“Berserker: Fuego y Acero” (2019) de Claudio Muñoz: sangrando por la herida
Ya comienza el mes de septiembre, y con él llega el principal evento de historietas del país. Como cada año, el Festival Internacional del Cómic de Santiago trae consigo un puñado de novedades de parte de autores nacionales, quienes aprovechan la gran fiesta de la historieta chilena para acercarse al público congregado en torno a las viñetas para ofrecerles lo más reciente del imaginario nacional.
Dentro de esta oleada de primicias se encuentra "Berserker", de Claudio Muñoz, la segunda entrega de su serie antológica Fuego y Acero. Al igual que con su primer fascículo, "Samurai", el autor busca indagar en breves 26 páginas la esencia del muchas veces mítico guerrero, creando una ficción que le permite explorar la vida de un soldado nórdico en el siglo XI.
En esta oportunidad seguimos a Sigurd Jorgenson, un vikingo parte del ejército del rey Harald Hardrada durante sus combates sobre territorio inglés. Junto a él conocemos a Astrid, quien se perfila como un amor prohibido y quien será el motor principal durante toda la historia. El cuento de Muñoz se apoya en un evento histórico particular que prefiero no mencionar para no arruinarles las sorpresas de una historia tan breve, pero que ayuda a darle un peso dramático verosímil al destino final de nuestro protagonista.
Algo que se vuelve aparente en su lectura es que los dos componentes de Fuego y Acero comparten elementos en su estructura narrativa. Mientras que el anterior reflexionaba sobre el relato romántico del clásico militar nipón, el presente nos sumerge en la mente del vikingo con un apego a la rigurosidad histórica que, lejos de quitarle su encanto mítico, vuelve aún más impresionante la fortaleza que los volvió infames y temidos. Por qué luchamos, cuánto estamos dispuestos a sacrificar y hasta qué punto somos fieles a nuestro código de vida, son algunas de las preguntas que se plantea Muñoz en esta saga; así, ambos relatos se presentan como un díptico que busca estudiar la mente del guerrero hasta sus últimas consecuencias.
En el apartado artístico, Claudio Muñoz se luce con un dominio de la mancha que utiliza para transportarnos a las frías tierras del norte europeo. La imponente figura del campeador nórdico contrasta con la suave silueta de su doncella, y es en la interacción de ambos personajes que se revela a la vez la potencia y límites de su entintado, pues donde los rostros de Astrid sufren de cierta tosquedad en unos rasgos de otra manera finos, en la contienda de cierre nos regala su trazo totalmente desatado, lleno de energía y crudeza que calzan perfectos con el tono que el momento requiere. Solo esperemos que esta vez la imprenta no oscurezca demasiado las páginas finales.
Pero no todo pueden ser elogios. Si en "Samurai" recibimos una historia perfectamente encapsulada en sí misma, en "Berserker" somos testigos de lo que a ratos se sienten como pinceladas de una épica mayor que nos deja con unas cuantas dudas y con ganas de saber más, pero no siempre en el mejor sentido. La decisión final del protagonista no termina de entenderse, pues nunca se transparenta del todo qué es lo que finalmente lo hace elegir entre la batalla y el amor, y si bien el lector puede sacar sus propias conclusiones, la tesis del autor se ve mermada por un mensaje un tanto ambiguo.
Asimismo, y volviendo a su estructura, el cierre es enaltecido al enlazarse con un hecho histórico de gran interés, pero al verse contrastado con la entrega anterior cabe preguntarse si futuras entregas también se presentarán como una tragedia de un desenlace similar, y abre la interrogante de qué propuesta planteará Muñoz para la próxima entrega que permita desligarse de una posible fórmula repetitiva, pero que siga sintiéndose parte de la colección Fuego y Acero.
Para finalizar, debo enfatizar que los peros que pueda tener no son suficientes para estropear una fascinante historieta. Si planea pasearse por la FIC Santiago 2019, considere a "Berserker" entre sus compras programadas para la ocasión.