"Álex Nemo y la Hermandad del Nautilus" (2017) de Ortega y Martínez: Uróboros
Tras el secuestro de su madre, Álex deberá embarcarse en una aventura dentro de la literatura fantástica, gracias a un ritual ancestral. Ayudado por su abuelo, Álex recorrerá los pasajes creados por Julio Verne en busca de su madre y tratará de no sucumbir ante la ficción que a cada minuto se hace más real y peligrosa.
Álex Nemo y la hermandad del Nautilus es una historia de aventuras que gracias a ciertos elementos “mágicos” hace que sus protagonistas se internen dentro de las obras de un determinado autor. Hasta ese punto, la vida de Álex es relativamente normal. Vive solo con su madre, una exitosa escritora de novelas infantiles que ha viajado a Chiloé como parte de su investigación para su próximo trabajo. El secuestro de Anastasia Plot, la madre de Álex, sirve como excusa para echar a correr dicha aventura, tras una noche tormentosa donde Álex descubre que su único familiar cercano ha desaparecido.
Álex recibirá las primeras pistas para encontrar a su madre de parte de su propio abuelo materno y su única figura paterna, Oreste Plot, que lo introducirá en un ritual especial que pocos conocen y que revelará la principal razón del por qué este secuestro es imposible de resolver: la escritora no se encuentra en nuestra realidad, si no en una realidad alterna construida a partir de las obras de Julio Verne.
Lo más interesante de esta historia es la premisa con la que el escritor Francisco Ortega parte la historia. Básicamente, el protagonista puede acceder a cualquier fantasía creada por cualquier autor. Esto da un interesante abanico de posibilidades que si se explota con habilidad puede dar mucho juego. Creo que todos, como lectores, determinamos nuestros gustos de lectura en parte por nuestra madurez e intereses, por lo que Álex podría eventualmente meterse en una obra de Irvine Welsh cuando sea un adolescente o vivir depravaciones sexuales terroríficas en algo de Clive Barker. Estos son un par de ejemplos extremos, pero sirven con eficacia para mostrar la variedad en que se puede incurrir.
Lamentablemente, el resto del conjunto no está a la altura. Álex Nemo y la hermandad del Nautilus se supone como una historia de aventuras en la misma línea que las de Mampato –otro niño con infinitas posibilidades- pero que falla en lo más primordial de este tipo de obra: entretener. Mi mayor problema es el inicio tan prolongado con que parte el libro, tratando de colocar las bases para futuras peripecias del personaje que aún no conocemos lo bastante bien. Tampoco ayudan las obvias referencias que pueblan cada esquina del relato, recordándonos constantemente la obra de Verne, la principal fuente de inspiración para Álex Nemo. Todo esto coarta el ritmo, dándonos un inicio que se extiende por más de setenta páginas –la obra completa son ciento setenta- y donde la excitación y la acción se posponen bastante, poniendo a prueba el interés del lector.
Los diálogos tampoco son los mejores, pero creo que esto es consecuencia de la naturaleza expositiva de los mismos. Todo esto me hace pensar que el guion de Álex Nemo está pensado más como una obra nostálgica que en una aventura dirigida a niños que están comenzando a leer de forma más extensa y por gusto propio. Siendo justo, una vez que estas vallas auto impuestas son libradas, la aventura fluye con mucho mayor éxito, dándonos un par de buenas escenas que dan mucho carácter a los personajes que las protagonizan.
Como se imaginaran, Álex y su abuelo comienzan a codearse con otros personajes ficticios que fueron creados por Verne en obras como 20.000 Leguas, La Isla Misteriosa o Robur el Conquistador. Si bien Ortega no profundiza mucho en ellos –foco central siempre es Álex- el guionista tampoco pretende reinventar la rueda y se apega a los estereotipos que pululan con frecuencia en este tipo de historias.
En el tramo final, todo se acelera para dar conclusión a la historia, a un ritmo demasiado rápido o quizás sea un efecto involuntario del lento inicio con el que la obra trata “crear” el mundo de los personajes. Al final se resuelve el “gran” misterio que rodea a Álex y su familia, algo que seguramente el lector ya había resuelto al leer el título del libro. Ortega no maneja mucho la sutileza, algo que per se no debería ser algo malo –considerando que el apellido de los personajes es “Plot” esto no debería extrañar a nadie- pero no hubiera sido malo jugar un poco mejor con dichos misterios para acrecentar el viaje de los personas y su lucha por resolverlos y llegar a la verdad.
El dibujo corre a cargo de Gonzalo Martínez y creo que si bien no destaca por un estilo tan cinético, si creo que cumple a cabalidad con el guion presentado por Ortega. Martínez no utiliza color en sus viñetas, y se decanta por semitonos generados por ordenador para dar volumen y profundidad a sus personajes. Esto puede que sea un pero para algunos lectores, pero es una estrategia valida en el acotado mercado de la historieta chilena. Si creo que el uso de ordenador para los fondos da una molesta inconsistencia al trazo con que Martínez da vida a los protagonistas de la historia. Ver ambas técnicas en una solo viñeta termina por coartar cualquier inmersión que puedan generar esos fondos tan detallados, pero artificiales a fin de cuentas.
El diseño de personajes cumple, pero tampoco destaca mucho. Álex se perfila como un muchacho normal, al igual que su abuelo y su madre, algo que tiene sentido por como está concebida la historia. Pero creo que debería haberle sacado mucho más provecho a los personajes ficticios, tratando de extrapolar la fantasía de Verne con uniformes y ropas retro futuristas o derechamente algo diferente y radical. Donde parece que el dibujante disfrutó bastante es en el diseño mecánico de varios medios de transportes que usan los personajes para moverse por el globo. Estos diseños están abordados de forma uniforme y si parecen sacados de la imaginación del referenciado autor francés, siendo lo más atractivo visualmente, a pesar del ocasional uso de ordenador para reproducirlos.
Álex Nemo y la hermandad del Nautilus es una aventura inofensiva que pretende dar un poco de abstracción al lector durante su lectura. El exceso de referencias termina por hacer que la historia se coma su propia cola y ese inicio tan prolongado puede suponer un obstáculo para las nuevas generaciones, que deberían ser el principal objetivo de los autores. Ya veremos que depara el futuro para el joven Álex y su familia. Por ahora solo tenemos este inicio accidentado.