MR - "Second Coming #001": El rostro de Jesús
Después de haber compartido la niñez con un amigo, Jesús decide darle la carpintería de su padre a Shimon, quien al no tener familia se volvió para Jesús un hermano no de sangre, sino de esos que se eligen. Shimon por supuesto le comenta que es el mayor regalo que le han dado en la vida, pero el hijo de Dios le responde que haber podido saber lo que se siente tener una familia, ser uno más, era el mejor regalo que le habían dado a él. En ese momento, el artista Richard Case le otorga una claridad y alegría inspiradora al rostro más famoso del occidente, rostro que por cierto desconocemos y solo podemos intuir. Hasta ese punto, la comedia inteligente reinaba en este Second Coming, pero aquí es donde la inclinación detrás de todo chiste confluye: ¿Cuál es la misión de Jesús en la Tierra? Eso es lo que pretende acercarse a responder Mark Russell en su nuevo cómic.
Second Coming debió haber salido en Vertigo, el casi defunto sello de DC, pero las protestas de grupos evangélicos que al igual que todos, no habían leído el cómic, no soportaron la idea de ver a Jesús en las mismas páginas que un superheroe arquetípico, un Superman clásico. DC no se quiso arriesgar, y dejó en libertad a Russell y Case con el cómic, llegando a Ahoy con una inesperada, pero valiosa publicidad. Esa publicidad ha levantado la expectativa de una nueva sátira con corazón como las que Russell nos tiene ya acostumbrados, así como un repaso a uno de sus temas favoritos precisamente, el relato bíblico. A saber, Mark Russell escribió un libro de ilustraciones con Shannon Wheeler ("God is Dissapointed at You") que es un resumen completo de la Biblia en tono humorístico, pero a la vez coherente y respetuoso, pero que además demuestra el claro manejo del autor con el material de la fuente, tanto en sus detalles más profundos como complicados.
Esto lo podemos ver en prácticamente todas las páginas de este primer número. En primera instancia nos presenta un relato que parte del Génesis, con la creación de Adán y Eva, hasta el surgimiento de los grandes imperios de la antiguedad, narrados por Jesús mismo. En manos menos hábiles, podría ser otro simple relato de la creación, una enumeración de hechos, o simplemente, siguiendo el perfilamiento satírico, una sucesión de chistes tras otro. Aquí hay risas, así como sucesos. Pero están contados con la idea de caracterizar a los personajes. Dios Padre muestra las dificultades con las expectativas que tenemos respecto a otras personas, de cuando queremos ser amigos pero también queremos gobernar sus actos y decisiones. De a poco se va perfilando como si fuera el padre perteneciente a una generación previa, que no espera ni conecta mucho con sus jóvenes creaciones, luego de varios intentos. Esto ofrece una divertida lectura para el personaje de Jesús, que dado que su Padre trabajaba tanto en la humanidad, lo deja un poco de lado y también comparten una distancia en formas y pensamiento respecto a cómo lidiar mejor con la especie humana.
Jesús como narrador inicial entrega también críticas a la gestión de su padre, a la vez que otorgar una posible explicación de por qué los humanos somos como somos, destructivos, asesinos, indolentes, egoístas. ¿Es acaso por el error en el Jardín del Edén y de intentar recuperar lo irrecuperable? ¿Es por qué somos muy hechos a imagen y semejanza de Dios Padre? Nuevamente Russell es listo, ya que unifica la narrativa clásica del Antiguo Testamento con la del Nuevo usando la misma lógica que historiográficamente hace sentido al momento de hablar de Dios. El Dios del Antiguo Testamento va gradualmente cambiando su forma y definición a través de los lentes humanos que lo vislumbran primero como el Dios de todos los dioses, a el único Dios, así como uno que tiene un carácter complicado, que puede inundar al planeta entero y que intenta mantener una relación con la humanidad con mutuos fracasos aplicando castigos a la desobediencia. Un Dios que se parece de hecho a sus pares contemporáneos en sus vicios, pero que goza de una durabilidad tal precisamente en el aspecto relacional que pareciera buscar fundamentar sus actos. Sí, es un Dios que destruye, pero parece que quisiera tener una relación con su creación de una manera que no es habitual en su rubro. Y en eso, Jesús se parece a su padre en esta historia. Decide ingresar a la historia e intentarlo a su modo, aprendiendo de los errores de su Padre y ver si puede lograrlo de una manera distinta. A pesar de ser crucificado y asesinado, queda claro que Jesús no ha sentido su intento un fracaso, sino un trabajo en progreso, donde todavía es necesario. Es allí donde vemos que su método ofrece algo que no solo no era común hace 2000 años atrás sino que tampoco lo es hoy en día.
Y un salto al presente, con tal cambio de estilo de Pace que llegué a pensar que habían dos dibujantes (pero la explicación la daban el apoyo de Leonard Kirk en los remates y Andy Troy en los colores, ambos específicamente trabajando en las páginas en la tierra), y vemos a Sunstar, el superhéroe que naturalmente toma sus poderes del sol (como nuestro clásico Superman, que también nos remite a antiguos dioses centrados en el poder del sol como fuente de vida y poder), venciendo a robots genéricos sin esfuerzo y con poca humildad. En manos menos hábiles, Sunstar sería solo lo que vemos en las primeras páginas, y nada más, un remate humorístico que contrasta con la figura de Jesús. Pero lejos de eso, en las páginas siguientes descubrimos que además de tener una relación amorosa con la reportera Sheila Sharp, ambos están en búsqueda de formar una familia, intentando adoptar. Además Sunstar sufre precisamente por todas las personas que no es capaz de salvar, así como todo lo que no puede hacer con sus poderes, principalmente no poder tener un hijo con la mujer que ama. Sheila es un personaje interesante, consciente de sus emociones y contradicciones, y tiernamente se roba las escenas que la tienen presente.
Siguiendo con la excelente e hilarante forma de contrastar dos formas de hacer "divinidad" que emplea narrativamente el autor, Dios Padre no había dejado que Jesús volviera a la Tierra luego de las rabia que le provocó ver a su Hijo crucificado, y por supuesto, la mala imagen que deja de su gestión. Pero también goza de recibir gente en el Cielo, así como ver la posibilidad de que su único Hijo tome, según él, más carácter. Viendo específicamente los momentos más confiados y violentos de Sunstar, decide que Jesús comparta con este, dejándolo a cargo de esta pareja en medio de su búsqueda de empezar una familia. El número nos ofrece un vistazo de la primera aventura en conjunto entre Sunstar y Jesús, y por supuesto las risas abundan en torno a las diferencias entre ambos. "Las cosas han cambiado mucho en los últimos dos mil años..." le dice Sunstar a Jesús, pero este igual sana a todos los maleantes (ladrones de propiedad intelectual privada) que luego huyen porque lo necesitaban y porque estaban en dolor. ¿Pero acaso no son malos? ¿Y por qué son malos? Bueno, porque de hecho están en dolor.
El dolor es parte de las últimas páginas y reflexiones, en donde Jesús se da cuenta que la fe que dejó empezó a centrarse exclusivamente en su violenta muerte, como si no hubiera más que en el sacrificio violento la salvación. La ley fracasó en ese mismo objetivo, no salvó a nadie, sino que "solo hizo que los humanos se sintieran menos mal con su falta de misericordia". Y los golpes, las demostraciones de poder no tienen efecto ante la compasión y la empatía. Luego de un doloroso recuerdo junto al carpintero y amigo-hermano Shimon, la postura de Jesús toma fuerza, en una maravillosa última viñeta donde vemos a un judío del primer siglo, bajo y barbón, ante un estilizado, de mayor porte y musculoso superhéroe, quien lo mira para abajo pero pareciera que mirara hacia arriba.
La definición de familia, el cómo querer al que se equivoca, y la misericordia como un súper poder parecen ser ideas radicales aún hoy, quizás porque efectivamente la narrativa de Jesús que se promueve, la misma que buscó cancelar la publicación de este cómic, se parece demasiado al mundo violento y vengativo en el que vivimos. En buena hora llega esta propuesta, que no es novedosa en sí misma, tiene 2000 años por lo menos, pero que sí se siente fresca porque se nos ha prohibido ver a Jesús de esta forma.