MR - "Doomsday Clock" #012: Una de cal y una de arena
Aviso de Spoilers: Las reseñas que siguen a continuación tratan los sucesos más recientes de las series revisadas, por lo que pueden desvelar detalles argumentales importantes para quienes no estén al día. |
Tras una larguísima espera fruto de incontables retrasos, concluye Doomsday Clock, bajándose oficialmente la cortina del proyecto iniciado en el ya lejano mayo de 2016 con DC Universe: Rebirth #1.
DOOMSDAY CLOCK #012
Publicación: 18/12/2019
Guion: Geoff Johns
Arte: Gary Frank
Color: Brad Anderson
Rotulado: Rob Leigh
A nivel de expectativas generales esta entrega es decepcionante, cosa que no podía ser de otra manera dado el grado de responsabilidad que le tocaba acarrear. Durante el transcurso de Rebirth se fueron dejando migajas de pan que se suponía harían converger distintas tramas en esta miniserie, pero la resolución de esos misterios se postergó tanto que dejaron de tener sentido. Doomsday Clock #012 no solo debía dar cierre a una historia, sino a un período editorial completo y en ese aspecto la serie fracasa, tal como lo demuestran el tratamiento que se hace de los dos Flash modernos, los cuales de figuras centrales pasaron a ser unos meros cameos o la completa omisión del fiasco anticlimático de la trama de Mr. Oz, la cual resulta evidente que fue sacrificada como consecuencia de la llegada Brian Michael Bendis a DC, pero que podría haberse resuelto de forma adecuada si esta serie hubiera salido a tiempo.
Si bien falla en su aspecto global, Doomsday Clock triunfa en la forma que analiza a Superman. Al sintetizar su origen muy al estilo de All-Star Superman en “The Rocket Arrives, A Child is Loved, Superman is made”, se logra exponer de forma clara que la virtud central del icono de DC no radica en sus habilidades, sino en un optimismo inagotable. Vincular esta idea con sus constantes reinicios por medio de una justificación narrativa es un ejercicio interesante, pero lamentablemente queda confinado solo al número #10 y a esta entrega, perdiéndose la oportunidad de haber tratado más a fondo las implicancias metatextuales.
A pesar de lo anterior, Johns se las arregla para hacer algo que DC no había hecho a pesar de lo evidente que era: replicar el tratamiento de tierras paralelas que se hizo con el inicio de la Edad de Plata al resto de período de tiempo. Si algo positivo dejó Convergence es que demostró que distintos no es difícil encapsular periodos editoriales específicos y dar coherencia a sus sensibilidades. Algo similar se plantea acá, planteando que narrativas secuenciales de larga extensión como lo son los cómics de DC pueden tener finales sin que ello constituya necesariamente un impedimento para contar nuevas historias. ¿Era necesario usar a los personajes de Watchmen para llegar a esa conclusión? Probablemente no, pero si se considera que esta obra de Moore era una bala de plata hacia el género de capas y máscaras (cosa de la cual el mismo Moore retractaría al escribir Supreme), no me extraña por qué se hizo de esa forma.
Ya habrá tiempo de analizar los méritos completos de la obra, pero preliminarmente solo puedo decir que si bien el cierre de Doomsday Clock no está completamente a la altura de su hype, si logra cumplir parte de su cuota.