"Iron Man: The Iron Age" (2011): volver al futuro
Iron Man, el vengador de la armadura, es el protagonista de The Iron Age, miniserie con esquema de evento, que llevará a Tony Stark a visitar diversos momentos de la historia marveliana, mientras intenta desesperadamente regresar a su tiempo para salvar el mundo de una destrucción que ya se ha producido. Ajusta tu Delorean y acompañemos al genio multimillonario de regreso al futuro.
Apenas unos meses después de la creación del Universo Marvel en Fantastic Four #001 (1962), Stan Lee y Jack Kirby introdujeron una sugestiva posibilidad que enriquecería su recién estrenado cosmos conectado, y que también produciría muchos problemas: el viaje en el tiempo. El Dr. Doom, el peor enemigo de los Richards, había concebido una máquina que permitía a su usuario desplazarse entre diversas épocas, con consecuencias imprevisibles.
A partir de ese detalle, decenas de escritores han pasado todas estas décadas construyendo historias que nos han permitido descubrir a los superhéroes aventurándose en pasados lejanos o futuros apocalípticos. Asimismo, con el viaje en el tiempo, llegaron también las tierras alternativas, aquellas en los que los acontecimientos se desarrollaron de una manera distinta a las que conocemos. En Marvel hemos conocido muchas de ellas, siendo una de las más populares la Tierra-295, también conocida como Age of Apocalypse.
The Iron Age parte desde esa tradición para ofrecernos, a su vez, una trama que hunde sus raíces en el legado de la Casa de las Ideas. El título constituye un pequeño y peculiar evento, en el que asistiremos a una aventura de Iron Man que le llevará a visitar varias épocas clave de la historia de Marvel —como a la segunda época de alcoholismo de Tony, por ejemplo, o el Reino Unido de la etapa de Alan Moore y Alan Davis en Captain Britain—, con el objetivo de salvar el mundo de la amenaza inminente de su destrucción por la entidad cósmica Dark Phoenix, de la mano de un buen puñado de autores que han pasado por el bullpen en el último tiempo.
La obra, publicada en 2011, recurre a la formulación de algunos de los grandes crossovers de los años '90, con un especial de apertura subtitulado Alpha, y otro de cierre, un Omega. Entre medio se desarrolla la historia propiamente dicha, a través de apenas tres entregas, que tienen la particularidad de ser dobles, y por lo tanto, contener dos historias separadas, cada una de ellas ambientadas en épocas distintas, y con equipos creativos diferentes. Y es que, inicialmente, en Marvel anunciaron el proyecto con seis números entre el ambos especiales, pero por algún motivo, finalmente se optó por fusionarlos en solo tres.
El argumento gira en torno a las acciones del Dr. Donald Birch, un científico loco conocido como The Panthom, que tiempo atrás fue un villano del vengador dorado. Una enfermedad está a punto de acabar con él, y como último acto ha reconstruido la máquina del tiempo del Dr. Doom y la ha utilizado para atraer a Dark Phoenix y destruir el planeta. Birch secuestró a Stark, para que fuese testigo impotente de su victoria, pero este se vería arrastrado hacia el flujo del tiempo, donde su única posibilidad de supervivencia es reunir a los mayores héroes de todas las épocas y cambiar el curso de los acontecimientos. Los Vengadores, los Cuatro Fantásticos, los X-Men y otros bienhechores se unirán a Iron Man en este viaje a través de todas las edades de Marvel.
Como decíamos, en las labores creativas encontraremos a un buen número de autores relacionados con Marvel en su época. En guiones, por ejemplo, tendremos a Christos N. Gage y Louise Simonson, y algunos ilustres desconocidos como Jen Van Meter y Elliott Kalan. Sin embargo, quien más comprometido estuvo con el proyecto, al punto de poder definir a la serie como su proyecto personal, fue Rob Williams (Ghost Rider, Dark Wolverine), quien escribió los especiales de apertura y cierre, y dos de las seis historias intermedias. Así mismo, por el tablero de dibujo también tendremos un desfile de ilustradores, entre los que encontramos a Rebekah Isaacs, Lee Weeks, Ben Oliver, Nick Dragotta, Ron Frenz, Todd Nauck y Roberto de la Torre.
Más arriba clasifiqué a The Iron Age como un evento, pero realmente no lo es. Para todos los efectos esta es una miniserie accesoria, con una trama fuera de continuidad en la que Williams juega con algunos juguetes que le gustan. Es una buena manera de salirse con la suya, al escribir una historia con un inicio tan literalmente explosivo, que no se puede tomar demasiado en serio. Per sé eso no quiere decir nada malo, aunque conocer esta condición la hace perder algo de peso dramático. Y sin embargo, está escrito de una manera lo suficientemente cautivante como para atrapar al lector y hacerlo pasar un rato agradable.
Williams tiene un tono muy claro en su escritura, siendo rápido, inteligente, y entrañable, con un aliciente suficiente como hacer que nos importe una premisa que de otro modo sería fácil de pasar por alto, pues en realidad, traer de regreso al Fénix Oscuro solo para estallar el planeta y provocar el viaje del temporal no tiene demasiado sustento. Sin embargo, hay que rescatar el notable manejo de los personajes por parte del escritor, con un Iron Man protagonista que está en sintonía con el que por entonces que encontrábamos en Invincible Iron Man de Matt Fraction, de una manera que lo respeta, pero al mismo tiempo funciona como una entidad propia.
De igual manera, la plantilla de secundarios es una sorpresa agradable, pues aunque no nos podemos salvar de la presencia de los Avengers o los 4F, acá también nos encontraremos con los X-Men —en una época en que Marvel los tenía relegados de la plana mayor marveliana y era difícil ver mutantes en series que no fueran de su franquicia—, Dazzler, el Captain Britain e incluso Misty Knight y Colleen Wing, en su era pre-Netflix. Esto contribuye generar una variopinta gama de situaciones que redondean mejor el conjunto.
Según declaraciones del mismo Williams al medio Comic Book Resources, el argumento se le vino a la mente mientras leía un articulo acerca de una tradición en el Fútbol Americano, según la cual los equipos visten uniformes de sus décadas doradas en ciertas ocasiones especiales. "Estaba pensando en cuantos fans disfrutan viendo a sus equipos vestir esos equipamientos de hace años, y se me ocurrió que es lo mismo que ocurre con los personajes Marvel. A la gente le encanta verlos con sus uniformes de eras pasadas. Entonces pensé, ¿por qué no hacemos una aventura en que alguien retrocede en el tiempo hasta ese momento y épocas específicas para poder ver a estos personajes y reunirlos en un superequipo que abarque toda una era? Así, en algún punto de nuestra historia, verás a todos estos personajes juntos en un solo equipo".
Y si bien en los guiones no se aprecia una gran diferencia entre los nombres involucrados, no ocurre así en el dibujo, en que los estilos artísticos dan como resultado una mezcolanza que podría distraer al lector. Afortunadamente, la mayoría muestra un nivel más que correcto, con estilos de regusto superheroico clásico, a excepción de la impronta más moderna del trabajo de Roberto De La Torre, y una vocación más pictórica en el caso de Ben Oliver. Quien obtiene más baja calificación, aunque sin reprobar ni desmerecer el conjunto, es Rebekah Isaacs, cuyos rostros adolecen, a veces, de una dolorosa falta de expresión. Eso sí, sus secuencias de acción son efectivas, y la representación final de la destrucción del planeta es bastante hermosa en general.
En conclusion, The Iron Age es una historia sencilla y sin grandes pretensiones. Consciente de ello, es que Marvel no la promocionó con bombos y platillos, y es probable que el grueso del público ni siquiera haya oído de ella. Eso sí, sin duda hará las delicias de aquellos fans que aman la continuidad y revisitar el pasado marveliano, mientras que para el resto, ya sean seguidores del cabeza de cubo o simplemente lectores ocasionales, será una lectura divertida y que nos asegurará un rato agradable. Aunque no sé si eso sea suficiente en una época con tantos cómics que leer, y tantas otras actividades de ocio que compiten por el tiempo libre.