"Je suis légion (Yo soy Legión)" (2004): lazos de sangre
El mito de Drácula parece ser fuente inagotable de inspiración para obras de ficción. Nuestro vampiro favorito es protagonista de incontables relatos plagados de sangre y oscuridad, mientras una pléyade de artistas se han dejado morder por la fascinación que provoca. Je suis légion, o Yo soy Legión en nuestro idioma, es una de aquellas, presentándonos un intrincado relato de poder y corrupción, tomando como escenario la Europa ocupada por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial.
Je suis légion es un cómic francés, escrito por Fabien Nury (West, Érase una vez en Francia) y dibujado por John Cassaday (Astonishing X-Men, Planetary), con coloreado de Laura Martin. En su tierra natal, la serie fue lanzada originalmente por Les Humanoïdes Associés en tres álbums, El Fauno Danzante (2004), Vlad (2006) y Los Tres Monos (2007). Luego fue publicado en Estados Unidos a través de la rama americana de Humanoïdes, Humanoids, en colaboración con DC Comics, aunque lamentablemente sólo vió la luz uno de los libros en formato prestige. Posteriormente, la obra fue dividida en 6 comic books como parte de una nueva colaboración, esta vez entre Humanoids y Devil's Due Productions, que terminó su serialización en 2009. En español, en tanto, su edición corrió a cargo de Editorial Norma, que la publicó en su formato original de tres tomos.
La obra que hoy nos convoca es una intrincada madeja que mezcla horror sobrenatural con ficción histórica, aderezado con espionaje y conspiraciones. Y decir intrincado es quedarse corto, pues tenemos al menos tres tramas que confluyen en forma paralela para, como no, mezclarse en el explosivo final. Es 1942, y el Consejo de Guerra Británico, Winston Churchill incluido, ha contratado a un grupo de detectives e investigadores para averiguar el destino de un importante empresario europeo, encontrado muerto y sin una gota de sangre en el cuerpo.
Mientras tanto, los nazis están trabajando en un arma secreta, una niña con terroríficas habilidades sobrenaturales que esperan les dé el poder necesario para cambiar el curso de la guerra. Y además, la resistencia rumana no deja de oponerse a las tropas alemanas invasoras, trazando escaramuzas que tienen mayor o menor éxito. En un momento de espionaje e intriga, los Aliados están trabajando diligentemente para contrarrestar los planes nazis, pero en esa lucha de poder, ninguno sabe que quedarán atrapados en una letal disputa familiar más antigua que el mismo tiempo.
Sin embargo, el verdadero motor de la historia es Vlad Tepes, personaje histórico que inspiraría a Bram Stoker para su famoso Drácula. Hábilmente, Fabien Nury construye un relato en torno a él sin volverlo el protagonista. El escritor hace un magistral desarrollo de personajes, con una gran cantidad de subtramas que logra encadenar, siempre manteniendo a Vlad oculto en las sombras, como una fuerza de la naturaleza que subyace paciente, pero que en cualquier momento arrasará todo.
En cambio, el argumento se centra en diferentes hombres y mujeres que desempeñan un papel crucial en la historia. Primero conocemos a Karel, un rumano parte de los rebeldes que luchan contra los nazis. Parece insignificante para la historia y, sin embargo, termina jugando uno de los papeles más importantes. El siguiente es Stanley, un detective que descifra el horripilante caso que es el hilo conductor del relato. También está Trinity, un oficial alemán de alto rango y doble agente. Y por último, tenemos a Ana, una misteriosa niña cuya sangre parece ser la clave de todo. Estos personajes, y varios otros, juegan roles clave en el engranaje narrativo y sus destinos están entrelazados, lo sepan o no.
Como decíamos, en estas páginas encontramos una gran cantidad de personajes históricos reales, que contribuyen a enriquecer el escenario de la acción. Por ejemplo, a los ya nombrados Tepes y Churchill podemos agregar al jefe de la inteligencia alemana Wilhelm Canaris, al comandante de campo Günther von Kluge, y Radu Cel Frumos. También hay referencias a sucesos documentados durante la guerra, como las Conferencias de Casablanca y Wansee, y a la Operación Valquiria. Así mismo, tenemos la presencia de organizaciones reales, como la London Controlling Section, el Abwehr y la Special Operations Executive.
Con todo, esta no es una lectura fácil. Hay una increíble cantidad de detalles revelados en los diálogos y es necesario poner atención para mantener todo claro. En general Fabien Nury capturó bien el período de tiempo y las complejidades de su formato de narración, no obstante se siente que sólo rozó la superficie de muchos de los personajes. Hay tantos jugadores en la obra, que saber más acerca de su historia les habría ayudado a contextualizarlos mejor en nuestra mente y profundizar en la trama.
A pesar de las virtudes innegables de Nury, la estrella de la obra es el arte de John Cassaday. El ilustrador inglés está aquí en su mejor momento, y nos entrega un trabajo fantástico, con una narración visual que es igual o más importante que los textos. Su estilo característico hace que Yo Soy Legión tenga una impronta fuertemente cinematográfica, dando la sensación de que los enfoques son los de una cámara que se mueve en los mejores ángulos posibles. Cassaday hace una labor exquisita al capturar una amplia gama de emociones en todas las caras de los personajes. En cada momento sientes su dolor, percibes su miedo y experimentas su horror. Eso sí, por momentos los personajes se vuelven difíciles de reconocer entre sí, debido al realismo utilizado por el inglés.
Sin duda, estamos frente a un buen exponente de la Bande Desineé, amplio término con el que se ha denominado a la historieta franco-belga. Si eres aficionado a la historia y conceptos tras Drácula, vale la pena leer esta obra, que ya sólo por darle un vistazo al arte merece el dinero invertido. Esta es una de esas historias que resuenan en la mente hasta mucho después de terminar la lectura, si bien algunos podrían verse espantados por la estructura a veces confusa, y por momentos cargada con demasiado diálogo que enlentecen la acción. Te recomiendo que te armes de paciencia, y no te darás cuenta cómo estarás atrapado por el intrigante argumento, y serás uno más de los que fuimos poseídos por Vlad. Porque tal como dice el Testamento según San Marcos: "nuestro nombre es Legión, porque somos muchos".