentamiento, luego de un intento de asesinato a la jefa Melody Moore, que puede ufanarse de dos ataques al kriptoniano, y eso le permite subir a conocer a la cabeza de esta mafia invisible que alude el título.
Y es que esta mafia son bastante efectivos, y Bendis se toma su tiempo para explicar sus métodos. Tienen un equipo conectado a la Dark Web centrado en rastrear los movimientos de Superman fuera del planeta, y así facilitar conversaciones comprometedoras. Hay palabras que no se pueden mencionar, que incluyen a Lois Lane, y la cabeza máxima tampoco es nombrada ni muchos le conocen rostro ni nombre. Las reuniones son recubiertas de plomo en subterraneos entre otras precauciones. Siento que el autor logró definir muy bien como el crimen organizado se vería obligado a actuar dentro de una ciudad con Superman presente. Los incendios son de hecho, una distracción planeada para otro tipo de operaciones, y culpar a Superman permite que él mismo vea su propia investigación como una contaminación de la misma. Muy buenas ideas operando aquí, y mucho más centradas en una lógica que Superman parecía poner a un lado demasiado convenientemente.
El punto de la discordia es que, al final del primer número, vemos que Lois Lane está en la tierra escribiendo su libro. Es decir su viaje interestelar fue sorprendentemente breve. Gracias a la astucia de Cat Grant, que leyó el libro de Lois, Clark descubre que su esposa se encuentra en el planeta y encontrarla así es mucho más fácil. Al verla, se besan en público, y la gente logra sacar fotos y grabar a Superman besando a Lois Lane. Esto por supuesto será usado para golpes bajos a Clark en números posteriores, así como la visita de Luthor a Lane, en lo que parece un festival de hombres famosos cortejandola con su esposo en otra ciudad.
Y es que la justificación de Lois es razonable en cierta medida, pero cuestionable en otra. Ella postula que ciertamente no son una familia normal, y que pretenderlo no funcionaba. Esto contrasta con números hermosos de la familia escritos por Tomasi, pero puedo entender el punto. Dado que Lois se dió cuenta que su presencia estorbaba en las aventuras cósmicas de Jon con su abuelo, consideró que era mejor dejarlos. Ciertamente una decisión que Clark también debió poder opinar al respecto, y que convenientemente no pudo por carecer de los medios de comunicación. Pero es que nos dan a entender que Lois estuvo cerca de una simple semana viajando. Y a su regreso no pudo comentarle a su esposo en lo que estaba, o apoyarlo en la destrucción de Kandor, o similares. Sí, entiendo que ella también estaba recuperando la posibilidad de escribir, y eso también es una necesidad profesional. Y algunos aspectos de su conversación estuvieron bien trabajados, sobretodo el aspecto de necesidad afectiva sexual. Vemos con cierta gracia el buen humor y alegría de Clark en el diario al otro día, porque claramente tuvo una buena noche de reencuentros con su esposa, aunque el mundo piense otra cosa de esa relación.
La caracterización de Lois sí puede ser un problema de lectura, como si Bendis quisiera centrarse más en su rol de periodista que en su rol de esposa o madre. Esto se verá más críticamente reflejado en el segundo arco de Superman, pero aquí al menos se ve menos afectado. En cierta manera, también nos gusta ver a Lois haciendo de las suyas, y por suerte, esto también nos otorga la posibilidad de verla de nuevo en acción con su propia revista más adelante. ¿Era necesario hacer todas estas acrobacias para poder mostrar a esta Lois? La verdad es que no. Pero profundizaremos en el impacto familiar mejor cuando veamos los siguientes arcos. Al menos en Action, de momento se han centrado en el tema marital, y fuera de algunas quejas, estoy conforme en cómo se ha desarrollado.
También en retrospectiva nos podemos quejar que también este primer arco, al igual que Superman, se vería en su desarrollo futuro a través de otra historia, si en la revista titular sería la llegada de Jon, en Action sería Leviathan. Y aunque sabemos que en Action esto resultó bastante mejor de lo esperable, sí vemos que la trama mafiosa ha sido dejada de lado gracias a los eventos cataclísmicos clásicos y esperables del medio.
A diferencia de The Unity Saga, no tengo problemas en recomendar The Invisible Mafia. La considero la mejor prueba hasta el momento de que Bendis y Superman no es un desastre, sino una apuesta con interesantes añadidos a la historia del personaje así como momentos genuinamente divertidos en los fondos o en los textos (Jimmy Olsen por ejemplo es una pequeña estrella en cada viñeta que se asoma). Es una historia entretenida, con personajes nuevos y desafíos interesantes. Se toma su tiempo en hacer crecer a sus habitantes y deja una promesa en el aire de lo que vendrá.
En una próxima entrega profundizaremos en la segunda tanda de arcos, en donde veremos un cierre al drama kriptoniano entre Jor-El y Rogol Zaar, así como la amenaza de Leviathan sobre Metropolis. Estos eventos afectarán al personaje de nuevas formas y también nos invitarán a reflexionar respecto a la etapa de Bendis y su potencial legado a Superman.