"El Río"(2018) de José Gai: Marginalidad, violencia, sexualidad y miseria
Ya hace poco les conté sobre Capitán Garra, de José Gai, autor lamentablemente fallecido este año 2019. En ese articulo damos una breve introducción del autor, por si alguno no lo llegara a conocer. Hoy hablaremos de El Río, su última novela gráfica, adaptación de la historia homónima de Alfredo Gómez Morel.
EL RÍO
Guion y dibujos: José Gai
Editorial: Tajamar Editores
El escritor Alfredo Gómez Morel redactó El Río mientras estaba en la cárcel, siendo publicada en 1962. Es una historia autobiográfica, hecho que acentúa aún más lo fuerte de los hechos que ocurren. Más tarde, Gómez publicaría otro par de novelas retratando su vida de delincuente ya más adulto. Pero esa es otra historia, púes ahora nos abocaremos a revisar esta adaptación al lenguaje de la historieta.
Pero, ¿de qué trata El Río? Esta la historia de Alfredo —aunque se le conoce con distintos nombres a través del relato—, un joven que sufrió una vida llena de abusos, lo que lo llevó a vivir en el Río Mapocho como su único refugio, lugar elegido por los más marginados de los marginados. Ahí, junto con otros niños, comienza a ascender en su vida de delincuente, a medida que queda claro que esas son las únicas herramientas que tiene para sobrevivir.
Como puede suponerse, este es un relato muy crudo y gráfico. Como lector nunca estaremos cómodos con las penurias del protagonista, pero tal como cualquier relato que retrata la realidad, es una lectura necesaria. Verás el lado más marginal de nuestro propio país, —ese que muchas veces queda oculto por altas torres o modernas autopistas—, y el cómo ve y piensa un niño que no ha conocido más que abuso y abandono toda su vida. Con dolor, vemos como el mundo de la delincuencia le da su única libertad, y el aprecio y status que nunca tuvo de otra forma.
Por ejemplo, de entrada ya en las primeras páginas veremos un despertar sexual que impacta de inmediato. Esto nos prepara para el tono general del relato, pues en el veremos como Alfredo es abusado tanto física, emocional y sexualmente a lo largo de toda su vida, ya sea por sus propia madre, los sacerdotes católicos de los colegios a los que asiste, o sus mismos compañeros en el río. El cómic no se reserva en ser explícito en el relato, aunque sin caer en el morbo innecesario.
Además del fondo, llama mucho la atención la forma de la narración. La obra mantiene un relato de narrador en primera persona, con grandes letras que ocupan la mayor parte de las viñetas. Los diálogos son reducidos al mínimo, dejando que Alfredo sea el que lleve toda la historia. Si bien se sostiene como historieta por sí misma, es notorio el traspaso de un medio a otro ante la dependencia de los cuadros de texto para hacer avanzar la trama.
Como todo gran maestro, José Gai sabe manejar muy bien la expresividad de sus personajes y la narrativa en sus viñetas. A diferencia de Capitán Garra, donde todo era mucho más artesanal, acá va por algo más tradicional, con un trazo de contornos mucho más definidos, y usando variaciones de grises y textura para darle fondo a sus dibujos. Mantiene, como guionista y dibujante, un relato muy fluido, haciendo un gran traspaso de un relato de prosa a cómic.
En resumen, El Río es una obra muy necesaria. Si bien transcurre en un Chile de hace casi un siglo, con mucha más miseria que hoy, nos vuelve a adentrar en esa marginalidad y abandono que aún existe. Un relato crudo, pero que lamentablemente en estos días sigue tan atingente como cuando se publicó como novela. No dejen de leerla, porque además que la edición de Tajamar Editores es de gran nivel.