Dawn of X, primeras impresiones: X-Men/X-Force/New Mutants
Mientras dormíamos, nuestro mundo cambió. El Homo Superior, siguiente eslabón en la evolución humana, ha abrazado su herencia genética y ha asumido su superioridad por sobre la población común de la Tierra. Creyendo que es solo cuestión de tiempo en que sean la única especie dominante en el planeta, y aburridos de ser odiados, temidos y cazados, han establecido una nueva nación en la Isla de Krakoa, desde la que pretenden crear un nuevo equilibrio geopolítico mundial. Tanto si el resto de los países lo aceptan o no, los mutantes han plantado una bandera que se asegurarán que nunca deje flamear. Porque ese es el asunto, Charles: no es un sueño, si es real.
La anterior es el estatus que conocimos en House of X y Powers of X, binomio de miniseries que significó el desembarco del afamado escritor Jonathan Hickman a la franquicia X-Men, con la misión de sacarla del sopor en que se encontraba desde hace muchos años. Con una confianza destacable, Hickman estableció que este punto de partida significaría el cuarto punto de inflexión importante en la historia del rincón mutante, añadiéndose al lanzamiento del primer número de The X-Men allá por sesenta, a la Segunda Génesis en los 70, y la llegada de los New X-Men de Grant Morrison, a principios de siglo. Y la verdad es que sin duda el guionista llegó pisando fuerte, planteando una serie de retcons que reescriben mucho de lo que creíamos saber de la trayectoria de los Hijos del Átomo.
Sin embargo, HoX y PoX no serían más que la punta de lanza de su megaproyecto, y una vez establecido el nuevo terreno de juego y los jugadores, era hora de mostrar el nuevo mundo que se venía para los mutantes. Para ello, es que una vez finalizados esos títulos, un ramillete de series regulares se encuentran contando todas esas nuevas historias que surgen desde aquel punto de partida. En concreto, son seis las colecciones que por ahora podemos encontrar en el mercado, cada una de las cuales cuenta con dos números publicados, arropadas bajo el poético paraguas de Dawn of X, o lo que es lo mismo, el nuevo amanecer mutante. Y para contarles que nos han parecido, y que podemos encontrar en ellas, es que hemos preparado este pequeño articulo.
X-MEN
Porque a veces hay que hacer las cosas bien, comencemos por el principio. X-Men es la serie madre del relanzamiento, y una de las dos que serán escritas por Hickman –la otra es New Mutants, aunque en aquella el guionista se encargará solo del primer arco–, en esta oportunidad acompañado del dibujante Leinil Francis Yu. En algún momento Hickman dijo que quería hacer de esta una serie de números unitarios, conectados por la presencia de Scott Summers, quien como líder de campo elegiría a diversos compañeros según la misión a desarrollar. Y hasta ahora ha cumplido, entregándonos dos mini relatos que no han mermado la calidad respecto de HoX/PoX.
Gracias a la intervención de Moira, el Profesor Xavier ha vislumbrado un nuevo sueño para la ´mutantidad´. Uno que lleva de la mano lazos para que la humanidad reconozca la soberanía de la nueva nación de Krakoa, pero también un enfoque proactivo en la eliminación de las amenazas para su nuevo hábitat. Porque incluso luego de la destrucción del Mother Mold en el prólogo, los planes de los humanos y su amenaza constante continúan, lo que requerirá una respuesta clara y decidida de los Hombres-X. Por tanto, su primer objetivo es el último bastión de la organización Orchis, desde donde liberarán a un grupo de niños mutantes que eran mantenido cautivos, pero que también desatará una nueva posible amenaza. En el siguiente número, en tanto, seremos testigos del resurgir de Arakko, isla similar a Krakoa y que juega un papel preponderante en su mitología, la que también está ligada a la vida y obras de Apocalypse, hoy un habitante más de la isla nación.
Por ahora, Hickman nos ha entregado un puñado de páginas que revelan información acerca de los motivos y el funcionamiento interno de Orchis, y también luz sobre la historia oculta de Krakoa, y la agenda ¿secreta? de En Sabah Nur. Pero también, hemos sido testigos de los habitantes y la mecánica cotidiana de la Casa Summers, donde residen todos los personajes que llevan tan significante apellido. En un extraño movimiento, vemos como Wolverine igual está por acá, compartiendo las cuatro paredes con el resto del linaje del primer Hombre-X: Jean Grey, Rachel Grey, Cable, Vulcan y, por supuesto, Scott.
En ambas entregas, se nos presenta un par de equipos de X-Men dedicados a actividades proactivas, lo que nos obligará a aceptar una caracterización algo fuera de personaje de los Storm y Cyclops más arraigados en el subconsciente del fan más casual, pero que no lo es tanto si se estudia con atención los matices que han tenido los dos en el pasado. A Cyclops lo hemos visto en facetas más duras en la defensa de su raza, por ejemplo en Uncanny X-Men de Brian Michael Bendis, mientras que a Storm lo mismo, especialmente cuando tuvo a los Morlocks bajo su liderazgo. Por lo demás, esta evolución de su carácter es un elemento bienvenido, que agrega mucho a la nueva dirección que Hickman está tomando con los ex-alumnos de Xavier.
Por otro lado, los momentos más domésticos del clan Summers están correctamente desarrollados, lo que nos deja un pequeño suspiro de alivio. Las relaciones entre personaje es la marca de la casa de la franquicia desde los tiempos de Papá Claremont, y muchos fans dieron el grito al cielo pues, para ser justos, eso fue dejado un poco de lado en HoX y PoX. Sin embargo, acá vuelve a la carga la camaradería y el corazón de los personajes, lo que queda patente en la conversación entre Scott y su padre en el #1, y entre aquel y sus hijos Cable y Rachel en la misión a Arakko. En definitiva, está siendo interesante ser testigos de la dinámica familiar en estos nuevos tiempos ‘Krakoanos’.
Por otra parte, para nadie pasó desapercibido ese plano de la Casa Summers donde vemos que un ala es utilizada como dormitorios de Scott, Jean y Logan, habitaciones que tienen pasillos que las conectan directamente. Esto, sumado a ciertos guiños, miradas y comportamientos cómplices que vimos en los últimos compases de HoX y PoX, ha hecho que los fans especulen con un gran número de teorías, la más loca de las cuales, y también la más plausible, es una relación poliamorosa de Jean con Cyclops y Wolverine. ¿Se atreverá Hickman a llegar tan lejos, satisfaciendo una fantasía de los aficionados que ha llenado incontables fanfics? ¿Estará jugando con la cabeza de los lectores, entregando pistas falsas? ¿Tendrá algo que ver con la personalidad de Jean que haya vuelto a utilizar su traje clásico? Ya veremos.
En términos de trama y ritmo, estos números se desarrollaron de excelente manera. En sus páginas hay grandes momentos a cada instante, y el hecho de que las historias se desarrollen en una sola entrega, necesariamente dejan cabos sueltos. Por ejemplo, la guerra humano-mutante se mantendrá como un trasfondo poderoso y dramático para esta nueva serie y el resto de la franquicia, y el resurgimiento de Arakko y las verdaderas intenciones de Apocalypse claramente traerán juego en el futuro. Respecto al arte, el trabajo de Leinil Francis Yu es más o menos lo que podíamos esperar. En general, el apartado visual es competente, porque aunque en ocasiones falla en los rostros, las viñetas incluyen algunas imágenes cotidianas hermosas, mientras que la acción progresa de forma emocionante. Eso sí, el filipino comienza jugando en contra dada la excelencia que nos entregaron Pepe Larraz y R.B. Silva, y por ello, por esta vez no lo juzgaremos tan duramente.
En resumen, X-Men representa un esplendoroso nuevo día en el cosmos mutante. Con una misión y visión renovadas, y decididos a que nunca más les importe ser odiados y temidos, el amanecer para la familia X es tremendamente prometedor.
X-FORCE
Como dice el refrán, el camino hacia la paz a menudo está manchado de sangre. Krakoa, la utopía mutante de Charles Xavier, se construyó sobre ideas simples sobre la igualdad y la comprensión de que todos los seres vivos quieren seguir existiendo en sus propios términos. En el papel, eso suena como una teoría unificadora sólida para todos los ámbitos de la vida. Sin embargo, el lado más oscuro de la humanidad tiene otras ideas que ocupan un lugar central en la deslumbrante y violenta X-Force del escritor Benjamin Percy (Wolverine: The Long Night, Nightwing) y el artista Joshua Cassara (Falcon).
De todos los títulos adyacentes a secundarios de la franquicia, X-Force siempre ha sido uno de los comodines más estables. Desde las historias de acción de la fuerza de ataque bombástica de los años 90, hasta el run satírico de Peter Milligan que evolucionó en X-Statix, el cambio y la violencia han sido la única constante de las diversas encarnaciones del grupo.
Las historias más interesantes del grupo siempre han sido las centradas en misiones proactivas realizadas por una pequeña camarilla de mutantes que están dispuestos a ensuciarse las manos, incluso si eso significa comprometer sus ideales. Las historias de la etapa de Christopher Yost y Craig Kyle en la serie, por ejemplo, estuvieron llenas de operaciones encubiertas, asesinatos políticos y espionaje, que jugaron un papel importante para garantizar la seguridad de los mutantes en todo el mundo. Había un sentido de importancia y relevancia oscura para estas historias. Lo mismo puede decirse de Uncanny X-Force de Rick Remender, que fácilmente se encuentra entre los mejores cómics de X-Men de la última década.
El ideal de la coexistencia pacífica es genial, pero ¿qué sucede cuando esos ideales se ponen a prueba? ¿Cuánto se puede comprometer esos ideales antes de que todo se derrumbe sobre sí mismo como un castillo de naipes? Las mejores iteraciones de la cabecera se han centrado directamente en esas preguntas, explorando la oscura realidad bajo el sueño de coexistencia de Charles Xavier, y esos mutantes que matan para que otros no tengan que hacerlo. Y, una vez más, esa es la declaración de intenciones de este número volumen. Los mutantes finalmente tienen una tierra y una nación para llamarlas suyas, pero la ascensión de la raza mutante solo puede ir acompañada de más y mayores amenazas. Si en otros libros se ha insinuado una capa mucho más oscura que acecha debajo del sueño que es Krakoa, aquí es donde esa oscuridad burbujea hacia la superficie.
X-Force logra llevar el mismo peso que sus predecesores, siendo el título más relevante y salvaje que Dawn of X ha ofrecido hasta ahora. Otros títulos X en curso, como Marauders y Excalibur, también tratan temas importantes, pero se su impronta es menos seria. X-Force no tiene interés en hacer lo mismo, jactándose de retratar el lado feo y las ramificaciones morales del estado actual de los X-Men, pero no los convierte en palabras lindas ni los glorifica. El guión de Percy es denso, inteligente, y cautivador de principio a fin, nunca olvidando que, aunque el mecanismo de resurrección funciona con eficacia probada, las vidas que están en juego en este mundo nuevo y valiente no deben tomarse a la ligera.
Quizás lo mejor que se puede decir de estos números es que se leen como si fueran la serie central de la franquicia, o al menos capítulos de ella. En ese aspecto, la escritura es similar a la del propio Hickman, enfatizando la trama sobre la caracterización, y aprovechando cada rincón buscando desarrollar este nuevo mundo, tanto como sea posible en el lapso de este puñado de páginas. Con esto no estoy criticando a Percy ni diciendo que está tratando de ser una copia, pues la voz de Hickman es demasiado distintiva para que sea una opción viable. Pero el guionista logra combinar de buena forma la narración de altos conceptos de las obras de Hickman, con la seriedad y la sensación de espionaje de alto voltaje de algo como Uncanny X-Force.
Este nuevo equipo de X-Force sirve como una combinación interesante de rostros familiares y reclutas poco probables. Aunque algunos miembros se mantendrán más en la línea estratégica que activa, ¿quién hubiera pensado que personajes como Jean Grey o Beast participarían voluntariamente en un escuadrón donde la fuerza letal es una forma de vida? El primer numero logra construir su equipo orgánicamente en el transcurso de un conflicto general, incluso jugando con la idea de que algunos de estos personajes están fuera de su elemento, y ya para el segundo se incorpora una sorpresa, que no lo es tanto si nos remitimos a la portada.
El libro también aprovecha al máximo el hecho de que este es el primer escuadrón de X-Force autorizado por el propio Charles Xavier, aunque solo fuese como sistema de seguridad de Krakoa, con un brazo administrativo y otro de misiones de campo. En los viejos tiempos, Chuck nunca habría apoyado a un equipo como este, pero ahora no podemos dar nada por sentado con él.
Por su parte, Joshua Cassara está haciendo el mejor trabajo de su carrera. Desde la escena de apertura con Domino hasta el impactante cliffhanger del segundo número, las ilustraciones son muy detalladas y coinciden con el tono oscuro del libro. La naturaleza oscura y áspera de la historia se refleja en un arte cambiante, texturizado y casi surrealista, así como un Mike Del Mundo, pero con menos ácido. Su ejecución lúgubre y sombría de Krakoa se ajusta al sentimiento ominoso y omnipresente que impregna toda la línea, bajo los diseños establecidos por Hickman. Los colores de Dean White hacen que todo destaque, y el trabajo de diseño de Tom Muller sigue siendo siempre agradable, ya que continúa uniendo entregando una unidad esquemática a todos los títulos tremendamente diferentes de Dawn of X.
X-Force es un ejemplo ideal de cómo adaptar un título X clásico a la era de Dawn of X. Aunque presenta varios clichés familiares, la declaración de la visión y misión hacen de éste un soplo de aire completamente nuevo. En la tradición de otras series que ostentaron el mismo título, es un cómic desagradable, pero de la mejor manera. Esta oscura visión de lo mal que pueden ir las cosas no se limita a un cínico <<te lo dije>>, si no que es un hecho de la causa que el universo aborrece la utopías y prefiere el caos. Queda por ver cómo los miembros del equipo, especialmente cuando la plantilla se complete, manejarán sus peores pesadilla cobrando vida, pues doy firmado que eso ocurrirá más temprano que tarde. Sii el historial del título es un indicador, esta será la colección para los fanáticos de X-Men que quieran ver un realismo rasposo y una intriga política global que se trate con seriedad.
NEW MUTANTS
Mientras que la línea Dawn of X presenta libros con títulos que deberían ser familiares para los lectores mutantes, como X-Force, The Marauders, Excalibur, o la misma X-Men, esos equipos tienden a ser dramáticamente diferentes en sus conceptos familiares. Marauders, por ejemplo, no tienen nada que ver con el clásico equipo de villanos. En ese sentido, New Mutants —escrito por el mismo Hickman junto a Ed Brisson, y dibujado por Rod Reis— parece ser el único atípico. Este sigue siendo la colección sobre la generación más joven de mutantes que buscan su camino en el mundo, manteniendo como base la formación veterana de la era de Claremont como Cypher, Sunspot, Magik, Wolfsbane y Moonstar con un par de favoritos de Generation-X, como Mondo y Chamber. Así que si este ambicioso relanzamiento de la línea te hace añorar los tiempos más corrientes, esta puede ser la dosis de normalidad que anhelas.
Aunque eso debería estar bien, hay cosas que de cierta manera saltan a la vista. ¿Por qué Hickman, deseoso de reconstruir conceptos, sigue llamando New Mutants a un puñado de personajes que hace rato dejaron de ser nuevos? Puede ser una muletilla, pero en realidad hay tantas generaciones posteriores de jóvenes mutantes que este estatus eterno de semi-adolescentes ya no les queda bien, y es algo a lo que tendremos que re-acostumbrarnos.
Lo anterior no quiere decir que esta nueva serie esté totalmente impulsada por la nostalgia, sino que refleja directamente el nuevo status mutante, e incluso presenta a Jonathan Hickman colaborando temporalmente con el escritor principal Ed Brisson, quien asumirá el barco luego del primer arco. Solo esa señal ya sugiere que New Mutants debería ser la más importante de las series nuevas, con la obvia excepción de X-Men. De hecho, los dos números publicados aluden a algunos elementos importantes de la construcción del nuevo mundo —la nueva organización del Imperio Shi´ar, la situación de los Starjammers, y el regreso de Xandra, por ejemplo— y la noción de que la raza mutante ha entrado en su sexta generación de héroes.
Hickman y Brisson aprovechan al máximo este reparto y su larga historia compartida, dejando definitivamente atrás lo que comenté un par de párrafos más arriba, de eso que algunos fans reclamaban que el escritor retrata a los personajes más bien fríos. En cambio, acá hay una verdadera calidez en los diálogos, la camaradería y la interacción de los personajes. Los Nuevos Mutantes, que ahora se leen menos como una clase o un equipo de superhéroes y más como un grupo de amigos que han pasado por la guerra, están luchando por descubrir qué hacer a continuación. El tono a menudo se convierte en comedia directa, lo que lo convierte en la adición más alegre a la alineación de Dawn of X hasta el momento, con permiso de Marauders.
Y sin embargo, creo que hasta ahora la historia queda al debe. Esta es una trama habitual de aventuras y equivocaciones en el espacio, que no parece contribuir demasiado a revelarnos más elementos importantes de este nuevo escenario, más allá de los que nombré anteriormente. Con tantas cosas importantes en la Tierra, parece tiempo perdido mostrar una excursión hacia las estrellas. Quedará por ver cuánto contribuye esta serie a la narrativa más grande de Dawn of X —aunque sabemos que la trama de los Brood recalará en X-Men—, pero por ahora, los personajes y sus relaciones venden la historia mucho más que el argumento.
El único defecto real de New Mutants es que no hace lo suficiente para establecer una dirección clara y continua por sí misma. A pesar de que el escenario cambia dramáticamente a lo largo de la historia, no está realmente claro hacia dónde se dirige el libro o qué papel tienen que desempeñar el equipo, aparte de destacar a este grupo particular de personajes. Por ahora, a pesar de la participación directa de Hickman, la cabecera no parece una adición vital a este relanzamiento. Pero eso no significa que no sea una lectura divertida.
El artista Rod Reis es fundamental para ayudar a esta serie a mantener los lazos con el pasado y los primeros New Mutants. El arte al estilo acuarela de Reis siempre ha tenido un toque surrealista, lo que ayuda a evocar el enfoque estilizado de Bill Sienkiewicz y aportar una sensación digna de los años 80 al libro. El enfoque de Reis es más moderado y desenfadado que los ilustradores de las otras series, lo cual es realmente necesario dado el tono mucho más liviano de estas páginas, pues de hecho esta es una comedia de viaje de superhéroes, no una historia de terror espeluznante. A pesar de que su arte explora un lado más psicodélico de la franquicia, permanece lo suficientemente anclado a la tierra como para transmitir la dinámica sincera de los personajes sinceros y sus bromas amistosas.
Podemos concluir que a pesar de que se basa en el nuevo estatus de los X-Men, New Mutants es un caso atípico entre los libros de Dawn of X. Es una serie que no busca subvertir lo que los lectores esperan del nombre, sino más bien regresar a un momento más simple para la franquicia. La dinámica de un equipo probado y verdadero es fácilmente el gran punto de enganche, y el arte de Reiss reminiscente al de Sienkiewicz es una buena ventaja. Pero incluso con la participación directa de Jonathan Hickman, lamentablemente hasta ahora la serie no hace lo suficiente para reclamar un lugar claro dentro de la franquicia.
Hasta acá quedamos por ahora. En un siguiente artículo repasaremos los tres títulos restantes: Marauders, Excalibur y Fallen Angels, donde encontraremos más aventuras, sorpresas y rayos de luz provenientes de este nuevo amanecer mutante.