"DC Special Series" #27 (1981): Batman vs. The Incredible Hulk
Seguimos revisando los crossovers que ha lo largo de la historia se han producido entre las dos editoriales más famosas del panorama superheroico estadounidense: Marvel y DC. Nuestra segunda parada, tras Superman vs. Amazing Spider-Man, es Batman vs. The Incredible Hulk, que a diferencia del anterior, no vió la luz bajo un título propio, sino que fue parte de la cabecera DC Special Series, específicamente en la entrega número 27. A continuación, repasamos sus caracteristicas.
Dc Special Series #27, publicada en septiembre de 1981, fue obra de Len Wein (Giant-Size X-Men #1, Swamp Thing) en guiones, José Luis García-López (Superman) en dibujos, Dick Giordano en tintas, y Glynis Oliver en colores. Por entonces fue una especie de rareza, dado por el formato Treasury en que fue publicada, su abultada cantidad de páginas, y por costar más o menos cinco veces más que un cómic normal. Para ser rotundos desde el principio, Batman vs. The Incredible Hulk es una estupenda obra que debería deleitar tanto a lectores casuales, como a los fans más hardcore de cada personaje o editorial. Con sus abundantes referencias, arte clásico y diálogo hábil, es una joya escondida que ha conservado su brillo por sus casi 40 años de vida.
Como dijimos en un articulo anterior, en abril de 1976 Marvel y DC Comics colaboraron en un gran evento, un cruce entre sus dos universos compartidos, presentando a sus mejores héroes: Superman y el Asombroso Spider-Man. Ya entonces puntualizamos que en esa historia el equipo creativo no hizo ningún intento de explicar el cómo o por qué del evento, haciendo simplemente que Clark Kent y Peter Parker se conocieran, como que Nueva York y Metrópolis no estuvieran separadas por más que un viaje en metro. Y en este caso, la fórmula se repite.
Los estudiosos de las innumerables tierras alternas del Universo Marvel y DC se han visto desconcertados sobre dónde tienen lugar estas historias, y han apodado el extraño mundo donde las editoriales conviven como Crossover Earth (esa es la denominación en DC, puesto que en Marvel se le conoce como Earth-7642), donde tienen lugar historias como las posteriores X-Men/Teen Titans o Batman/Spider-Man.
En 1981, Marvel tenía una exitosa propiedad en televisión con The Incredible Hulk, aquella serie protagonizada por Bill Bixby, Lou Ferrigno y recordada por sus tristes acordes de piano. Mientras, DC tenía a Batman, que siempre está ahí como una especie de comodín. Una vez que se conocieron sus héroes más grandes y conocidos, Supes y Spidey, era natural que el resto de su planilla pasara por un proceso similar.
Aunque Hulk quizá no sea la primera elección a la hora de enfrentar a algun heroe marveliano contra Batman, el choque entre ambos Bruce se antoja interesante por representar características diametralmente opuestas. Wayne, aún sin poderes sobrehumanos, arropa una alta inteligencia y habilidad como artista marcial, lo que lo lleva actuar de manera fría y calculadora. Banner en tanto, transformado en el monstruo, es una imparable fuerza de la naturaleza, actuando solo por rabia e instinto. Siempre es interesante observar qué prevalece, si la inteligencia o la fuerza bruta.
La historia inicia en uno de los cientos de almacenes abandonados en Gotham City, donde el Joker termina un trato con un aliado oculto, a quien no vemos, pero que sufre gran dolor y realmente necesita lo que los malos planean robar. Posteriormente, la trama avanza con el Joker asaltando una instalación de Wayne Enterprises, con el objetivo de robar un arma experimental que utiliza radiación gamma para su funcionamiento. Mientras tanto, un empleado nuevo, llamado Bruce Banner —quien también estaba interesado en la máquina, con la esperanza que esta lo cure de su maldición—, se ve envuelto por los efectos del gas de la risa del Joker, y al ser atacado por sus matones, liberará al horror que lleva dentro.
Por supuesto, por el lado de Marvel igual debe participar un villano, y en este caso tenemos a uno conocido como Shaper of Worlds, que en el fondo es un Cubo Cósmico, un dispositivo de la tradición de Marvel que puede otorgar la omnipotencia, que se ha vuelto consciente y corpóreo. Lo siento, Kobik, de repente no eres tan original.
Intencionalmente o no, a lo largo de estas páginas podemos encontrar varios elementos decididamente freudianos. Con Batman representando al Ego (el racional), Hulk al Id (el irracional) y Bruce Banner al Súper-Ego (el intermediario), es de agradecer que Wein intentara imbuir de un elemento de peso y profundidad a una obra que en un principio pudiese parecernos de carácter puramente alimenticio, agregando una dimensión psicológica no demasiado habitual en los cómics de superhéroes. Lo más interesante es que Banner mismo es un Super-Ego débil en el mejor de los casos, tal vez representando la opinión del autor sobre los humanos, aquellos simios medianamente evolucionados, y nuestros débiles intentos de controlar nuestros cerebros e impulsos. Interrumpiendo o no, la adición del Joker también hace muchas preguntas sobre este trifurcado modelo de la naturaleza humana.
Eso sí, podemos criticar que hacia el final, se pierden un poco las riendas en una locura para engrandecer a Batman y Hulk, y tambalea cuando el desenlace recae en ese motivo tan poco efectivo que tiene que ver con la confusión del Joker. Pero aunque puede que el guión no sea del todo brillante, eso está muy compensado por los impresionantes dibujos.
Tan interesantes como las preguntas psicológicas que podemos hacernos a partir este cómic, lo son las impactantes interpolaciones entregadas por el portentoso dibujo de José Luis García-López, verdadera leyenda del noveno arte. Son muy destacables sus homenajes a Dalí —la famosa Persistencia de la Memoria—, Picasso —Guernica— y Lewis Carroll —Alice in Wonderland—, lo que a más de alguno podría sorprender al estar frente a una pieza aparentemente tan pueril como un cómic. Las referencias y las representaciones clásicas de los personajes son geniales, y en definitiva, cualquier cosa que pueda decir palidece ante las imágenes que acompañan este mismo texto.
Los fanáticos más nuevos probablemente conozcan a García-López principalmente como ilustrador, por las imágenes de archivo que DC usa para comercializar a sus héroes, algunos de los cuales permanecen casi sin cambios e icónicos desde al menos la década de 1970, con buena razón. Pero al hojear este, o cualquiera de sus otros trabajos, rápidamente sale a relucir toda su asombrosa habilidad narrativa, la que le ha entregado con pleno merecimiento un lugar en el Olimpo de los maestros del trazo.
En la estética más común de los cómics, el cuadrilátero omnipresente tanto de las viñetas como de la página encierra la mayor parte de la acción. Sin embargo, Wein y García-López hicieron unas llamativas elecciones, representando numerosas escenas en campos totalmente abiertos, pensando 'fuera de la caja', por así decirlo. Estas libertades de encuadre y movimiento agregan mucha fluidez a los pasajes de acción, y también dosis sólidas de drama en las escenas que lo requieren. Por otra parte, la atención del dibujante por la anatomía y los detalles me recuerda a autores clásicos como Alex Raymond (Flash Gordon) y Harold Foster (Príncipe Valiente), y su dominio de la perspectiva y la composición de las viñetas las dota de gran dinamismo. Su trabajo es, sin duda, palabras mayores.
Por lo anteriormente dicho, en general Batman vs. The Incredible Hulk es muy satisfactorio. Las arenas del tiempo han hecho poco para restarle valor a su chapa y, dado el estado a menudo poco interesante de los cómics mainstream actual, se agradecen obras que envejezcan bien. La pátina externa de entretención que nos debiera entregar un cruce entre compañías, y entre dos personajes tan queridos como Batman y Hulk, permanece bien conservada, mientras que en el fondo, los pilares que la sostiene son sólidos. Intencionalmente o no, las bases psicológicas son notorias y agregan una dimensión muy reflexiva a una forma de arte en principio superficial. Eso sí, siempre y cuando te creas que Bruce pueda tumbar a Hulk solo con una patada al plexo solar...