"Ant-Man's Big Christmas" (2000): mamá, encogí a mis tíos
Una de las historias cinematográficas más clásicas de la Navidad inicia con una familia que se prepara para irse de vacaciones, y que por alguna razón dejan a un miembro atrás, quien vivirá una trepidante aventura. ¿Qué pasaría si trasladáramos esa premisa al Universo Marvel, pero en vez de Kevin McCallister, el protagonista sea Hank Pym? Algo así es lo que encontramos en Ant-Man's Big Christmas, curioso cómic cuya estampa navideña lo hace inmejorable para analizar en esta época del año. Y para hablar de él, revivimos la sección Caballeros de la Mesa Marvel, donde hablamos de cómics publicados al alero del sello Marvel Knights. Porque son duda, los mejores regalos vienen en paquetes pequeños.
Ant-Man's Big Christmas es un casi desconocido título, publicado como one-shot de 48 páginas, en febrero del 2000, bajo la línea Marvel Knights. Los guiones están a cargo de Bob Gale, mientras que los dibujos son de Phil Winslade. Gale es conocido por los guiones de la comedia seminal de los ochenta, Back to the Future, y trabajó en un par de proyectos cómicos a finales de los noventa y principios del 2000. Fue uno de los primeros arquitectos de Batman: No Man's Land e hizo un pequeño arco en Marvel Knight's Daredevil, que sirvió de puente entre la etapa de David Mack y Brian Michael Bendis.
La trama: todos en la mansión Avengers se están preparando para las vacaciones, a excepción de Hank Pym, también conocido como Ant-Man, como Giant Man, como Goliath, o como Yellowjacket. Es que en realidad, Pym tiene una historia de cambiar su identidad superheroica cada pocos años, aunque en el momento en que se publicó este título estaba utilizando el nombre de Giant Man. Sin embargo, la llegada de la carta de un niño a la mansión solicitando la ayuda de su ídolo Ant-Man para que lo ayude a salvar su navidad, hará que Hank desempolve su casco hormiguero y reclute a su esposa Janet Van Dyne para acudir a la llamada de auxilio.
El principal problema del joven Larry es su familia extendida, que es una colección de hábitos y estereotipos molestos, y que amenazan con venir de visita, como todos los años, y arruinarle su navidad. Por ejemplo, sus primos le hacen bullying y lo golpean, su tío es fetichista de la ropa interior de su madre, su tía contamina la casa con su desproporcionado hábito fumador, entre otros especímenes. Con la ayuda de Ant-Man y Wasp, Larry buscará entregarles una pequeña lección.Y si lo pensamos seriamente, ya desde la premisa la cosa parece sospechosa.
Después que el sello Marvel Knights reviviera con diversos grados de éxito a personajes como Punisher, Daredevil, Ghost Rider y Doctor Strange, parecía una buena idea intentarlo con Ant-Man y The Wasp. Esto llamó al entusiasmo, ya que bajo esa etiqueta se encontraban títulos sugerentes y sofisticados, con un enfoque más adulto. Lo lamentable es que la historia no está a la altura de la línea, ya que en realidad no se entiende bien lo que Gale intentó transmitir. No es una historia seria, basta con leer la sinopsis para darse cuenta de eso. Tampoco es una comedia al uso, o si lo intentó, estuvo lejos de sacarme sonrisas. Quizá la descripción más cercana sea la de comedia negra, pero aun así es fallido. Cabe la pregunta si Gale fue influenciado por la película Home Alone, otra comedia navideña en que el disfrute venía de impartir justicia violenta a un par de personajes que lo merecían.
Si nos atenemos a sus aventuras por libre, sabemos que Ant-Man es un personaje que se presta para las historias livianas, pero una condición base para ello es que sea un relato divertido. No seré yo quien diga que esta no lo es, pero para muestra, puedo mencionar que la trama arranca recién después de la quincena de páginas, pues previamente el guion solo se dedica a mostrar el ambiente navideño de la mansión —aunque hay una hermosa secuencia en que los Avengers de todos los tiempos trabajan en la decoración del lugar—, y conversaciones entre Janet y Hank llenas de diálogos cliché.
Cuando recién comienza la acción, esta también nos hace levantar una ceja. En términos prácticos, lo que la pareja de héroes hace es ayudar a Larry a vengarse de sus familiares, utilizando para ello partículas Pym, cambiando el tamaño de sus tíos y primos. Básicamente, esto se traduce en torturar a esas personas, ya que además de verse enfrentados a una experiencia de cambio de tamaño que es dura incluso para los héroes, serán sometidos a varios vejámenes. Digo, si sus primos le hacen bullying, ¿no es mejor el diálogo y un manejo psicológico de la situación? Si su tía es una fumadora empedernida, ¿lo lógico no es hablar con ella y hacerle notar cómo molesta al resto? ¿No hay un rasgo psicopático en el tío que fantasea con la ropa interior de su cuñada, a vista y paciencia de su hermano?
Quizá podría comprenderlo si esta historia hubiese sido publicada en los ochenta, donde lo habitual era buscar la venganza mediante el escarnio físico. Pero ya en los albores del nuevo siglo, creo que está bastante claro que los protagonistas debieron guiar a Larry a hablar sus problemas con sus padres, o buscar solucionar sus problemas de autoestima con psicoterapia y confianza en sus padres.
La acción es sádica a veces —aunque desde nuestra vereda puede parecer divertido, ser expuesto al ataque de hormigas gigantes debe dejar un trauma importante—, pero se salva por la sensación de asombro y alegría que Gale incorpora a la historia, en la misma línea de la ya nombrada Home Alone. Ant-Man no es exactamente un superhéroe de primera línea, e incluso, dudo que encuentres muchos fans que lo tengan como su personaje de cómic favorito. Sus poderes parecen un poco anticuados y no son de los que típicamente inspiran mucha emoción en alguien, pero Gale da buenas muestras de lo genial que sería explorar el mundo en un tamaño pequeño.
Sin embargo, el guion parece artificialmente alargado, solo para adaptarse al formato de 48 páginas asignadas. Abundan las intervenciones de otros personajes secundarios que no avanzan la historia, intercambios de diálogo innecesarios, y una falsa sensación de peligro. Esto último es lo peor, pues no hay drama en el relato. Los únicos peligros que enfrentan los personajes en su plan para salvar la navidad son descartados con demasiada facilidad y no aportan nada de valor a la trama.
Sin embargo, no todo es negativo. Los mejores momentos del número se dan en la entrañable forma en que Hank y Janet se relacionan con Larry, siendo acogedores y honestos. Por supuesto, acá tenemos que pasar obligatoriamente por los momentos "make a wish" en que el héroe y el pequeño pasean montando una hormiga, o cuando Hank reduce a los padres del niño para que recorran a escala real la maqueta de una ciudad en miniatura que llevan años fabricando. Por ser entrañables, también se encuentran en el punto álgido del relato, incluido el final enternecedor que sí parece un cuento de Navidad.
El que sí está a la altura es el dibujo del Phil Winslade, muy detallado y estilizado, fiel a su estilo. Eso sí, no estoy seguro que su impronta seria sea tan adecuada para una historia como esta, pero no es algo que se le pueda achacar a él. Algunas de las mejores páginas del libro son cuando se suelta del guion y retrata cómo se vería el mundo cuando tienes el tamaño de una hormiga, en que una despensa puede parecer un paisaje urbano futurista, una cena nocturna puede convertirse en una secuencia de acción hollywoodense, o un paseo entre las ramas del pino de navidad puede ser la más emocionante de las carreras.
Para concluir, se puede estipular que Ant-Man's Big Christmas está en un lugar muy rezagado en calidad tanto dentro de la línea Marvel Knights, como en el catálogo de la Casa de las Ideas, en los relatos navideños, e incluso dentro de los cómics de comedia. Falla en todo lo anterior, y aunque el dibujo puede salvar la plata, no podría recomendarle este título más que a fans del personaje, nostálgicos del escritor o fanáticos de los relatos navideños. Con tanto material de calidad ahí afuera, leerlo parece una pérdida de tiempo.